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AURORA

ban fácilmente en la memoria de los jóvenes.
En la Europa civilizada do quiera se encuentra
la huella de los griegos, hasta en nuestras
columnas corintias, coronadas de un chapitel
de hojas de acanto, y que nos representan á
las doncellas atenienses, llevando en la cabe-

péndolas, cuya esfera y caja representan los templos y altares, siendo el movimiento invencion moderna, y el conjunto una imágen bastante exacta del espíritu positivo de nuestros tiempos, y del genio creador de la antigüedad. Los griegos con el esquisito gusto de que estaban dotados tan eminentemente, sabian

nombre de ángeles rebeldes; hicieron caer al mas grande de todos en un prado, cuyo lijero manto de verdura le encantó de tal modo, que se unió á la tierra que le producia. De este matrimonio nació una niña, empleada cuando llegó á ser grandecita en uncir los cuatro caballos del Sol. Pronto tuvo ella un car-za un canastillo de flores; hasta en nuestras ro con dos caballos, cuyos nombres nos ha conservado Homero, y que caminan como batidores delante del carro del Sol. Llegada á la pubertad, y corriendo siempre, conoció á un quidam llamado Astreo, y de estas relaciones nacieron los vientos, los astros, y el planeta que llaman Lucifer, Inconstante, como una cortesana, se enamoró perdidamente del jó-embellecerlo todo, sin salir jamás de los límiven Tython, lo robó, se casó con él, y tuvo tes que, aun á la ficcion impone la verdad. Los dos hijos, el primero fué rey de Etiopia con el modernos, por el contrario, lo han echado á nombre de Memnon, y el segundo, llamado perder todo frecuentemente por la exageraHermathon, reinó en una parte del Asia. Mu- cion ó la afectacion. Sin duda bastaba ya con rieron estos dos reyes, y ella derramó abun- una diosa Aurora; pero los poetas y pintores dantes lágrimas con motivo de su pérdida; lá- modernos, habiendo apercibido un punto blangrimas que se han llamado despues el rocio; co en el horizonte, antes de la aparicion de y no obstante que Aurora ha llorado luengos aquella, han creado una segunda divinidad llasiglos, y que llora todavía, no por eso dejó de mada Alba. Hánla revestido, como era natucontraer nuevas bodas con Céfalo, á quien ar-ral, con una flotante y blanca vestidura, semrebató á Procris, su legítima esposa, y á quien brando de lirios y jazmines las puertas del dia, condujo á Siria, donde tuvo un hijo de él. Ha-y precediendo en tilburi la radiante carroza de biendo luego renunciado á todas las conside-la Aurora. Unicamente es de deplorar que haraciones que una cortesana de alta gerarquia yan dado á esta divinidad de nuevo cuño, cadebe guardar siempre, tuvo con muchos aven- bellos de hilaza, y la tez de un albino, para tureros, y particularmente con Orion, intrigas contrastar sin duda con los guantes color de tan escandalosas, que le hubieran valido si vi-rosa y el rojo vegetal con que han matizado viese en Madrid, ser alojada gratis en la gale- el semblante de la Aurora. ra. De este modo los griegos, para hacerse perdonar los vicios que nacian espontáneamente en su voluptuoso clima relegaron su ejemplo á las divinidades del Olimpo.

bateas de flores, y continua asi de cazador en cazador, siempre fácil y benévola, porque todo hombre que encuentra es para ella un Céfalo ó un Orion. Basta lo dicho para conocer que esos amores son muy vulgares, y que debia ruborizarse de ellos, si el Alba pudiese ruborizarse.

El Alba es á esta lo que una simple condesa es á una princesa; sus galanterias son mas cándidas, pero menos nobles. El mundo entero duerme aun cuando aparece, y ella no He aqui como Guido ha representado] el obra sino de paso, porque no tiene tiempo panacimiento de la Aurora. «Mientras que la no-ra urdir intrigas; apercibe en la cumbre de che envuelve aun la vasta superficie de los los montes un jóven cazador que espia á la mares, iluminada á intervalos por la espuma de gamuza, ó espera la vuelta de una liebre á su las olas, que bullen, serpean y se agitan man-cueva; baja, le dispierta; derrama sobre él samente, jóven, sencilla, encantadora, vestida con velos de todos colores, emblemas ingeniosos y brillantes de las nubes que la acompañan, y henchidas sus manos de flores, aparece la Aurora de repente en el espacio, iluminando por grados el aire que la circunda. Adelántase mirando atrás con amorosos ojos No obstante, esta definicion moderna no es al Sol que la sigue y la contempla con igual ternura. La Aurora y el Sol, en efecto, no del todo mala; denota el amor universal que pueden alcanzarse, y apenas se ven un ins- atrae á todas las partes de la materia, desde el tante en los dias hermosos. Cuatro soberbios planeta mas grande que ama y gira en torno corceles hienden caracoleando las olas azula- del sol, hasta el leve vapor que envuelve el das que se incendian, y empujan el carro de pico de una montaña. Gocemos de lo que exisgrana y oro. Las hijas mas jóvenes de la Au-te, y no nos metamos á profundizar demasiarora, las primeras Horas, tan parecidas á su do la naturaleza de las cosas que tienen una madre, y tan parecidas entre si, sonrien cogi-existencia real, ó que quizá no son mas que das de la mano alrededor del carro, mientras que el Amor revoloteando entre las diosas y los corceles, lleva la antorcha del Sol, la sacude sobre el universo, y brilla al punto el dia. » Estas graciosas fábulas, que nos enseñan en la niñez, modifican la inteligencia, y se gra.

ilusiones. Tal vez el universo entero solo es un sueño, que se desvanecerá al despertar. No nos dejemos arrebatar por el gusto del siglo, que tiene una propension invencible á proceder al exámen de todo con el frio escalpelo delanalisis,

AURORA BOREAL. (Fisica.) Meteoro mas ó menos brillante, que aparece casi siempre en Ja parte septentrional del firmamento, distinguiéndose del crepúsculo, en invierno por su posicion, y en estio por su refulgor, su blancura, su radiacion particular, y con frecuencia por el arco luminoso que le acompaña. Las auroras boreales se ven generalmente todo el año, pero mejor todavía en la época de los equinoccios, sin que se les pueda designar ni señalar una época fija de presentacion. Es lo regular que aparezcan poco tiempo despues de ponerse el sol, durante una ó muchas horas, y reapareciendo algunas veces en la misma noche ó varias noches seguidas.

Pudiera admitirse que comienzan á presentarse á los 45o de latitud sobre poco mas ó menos, y que desde este punto de partida resultan mas numerosas al paso que aumenta la altura polar.

La aurora boreal fué observada por los antiguos, para los cuales era un objeto de terror y de supersticion. Los cronistas de la edad media nos hablan de sangrientas armadas vistas en el cielo, como de un presagio de grandes estragos, de aflictivos acontecimientos entre los humanos. Gassendi fué el primero que observó este fenómeno como debe hacerlo un filósofo, habiendo repetido por varias veces su observacion, y con mas especialidad el 12 de setiembre de 1621, y entonces fué cuando describió el meteoro, dándole el nombre de aurora boreal.

lumuas se inclina reciprocamente, tienden la una hacia la otra, y se reunen para formar un arco, o mas bien una bóveda de fuego de una inmensa estension. Ya formado el arco se sostiene magestuosamente en la bóveda cerúlea por espacio de horas enteras: el espacio que comprende es en general bastante sombrio, pero en cortos intervalos se ve atravesado por luces difusas y diversamente coloradas. Por el contrario, en el arco mismo, se ven incesantemente rastros de fuego de un vivo resplandor que se lanzan hácia fuera, surcan el cielo verticalmente á modo de centellas fusiformes, pasan mas alla del zenit y van á concentrarse en un pequeño espacio á corta diferencia circular, que se llama la corona de la aurora boreal. Ya formada esta corona, el fenómeno es completo: la aurora ha estendido en el cielo los pliegues de su igneo manto y se la puede contemplar en toda su magestad. Despues de algunas horas, y á veces apenas trascurridos algunos instantes, la luz se debilita poco á poco; sus destellos se hacen menos vivos y menos frecuentes; la corona va desapareciendo, el arco resulta apenas perceptible, y por último solo se perciben inciertos resplandores que van cediendo lentamente y antes de mucho se estinguen.»>

¿Cuál es la altura á que llegan las auroras boreales? Esta cuestion ha escitado por mucho tiempo la curiosidad general, pero presenta tales dificultades que toda la molestia que hasta el dia se han tomado muchos sábios para resolverla con acierto no ha conducido á ningun buen resultado. Segun diferentes apreciaciones, resulta que las auroras boreales se estienden en altura por un espacio de 1 à 150 millas geográficas. Si se desechan las antiguas medidas como menos exactas, y se adoptan las de Potter, se tendrán los dos estremos, 1 y 50 mi

A contar desde esta época se han multiplicado las observaciones, formando tablas de las auroras boreales observadas desde los tiempos mas remotos. Frobé ha publicado una que alcanza hasta el año de 1739, en la cual se deja ver que desde el año 583 de nuestra era hasta entonces se contaban 783 auroras boreales en que se habia designado con exac-llas geográficas. titud el dia, mes y año de su aparicion.

Los testimonios que afirman la existencia de un ruido cualquiera durante las auroras boreales son tan numerosos y de tal importancia que apenas parece posible poner en duda la verdad de este hecho, y sin embargo no falta quien establezca una opinion muy contraria. Considerando la cuestion de un modo general, los que admiten un ruido cualquiera tienen á su favor una apariencia de verdad, pues pueden decir que no sostienen que toda aurora borcal deba ser acompañada del ruido que mencionan, sino que este ruido se verificó cuando los observadores lo han llegado á oir.

He aquí la descripcion que Mr. Pouillet, uno de los mas célebres fisicos de nuestros dias, hace de este fenómeno meteorológico: Si la aurora boreal debe aparecer, en cuanto comienza á ponerse el sol, distinguese una luz confusa hacia el Norte, y en breve varios destellos de luz se elevan por encima del horizonte: son anchos, difusos é irregulares, dejándose ver que en general tienden hacia el zenit. Despues de estas apariencias ya muy variadas, que son como el preludio del fenómeno, se perciben á grandes distancias dos vastas columnas de fuego, la una al Orto y la otra al La aurora boreal está en intima relacion Ocaso, que suben lentamente por encima del con el magnetismo terrestre, como lo comhorizonte. Mientras que se elevan con veloci- prueban las observaciones mas modernas. Aldades desiguales y variables, cambian sin ce- gunos físicos, en verdad, han negado que este sar de color y de aspecto: varias líneas de fenómeno ejerza su influjo sobre la aguja magfuego de mas o menos intensidad en su bri-nética; pero la mayor parte de los observadollantez recorren su longitud ó las envuelven res han demostrado esta influencia con una tortuosamente, pasando su refulgor desde el evidencia tal, que se puede considerar en el amarillo al verde oscuro ó al púrpura con des- dia como un hecho cierto. fellos. Por último, la cima de estas dos co

El 29 de marzo de 1826 Mr. Arago observó

Mairan: Tratado físico é histórico de la aurora boreal.

Tratados elementales de fisica, de Mres. Poullet, Peclet y Desprez.

en París varios movimientos anómalos en la | boreales visibles entre los lapones, los groenaguja imantada, y estos movimientos le hicie-landeses, y todos los habitantes de las regioron sospechar la presencia de una aurora bo- nes polares. real en mas altas latitudes; y su conjetura Para la ampliacion de este articulo pueden quedó plenamente justificada por la observa- consultarse con fruto las siguientes obras. cion simultánea de una aurora boreal, que Dalton hacia por aquel entonces en Manchester. Otros hechos que se han publicado acerca del particular, de tal modo merecen la mas plena confianza, que ya no es posible dudar por mas tiempo de la influencia que las auroras boreales ejercen sobre la brújula, á pesar de las notables contradicciones de Brewster. No se ha de creer que el meteoro que nos ocu-la auscultacion en los términos siguientes: pa sca estraño al polo austral, pues corresponde á los dos polos, y debiera ser mas exactamente designado con el nombre de luz polar.

Cookoc refiere algunas observaciones de auroras australes, y antes de este navegante, al doblar Frasier el cabo de Hornos en 1712, habia percibido una al través de las nieblas tan comunes bajo estas latitudes. Mas tarde este fenómeno ha sido observado por otros muchos navegantes en el mar Austral.

AUSCULTACION. (Medicina.) Del latin ausculto, yo escucho. Delaberge y Monneret, en su Compendium de médecine pratique, definen

«Es, dicen, un método de diagnóstico basado en el conocimiento de los ruidos que produce el organismo en funcion, tanto en el estado sano como en el de enfermedad. Comprende todos los ruidos que pueden percibirse á distancia, ó por la aplicacion inmediata del oido sobre la region que resuena, ó tambien por el intermedio de instrumentos destinados á conducir el sonido. Aprecia su valor tanto si son producidos natural como artificialmente. »

junto de agua y no de pus, si despues de haberle prestado la suficiente atencion por algun tiempo ois en el pecho un ruido como el del vinagre agitado en un vaso...>>

La idea de esplorar el pecho por medio del Entre las numerosas hipótesis propuestas oido, viene ya del tiempo de Hipócrates; y con para esplicar la causa de las auroras boreales, efecto, en su Tratado de las enfermedades, solo indicaremos la de Halley. Este sábio atri- libro II, 3. 60, se encuentra el siguiente pasabuia la formacion de la aurora boreal á la ma-ge: «Cuando veais que el volumen es un conteria magnética que se inflama con las limaduras de hierro. La opinion de Halley, en cuanto a la influencia del fluido magnético sobre la aurora boreal, hubiera adquirido mayor importancia, si se hubiesen conocido en su Esta indicacion, que se lee en las obras del tiempo las preciosas observaciones que han padre de la medicina, pasó desapercibida; y servido para establecer cierta analogía entre ni ann sus mismos comentadores la tomaron las auroras boreales y el magnetismo. He aqui en cuenta, cayendo en el olvido mas compleen que términos se ocupa de ellas Mr. Pouillet: to. Hácia fines del siglo pasado, Avenbrugger «La cima del arco de la aurora boreal se halla interrogó los ruidos que produce el pecho, pesiempre en el meridiano magnético del lugar ro no empleó la auscultacion, sino la percude la observacion, ó al menos no parece des- sion, la cual, introducida por Corvisart entre viarse de él de una manera sensible. La coro-los franceses, y perfeccionada en nuestros na de la aurora boreal se halla siempre en la dias, sirve al presente de complemento á la prolongacion de la aguja de inclinacion en que auscultacion. Verdad es, que Bayle, maestro se observa; asi, pues, si en París se dejase verde Laennec, aplicó el oido sobre la region del una aurora boreal completa, la corona iria á formarse hacia el Sur como á 30° mas allá del zenit, en un plano vertical inclinado como 22" con respecto al meridiano terrestre. »

corazon para apreciar sus latidos; pero ni el maestro ni sus discipulos llevaron mas allá la aplicacion del método que forma el objeto de este articulo. A este bello descubrimiento le La aurora boreal desvia de sus posiciones sucedió lo mismo que á otros muchos igualordinarias á las agujas de inclinacion y decli-mente importantes y fecundos en buenos renacion, y produce estos cambios aun en los sultados; sugièrelos la casualidad, y perfeclugares donde no puede ser vista. En general | ciónalos el genio. Dejaremos hablar al indesde la mañana del dia en que la aurora bo-ventor. real debe aparecer en algunas regiones de los polos, la aguja de declinacion de París se desvia hacia el Occidente, asi como por la tarde se inclina hacia el Oriente, cuyas desviaciones suelen elevarse á 12 ó 15'. A Mr. Arago es á quien debemos esta observacion fundamental que ya habia anunciado desde 1825. Forzoso és confesar en conclusion, que de las altera-la ciones, de la aguja en nuestros climas, pode mos sacar partido para predecir las auroras

«En 1816, dice Laënnec, fui consultado por una joven que presentaba sintomas generales de enfermedad del corazon, y en la cual la aplicacion de la mano y la percusion daban pocos resultados à causa de estar muy gorda. Como la edad y el sexo de la enferma imposibilitaban la auscultación inmediata, esto es,

aplicacion de mi oido sobre el pecho, me acorde de un fenómeno de acústica muy conocido: si se aplica el oido á la estremidad de

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AUSCULTACION

racion; sin embargo, como esta práctica ha
llegado á ser un elemento esencial del arte de
curar, creemos útil indicar aqui como se vale
el médico de la auscultacion y de la percusion
que es inseparable de la primera, para llegar
al conocimiento de una enfermedad dada, de
una pneumonia (pulmonía), por ejemplo.

En un hombre en estado de salud, el oido,
aplicado sobre las paredes del pecho, percibe
durante la espiracion y la inspiracion, un mur-
mullo ó leve ruido, pero muy distinto, que in-
dica la penetracion del aire en las aréolas del
pulmon: y eso es lo que se llama ruido de es-
pansion vesicular. En los niños, la respiracion
mas sonora es algunas veces ruidosa, y esa
respiracion se observa tambien en ciertos ca-
sos en el adulto. El eco de la voz es casi nu-

una viga, se oye muy distintamente un golpecito dado á la otra estremidad con un alfiler. Creí, pues, que en el caso en cuestion, podria sacar buen partido de esta propiedad de los cuerpos; tomé un cuadernillo de papel, le arrollé fuertemente, y apliqué una de sus estremidades sobre la region precordial; y aplicando mi oido al otro estremo, no quedé menos sorprendido que satisfecho de oir los latidos del corazon, mucho mas claros y distintos que por la aplicacion inmediata del oido.» Laennec se encontró ya desde entonces cn camino de descubrir la auscultacion mediata; | trató de perfeccionar el tosco instrumento de que en un principio se sirviera, y muy pronto sustituyó al rollo de papel un cilindro de madera sonora, de unos 3 centímetros de diámetro, 52 centimetros de largo, teniendo abier-lo, porque el tejido raro y mezclado con aire to en su interior un conducto de unos 4 milimetros de diámetro. El instrumento asi construido recibió de su autor el nombre de estetoscopo (oos, pecho; y axonsw yo exploro.) Muchas modificaciones, que poco ó nada añaden á su valor real, ha sufrido el estetoscopo, desde su primera aparicion. Pero tambien debe decirse para rendir homenage á la verdad, que Laennec se exageró indudablemente las ventajas del cilindro, y que hoy dia los médicos, en la mayor parte de los casos, aplican inmediatamente el oido sobre el pecho, y raras veces emplean el estetoscopo, ya para que sean mas evidentes algunos de los fenómenos de la auscultación, ya cuando es imposible aplicar el oido sobre la parte enferma.

Pero sea cual fuere la mayor ó menor importancia del estetoscopo, que en último analisis no es mas que un instrumento, ó un medio de esploracion, no por eso deja de ser menos completa la gloria de Laennec; porque fué el primero que descubrió y describió con especial fidelidad, los fenómenos percibidos por la auscultacion, y el que llegó á descubrir la relacion de tal ó cual de estos fenómenos con tal ó cual disposicion normal ó morbosa de los órganos de la respiracion y de la circulacion. Despues de los trabajos de Laennec se ha ensanchado el círculo de las aplicaciones de la auscultacion: limitada antes al pecho, es decir, á los pulmones y al corazon; se aplica hoy dia, con mayor ó menor felicidad, á los fenómenos de la circulacion arterial, á los de la gestacion, al diagnóstico de la peritonitis, al estudio de las enfermedades del higado, al conocimiento de las enfermedades de la caja del tímpano, de la trompa de Eustaquio, de los senos frontales y de las fosas nasales, al de las enfermedades de la laringe, y al diagnóstico de las fracturas. Con todo, en las enfermedades de los órganos contenidos en el pecho, es todavía donde con mas buenos resultados se emplea

No es nuestro intento ofrecer al lector un tratado de auscultacion, ni tampoco enumerar todos los signos debidos á este medio de esplo

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de los pulmones, es mal conductor del sonido.
La percusion da el grado de sonoridad conve-
niente; pero tomando en cuenta, como se su-
pone, ciertas diferencias que la region esplo-
rada, y el estado de gordura ó de delgadez del
individuo inducen en esta propiedad que no
puede ser absoluta.

En el individuo atacado de pneumonia en el primer grado, desaparece la sonoridad, y la percusion indica un sonido mate, pero sin ninguna resistencia; y á medida que la enfermedad progresa, y que el pulmon se hepatiza, (toma la consistencia del hígado), aumenta el sonido mate, y la resistencia se hace manifiesta.

Al principio de la enfermedad la respiracion es exagerada y pueril, como si la parte sana del pulmon supliese, con la intensidad de la respiracion, la disminucion de la estension que requiere dicha funcion. El murmullo respiratorio se debilita y le reemplaza el estertor crepitante (rále crepitant, sarrillo ó ronquera crepitante), asi llamado, porque si se aplica el oido sobre la parte enferma, se percibe un ruido análogo al de la sal que chisporrotea sobre las ascuas, al del pergamino ó al del tafetan cuando se restregan. El estertor crepitante, que al parecer tiene su asiento en las vesículas pulmonares, es el signo patognomónico de la ingurgitacion inflamatoria del pulmon; presentándose bajo la apariencia de burbujas muy pequeñas, muy iguales entre sí, y parece muy poco húmedo. Pero à medida que la ingurgitacion aumenta y se acerca á la hepatizacion, se vuelve mas húmedo, las burbujas son menos iguales y mas raras, el ruido respiratorio á que le acompañaba primitivamente desaparece poco a poco, tambien deja de percibirse la ronquera crepitante, y principia la hepatizacion.

A ese grado de la enfermedad, la respiracion se vuelve brónquica, es decir, que no se verifica mas que en los bronquios, y entonces la caracteriza un ruido particular, parecido al que produciria una fuerte espiracion en un tubo de madera ó de metal, cerrado por la estremidad opuesta. La voz ofrece tambien una

notable modificacion, designada con el nombre de broncofonia, y dependiente de la misma causa que la respiracion brónquica. A veces llega tambien completa al oido, como si este órgano se hallase aplicado á la pared lateral de la laringe de una persona que habla; en cuyo caso el pulmon indurado se ha hecho buen conductor del sonido. Este fenómeno, que raras veces se presenta en la pneumonia, ha recibido el nombre de pectoriloquia.

Si la enfermedad propende á un término feliz, va desapareciendo la respiracion brónquica y la broncofonia. Reaparece el estertor crepitante anunciando la resolucion de la hepatizacion, y este signo que ofrece la mayor certeza, lleva el nombre de ronquera crepitante de restablecimiento. Se principia por percibir algunas burbujas, luego que la permeabilidad se restablece en algunos puntos, despues aumenta la ronquera con el carácter sub-crepitante, en seguida va mezclado con el ruido natural de la respiracion, y por fin desaparece completamente.

Los signos sacados de la percusion siguen la misma marcha decreciente: á medida que se verifica la resolucion, la resistencia es menos marcada, disminuye el sonido mate, y finalmente reaparece la sonoridad normal.

El diagnóstico de la tisis, de la pleuresia, del hidrotorax y de otras enfermedades de los pulmones, recibe igual certeza de la auscultacion, la cual es no menos fecunda para el de las enfermedades del corazon.

Merced á este medio de esploracion, sobre cuyo valor es inútil ya insistir mas, el conocimiento de las afecciones de los órganos del pecho, ha recibido el mismo grado de certeza que el de las lesiones quirúrgicas; y asi ningun médico debe ya descuidarle.

Nouvelle méthode pour connaitre les maladies internes de la poitrine, par la percussion de cette cavité; traducido del latin (en cuyo idioma lo escribió Avenbrugger), por J. N. Corvisart, 4808, en 8.0

Del' auscultation médiate, ou traité du diagnostic des maladies des poumons et du cœur; por R. T. H. Laennec, con notas por G. Andral, 1837, 3 vol. en 8.0 Recherches cliniques sur la l'auscultation des or ganes respiratoires, etc., por Fournet, 2 vol. en 8.0, 1839,

cio, aunque se sepa su paradero, como sucede al empleado que disfruta licencia, y esta ausencia oficial tiene algunos puntos de contacto con la que tiene el ciudadano que pasa á pais estrangero. Asimismo se llama ausente en sentido legal, y en asunto de prescripciones al que reside fuera de la provincia en que está situada la cosa que se prescribe: por últi mo, se da este nombre al que no concurre á un acto, ó negocio en que debia hallarse presente: por ejemplo, á la apertura de un testamento, otorgamiento de un inventario y otros á este tenor.

Vistos los diversos límites que en su significacion puede darse á la palabra ausente la examinaremos ahora bajo los diversos aspectos que puede tener en esta variedad de significaciones. Nos ocuparemos primero de los ausentes cuyo paradero y existencia se ignora. Hablaremos despues de las ausencias de los ciudadanos del pais de su domicilio, y los derechos de los ausentes en general, y por último de la ausencia en lo relativo á la prescripcion.

Contrayéndonos al primer punto, principiaremos asentando como principio general que todo hombre ausente, cuyo paradero se ignora, se reputa vivo mientras no se pruebe lo contrario; y se le tiene por muerto cuando se calcula que su edad pasaria ya de cien años, porque á este término se presume el maximum á que puede llegar la vida del hombre segun el estado de la condicion humana. Es cierto que esta no pasa por lo regular de los setenta y que apenas en los robustos sube á ochenta, pero no dejamos de tener varios ejemplos de personas que llegan y aun pasan de un siglo. Es de observar no obstante, que la regla general quiere que las presunciones se apoyen en lo que sucede ordinariamente.

Los derechos de los ausentes se han respetado de diferente manera segun los tiempos y el espiritu de las naciones. Entre los romanos podia pasar á otras nupcias la muger de un militar que en el término de cuatro años carecia de todo indicio sobre la existencia de su marido; pero entre nosotros no se permite á la muger de un ausente contraer segundas nupcias sino presenta pruebas seguras de su muerte. AUSENCIA, AUSENTE. (Legislacion.) Con es- La muger que por ausencia dilatada de su mata palabra se designa el estado de aquellas rido, y creyendo su muerte por noticias fidepersonas que no se encuentran en el punto dignas que hubiese recibido, se casare con donde en circunstancias y por motivos dados otro en vida de aquel no puede ser acusada de se requiere ó es habitual su presencia. Infié-adulterio ni castigada con pena alguna; á no rese de esta definicion que la naturaleza y carácter de la ausencia pueden variar hasta lo infinito, y que asi en el sentido genérico como en el sentido legal de esta palabra, pueden comprenderse en ella diversas acepciones. En efecto se llama ausente al que está fuera del lugar de su domicilio, ignorándose donde se encuentra, y aun en ocasiones si está vivo ó muerto. Tambien se llama ausente al que no está ocupando el lugar de su residencia ú ofi

ser que despues de saber ciertamente la existencia del primero, continuase cohabitando con el segundo.

Hay varias reglas establecidas sobre la administracion y cuidado, y aun sobre los derechos á los bienes de los ausentes. Si alguno viendo en abandono estos bienes los toma espontáneamente á su cuidado por piedad, amistad ó parentesco, queda obligado á cultivarlos y administrarlos con lealtad y dar cuentas al

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