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las cruces y andas, que en los pueblos grandes son muchas, porque demas de las que tiene la cabecera, traen las de las aldeas ó pueblos subjetos, á lo menos para las procesiones de Corpus Christi y de la fiesta del santo cuya vocacion tiene la iglesia principal. Y entonces salen tambien los oficios, cada uno con su invencion en sus carros. Y en algunas partes hay representaciones de pasos de la Escritura sagrada, que todo ayuda para edificacion del pueblo y aumento de solemnidad á la fiesta. En cuyo principio (que es á la hora de las primeras vísperas) se comienzan á levantar los espíritus con el ruido de la mucha música de trompetas y atabales, y campanas chicas y grandes y medianas, y chirimías y otros instrumentos que se tañen encima de las bóvedas ó azoteas de la iglesia, levantadas en lo alto banderas y pendones de seda, que tremolando, dan contento á la vista, cercada por el almenaje ó coronacion la iglesia con pintura de letreros á manera de romanos labrados de flores de muchas colores. Las vísperas en los tales dias siempre se cantan en canto de órgano, diferenciando los instrumentos musicales, con la solemnidad que se pueden cantar en una iglesia catedral. El sacerdote sale á comenzarlas muy acompañado de acólitos, todos indios pequeñitos, vestidos con hopas coloradas y sobrepelices, y otros con roquetes labrados á la morisca hasta en piés, y en las cabezas diademas ó coronas labradas de pluma con sus penachos de plumas ricas como las de pavones, y los seis de ellos llevan muy buenos ciriales dorados. La gente está con mucha devocion puesta de rodillas, levantándose al fin de cada salmo para inclinarse al Gloria Patri, y desde que comienza la Magnificat hasta el fin de las vísperas, con velas encendidas de cera blanca en las manos. Acabadas las vísperas vuelven á repicar y tañer en las azoteas ó terrados de la iglesia brevemente, regocijando la gente que sale de la iglesia, y lo mismo hacen mas largo á las completas y al tiempo del Ave María. Acabados los maitines á las dos ó á las tres de la mañana, ya están aparejados en el patio de la iglesia los que han de comenzar el baile á su modo antiguo, con cánticos aplicados á la misma fiesta, segun se dijo en el capítulo treinta y uno del segundo libro, porque esta era la principal ceremonia de sus festividades. En las muy solemnes comiénzanlo en la manera dicha, antes del alba, por denotar la gran solemnidad de la fiesta, y cuando tañen á prima suspenden el baile hasta que se acabe la misa mayor, y entonces es cuando comienza en las menos solemnes, y en todo el dia no cesa, hasta que ya tarde lo van á concluir en el palacio de los señores ó mas principales. La

Visperas solemnes

los indios.

muy devotas entre

Bailes en las festividades al uso an

tiguo.

fior, muy festejada de los indios.

misa se dice con el aparato posible, y acabada, se hace la procesion Natividad del se si la ha de haber. La noche de la Natividad del Señor suelen poner muchas lumbreras en los patios de las iglesias, y algunos en los terrados de sus casas, y como son muchas las casas y van en algunas partes extendidas por mas de una legua, parece como un cielo estrellado. Los maitines de aquella noche y misa del gallo, por ninguna cosa los perderán. Y si aguardan á abrir la iglesia cuando ya ha llegado el golpe de la gente, corren peligro de ahogarse algunos con el ímpetu con que entran por tomar lugar, que como no pueden caber todos dentro en la iglesia, por grande que sea, quedan muchos fuera en el patio, y allí se están de rodillas como si estuviesen dentro de la iglesia, hasta que dichos los maitines, sale un sacerdote á decirles misa en la capilla del patio. En la iglesia tienen hecho para aquella noche y los dias siguientes hasta el de los Reyes, un portal y pesebre que represente al de Bethlen, con el Niño Jesus, y su Madre, y S. José y los pastores. Y en algunas partes con tanta curiosidad, que tienen harto que ver los españoles, y á unos y á otros pone no pequeña devocion. La fiesta de los Reyes tambien la regocijan mucho, como propria suya, en que las primicias de las gentes ó gentiles salieron á buscar y adorar al Señor y Salvador del mundo, y representan el auto del ofrecimiento. Y en otros dias tales. en que se hace memoria de semejantes pasos de nuestra redencion, tambien los representan. En la fiesta de la Purificacion ó Candelaria, todos traen sus candelas á bendecir, y despues que con ellas han andado la procesion, tienen en mucho lo que les sobra, y lo guardan para sus enfermedades, y para truenos y rayos y otras necesidades, y como no les bastan, siempre entre año piden candelas benditas, en especial para el tiempo de su muerte. El Domingo de Ramos adornan con particular cuidado las capillas de fuera de la iglesia, á do se bendicen los ramos, porque goce todo el pueblo de aquel acto, y el lugar de la procesion muy aderezado. Y porque seria imposible repartir los ramos á tanta gente, cada uno trae de su casa ramos de los árboles que les parece ó pueden haber; unos palmas traidas de tierras calientes; otros olivas (que ya las hay en muchas partes) ó ramos de otros árboles, adornados con rosas, y de ellas hacen tambien cruces asentadas en los ramos, blancas y coloradas y de otras colores. Y como están todos en pié y apeñuscaBendicion de ra dos al tiempo de la bendicion, y todos con ramos levantados en las los pueblos grandes. manos y enrosados, parece un gracioso jardin ó floresta deleitosa el patio donde están. Yo puedo decir con verdad que la cosa mas

mos, cosa de ver en

Procesion del Domingo de Ramos,

agradable á la vista que en mi vida he visto, fué ver en Tlascala en tiempos pasados dos patios que tiene la iglesia, uno alto y otro bajo, á do bajan por una real escalera de dos andenes, como la de Aracœli de Roma, patios y escalera llenos de gente apeñuscada con sus ramos en las manos, en tal dia como el Domingo de Ramos, que parecia al valle de Josafat acabado el juicio y echados al infierno los dañados, y que los justos con victoria y triunfo estaban á punto para entrar en la gloria con el Juez Soberano. Pues ver cuando anda la procesion la priesa con que algunos indios principales van tendiendo por el suelo sus ricas mantas, que les sirven de capas, y muy devota. mucho mas las indias tienden sus cobijas blancas de lienzo, que les sirven de mantos, para que el sacerdote y sus ministros, que representan á Cristo y sus apóstoles, pasen por encima, y son tantas, que toda la procesion van sobre ellas. Y por otra parte ver encima de los árboles que están de trecho en trecho en la procesion, los niños cantando Benedictus qui venit in nomine Domini: hosanna in excelsis, ¿qué pecho cristiano habrá que deje de derretirse en lágrimas de devocion? Y como tras esto se sigue el cantar la pasion, represéntase bien al natural la diferencia tan grande que hubo del recibimiento que los judíos hicieron á Cristo nuestro Señor cuando entró tal dia á la ciudad de Jerusalem, á la procesion con que el viérnes siguiente lo llevaron á crucificar al monte Calvario. Los ramos de este dia guárdanlos cada uno en su casa como cosa bendita, y dos ó tres dias antes del miércoles de la ceniza solíanlos traer á la puerta de la iglesia. Mas como bastan algunos pocos, los sacristanes los recogen ahora y hacen de ellos la ceniza, y el que no la recibe aquel dia, le parece que no es del número de los hijos de la Iglesia. Y aun en algunas partes se vestian los hombres y mujeres aquel dia de negro, por entrar como en vigilia de la pasion del Señor, y se abstenian de las proprias mujeres. Mas en estas costumbres buenas y santas de supererogacion y consejo que cobraron al principio de su conversion, y aun en otras de obligacion, mucho han perdido con la comunicacion y mixtura de españoles y otros linajes de gentes. El Jueves Santo con los dos dias siguientes acuden á los oficios divinos como en dias principales. Y porque las procesiones de disciplina y de la mañana de la Resurreccion que hacen los indios de México requieren particular capítulo, y de ellas se entenderá lo que usan en los demas pueblos, cada uno segun su posible, concluyo este con decir que para hacer el monumento no tienen que desvelarse los frailes, ni para qué buscar paños, ni tapi- gen el pueblo.

Monumento, es á cargo de los que ri.

ces, ni otros atavíos, porque en cada pueblo de indios, los que lo gobiernan, alcaldes, regidores y principales, por sus proprias personas con la gente que es menester, tienen este cuidado, y lo componen y aderezan, que es para alabar á Dios, en que parece claro que no son como los moriscos de Granada, sino verdaderos cristianos.

S. José en S. Fran

cisco de México.

CAPÍTULO XX.

De las procesiones que salen de la capilla de S. José en México, y de la
majestad de esta capilla.

En los capítulos precedentes queda tocado (aunque de paso) cómo

el convento de S. Francisco de México tiene edificada en las espalCapilla insigne de das de la iglesia, á la parte del norte, una solemne capilla, dedicada á la vocacion del glorioso S. José, esposo de la sagrada Vírgen María, Madre de Dios y Señora nuestra, que tomándolo aquellos doce apostólicos varones, primeros predicadores del Evangelio en estas partes, por su especial patron para la conversion de los indios, fué ocasion para que despues de algunos años, por medio de los religiosos de la misma órden que lo procuraron, fué elegido el mismo santo por general patron (como lo es) de toda esta Nueva España. Y por ser esta capilla la primera, y como seminario de la doctrina de los indios para toda la tierra, y situada en la cabeza del reino, todas las capillas que despues se iban edificando en los otros pueblos, las intitulaban los indios al mismo santo. Y puesto que algunas hayan intitulado los religiosos á otros misterios y santos, no saben los indios llamar las capillas que tenemos en los patios, sino S. José, y así para decir allá en la capilla, dicen allá en S. José, aunque sea dedicada á otro santo ó á otro misterio (que de santo por maravilla la hay, si no es de la bienaventurada Santa Ana, despues que el Papa Gregorio XIII, de felice memoria, concedió que se rezase de ella á do oviese iglesia ó capilla suya). Esta de que al presente tratamos, de S. José de México, es insigne por su capacidad y grandeza y curioso edificio; tanto, que por no haber en México otra iglesia ni pieza tan capaz para caber mucha gente, se celebraron en ella con muy notable suntuosidad las obsequias del invictísimo Emperador Carlos V y de otros príncipes, y se han tenido autos de fe por la santa inquisicion. Y por la misma razon, demas de haber habido siempre en aquel convento de S. Francisco famosísimos predi

cadores, es el púlpito mas cursado de México. Á esta capilla fueron siempre subjetos en lo espiritual de doctrina, predicacion y administracion de sacramentos, todos los barrios de los indios de la ciudad de México, con sus subjetos, hasta que de algunos años á esta parte se adjudicó un barrio llamado S. Pablo á los padres de la órden de S. Augustin, á título de hacer un colegio en que

tienen es

S. Diego bienaventurado, ha he

su altar de México.

tudio, y á su cargo los indios de aquel barrio. Y poco há el virey, marques de Villamanrique, dió otro barrio de S. Sebastian á los padres del Cármen, á contemplacion de un su confesor que era comisario de ellos. Otros han pretendido, y por ventura todavía pretenden desmembrar más este cuerpo, y todo es mal para el cántaro, como la experiencia lo ha enseñado, desde que comenzaron á dividirse. Hay en esta capilla un vicario, que aunque es súbdito del guardian del convento, él es el cura de los indios con otros sacerdotes compañeros que le ayudan. Es la capilla de siete naves, y conforme á ellas tiene siete altares, todos al oriente; el mayor, á do suben por escalera en medio, y tres á cada lado. El uno de estos altares es del bienaventurado S. Diego, tan frecuentado (á lo que creo) de gente, como su santo cuerpo en Alcalá, porque ha obrado allí Dios por él algunos milagros, y entre ellos ha resucitado un muerto. Tiene muchos y muy ricos ornamentos de bro- cho milagros en un cado y otras telas, cálices y otros vasos, y cruz riquísima de plata. Tiene muy buenas capillas de cantores y ministriles muy expertos, y campanas grandes y de repique, como en la iglesia mayor; esto por particular privilegio habido del Emperador y rey D. Felipe, nuestros señores, por haber sido México cabeza de imperio y tener los indios mexicanos aquella capilla por su iglesia parroquial, adonde acuden en todas las necesidades de sus ánimas. Y así se celebran en ella los oficios divinos y las festividades como en una iglesia catedral. En el capítulo pasado quedó por decir el modo que se tiene en la ceremonia del mandato, y lo demas que se hace el Juéves Cerimonia del Santo, antes de la procesion de los disciplinantes, que es de mucha ta entre indios. devocion entre los indios. Y es en esta forma, que juntado el pueblo en la iglesia, salen á ella (como es costumbre) los frailes en procesion, la cruz delante y el diácono revestido, y acabado de cantar el Evangelio, tienen á punto doce pobres escogidos, los mas lisiay necesitados que se pueden hallar, ciegos, cojos ó perláticos (porque entre los indios el sano no es tenido por pobre), y está ya allí el agua caliente, sembrada de rosas olorosas, y tres bacías puestas en el lugar á do se han de lavar, con tres toallas nuevas; y asen

dos

mandato, muy devo

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