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-Padre mio! dijo Próspero con tono bastante humilde, jamás he negado yo mis faltas, sé que son muchas; pero os prometo la enmienda. -¿Cuántas veces me lo habeis prometido ya?

-Os juro que esta vez lo cumpliré. En cuanto al dinero que habeis pagado por mí os lo podeis cobrar el año que viene cuando se ajusten las cuentas de la tutela.

-¡Las cuentas de la tutela! exclamó Chevassu con indignacion, ¿y tereis valor de pedírmelas, mequetrefe? ya os las daré á su tiempo. Entre tanto hacedme el favor de obedecerme. En lugar de alojaros á lo gran señor, como habeis hecho dos años, vais á entrar en un colegio donde ya tengo hablado, y se os vijilará continuamente.

¡Yo á un colegio! exclamó Próspero levantándose en un trarsporte de cólera, primero me engancho para Argel, primero me arrojo al Sena.

Ay teneis las señas del colegio y una esquela para el director, añadió secamente el diputado, en egando á su hijo un papel que sacó del bolsillo.

El estudiante tomó el papel, y lo arrojó al fuego sin leerlo. Este acto de insurreccion sacó de sus casillas á Chevassu, el cual levantándose y desplegando su larga estatura en toda su perpendicularidad,

Salid, exclamó con tono de Júpiter tonante.

-Está bien, respondió el hijo rebelde: y saliendo del cuarto sin mirar á su padre, pegó un portazo, y comenzó á cantar cuando estuvo en el corredor:

Antes la muerte que la tiranía.

Tal es la divisa de los franceses.

sen

Chevassu, cuya gravedad habia turbado esta escena, volvió tarse, y permaneció un rato sumerjido en sus reflexiones. Dornier observaba guardando la actitud silenciosa que aconsejaba la discrecion, y para el que hubiese sabido leer en su fisonomía, esta decia sobre poco mas o menos. Si riñesen de veras sería mayor el dote de Enriqueta.

-Dornier, acedme el favor de salir tras ese calavera, dijo al cabo de algunos instantes el padre de Próspero cediendo en su cólera. Tiene tan mala cabeza, que no será extraño que hiciese una locura.

Aunque este mensaje de conciliacion no estaba de acuerdo con los pensamientos de quien deseaba aprovecharse de la discordia para introducirse mas y mas en la familia de su patrono, Dornie · no rehusó el servicio que se le exijia, y á los pocos minutos se habia unido con el estudiante á unos cincuenta pasos del hotel Mirabeau.

(Se continuará.)

REVISTA LITERARIA.

HISTORIA DE LA CONQUISTA DE MEJICO, POBLACION Y PROGRE SOS DE LA AMERICA SEPTENTRIONAL, POR D. ANTONIO SOLIS. Nueva edicion, aumentada con un resumen histórico desde la rendicion de Méjico hasta el fallecimiento de Hernan Cortés, é ilustrada con notas, por D. José de la Revilla (1).

ASUNTO ha sido esta obra de reñida controversia entre los críticos, parte porque la materia de que trata ha dado lugar á encontradas opiniones, parte porque sus altas dotes literarias, contestadas con ciega parcialidad por los extranjeros, han provocado nuestro encarecimiento. Hoy que la Union Literaria la publica nuevamente, haciendo con ello á la literatura señalado servicio, no se renueva quizá pero sí se recuerda con placer aquella útil polémica. Cuando las doctrinas del contrato social y de los derechos imprescriptibles andaban mas en boga, juzgábase la conquista de América á la falsa luz de estos absurdos principios, siendo el resultado de este exámen, como no podia menos de suceder, desfavorable á nuestra nación y á los animosos caudillos que là llevaron á felice cima. La conquista fué, segun estas máximas, una usurpacion escandalosa; el gobierno de los españoles sobre las tríbus bárbaras una tiranía insoporta ble, y los ilustres escritores que perpetuaron la memoria de aquel hecho famoso encareciéndolo como era debido, aduladores serviles dignos de execracion y de censura.

Mas las cosas y las ideas van hoy de diferente modo: las doctrinas del contrato social han caido en descrédito, la histo

(1) Se vende en el gabinete literario, calle del Príncipe, y en la librería calle de la Montera.

europea,

ria ha sido apreciada por reglas menos exclusivas, y de esta renovacion de los estudios históricos y políticos han salido mejor paradas las glorias españolas. La conquista, y sobre todo la de los pueblos bárbaros por los pueblos, civilizados, no es nunca una usurpacion en la historia, sino el cumplimiento de una ley de la humanidad y de un decreto de la Providencia. El progreso es la ley de todas las naciones, y la conquista es una condicion del progreso. Regístrese sino la historia, y se verá como los pueblos se civilizan solamente transformándose, y como no se transforman sino fundiéndose con otros pueblos. El derecho de conquista no está escrito en ningun código; pero es una ley superior á todas las leyes, y es tan legítimo y respetable como ellas.

La América yacía en la barbarie, ó cuando menos el principio de civilizacion en alguna de sus regiones era falso é impotente. Méjico era la patria del saber y de las artes, y Méjico sin embargo era idólatra, y su gobierno era patriarcal, y sus leyes no estaban escritas, y sus gobernadores eran flacos como mujeres, y supersticiosos como niños. Un puñado de valientes conducidos á sus playas sobre débiles naves somete aquel imperio, que contaba por millares sus defensores y por mucho su reli gion, su independencia y su patriotismo. Asunto es este digno, no ya de una grande historia, sino de una epopeya sublime; magnífica. Porque no era la vil codicia ni la sed de oro lo que guiaba á aquellos esclarecidos guerreros, como han supuesto envidiosos escritores, sino el noble estímulo de la gloria, el espíritu religioso, activo y fecundo entonces como nunca en España, el orgullo nacional, el patriotismo. Una accion tan grande, inspirada por motivos tan nobles, es el asunto mas eminentemente épico que puede imaginarse: solo le faltaba un poeta. Solís lo era, pero en la época en que escribió su libro la conquista de Méjico necesitaba mas una historia que un poema: de cidióse al cabo por la primera, y seducido, parte por lo épico del asunto, parte por su poética imaginacion, hizo una historią donde procuró guardar en lo posible las formas de la epopeya, Hernan Cortés fué su héroe, y enamorado de su genio, apasionado por sus triunfos, fué alguna vez poco escrupuloso en sus investigaciones y un tanto parcial en sus juicios; y si hemos de dar fé á críticos algo severos, sacrificó muchas veces la verdad histórica á la belleza artística.

Pero aun cuando la historia de Solís no sea una obra perfecta, es sin duda la mejor de cuantas se han escrito sobre el mismo asunto, y un monumento glorioso de nuestra literatura. Francisco Lopez de Gómara, Bernal Diaz del Castillo, Antonio de Herrera, el doctor Illescas y el obispo Paulo Jobio merecen sin duda gran fé en cuanto á los hechos que refieren, porque fueron testigos de la conquista, ó tomaron sus noticias de los que la presenciaron; pero sus crónicas son desaliñadas é indigestas, y sus juicios sobre las personas y las cosas no siempre imparciales. Entre los extranjeros que han escrito sobre la misma materia, Robertson, que es sin duda el mas notable, debe ser consultado con suma desconfianza, pues imbuido en las máximas políticas de los filósofos del siglo pasado, juzgabą mal á veces la historia, y seducido por la mal entendida filantropía del padre Las Casas, solia ser inexacto en la narracion de los hechos y deprimidor de nuestras glorias, al referir las grandes hazañas de nuestros inmortales caudillos.

Nada dirémos del mérito literario de la obra de Solís, porque es ya harto conocido, y sería excusado repetir lo que no ignora ninguno de nuestros lectores. Si por algo pecára su estilo sería por exceso de correccion y de aliño.

El resúmen histórico de la conquista de Méjico, que sigue á la historia de Solís, escrito por el Sr. Revilla, comprendė todos los sucesos importantes ocurridos en aquellos paises hasta la muerte de Hernan Cortés. No es una verdadera historia, pero sí un complemento digno de la obra á que sirve de continuacion.-Las notas no son muy abundantes, pero sí copiosas de erudicion y de buena crítica. En ellas se esclarecen muchos hechos que el autor habia dejado oscuros; se refieren algunos de que no se hace mencion en el texto; se controvierten muchos juicios que aventuró Solís con poco acierto, y se refutan victoriosamente algunas censuras, de las que sin razon ni justicia nos hacen los historiadores extranjeros por la conquista de Nuevo Mundo. La introduccion que precede á la obra es un juicio completo y acertado de ella: el Sr. Revilla se muestra crítico juicioso, literato erudito, y escritor correcto.

COLECCION DE SAINETES TANTO IMPRESOS COMO INEDITOS DE DON RAMON DE LA CRUZ.-Nueva edicion (1).

¿Por qué anduvo tan en boga esta clase de drama en la segunda mitad del siglo pasado y los primeros años del presente, y hoy ni lo cultivan nuestros poetas, ni lo aplaude apenas el público? Los que al criticar las obras del arte atienden mas á sus preceptos absolutos que á la íntima relacion que tienen con la marcha de la civilizacion y el estado de la sociedad, explicarán tal vez esta mudanza por los progresos del buen gusto y por los adelantamientos del arte dramático; pero si se investigan mas detenidamente las causas de este fenómeno, se hallarán en un hecho mas importante y de gravísima trascendencia. Eran los sainetes el drama del pueblo, la fiel pintura de las costumbres de la plebe, la canonizacion de la democracia. No figuraban en este drama sino las clases bajas y groseras, y si alternaban con ellas las elevadas, era casi siempre para ofrecer un contraste, del cual resultase la superioridad moral de las primeras y la ridícula degradacion de estas últimas. Los sainetes ridiculizaban el vicio lo mismo que las comedias; pero con la diferencia de que estas se ocupaban especialmente de los vicios de las clases nobles buscando el ridículo en el vicio mismo, y aquellos lo encontraban en el contraste entre los vicios de estas clases y los de la plebe, si bien presentando á esta última como mas morigerada y respetable. Dos razones habia para que el sainete tuviese este carácter general, ambas tan poderosas. que cualquiera de ellas bastaría para justificarlo. Era una, que los vicios que se ridiculizaban en las clases nobles existian verdaderamente; siendo cierto, como dice muy bien el Sr. Durán en su introduccion á ésta Coleccion de Sainetes, que aquellas clases en vez de dar la mano á las inferiores para levantarlas á su al

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(1) Se vende en el gabinete literario, calle del Príncipe, y en la libre-> ría europea, calle de la Montera..

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