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comida, asi de maiz como de fruta, pescado y otras cosas que ellos comen.

Está sentado este pueblo en la ribera del suso dicho rio por donde entramos, en un llano en el cual hay muchas estancias y labranzas de las que ellos usan y tienen. Reprendióseles el mal que hacian en adorar á los idolos y dioses que ellos tienen, y hizoseles entender como habian de venir en conocimiento de nuestra muy santa fé, y quedóles una cruz de madera grande puesta en un alto, y quedaron muy contentos, y dijeron que la tendrian en mucha veneracion y la adorarian, quedando los dichos indios en esta manera por nuestros amigos y por vasallos de VV. RR. AA. El dicho capitan Fernando Cortés se partió de alli prosiguiendo su viaje, y llegamos al puerto y bahia que se dice San Juan, que es adonde el susodicho capitan Juan de Grijalba hizo el rescate de que arriba á V. M. extensa relacion se hace. Luego qué alli llegamos, los indios naturales de la tierra vinieron á saber qué caravelas eran aquellas que habian venido, y porque el dia que llegamos era muy tarde, casi de noche, estúvose quedo el capitan en las caravelas y mandó que nadie saltase á tierra; y otro dia de mañana saltó á tierra el dicho capitan con mucha parte de la gente de su armada, y halló alli dos principales de los indios, á los cuales dió ciertas prescas de vestir de su persona, y les habló con los intérpretes y lenguas que llevabamos, dándoles á entender como él venia á estas partes por mandado de VV. RR. AA. á les hablar y decir lo que habian de hacer que á su servicio convenia, y que para esto les rogaba que luego se fuesen á su pueblo, y que llamasen el dicho cacique ó caciques que alli hubiese para que le viniesen á hablar; y porque viniesen seguros les dió para los caciques dos camisas y dos jubones, uno de raso y otro de terciopelo, y sendas gorras de grana y sendos pares de cascabeles, y ansi se fueron con estas joyas á los dichos caciques. Y otro dia siguiente, poco antes de medio dia, vino un cacique con ellos de aquel pueblo, al cual el dicho capitan habló, y le hizo entender con los farautes que no venia á les hacer mal ni daño alguno, sino á les hacer saber como habian de ser vasallos de VV. MM., y les habian de servir y dar de lo que en su tierra tuviesen, como todos los que son ansi lo hacen; y respondió que él era muy contento de lo ser y obedecer, y que le placia de le servir y te

ner por señores á tan altos principes como el capitan les habia hecho entender que eran VV. RR. AA. Y luego el capitan le dijo que pues tan buena voluntad mostraba á su rey y señor, que él veria las mercedes que VV. MM. dende en adelante le harian. Diciéndole esto, le hizo vestir una camisa de holanda, y un sayon de terciopelo, y una cinta de oro, con lo cual el dicho cacique fué muy contento y alegre, diciendo al capitan que él se queria ir á su tierra y que lo esperásemos alli, y que otro dia volvéria y traeria de lo que tuviese porque mas enteramente conosciesemos la voluntad que del servicio de VV. RR. AA. tienen, y asi se despidió y se fué. Y otro dia adelante vino el dicho cacique como habia quedado, y hizo tender una manta blanca delante del capitan, y ofrecióles ciertas preciosas joyas de oro poniendolas sobre la manta, de las cuales y de otras que despues se tuvieron hacemos particular relacion á V. M. en un memorial que nuestros procuradores llevan.

Despues de se haber despedido de nosotros el dicho cacique y vuelto á su casa en mucha conformidad, como en esta armada venimos personas nobles, caballeros hijosdalgo, celosos del servicio de nuestro Señor y de VV. RR. AA., y deseosos de ensalzar su corona real, de acrecentar sus señorios y de aumentar sus rentas, nos juntamos y platicamos con el dicho capitan Fernando Cortés, diciendo que esta tierra era buena, y que segun la muestra de oro que aquel cacique habia traido, se creia que debia de ser muy rica, y que segun las muestras que el dicho cacique habia dado, era de creer que él y todos sus indios nos tenian muy buena voluntad; por tanto que nos parecia que convenia al servicio de V. M. que en tal tierra no se hiciese lo que Diego Velazquez habia mandado hacer al dicho capitan Fernando Cortés, que era rescatar todo el oro que pudiese y rescatado volverse con todo ello á la isla Fernandina para gozar solamente de ello el dicho Diego Velazquez y el dicho capitan, y que lo mejor que á todos nos parecia era que en nombre de VV. RR. AA. se poblase y fundase alli un pueblo en que hubiese justicia, para que en esta tierra tuviesen señorio como en sus reinos y señorios lo tienen, porque siendo esta tierra poblada de españoles, demas de acrecentar los reinos y señorios de VV. MM. y sus rentas, nos podrian hacer mercedes á nosotros y á los pobladores que de mas allá viniesen adelante. Y acoruado esto nos juntamos todos concordes, de un ánimo y voluntaa, y

hicimos un requerimiento al dicho capitan en el cual dijimos : que pues él veia cuanto al servicio de Dios nuestro Señor y al de V. M. convenia que esta tierra estuviese poblada, dándole las causas de que arriba á VV. AA. se ha hecho relacion, que le requeriamos que luego cesase de hacer rescates de la manera que los venia á hacer por que seria destruir la tierra en mucha manera, y VV. MM. serian en ello muy deservidos, y que ansi mismo le pediamos y requeriamos que luego nombrase para aquella villa que se habia por nosotros de hacer y fundar, alcaldes y regidores en nombre de VV. RR. AA. con ciertas protestaciones en forma que contra el protestamos si ansi no lo hiciese. Y hecho este requerimiento al dicho capitan, dijo que daria su respuesta el dia siguiente, y viendo, pues, el dicho capitan como convenia al servicio de VV. RR. AA. lo que le pediamos, luego otro dia nos respondió diciendo que su voluntad estaba mas inclinada al servício de V. M. que á otra cosa alguna, y que no mirando al interese que á él se le siguiera, si prosiguiera en el rescate que traia presupuesto, de rehacer los grandes gastos que de su hacienda habia hecho en aquella armada juntamente con el dicho Velazquez, antes posponiendolo todo, le placia y era contento de hacer lo que por nosotros le era pedido, pues que tanto convenia al servicio de VV. RR. AA. y luego comenzó con gran diligencia á poblar y á fundar una villa á la cual puso por nombre la Rica Villa de la Vera Cruz y nombrónos á los que adelante subscribimos por alcaldes y regidores de la dicha villa, y en nombre de V. R. A. recibió de nosotros el juramento y solenidad que en tal caso se acostumbra y suele hacer.

Despues de lo cual, otro dia siguiente entramos en nuestro cabildo y ayuntamiento, y estando asi juntos enviamos á llamar al dicho ca pitan Fernando Cortés, y le pedimos en nombre de VV. RR. AA. que nos mostrase los poderes y instrucciones que él dicho Dieg Velazquez le habia dado para venir à estas partes; el cual envió luego por ellos y nos los mostró, y vistos y leidos, por nosotros bien examinados, segun lo que pudimos mejor entender, hallamos á nuestro parecer que por los dichos poderes é intrucciones no tenia mas poder el dicho capitan Fernando Cortés, y que por haber ya expirado no podia usar de justicia ni de capitan de alli adelante.

Pareciéndonos, pues, muy excelentisimos principes, que para

la pacificacion y concordia dentre nosotros y para nos gobernar bien convenia poner una persona para su real servicio que estuviese en nombre de VV. MM. en la dicha villa y en estas partes por justicia mayor y capitan y cabeza, á quien todos acatasemos hasta hacer relacion de ello á VV. RR. AA. para que en ello provejesen lo que mas servidos fuesen, y visto que á ninguna persona se podria dar mejor el dicho cargo que al dicho Fernando Cortés, por que á mas de ser persona tal cual para ello conviene, tiene muy gran celo y deseo del servicio de VV. MM., y ansi mismo por la mucha experiencia que de estas partes y islas tiene, de causa de los cuales1 ha siempre dado buena cuenta, y por haber gastado todo cuanto tenia por venir, como vino, con esta armada en servicio de VV. MM., y por haber tenido en poco, como hemos hecho relacion, todo lo que podia ganar y interese que se le podia seguir, si rescatara como tenia concertado, le proveimos en nombre de VV. RR. AA. de justicia y alcalde mayor, del cual recibimos el juramento que en tal caso se requiere, y hecho como convenia al Real servicio de VV. MM. lo recibimos en su real nombre en nuestro ayuntamiento y cabildo por justicia mayor y capitan de vuestras Reales armas, y ansi está y estará hasta tanto que VV. MM. provean lo que mas á su servicio convenga. Hemos querido hacer de todo esto relacion á VV. RR. AA., porque sepan lo que acá se ha hecho, y el estado y manera en que quedamos.

Despues de hecho lo susodicho, estando todos ayuntados en nues tro cabildo, acordamos de escribir á vuestras Majestades, y les enviar todo el oro y plata y joyas que en esta tierra habemos habido, de mas y allende de la quinta parte que de sus rentas y disposiciones Reales les pertenece, y decidimos que con todo ello, por ser lo primero, sin quedar cosa alguna en nuestro poder, sirviésemos á VV. RR. AA. mostrando en esto la mucha voluntad que á su servicio tenemos, como hasta aqui lo habemos hecho con nuestras personas y haciendas; y acordado por nosotros esto, elegimos por nuestros procuradores á Alonso Fernandez Portocarrero y á Francisco de Montejo, los cuales enviamos á V. M. con todo ello, y para que de nuestra parte besen sus reales manos, y en nuestro nombre y de esta villa y concejo supliquen á VV. RR. AA. nos hagan

Es como si dijera por cuya causa. »

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merced de algunas cosas cumplideras al servicio de Dios y de VV. MM. y al bien comun de la villa, segun mas largamente llevan por las instruciones que les dimos. A los cuales humildemente suplicamos á VV. MM. con todo el acatamiento que debemos, reciban y den sus reales manos para que de nuestra parte las besen, y todas las mercedes que en nombre de este concejo y nuestro pidieren y suplicaren las concedan, porque demas de hacer V. M. servicio en ello á nuestro Señor, esta villa y concejo recibiremos muy señalada merced, como de cada dia esperamos que VV. RR. AA. nos han de hacer.

En un capítulo de esta carta dijimos de suso que enviamos á VV. RR. AA. relacion para que mejor VV. MM. fuesen informados de as cosas de esta tierra y de la manera y riquezas de ella, y de la gente que la posee, y de la ley ó seta, ritos y ceremonias en que viven; y esta tierra, muy poderosos Señores, donde ahora en nombre de VV. MM. estamos, tiene cincuenta leguas de costa de la una parte y de la otra de este pueblo; por la costa del mar es toda llana, de muchos arenales que en algunas partes duran dos leguas y mas. La tierra dentro y fuera de los dichos arenales es tierra muy llana y de muy hermosas vegas y riberas; en ellas las hay tales y tan hermosas que en toda España no pueden ser mejores, ansi de apacibles á la vista como de fructiferas de cosas que en ellas siembran, y muy aparejadas y convenibles, y para andar por ellas y se apacentar toda manera de ganados.

Hay en esta tierra todo género de caza y animales y aves conforme á los de nuestra naturaleza, ansi como ciervos, corzos, gamos, lobos, zorros, perdices, palomas, tórtolas de dos ó tres maneras, codornices, liebres, conejos; por manera que en aves y animales no hay diferencia de esta tierra á España, y hay ademas leones y tigres á cinco leguas de la mar, por unas partes mas y por otras menos. A mas hay una gran cordillera de sierras muy hermosas, y algunas de ellas son en gran manera muy altas, entre las cuales hay una que excede en mucha altura á todas las otras, y de ella se ve y descubre gran parte de la mar y de la tierra, y es tan alta que si el dia no es bien claro no se puede divisar ni ver lo alto de ella, porque de la mitad arriba está toda cubierta de nubes, y algunas veces, cuando hace muy claro dia, se ve por cima de las dichas nubes lo alto de ella, y está tan blanco que lo juzgamos por nieve, y aun los

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