Imatges de pàgina
PDF
EPUB

Pero Hernan Cortés, empeñado ya en mayores pensamientos, trató ésta como negocio indiferente, aunque le apresuró algo en la resolucion de dar cuenta al rey de su persona para cuyo efecto dispuso que la Vera-Cruz, en nombre de villa, formase una carta, poniendo á los piés de S. M. aquella nueva república, y refiriendo por menor los sucesos de la jornada; las provincias que estaban ya reducidas á su obediencia; la riqueza, fertilidad y abundancia de aquel nuevo mundo; lo que se habia conseguido en favor de la religion, y lo que se iba disponiendo en órden á reconocer lo interior del imperio de Motezuma. Pidió encarecidamente á los capitulares del ayuntamiento, que sin omitir las violencias intentadas por Diego Velázquez y su poca razon, ponderasen mucho el valor y constancia de aquellos Españoles, y les dejó el campo abierto para que hablasen de su persona como cada uno sintiese.

1

La carta 1 se escribió en forma conveniente, cuya conclusion fué pedir á su majestad que le enviase el nombramiento de capitan general de aquella empresa, revalidando el que tenía de la villay ejército, sin dependencia de Diego Velázquez; y él escribió en la misma sustancia, hablando con más fundamento en las esperanzas que tenía de traer aquel imperio á la obediencia de su majestad, y en lo que iba disponiendo para contrastar el poder de Motezuma con su misma tiranía.

Formados los despachos, se cometió á los capitanes Alonso Hernández Portocarrero y Francisco de Montejo esta legacía; y se dispuso que llevasen al rey todo el oro y alhajas de precio y curiosidad que se habian adquirido, así de los presentes de Motezuma, como de los rescates y dádivas de los otros caciques, cediendo su parte los oficiales y soldados, para que fuese más cuantioso el regalo : llevaron tambien algunos indios que se ofrecieron voluntarios á este viaje; primicias de aquellos nuevos vasallos que se iban conquistando; y Hernan Cortés envió regalo

1. Ó más bien relacion circunstanciada de todo lo descubierto hasta la fecha; esto es, 10 de Julio de 1519. Robertson equivoca esta data, tomando la del 16 del mismo mes, dia de la partida de los dos comisionados.

aparte para su padre Martin Cortés : digno cuidado entre las demas atenciones suyas. Fletóse luégo el mejor navío de la armada encargóse el regimiento de la navegacion al piloto mayor Anton de Alaminos; y cuando llegó el dia señalado para la embarcacion, se encomendó al favor divino el acierto del viaje con una misa solemne del Espíritu Santo; y con este feliz auspicio se hicieron á la vela en diez y seis de Julio de mil quinientos diez y nueve, con órden precisa de seguir su derrota la vuelta de España, procurando tomar el canal de Bahama, sin tocar en la isla de Cuba, donde se debian recelar como peligro evidente las asechanzas de Diego Velázquez.

En el tiempo que se andaban tratando las prevenciones de esta jornada, se inquietaron nuevamente algunos soldados y marineros, gente de pocas obligaciones, tratando de escaparse para dar aviso á Diego Velázquez de los despachos y riquezas que se remitian al rey en nombre de Cortés y era su ánimo adelantarse con esta noticia, para que pudiese ocupar los pasos y apresar el navío, á cuyo fin tenian ya ganados los marineros de otro, y prevenido en él todo lo necesario para su viaje; pero la misma noche de la fuga se arrepintió uno de los conjurados que se llamaba Bernardino de Coria. Iba con los demas á embarcarse, y conociendo desde más cerca la fealdad de su delito, se apartó cautelosamente de sus compañeros, y vino con el aviso á Cortés. Tratóse luego del remedio, y se dispuso con tanto secreto y diligencia, que fueron aprehendidos todos los cómplices en el mismo bajel, sin que pudiesen negar la culpa que cometian. Y Hernan Cortés la tuvo por digna de castigo ejemplar, desconfiando ya de su misma benignidad. Sustancióse en breve la causa, y se dió pena de muerte á dos de los soldados que fueron promovedores del trato, y de azotes á otros dos que tuvieron contra sí la reincidencia; los demas se perdonaron como persuadidos ó engañados: pretexto de que se valió Cortés para no deshacerse de todos los culpados; aunque ordenó tambien que al marinero principal del navío destinado para la fuga, se le cortase uno de los piés. Sentencia extraordinaria, y en aquella ocasion conveniente, para que no se olvidase con

el tiempo la culpa que mereció tan severo castigo : materia en que necesita de los ojos la memoria, porque retiene con dificultad las especies que duelen á la imaginacion.

El dia que se ejecutó la sentencia se fué Cortés con algunos de sus amigos á Zempoala, donde le asaltaron varios pensamientos. Púsole en gran cuidado el atrevimiento de estos soldados: mirábalo como resulta de las inquietudes pasadas, y como centella de incendio mal apagado : llegaba ya el caso de pasar adelante con su ejército, y era muy probable la necesidad de medir sus fuerzas con las de Motezuma; obra desigual para intentada con gente desunida y sospechosa. Discurria en mantenerse alguuos dias entre aquellos caciques amigos, en divertir su ejército á menores empresas, en hacer nuevas poblaciones que se diesen la mano con la Vera-Cruz; pero en todo hallaba inconveniente y de esta misma turbacion de su espíritu nació una de las acciones en que más se reconoce la grandeza de su ánimo. Resolvióse á deshacer la armada y romper todos los bajeles, para acabar de asegurarse de su soldados, y quedarse con ellos á morir ó vencer; en cuyo dictámen hallaba tambien la conveniencia de aumentar el ejército con más de cien hombres que se ocupaban en el ejercicio de pilotos y marineros. Comunicó esta resolucion á sus confidentes; y por su medio se dispuso, con algunas dádivas y con el secreto conveniente, que los mismos marineros publicasen á una voz que las naves se iban á pique sin remedio con el descalabro que habian padecido en la demora y mala calidad de aquel puerto : sobre cuya deposicion cayó como providencia necesaria la órden que les dió Cortés, para que sacando á tierra el velámen, jarcias y tablazon que podia ser de servicio, diesen al traves con los buques mayores, reservando solamente los esquifes para el uso de la pesca resolucion dignamente ponderada por una de las mayores de esta conquista; y no sabemos si de su género se hallará mayor alguna en todo el campo de las historias.

De Agatócles refiere Justino, que desembarcando con su ejército en las costas de África, encendió los bajeles en que

le condujo, para quitar á sus soldados el auxilio de la fuga.

Con igual osadía ilustra Polieno la memoria de Timarco, capitan de los Étolos. Y Quinto Fabio Máximo nos dejó entre sus advertencias militares otro incendio semejante, si creemos á la narracion de Frontino más que al silencio de Plutarco. Pero no se disminuye alguna de estas hazañas con el ejemplo de las otras; y si consideramos á Hernan Cortés con ménos gente que todos, en tierra más distante y ménos conocida, sin esperanza de humano socorro, entre unos bárbaros de costumbres tan feroces, y en la oposicion de un tirano tan soberbio y tan poderoso, hallaremos que fué mayor su empeño y más heroica su resolucion; ó concediendo á estos grandes capitanes la gloria de ser imitados porque fueron primero, dejaremos á Cortés la de haber hallado sobre sus mismas huellas el camino de excederlos.

No es sufrible que Bernal Díaz del Castillo con su acostumbrada, no sabemos si malicia ó sinceridad, se quiera introducir á consejero de obra tan grande, usurpando á Cortés la gloria de haberla discurrido. « Le aconsejámos, >> dice, sus amigos, que no dejase navío en el puerto, sino » que diese al traves con ellos. » Pero no supo entenderse con su ambicion, pues anadió poco despues : « y esta plá>>tica de dar al traves con los navíos lo tenía ya concer>>tado, sino que quiso que saliese de nosotros : » con que sólo se le debe el consejo, que llegó despues de la resolucion. Ménos tolerable nota es la que puso Antonio de Herrera en la misma accion; pues asienta que se rompió la armada á instancia de los soldados, « y que fueron persua>> didos y solicitados por la astucia de Cortés,» término es suyo, « por no quedar él sólo obligado á la paga » de los navíos, sino que el ejército los pagase. » No parece que Hernan Cortés se hallaba entónces en estado, ni en paraje de temer pleitos civiles con Diego Velázquez; ni este modo de discurir tiene conexion con los altos designios que se andaban forjando en su entendimiento : si tomó esta noticia del mismo Bernal Díaz, que lo presumió así, temeroso quizá de que le tocase alguna parte en la

paga de los bajeles, pudiera desestimarla como una de sus murmuraciones, que ordinariamente pecan de interesadas; y si fué conjetura suya, como lo da á entender, y tuvo á destreza de historiador el penetrar lo interior de las acciones que refiere, desautorizó la misma accion con la poca nobleza del motivo, y faltó á la proporcion atribuyendo efecos grandes á causas ordinarias 1.

CAPÍTULO XIII

Dispuesta la jornada llega noticia de que andaban navios en la costa parte Cortés à la Vera-Cruz, y prende siete soldados de la armada de Francisco de Garay : dase principio á la marcha, y penetrada con mucho trabajo la sierra, entra el ejército en la provincia de Zocothlan.

Sintieron mucho algunos soldados este destrozo de la armada; pero se pusieron fácilmente en razon con la memoria del castigo pasado, y con el ejemplo de los que discurrian mejor. Tratóse luego de la jornada; y Hernan Cortés juntó su ejército en Zempoala, que constaba de quinientos infantes, quince caballos y seis piezas de artillería, dejando ciento cincuenta hombres y dos caballos de guarnicion en la Vera-Cruz, y por su gobernador al capitan Juan de Escalante, soldado de valor, muy diligente y de toda su confianza. Encargó mucho á los caciques del contorno que en su ausencia le obedeciesen y respetasen como á persona en quien dejaba toda su autoridad; y que cuidasen de asistirle con bastimentos y gente que ayudase en la fábrica de la iglesia y en las fortificaciones de la villa : á que se atendia, no tanto porque se temiese inquietud en

1. El verdadero motivo que obligó á Cortés á destruir sus naves, fué la poca confianza que tenía en la constancia de sus soldados: las alteraciones que éstos promovieron á fin de regresar á Cuba, de que ya se ha hecho relacion, le dieron á conocer que solamente podia confiar en ellos quitándoles toda esperanza de salvacion, como no la buscasen en sus fuerzas y valor. Así lo da á entender el mismo Cortés en sus relaciones.

« AnteriorContinua »