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LOS VOLUNTARIOS DE CUBA

Y

EL OBISPO DE LA HABANA.

ό

HISTORIA DE CIERTOS SUCESOS

QUE DEBEN REFERIRSE AHORA, Y NO DESPUES,

y los refiere

EL MISMO OBISPO, SENADOR DEL REINO.

MADRID:
IMPRENTA Á cargo de d. a. perez dubrull,

Calle del Pez, 6, principal.

1871.

SA1603.59

HARVARD COLLEGE LIBRARY

MAY 3 1917

LATIN-AMERICAN
PROFESSORSHIP FUND.

EL PORQUÉ DE ESTA PUBLICACION.

Era el 12 de noviembre de 1869 cuando, despues de haber pasado en Cádiz siete dias descansando de mi viaje de la Habana á esta ciudad, saliendo en público, visitando templos, y hasta predicando en uno de ellos, sin que ninguna autoridad se metiese conmigo, me embarqué á las seis de la mañana en un vapor costero, que salia para Gibraltar, donde tenia intencion de tomar pasaje en otro vapor inglés, con el fin de ir á Civita-Vecchia, en compañía de tres Sres. Obispos, á asistir en Roma al Concilio.

Detúvose el vaporcillo dos horas mas de lo que tenia anunciado, y, llegandò la hora de la refeccion, nos sentamos á la mesa. Como tanto mi capellan como yo íbamos á una ciudad dominada por protestantes, llevábamos el traje corto, pero con todas las señales de nuestro estado, y yo las insignias de mi dignidad; es decir, cuello morado, solideo del mismo color, pectoral descubierto y anillo al dedo. Aunque no caí por enton

ces en la cuenta de lo que me rodeaba, no dejé de ad-' vertir que habia llegado á bordo cierto individuo, quien se puso á almorzar enfrente de mí, y parecia que tenia el encargo de retratarme, segun me miraba, y de saber mi vida, segun aparecia por las muchas preguntas que me hacia otro que presidia la mesa.

Concluida la refeccion, se retiró el dicho individuo, y al poco me dijo el capitan que no salia hasta el dia siguiente. Púseme entonces á rezar horas, para dar tiempo á que viniesen embarcaciones menores y volverme á la ciudad. Pero aun no habia concluido sexta, cuando entró en el salon del vapor un jefe de policía, quien me preguntó si era yo el Obispo de Cuba, á quien contesté que lo era de la Habana. «Pues siendo así, me contestó, tengo órden de que venga V. S. conmigo á casa del señor gobernador.-Puede V. retirarse, si gusta, le dije, pues estaré en su casa de aquí á poco.»— No, me respondió; es preciso que yo le acompañe á V.—Pues en ese caso, le contesté, déjeme concluir el rezo, y entonces seré con V.»

Concluí al poco, mandé que se me trajera uno de mis baules para sacar mi traje talar; se presentó el jefe, que quiso ver lo que sacaba, no queriendo separarse de mí ni aun para dejarme vestir, y al poco salí y entré en la chalupa de gobierno, mandada por un guardia marina, desde la cual me trasladé á un coche que yo mismo mandé buscar, pagándolo, pues habia trazas de tener que ir á pie por las calles escoltado por el jefe de policía.

Llegado á la presencia del gobernador, me participó

este que debia venir todo mi equipaje, así como el de mi capellan, y este en persona. Dí órden á mi capellan para que lo hiciese así; y, habiéndose verificado, se me pidieron las llaves de los baules, se registró cuanto habia en ellos, durando este negocio cosa de cinco horas, despues de las cuales se me notificó que estaba preso é incomunicado.

Así estuve hasta el 20 del mismo mes, en cuya fecha fui conducido á Madrid: llegado á esta el 21 por la mañana, fui recibido en la estacion del Sur con todo el aparato de un preso de gran importancia, acompañándome un encargado de órden público, con dos ó mas parejas de guardias municipales, hasta que se me dejó en un cuarto con rejas de hierro y dos centinelas á la puerta, en el convento de San Anton, enteramente incomunicado, dándose ademas órden á los guardias que entrasen á oir lo que yo hablaba siempre que mi capellan viniese á verme ó á comer.

El 28 vino á notificarme el mismo encargado de órden público que estaba en comunicacion; y el 4 de diciembre volvió á decirme que estaba en completa libertad, siendo este el único hombre del gobierno á quien vi, y siendo tambien esas dos proposiciones las únicas que oí de parte del gobierno, esceptuando, por tanto, una diligencia judicial practicada por un notario del Tribunal Supremo, por la cual se me hizo saber á las cinco de la tarde del mismo dia 4 que estaba en completa libertad.'

Mi prision fue por muchos dias el pábulo de todas las conversaciones, deseando cada cual saber el motivo,

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