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Heredó las mercedes que los reyes hicieron á su padre, y con las riquezas justamente la poca

ventura. >>

La muerte del cacique D. Juan de Chiapa, que tan amigo se habia mostrado de los españoles, no fué ménos tremenda que las que acabamos de enumerar. Don Juan habia tenido un disgusto con los religiosos, de los cuales se creyó ofendido, quejándose de ellos amargamente y alborotando á los españoles que lo favorecian, y que, enemigos de los Padres, aprovechaban la ocasion de satisfacer su encono contra ellos. Celebráronse fiestas y cabalgatas en las que se hicieron todas las honras posibles á D. Juan, con el objeto de disgustar á los Padres. Acabadas las fiestas, volvióse el cacique á Chiapa, y estando á poca distancia del pueblo, mandó consultar á sus parientes respecto al mejor modo de efectuar su entrada. Le enviaron un hermoso caballo y fueron varios á recibirlo, llevándole un hijo suyo de tres años. Despues de haber tomado parte con sus amigos en un banquete mandado disponer en el camino, montó el cacique á caballo para entrar en el lugar, y puso el niño á las ancas, ciñéndose el cordel de la jáquima del caballo, sin desprenderlo de la cabezada, y asegurando así el niño á su cintura, dando un nudo al cordel. Como el caballo era nuevo y fogoso y rehusaba andar, picóle D. Juan con las

espuelas, y el animal haciendo corcovos dió con él y con el niño en el suelo; luégo, queriendo huir, arrastró á D. Juan un buen trecho, hasta que volviéndose á él con la furia de un leon, le arrancó de una dentellada las partes viriles, y luego con los piés y manos le quebró y molió todo el cuerpo, haciéndole luégo pedazos á mordiscos. Sucedió esto con tal prontitud, y era tan terrible la ferocidad del caballo, que nadie pudo ni se atrevió á socorrer al desventurado D. Juan, á quien despues llevaron á enterrar en una banasta, porque ni áun la cabeza le habia quedado

entera.

Terminaremos este capítulo de.catástrofes extraordinarias, recordando un hecho singular relacionado con el descubrimiento de América, que es el siguiente: el marinero que desde la nave de Colon vió el primero una luz en el horizonte y cantó ¡tierra! que era del Nuevo mundo, al volver de aquel viaje á España, se fué á Córdoba, y desde allí á Berbería, donde se hizo mahometano y murió en el islamismo.

En todos esos hechos que quedan consignados parece descubrirse algo superior al acaso, algo dictado por la oculta mano de la Providencia, para castigar á aquellos hombres conducidos por una avaricia insaciable de oro y de riquezas, y

dotados de una ferocidad que al fin vino á ser un hábito, que lo mismo ejercian degollando y martirizando indios indefensos, que lo practicaban entre ellos mismos en sus contiendas civiles y en sus extraordinarias venganzas.

CAPÍTULO IX.

Se repiten las escenas de sangre en América en el presente siglo. - Caudillos de la independencia y prohombres de las repúblicas. - Triste fin de muchos de ellos. - Un doctor y sus teorías revolucionarias. - Documento notable de Fernando VII. -Primeras víctimas de la independencia.- Aventureros extranjeros.- Castelli y su muerte. - Benavides y su cruel ejecucion.-Fusilamientos en Cundinamarca. — La guerra de la independencia, segun tuvo lugar en los diversos territorios hispano-americanos.-Desde la independencia hasta nuestros dias. -Iturbide y Bolivar. - Los hermanos Carreras. - Morazan y sus jefes.. — Braulico Carrillo. - General Malespin, los Herreras, Rivera Muñoz y Guardiola. José María Gutierrez.-El aventurero Walker.-Maximiliano de Austria.- - La emperatriz Carlota.-Querétaro.-Miramon y Mejía.-Trabazon siniestra. - Páginas enlutadas y sangrientas contiendas que no es tiempo de referir.-Lugar adecuado en la historia. -Serán conocidos los culpables.

Despues de haber revistado en el anterior capítulo el tristísimo fin que tuvieron la mayor parte de los conquistadores y descubridores del Nuevo mundo, y sus principales capitanes y cómplices de sus fechorías, solamente en la primer mitad del siglo xvi, que es la época á que alcanza el apostolado de Las Casas, no podemos resistir á la tentacion de recordar lo que ha sucedido en lo que va de siglo á la mayoría de los caudi

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flos y hombres públicos que más han figurado, tanto en las guerras de la independencia como despues en las repúblicas que se han formado y en las revoluciones que cada una ha sostenido.

Las crueldades de los españoles con los indios, las contiendas civiles entre los jefes y gobernadores enviados de la Península, su ambicion, su tiranía y sus venganzas, continuaron en todo el siglo XVI y parte del xvi, en que al fin empezó á triunfar un sistema colonial, si bien muy imperfecto, al menos no tan cruel ni tiránico para con los indios que quedaban, ni tan esencialmente anárquico como el de los primeros conquistadores entre sí. Pero al empezar el siglo actual se renovaron las mismas pasiones, y han continuado despues hasta hoy, sin otras modificaciones que algunas de circunstancias, consecuencias de la época y de los recursos de la civilizacion actual.

No parece sino que el siniestro y miserable destino que persiguió siempre á los primeros conquistadores y pobladores de las Indias, se ha renovado y ha seguido como ántes en su implacable furia, sacrificando durante la independencia y despues de la independencia de aquellos países, á la mayor parte de los que han figurado en la escena pública ó los han gobernado.

Prolija é ingrata sería la tarea de narrar el cú

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