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DE LA DOMINACION

DE INGLATERRA

en Irlanda.

Articulo 1.

Los disturbios de la Irlanda, que tan sérios temores inspiran

á la Inglaterra, y son objeto de inquietudes ó de esperanzas para las otras naciones de Europa, merecen fijar tambien la atencion del gobierno español por lo que pueden influir en su política respecto á la Gran Bretaña. Verdad es que hoy nuestro gobierno apenas puede tener una política independiente y propia, careciendo de medios eficaces para ejecutarla y llevarla á término; pero como la España está llamada á ser una potencia mas influyente de lo que es ahora, y lo será apenas tenga un gobierno fuerte y estable, debiérase desde luego ir abriendo las sendas de nuestra política con el extranjero, manifestando claramente y de modo que lo entiendan todos los gobiernos europeos cuáles son nuestros intereses en cada una de las cuestiones políticas que se ventilan fuera, y mayormente cuando estamos seguros de hallar en casi todos los casos menos contrariedad que apoyo. Está en la naturaleza de las cosas que nuestra nacion salga de la categoría en que se halla colocada, y como este es un caso necesario, y nuestro apoyo por otra parte puede ser de alguna eficacia en las cuestiones de los otros pueblos, no faltaría en Europa quien nos diese la mano para levantarnos, y nos abriese las puertas de los congresos, á fin de que apoyemos sus intereses defendiendo nosotros á la par los nuestros. Conviene á la España tener una política respecto á la Irlanda, porque la tiene respecto á la Inglaterra, y aquella nacion de sierva y oprimida se ha vuelto indomable y amenazadora: conviene tambien que se sepa en

Europa cuáles serian nuestros intereses en el caso de que aqueIlas dos naciones, viniendo á las manos, provocasen una determinacion de otros gobiernos. Por eso nos hemos decidido á tratar la materia, exponiendo la historia de la cuestion, y reasumiendo todos los hechos y todas las razones en que se fundan ambas partes contendientes.

La dominacion inglesa en Irlanda se remonta á los tiempos de Enrique II. Entonces puede decirse que comienza la historia moderna de este pais, y con ella la causa de los actuales disturbios. Pero para comprender aquel importante período de su vida, es preciso dar una ojeada sobre su estado primitivo (1).

Desciende el pueblo irlandés de una de las tribus célticas que ocuparon la Gaula y la Bretaña pocos siglos antes de la era cristiana. Es su lengua tan poco parecida á la que se habla en el pais de Gales, aunque ambas tengan la misma raiz, que los habitantes primitivos de Irlanda no pueden haber emigrado de él ó de Armorica, como esto no haya acontecido en las mas remotas edades. Por el contrario es tanta la semejanza de su raza con la de los montañeses de Escocia, que parece traer su orígen de ellos. Así aunque los anticuarios no estén de todo punto conformes, se cree generalmente que los Irlandeses fundaron una colonia en aquel pais en los primeros años de nuestra era.

A fines del siglo VIII vinieron á establecerse en las costas de Irlanda algunas tribus descendientes de los Escandinavos, cuyos individuos, por venir del Oriente, fueron designados con el nombre de ostmen (hombres del Oriente). Ocuparon las costas orientales desde Antrim hasta Limerick, y edificaron las ciudades principales de toda aquella tierra. Los naturales resistieron su invasion, y como los otros fuesen inferiores en número, aunque mas conocedores de la civilizacion y las artes, tuvieron al cabo que abandonar la empresa cayendo en la sujecion de los

(1) Tomamos casi todas las noticias que se hallan en este artículo de un excelente capítulo de la obra publicada hace pocos años en Inglaterra con el titulo de The constitutional history of England by Henry Hallam. Esta excelente historia, tan poco conocida en España, merece la gran reputacion de que goza en otras naciones por la copia ý verdad de sus noticias, la alta imparcialidad de sus juicios y sus élevadas tendencias filosóficas. Nosotros la recomendamos á aquellos de nuestros lectores que conozcan la lengua eò que está escrita, sin perjuicio de hacer un análisis completo y detenido de ella cuando lo permitan otros asuntos de interés mas inmediato.

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príncipes indígenas. Entonces se dividió el pais en cinco reinos ó distritos independientes llamados Leinster, Munster, Ulster, Connaughty Meath, siendo uno de sus soberanos elegido rey de Irlanda en una asamblea general compuesta probablemente de la nobleza, de las cabezas de tribu ó caudillos y de los prelados. Aunque algunos suponen que estas asambleas se celebraban cada tres años, la historia no dice claramente su orígen ni carácter. Al monarca de Irlanda pagaban tributo los otros reyes inferiores de la isla, y aun se le concedia cierta supremacía, especialmente en lo relativo á la defensa del pais contra las invasiones extranjeras; pero como la Constitucion era federal, cada uno de aquellos era soberano, gobernando á su pueblo, ó haciendo la guerra á sus vecinos. Despues de los reyes venian los cabezas de familia ó tribu, cuya dependencia entre sí y respecto á la corona podria llamarse feudal.

El órden de sucesion de las familias y tal vez del trono no era el de primogenitura: el patrimonio y la dignidad de jefe de una familia pasaba por muerte del poseedor al mas anciano y mas digno de la misma sangre. Los propietarios que no pertenecian á las clases nobles llevaban sin embargo el nombre de su caudillo, suponiéndose que hacian parte de su familia, y solo se diferenciaban de los otros por el modo de trasmitirse su propiedad. Cuando moria un propietario, en lugar de una particion entre los hijos, hacia el caudillo ó figuraba hacerla, una nueva division de todas las tierras que estaban dentro de su distrito, adjudicando una porcion de ellas á los herederos del difunto, juntamente con los otros miembros de la tribu. Parece imposible se hiciesen tales divisiones en la muerte de todo propietario; pero indudablemente fueron tan repetidas, que produjeron un cambio continuo en la posesion y falta de cultivo en el terreno.

Jueces nombrados entre los individuos de ciertas familias decidian los pleitos en el territorio de cada tribu, y cuentan las crónicas que desempeñaban su oficio, teniendo por tribunal ún banco de cesped, resto venerable de las costumbres antiguas. Sus leyes, como las de casi todos los pueblos en el principio de la civilizacion, admitian la composicion y la multa en los casos de homicidio en lugar de la pena de muerte, dividiéndose el importe de aquella entre el juez y los parientes del muerto.

En el siglo XII hicieron los Irlandeses menos progresos en la

civilizacion que las otras naciones de Europa. No conocian las artes, puesto que las que tenian apenas merecian este nombre; tampoco el comercio, porque sus costas estaban ocupadas por los Noruegos: no tenian ciudades fortificadas, ni casas ni castillos de piedra. Cuando convertidos al cristianismo edificaron iglesias y catedrales, agrupáronse á su rededor nuevas poblaciones. Pero los jefes gustaban poco de vivir encerrados entre muros, prefiriendo por el contrario la soledad de las montañas. La Irlanda tenia en estos tiempos todas las cualidades de los pueblos incultos. Sus naturales eran de carácter festivo, hospitalarios, generosos, crédulos, tan dispuestos á amar como á aborrecer, de imaginación viva, entusiastas y supersticiosos. Por eso fué tan grande la influencia que ejercieron sobre ellos los primeros predicadores del cristianismo, en quienes resplandecian por otra parte la virtud mas acendrada y las galas del saber antiguo. En los siglos VII y VHI, mientras la Europa estaba sumida en las tinieblas de la ignorancia, los monasterios de Irlanda conservaban toda la ciencia que habia sobrevivido al imperio romano.

El gobierno de Irlanda era casi aristocrático, y tal vez mas opresor que el de las confederaciones de Francia durante los siglos IX y X. El comun del pueblo vivia en la servidumbre, si hemos de dar crédito á muchos historiadores, pues la pintura que se ha hecho en estos últimos tiempos de su felicidad primitiva hay razones para creerla exagerada. Tuvieron como todas las naciones buenos y malos príncipes, tiranos y usurpadores; y aun puede leerse en sus anales que de doscientos reyestreinta solamente murieron de muerte natural, al paso que en una época posterior las demasías de sus propios caudillos son el tema constante de su historia. Exigian estos de sus arrendatarios todas las provisiones que necesitaban, y se hospedaban en sus casas. Aun era mas gravoso el servicio de alojamiento que se prestaba á los soldados de los señores. En el militar de los caudillos inferiores se empleaban tropas mercenarias, compuestas en parte de Escoceses y en parte de los mismos naturales, siendo fama que no cesaron sus depredaciones hasta la conquista definitiva del pais.

Enrique II no sujetó á la Irlanda, pero recibió homenaje de sus príncipes, y dió cartas de donacion sobre ella á la nobleza

inglesa. Strongbow, Lacy y Fitz-Stephen fueron los verdaderos conquistadores, que ya por la fuerza de las armas, ya por virtud de los tratados, ganaron una porcion de aquel territorio: comenzaron la conquista sin el rey, y sin él la llevaron á felice cima. Algunos pocos barones y otros aventureros, que con tropas mantenidas á sus expensas habian fundado en el pais colonias militares, juzgando haber tributado á Enrique el testimonio de respeto debido, haciendo proclamar su nombre, estableciendo su administra-cion en Dublin, y poseyendo sus tierras con el título real de donacion, reclamaron á su vez que los que habian córrido los riesgos de la batalla gozasen sin molestia los despojos del triunfo. Así las cuantiosas donaciones de Enrique y sus sucesores, aunque censuradas por algunos de impolíticas, eran tal vez inevita→ bles. Pero en lo que no tienen disculpa los reyes de la Gran Bretaña es en haber dividido entre aquellos barones insaciables el antiguo territorio de los príncipes irlandeses, los cuales, no solamente estaban protegidos por el homenaje de sumision que habian prestado, sino algunos de ellos por pactos positivos. Sin respetar estas convenciones, el condado de Dublin y las poblaciones marítimas fueron divididos á mediados del siglo XIII entre varias familias inglesas. El conde de Strongbow, casado con la hija de Dermont, rey de Leinster, obtuvo en donacion esta provincia; Lacy recibió la de Meath; Courcy adquirió la de Ulster; Burgh la de Connaught, y el resto se distribuyó entre otras seis familias. Estas ejercian una especie de soberanía feudal dividida entre los terra-tenientes y los ingleses, al paso que los naturales del pais se habian refugiado en la parte peor del territorio, hostigados por la persecucion y la guerra.

Aunque los caudillos irlandeses tributaban compelidos á Enrique testimonio de vasallaje, ni renunciaban por eso á su propia autoridad, ni á las costumbres de sus mayores, ni aquel príncipe por su parte se mezclaba nunca en el gobierno interior de las tribus, satisfecho como estaba con su obediencia. Pero en aquellas en que habia sido reconocido inmediatamente como soberano trató de establecer las leyes inglesas., La colonia venida de Inglaterra era ya considerable; los habitantes de los pueblos marítimos habian aceptado voluntariamente las costumbres y la lengua inglesas, y sobre esta base se levantaba el edificio de la Constitucion de Irlanda. Diéronse cartas y privilegios á los je

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