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por la presente vos mandamos que paseis á aquellas partes de las dichas Indias, así de las islas Española, Cuba, Sant Juan y Jamaica, como tierra firme, y aviseis é informeis y deis parecer á los devotos padres hicrónimos, que nos enviamos á entender en la reformacion de las Indias, y otras personas que con ellos entendieren en ello, de todas las cosas que tocaren á la libertad y buen tractamiento é salud de las ánimas y cuerpos de los dichos indios de las dichas islas y tierra firme, y para que nos escribais é informeis y vengais á informar de todas las cosas que se hicieren y convinieren hacerse en las dichas islas, y para que en todo hagais lo que conviniere al servicio de nuestro Señor é nuestro, que para todo ello vos damos poder complido, con todas sus incidencias y dependencias, emergencias, anexidades y conexidades; y mandamos al nuestro Almirante é Jueces de apelacion é otras cualesquier justicias de las dichas islas y tierra firme, que vos guarden y hagan guardar este Poder, é contra el tenor y forma del vos no vayan, ni pasen, ni consientan ir ni pasar en tiempo alguno, ni por alguna manera, so pena de la nuestra merced é de 10.000 maravedis á cada uno que lo contrario hiciere. Fecha en Madrid, á 17 dias de Setiembre de 1516 años.-F. Cardinalis. Adrianus Ambasiator.- Por mandado de la Reina y del Rey, su hijo, nuestros señores, los gobernadores: en su nombre, George de Baracaldo. »

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Queda dicho ya que Las Casas fué constituido como Procurador ó protector universal de todos los indios de las Indias, y además le señalaron 100 pesos de oro cada año, que en aquellos tiem

pos no era poco, pues, como el mismo Las Casas dice, «no se habia descubierto el infierno del Perú, que con la multitud de quintales de oro ha empobrecido y destruido á España. >>

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El célebre letrado Alonso de Zuazo fué nompara regir la parte legal de las reformas contempladas. Fué encargado además de tomar residencia á todos los jueces de Indias, y contra sus decisiones no habia apelacion alguna. Al licenciado Zapata y al doctor Carbajal, les parecieron excesivos estos poderes, que indudablemente eran enormes, y se negaron á ratificarlos con sus firmas que eran indispensables. Empero, no valieron estos recursos ante la entereza y férrea voluntad del cardenal Cisneros, que venciendo las dudas de Zapata y Carbajal los obligó á firmar.

CAPÍTULO III.

LAS CASAS se despide de Cisneros. Su alocucion. - Los jerónimos se embarcan. -Síguelos LAS CASAS.-Alonso de Zuazo. -Informaciones de los jerónimos y residencia de las autoridades por Zuazo.- Desconterto de LAS CASAS.-Informe de los frailes dominicos. LAS CASAS trata de volver á España.- Llega en Julio de 1517 á Aranda del Duero. -Muere el cardenal Cisneros. Llega D. Cárlos á Tordesillas. - Los privades del Rey. -El gran canciller Juan Selvagio.- Su amistad con LAS CASAS.La cesion del Yucatan. - Expedicion de labradores flamencos.- Fernando de Magallanes. -Su viaje y su muerte. - Memoriales de LAS CASAS.-Su preyecto de introducir negros en América.Privilegio de llevar esclavos negros y venta del privilegio.- Se enferma y muere el gran Canciller.-Nueva horfandad de LAS CASAS.-Proyecto de colonos labradores. - Empieza la propaganda para contratarlos. -La traicion de un paje.-Una expedicion de colonos. - Su fin trágico. Denuncia LAS CASAS el motivo. Abandona el proyecto de labradores colonos. - Otro proyecto. -Sus detalles. - Apoyo de los predicadores dominicos.-El Doctor de la Fuente al obispo de Búrgos.Algunas observaciones. Lo que fué Cisneros.-El historiador Solís. -Enfermedad de LAS CASAS.- El obispo del Darien. -Su choque con LAS CASAS.-Lo que prueban unos granos de trigo. - Discurso del obispo del Darien.

Preparadas las cosas como dicho queda en el anterior capítulo, el Padre Las Casas trató de despedirse de su gran protector, para dirigirse á Sevilla al mismo tiempo que los monjes jerónimos, y no perderlos de vista un solo instante,

sobre todo en el momento de embarcar, pues empezaban á inspirarle algunas desconfianzas. Al hallarse en presencia del Cardenal le dirigió con espíritu fuerte la alocucion siguiente:

» Señor, no quiero llevar escrúpulo de conciencia sobre mí, pues estoy ante quien soy obligado á avisar, y puede los defectos de lo que se desea remediar: sepa vuestra señoría reverendísima que estos frailes de Sant Hierónimo, en cuyas manos ha puesto la vida y la muerte de aquel orbe lleno de infinitas ánimas, han dado muestra que no han de hacer cosa buena, ántes mucho mal, porque sepa vuestra señoría reverendísima que de tal manera se han mostrado parciales y aficionados á los seglares, que han destruido aquellas gentes, dándoles crédito á sus palabras, dorando y excusando sus tiranías y maldades, infamando, vituperando y aniquilando los inocentes indios, que con su muerte y angustias y trabajos no pensados, les han dado, y sustentándolos, que en cuanto dicen y hablan los excusan y tractan, y procuran dar á entender que llegados allá convenía proveer otra cosa de lo que llevan por vuestra señoría reverendísima mandado, y desto es testigo el doctor Palacios Rubios, que un dia tanto hablaron con él en favor de los dichos seglares, que el doctor se admiró y escandalizó, y respondióles:-«A la mi fe, padres, sabeis que vo viendo que teneis poca caridad para llevar á cargo negocio tan espiritual y de tan inmensa calidad é importancia. >>

Oyó el Cardenal espantado lo que Las Casas le comunicaba, y le dijo á poco rato: «¿Pues de

quién lo hemos de fiar? Allá vais, mirad por todo.» Las Casas besó las manos del Cardenal, recibió su bendicion y partió para Sevilla. Allí llegaron tambien los tres jerónimos, con los cuales tenía empeño especial de hacer el viaje á las Indias; pero no lo consiguió, pues pareciendo temer los monjes el comprometerse si iban en compañía de un hombre que tanto ruido habia causado, y que tan odioso era para muchos de aquellos cuyos intereses materiales perjudicaba con sus teorías, evitaron acompañarlo en el mismo buque. Esta manera de esquivarse causó á Las Casas una dolorosa sorpresa, la cual fué trasformándose en desconfianza al observar la conducta de los Padres despues que desembarcaron en la isla Española. Los halló frios en la causa que de conjunto habian abrazado y harto inclinados á paliar la inhumanidad y excesos de los pobladores. Llegó tres meses despues Alonso de Zuazo, y esta llegada la aprovechó Las Casas para hacer á los jueces de la Española una terrible acusacion, que tal vez, más que otro cualquier acto de la vida del Padre, nos hace admirar de su extraordinario valor, pues posponiendo á su celo todas las demás consideraciones, no tituteaba en arrostrar la inmensa responsabilidad y hasta los peligros que podian resultarle de un ataque formidable dirigido contra

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