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intitulada de Yucatan, á la punta de ella, que estará sesenta ó setenta leguas de la dicha isla Fernandina de esta Rica Villa de la Veracruz, donde nosotros en nombre de VV. RR. AA. estamos, en la cual saltó en un pueblo que se dice Campoche, donde al señor de él pusieron por nombre Lázaro, y alli le dieron dos mazorcas con una tela de oro; y porque los naturales de la dicha tierra no los consintieron estar en el pueblo y tierra, se partieron de allá y se fueron la costa abajo hasta diez leguas, donde tornarón á saltar en tierra junto á otro pueblo que se llama Machocobon, y el señor del Champoto, y alli fueron bien recibidos. de los naturales de la tierra; mas no los consintieron entrar en sus pueblos, y aquella noche durmicron los españoles fuera de las naos en tierra. Y viendo esto los naturales de aquella tierra, pelearon otro dia por la mañana con ellos en tal manera que murieron veinte y seis españoles, y fueron heridos todos los otros, y finalmente viendo el capitan Francisco Fernandez de Córdoba esto, escapó con los que le quedaron con acogerse á las naos.

Viendo pues el dicho capitan como le habian muerto mas de la cuarta parte de su gente, y que todos los que le quedaban estaban heridos, y que él mismo tenia treinta y tantas heridas, y que estaba cuási muerto que no pensaria escaparse, volvió con los dichos navios y gente á la isla Fernandina, donde hicieron saber al dicho Diego Velazquez como habian hallado una tierra muy rica de oro, porque á todos los naturales de ella lo habian visto traer puesto, ya de ellos en las narices, ya de ellos en las orejas y en otras partes, y que en la dicha tierra habia edificios de cal y canto y mucha cantidad de otras cosas que de la dicha tierra publicaron de mucha admiracion y riquezas, y dijéronle que si él podia enviase navios á rescatar oro, que habria mucha cantidad de él.

Sabido esto por el dicho Diego Velazquez, movido mas á codicia que á otro celo, despachó luego un su procurador á la isla Española con cierta relacion que hizo á los referidos padres de san Gerónimo1 que en ella residian por gobernadores de estas Indias, para que en nombre de VV. MM. le diesen licencia por los poderes que. de VV. AA. tenian, para que pudiesen en

Eran estos Fr. Luis de Figueroa, natural de Sevilla y prior de la Mejorada, y Fr. Alonso de Santo Domingo, prior de San Juan de Ortega, à quienes, muerto el rey Catolico, el cardenal Ximenez mandó de gobernadores á la Española.

viar á bojar la dicha tierra, diciéndoles que en ello haria gran servicio á V. M., con tal que les diesen licencia para que rescatasen con los naturales de ella oro y perlas y piedras preciosas y otras cosas, lo cual todo fuese suyo, pagando el quinto á VV. MM. lo cual por los dichos reverendos padres gobernadores gerónimos le fué concedido, ansi porque hizo relacion que él habia descubierto la dicha tierra á su costa, como por saber el secreto de ella, y proveer como al servicio de VV. RR. AA. conviniese. Y por otra parte, sin lo saber los dichos padres gerónimos, envió a un Gonzalo de Guzman con su poder y con la dicha relacion á VV. RR. AA. diciendo que él habia descubierto aquella tierra á su costa, en lo cual á VV. MM. habia hecho servicio, y que la queria conquistar á su costa, y suplicando á VV. RR. AA. le hiciesen adelantado y gobernador de ella con ciertas mercedes que allende de esto pedia, como VV. MM. habrán ya visto por su relacion, y por esto no las expresamos aqui.

En este medio tiempo, como le vino la licencia que en nombre de VV. MM. le dieron los reverendos padres gobernadores de la órden de san Gerónimo, diose prisa en armar tres navios y un bergantin, porque si VV. MM. no fuesen servidos de le conceder lo que con Gonzalo de Guzman les habia enviado á pedir, los hubiese ya enviado con la licencia de los dichos padres gobernadores gerónimos; y armados envió por capitan de ellos á un deudo suyo, que se dice Juan de Grijalba, y con él ciento setenta hombres de los vecinos de la dicha isla, entre los cuales venimos algunos de nosotros por capitanes por servir á VV. RR. AA. y no solo venimos y vinieron los de la dicha armada, aventurando nuestras personas, mas aun casi todos los bastimentos de la dicha armada pusieron y pusimos de nuestras casas, en lo cual gastamos y gastaron asaz parte de sus haciendas; y fué por piloto de dicha armada el dicho Anton de Alaminos que primero habia descubierto la dicha tierra, cuando fué con Francisco Fernandez de Córdoba; y para hazer este viaje tomaron la susodicha derrota, y antes que à la dicha tierra. viniesen, descubrieron una isla pequeña que bojaba' hasta treinta leguas, que

Que tenia de boje é circumferencia, etc. El verbo bojar se halla usado en otros lu~ gares de esta relación por « reconocer una costa. »>

está por la parte del sur de la dicha tierra, la cual es llamada Cozumel, y llegaron en la dicha isla á un pueblo que pusieron por nombre San Juan de Portalatina, y á la dicha isla llamaron Santa Cruz. Y el mesmo dia que alli llegaron, salieron á verlos hasta ciento y cincuenta personas de los indios del pueblo, y otro dia siguiente, segun pareció, dejaron el pueblo los dichos indios y acogieronse al monte; y como el capitan tuviese necesidad de agua, hizose á la vela para la ir á tomar á otra parte el mismo dia, y yendo su viaje acordóse de volver al dicho puerto y á la isla de Santa Cruz, y surgió en él, y saltando en tierra halló el pueblo sin gente, como si nunca fuera poblado, y tomada su agua se tornó á sus naos sin calar la tierra ni saber el secreto de ella, lo cual no debieran hacer; pues era menester que la calara y supiera para hacer verdadera relacion. á VV. RR. AA. de lo que era aquella isla; y alzando velas se fué y prosiguió su viaje hasta llegar á la tierra que Francisco Fernandez de Córdoba habia descubierto, adonde iba para la bojar y hacer rescate; y llegados allá anduvieron por la costa de ella del sur hacia el poniento hasta llegar á una bahia, á la cual el dicho capitan Grijalba y piloto mayor Anton de Alaminos pusieron por nombre la bahia de la Ascension, que segun opinion de pilotos es muy cerca de la punta de las Veras que es la tierra que Vicente Yañez descubrió y apuntó; que la la parte mide aquella bahia, la cual es muy grande y se cree que pasa á la mar del Norte; y desde alli se volvieron por la dicha costa por donde habian ido hasta doblar la punta de la dicha tierra, y por la parte del norte de ella navegaron hasta llegar al dicho puerto Campoche, que el señor de él se llama Lázaro, donde habia llegadó el dicho Francisco Fernandez de Córdoba, asi para hacer su rescate que por el dicho Diego Velazquez les era mandado, como por la mucha necesidad que tenian de tomar agua. Y luego que los vieron venir los naturales de la tierra se pusieron en manera de batalla cerca de su pueblo para les defender la entrada, y el capitan los llamó con una lengua y intérprete que llevaba, y vinieron ciertos indios, á los cuales hizo entender que él no venia sino á rescatar con ellos de lo que tuviesen y á tomar agua, y ansi

Hav aqui algun yerro del copista, pues no se entiende lo que quiere decir que la parte mide; quizá debió decir: « la parte por medio. »

se fué con ellos hasta un paraje de agua que estaba junto á su pueblo, y alli comenzó á tomar su agua y á les decir con el dicho faraute que les diesen oro y que les darian de las preseas que llevaban; y los indios, desque aquello vieron, como no tenian oro que le dar, dijéronle que se fuese, y él les rogó que le dejasen tomar su agua y que luego se iria, y con todo esto no se pudo de ellos defender sin que otro dia de mañana á hora de misa, los indios no comenzasen á pelear con ellos con sus arcos y flechas y lanzas y rodelas, por manera que matafon á un español y hirieron al dicho capitan Grijalba y á otros muchos, y aquella tarde se embarcaron en las caravelas con su gente sin entrar en el pueblo de los dichos indios, y sin saber cosa de que á VV. RR. MM. verdadera relacion se pudiese hacer.

De alli se fueron por la dicha costa hasta llegar á un rio, al cual pusieron por nombre el rio de Grijalba, y surgieron en él casi á hora de visperas, y otro dia de mañana se pusieron de la una y de la otra parte del rio gran número de indios y gente de guerra con sus arcos y flechas y lanzas y rodelas para defender la entrada de su tierra, y segun pareció á algunas personas, serian hasta cinco mil indios; y como el capitan esto vió, no saltó á tierra nadie de los navios, sino desde los navios les habló con lenguas y farautes que traia, rogándoles que se llegasen mas cerca, para que les pudiese dar la causa de su venida; y entraron veinte indios en una canoa y vinieron muy recatados y acercaronse á los navios, y el capitan Grijalba les dijo y dió á entender por aquel intérprete que llevaba, como él no venia sino á rescatar, y que queria ser amigo de ellos, y que le trajesen oro de lo que tenian, y que él les daria de las prescas que llevaban y ansi lo hicieron.

El dia siguiente, en trayéndole ciertas joyas de oro sotiles, cl dicho capitan les dió de su rescate lo que le pareció, y ellos se volvieron á su pueblo; y el dicho capitan estuvo alli aquel dia, y otro dia siguiente se hizo á la vela, sin saber mas secreto alguno de aquella tierra, y siguió hasta llegar á una bahia à la cual pusieron por nombre la bahia de San Juan, y alli saltó el capitan en tierra con cierta gente en unos arenales despoblados. Y como los naturales de la tierra habian visto que los navios venian por la costa acudieron alli, con los cuales él habló con sus intérpretes, y sacó una mesa en que puso ciertas preseas, haciéndoles entender como

venian á rescatar y á ser sus amigos; y como esto vieron y entendieron los indios, comenzaron á traer piezas de ropa y algunas joyas de oro, las cuales rescataron con el dicho capitan. Desde aqui despachó y envió el dicho capitan Grijalba á Diego Velazquez la una de las dichas caravelas con todo lo que hasta entonces habian rescatado; y partida la dicha caravela para la isla Fernandina, adonde estaba Diego Velazquez, se fué el dicho capitan Grijalba por la costa abajo con los navios que le quedaron, y anduvo por ella hasta cuarenta y cinco leguas sin saltar en tierra ni ver cosa alguna, excepto aquello que desde la mar se parecia, y desde alli se comenzó á volver para la isla Fernandina, y nunca mas vió cosa alguna de la tierra que de contar fuese. Por lo cual VV. RR. AA. pueden creer que todas las relaciones que desde esta tierra se le han hecho no han podido ser ciertas, pues no supieron los secretos de ella mas de lo que por sus voluntades han querido escribir.

Llegado á la isla Fernandina el dicho navio que el capitan Juan de Grijalba habia despachado de la bahia de San Juan, Como Diego Velazquez vió el oro que llevaba, y supo por las cartas de Grijalba que le escribia las ropas y preseas que por ello habian dado en rescate, parecióle que se habia rescatado poco segun las nuevas que le daban los que en la dicha caravela habian ido, y el deseo que él tenia de haber oro, y publicaba que no habia ahorrado la costa que habia hecho en la dicha armada, y que le pesaba, y mostraba sentimiento por lo poco que el capitan Grijalba en esta tierra habia hecho en la verdad no tenia mucha razon de se quejar el dicho Diego Velazquez, porque los gastos que él hizo en la dicha armada se le ahorraron con ciertas botas y toneles de vino, y con ciertas cajas de camisas de presilla, y con cierto rescate de cuentas que envió en la dicha armada, por que acá se nos vendió el vino à cuatro pesos de oro, que son dos mil maravedis el arroba, y la camisa de presilla se nos vendió á dos pesos de oro, y el mazo de las cuentas verdes á dos pesos, por manera que ahorró con esto todo el gasto de su armada y aun ganó diueros; y hacemos desto tan particular relación á V. M. porque sepan que las armadas que hasta aqui ha hecho el Diego Velazquez, han sido tanto de trato de mercaderias como de armador, y con nuestras personas y gastos de nuestras hacien

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