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lugar al frió razonamiento. Aun los actos que mas parecen obra del corazon, son en los gobiernos el resultado del cálculo: las amnistías no se conceden porque sea una virtud cristiana el perdon de los ene migos, sino porque perdonar suele ser en los gobiernos signo de poder, y origen de prestigio y de influencia.

Hay pues cierto contraste entre los primeros actos del nuevo ga→ binete, siendo dos de ellos favorables á los hombres de órden, y dos á los interesados en los trastornos; aquellos acertados, estos inoportunos; los primeros de energía, los segundos de flaqueza. Si la sedi cion levanta la cabeza en Madrid, como sucedió el dia 26 con motivo de haber llamado el ayuntamiento á los milicianos nacionales para tratar de su organizacion, el gobierno la reprime oportunamente; pero ab mismo tiempo vuelven no á sus hogares sino a sus empleos aqueHos por cuya instigacion y en cuyo provecho se cometen estos desórdenes. Si el ministro de la guerra, el digno general Serrano hace dimision de su cargo, se le manifiestan por sus compañeros deseo y com+ placencia en admitírsela, y hasta se hacen indicaciones para reemplazarle á personas que no merecen la confianza de la mayoría de las Cortes. ¿Cuál será pues la política del Sr. Olózaga? ¿En cuál de los lados de la camara buscará este su apoyo? ¿Consistirá su sistema en hacer conce siones á todos los partidos, sin satisfacer á ninguno? ¿Se separará resueltamente de la derecha, para grangearse la confianza y las simpatías de la izquierda? Sabemos muy bien que los gobiernos ilustrados y justos no deben dejarse dominar por las ciegas exigencias de ningun partido; sabemos que la imparcialidad es una de las primeras cualidades de todo buen gobierno; sabemos que el espíritu de partido es siempre exagerado y violento, y que los gobiernos violentos y exagerados no pueden ser duraderos; pero sucede con frecuencia que los gobernadores, que aspiran á poseer estas circunstancias, confunden lastimosamente el principio de gobernar sin miras de partido, con el de hacerlo faltando á veces á la justicia y á la conveniencia, con la mira de satisfacer á la vez las pretensiones exclusivas de los diversos bandos. Una cosa es gobernar contrariando las exigencias de un partido por temor de faltar á la justicia: otra es gobernar faltando á la justicia por temor á cualquiera de los partidos que se disputan el mando. Si aspira á lo primero el Sr. Olózaga, nos tendrá á su lado para defenderle; mas si se contenta con lo segundo, fuerza nos ha de ser el

censurarse.

Aquel sistema es hoy posible, gracias á la respectiva influencia de los partidos en las Cortes. Cuando no hay en estas sino dos bandos diamentralmente opuestos, el Gobierno debe buscar el apoyo franco, constante y decidido de alguno de ellos, es decir, tiene que gobernar con espíritu de partido, sopena de sucumbir ante el parlamento. Pero cuando además de estos dos partidos extremos hay otro que suele llamarse de centro, y que decide por lo comun en las votaciones inclinándose á uno ú otro de aquellos, pueden los ministros gobernar con mas independencia. La izquierda y la derecha, siendo entonces por sí mismas menos influyentes, tienen necesidad de ceder en gran parte de sus exigencias, resultando de este contrapeso mútuo de los partidos que el Gobierno puede, sin tenor de ser censurado, seguir una política imparcial y justa. Por el contrario, el otro sistema que los franceses llaman de bascule, y que nosotros podríamos traducir de tira y afloja, es señal de debilidad y de excepticismo, y ahora menos

que nunca posible. En los principios tiene ella en espectativa á los partidos; pero su resultado es enagenarse la voluntad de todos sin ganar el afecto de ninguno. La derecha y los centros de las Cortes darán su apoyo al Sr. Ölózaga, si gobierna como ha prometido: tendrá fuerzas para llevar a cabo su propósito? quierálo el cielo. La mayoría de las Cortes pertenece sin duda al partido del órden, y esto se ha hecho patente en las elecciones del presidente y un vice-presidente que acaban de verificarse. Un antiguo adalid del partido monárquico ha sido llamado para el primero de estos cargos: un progresista de la coalicion para el segundo, y los esfuerzos de la izquierda han sido inútiles, a pesar de haber presentado contra el primero de los candidatos contrarios una persona que tiene grandes simpatías entre los coaligados. Votando aisladamente cada una de las tres fracciones, ninguna hubiera tenido mayoría: los centros decidieron de la votacion inclinándose á uno de los lados. Lo mismo sucederá en las cuestiones que vayan suscitándose; y como los centros optarán por aque Has soluciones mas juiciosas y templadas, el ministerio podrá hallar en ellos el mas firme apoyo de su política.

Con la formacion del nuevo ministerio coincidió la entrada de nuestras tropas en Gerona y en la capital del principado. Lo anunciamos en nuestra última crónica, y los hechos como se ve no nos han desmentido. La insurreccion centralista no podia sostenerse por mas tiempo falta del apoyo de las poblaciones, y entregada á la merced de los comprometidos personalmente en ella. Por eso Atmeller y los suyos tuvieron que capitular con las tropas leales, á pesar de los obstáculos que se ofrecian por donde quiera á estas capitulaciones: por eso Barcelona ha tenido que abrir sus puertas al capitan general que la asediaba, en virtud tambien de una capitulacion indulgente. Pero los rebeldes, así en una como en otra parte, faltaron á sus compromisos, negándose Atmeller en Figueras á entregar las armas, é ingresando las milicias irregulares de Barcelona en las filas de la nacional, para evitar de esta manera el desarme estipulado en el convenio para ellas. El primero permanece aun en Figueras haciendo ostentacion escandalosa de su perfidia, y las últimas han sido desarmadas juntamente con la milicia nacional, que se mostró poco dispuesta á cumplir los tratados. Grande energía y prudencia necesitan las autoridades que hayan de mandar ahora en Barcelona: mucha vigilancia deberá ejercer el Gobierno sobre las provincias del principado, donde arden hoy con mas fuerza que nunca los odios políticos, y son tan hondos los resentimientos.

-Despues de escrito lo que precede hemos tenido noticia del atentado cometido por el Sr. Olózaga sobre la persona de S. M., violentándola á poner su firma en un decreto de la mayor importancia, y del que no tenian conocimiento los otros ministros. En su consecuencia ha sido el Sr. Olózaga exonerado de su cargo; han hecho dimision sus compañeros, y comienza nuevamente la crisis ministerial. La gravedad del suceso nos abisma, y aunque tuviéramos tiempo y espacio para juzgarle, faltaríanos la calma y el aplomo necesarios para hacerlo.

1.9 de Diciembre de 1843.

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EL drama, flor la mas fragante y bella de la poesia, goza sobre

los demás géneros de esta la singular ventaja de ocupar el teatro, que es uno de los pocos puntos de publicidad en la vida de los alemanes, y de aparecer en él como accion visible; pero no sin razon ha cundido la queja de que entre el drama en su mas digno concepto y la escena en su actual estado ha venido á establecerse tal diferencia, que á la par del drama representable corre una literatura dramática completa que nada tiene que ver con el teatro, y cuya existencia se conserva en el comercio de libros trabajosamente á favor de un corto número de lectores instruidos. El título de representable es una invencion muy reciente, pero que constituye el primer artículo en la profesion de fé de los empresarios y directores de escena, con arreglo al cual se ha de decidir si se admite ó se desecha un drama. Puede sin embargo ser muy dramática una obra que segun las ideas de hoy dia no sea representable, y no tener nada de dramática otra perfectamente escénica ó propia para las tablas. Como un autor contemporáneo escribiera los dramas de Shakespeare, sancionados ya por la tradicion, indudablemente las empresas de ahora los juzgarían irrepresentables, inadecuados á la escena y agenos de toda proporcion y medida; pues no se puede negar que ya algun teatro los mira como un estorbo de que se libraría, si aun no hubiese un público considerable que acude gustoso á los dramas de Shakespeare y goza con ellos, y un número de actores no insignificante que cree hallar campo mas digno para SEGUNDA ÉPOCA.-TOMO I.

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su habilidad cómica en los papeles del poeta inglés que en los de Raupach acaso. De esta manera Grabbe (1) con toda la monstruosidad é irregularidades de un natural inculto, pero enérjico en el fondo, poseia un instinto dramático marcado sin ser escénico, mientras otros que saben trabajar dramas muy á propósito para el teatro, y en cuyo desempeño muestran un tino grande, quedarían reducidos á nada en el tribunal de la crítica sublime, que pide mérito real poético en lugar de oropel, disposicion genial, la cual ya por sí es una regla, en lugar de injeniatura para ir trabajando sobre los patrones de las reglas, y caracteres verdaderos en vez de sombras humanas que sepan hablar. Hay pues que considerar actualmente dos rumbos diversos ó dos géneros distintos de drama: el drama de teatro, y el que (suponiéndosele siempre algo de mecánico y discrecional) pudiera llamarse drama de lectura; el drama de los poetas escénicos de oficio, y el drama de los poetas de libros, poetas que lo son por inclinacion al drama mismo, los cuales mas quieren in¬ terrumpirse y estorbarse su tranquila carrera, que, rendir homenage á la severa ley del teatro y sacar de él aplausos y dinero.,

Entre los griegos el teatro y el drama eran una cosa misma, siendo ambos, como todos los géneros de poesía, una flor de la vida del pueblo; el teatro era nacional, ventaja de que solo pueden alabarse entre las naciones modernas, en la época mas floreciente de su poesía, los ingleses y los españoles. No dejó por entonces de tener Alemania tal y cual teatro ambulante; tuvo sus farsas de carnaval, y la sátira ruda y franca de Juan Sachs; pero á este le faltó el fondo nacional que tuvieron Shakespeare y Calderon; y además para que se forme un genio, hay mucha diferencia de nacer é instruirse en una ciudad como Londres, bajo un rei-, nado glorioso en que la nacion iba haciéndose grande en todos conceptos, á vivir en una ciudad del imperio llena de privilegios. y esenciones municipales rancias, y cabalmente cuando se iban aflojando cada vez mas los vínculos que habian de mantener unidas á las individualidades con el gran todo. El arte del poeta pasó de manos de los ciudadanos libres del imperio á las de unos

(1) Autor de Anibal, D. Juan y Fausto, Napoleon, y otras composiciones. Murió en 1836.

doctos tercos y pedantes, y luego la guerra de los treinta años hubo de destruir aquellos humildísimos principios; de modo que á los del siglo XVIII solo teníamos bufonadas de arlequin, algun que otro baile y la magnificencia de la ópera; pues la poesía alemana, sin exceptuar la dramática, se habia perdido á fuerza de hacer empréstitos á los franceses. Lessing, Goethe, Schiller, y Shakespeare con ellos, echaron por fin los cimientos de un teatro aleman, que harto pronto degeneró groseramente, no ofreciendo mas que espectáculos de bandidos y de costumbres de la edad media, con cuyas terribles y sombrías concepciones alternaban en confusa mezcla las piezas jocosas y sentimentales de Kotzebue y los lastimeros cuadros de familia de Iffland. Desquicióse al punto este teatro, y hasta se abandonó el pensamiento de que la nacion tuviese uno suyo propio. Müllner se presentó con el don de producir efectos, y Grillparzer además con un fondo poético y vigor dramático; pero aunque sus primeras obras revelaban juicio, este juicio no era sano. Los dos, y principalmente Grillparzer, trataban de reparar el daño ocurrido; pero el teatro habia venido á parar á un estado fuera del órden natural, en el cual repugnaba todo lo que era saludable y enérjico. Comedias francesas, zárzuelas y tonadillas aderezadas al gusto aleman, sangrientos melodramas, magníficas y ruidosas óperas, y bailes mas magníficos todavía, se confundian con dramas y óperas clásicos en revuelto y anárquico torbellino. A la mayor parte del público se le estragó el gusto; menguó el número de los actores verdaderamente grandes, y lás empresas confundieron cada vez mas la idea de lo que habia y debia de ser el tea tro. Se dió en ir á este en busca de un entretenimiento puramente sensual, en busca del placer de la vista; y no hubiera cabido la gente en la casa si se hubiesen ejecutado en ella funciones de caballos; y aun efectivamente se hicieron ensayos de este género en Berlin en el teatro de la ciudad, mientras el público recreaba en el teatro real sus ojos pueriles con un espectáculo de figuras vivas (1).

Esta exposicion parece necesaria porque marca la situacion

(1) Espectáculo en que los figurantes competentemente vestidos y con la decoracion adecuada, representaban mudos éinmóviles un cuadro cualquiera, al modo que nuestros gimnásticos suelen hacer diversas actitudes académicas.

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