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blíme es proprio del Trono; y de justicia se debe á un Principe que tan dignamente le ocupa. Quedaria nuestro gran proyecto muy inferior á su esfera, si dexandole en la baxeza de su origen, no procurasemos elevarle á la alta consideracion de V. M. Asi, desde que emprendimos esta Obra, formamos el proposito de dedicarla á V.M.; no dudando de su Real agrado y amor á las Letras, que la adoptaria por suya, dandole con su benigna aceptacion el merito que no tiene por sus Autores. Tal don no debia consagrarse en menores aras, ni tan ardua empresa conducirse baxo inferior patrocinio.

Si la grandeza del asunto corresponde á la alta Soberanía de V. M., aun mas le proporciona la calidad de ser honorifico y util á la Nacion. No puede dexar de ser agradable á un Monarca tan amante de sus vasallos, lo que redunda en honor y utilidad de ellos. La Nacion Española no ha menester para animarse á empren

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su proprio exemplo, y conocerse á sí misma. Nunca los Cartagineses y Romanos la huvieran conquistado, si huviera conocido todas sus fuerzas, uniendolas y aplicandolas á su defensa propria. Tampoco pretendieran avasallarla, disputandola el imperio de las Letras, si por la emulacion de unos, el olvido é ignorancia de otros, y el abandono de la Historia Literaria, no huviera llegado casi á desconocerse á sí misma, dexando caer en la obscuridad los grandes talentos de que la dotó el Cielo, y los muchos hombres Sabios que continuamente han florecido en ella, ilustrandola con su erudicion. No hay mayor desdoro para una Nacion sabia, que los desdenes que experimenta en el juicio de los hombres por la parte del entendimiento. Nos quexariamos justamente de la envidia, si nuestro descuido no fuera la causa principal del agravio. Haciendo presentes los insignes Sabios que ha producido la Nacion Española, y poniendo delante los progresos de su Literatura, so

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los estraños, y excitar á los naturales á que conserven y aumenten el credito de su patria con la gloriosa imitacion de sus Mayores.

No solo para España, tambien es gloria para V. M. dominar una Nacion, que sobre ser ilustre por su Fe, riqueza y fertilidad, no lo es menos por su sabiduria. Lo que va de gobernar racionales á gobernar fieras, va de ser Rey de una Nacion sabia y culta, á serlo de unos Pueblos groséros y barbaros. El Cielo ha hecho á V. M. uno de los mayores Monarcas del Orbe, asi por la extension, como por la calidad de sus dominios. No solo reyna gloriosamente V. M. en casi inmensas tierras y en ambos mares, sino en los corazones de sus vasallos : corazones generosos y nobles, á cuya capacidad no bastan muchos mundos. Pero un Imperio tan sin limites siempre seria corto, á no comprehender baxo de sí muchos hombres ilustrados. Dios, Rey de Reyes, rigen y exemplar de toda Soberanía, no

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sino que produxo hombres y espiritus, para tener la gloria de mandar á racionales. Al hombre dió el dominio de las bestias de la tierra, las aves del Cielo, los

peces de el mar : al Sol y Luna la presidencia de los dias y noches. Pero el Imperio supremo de los hombres, como empleo mas noble, lo reservó Dios para sí; aunque despues se dignó comunicarle en parte á los Soberanos de la tierra. De aqui se sigue naturalmente, que tanto mayor gloria es dominar en una Nacion, quanto es mas racional y sabia. El Rey Supremo del mundo, que confió á V.M. tanta parte de sus dominios, le dió el mando de España, donde abundan igualmente las riquezas de la tierra y los talentos del espiritu. Por tanto no puede dexar de ser muy glorioso á V. M. que conozcan todos la sabiduria de la Nacion Española.

Con todo, Señor, aun siendo tan grande nuestra empresa, tan util y honorifica á la Nacion, y tan gloriosa para V.M. ¶¶

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ta el Real Trono, temerosos de la gran distancia que hay desde nuestra baxeza á aquella sublimidad, y que el don perdiesse su valor por las manos que le ofrecen; si nos presentáramos solos, y no traxessemos por introductores y padrinos á los mas altos Personages. Un Seneca, mas digno de la clemencia de V. M. que de los rigores de un Principe, que le pagó con la muerte la enseñanza: un Lucano, cuya magestuosa diccion estaria bien empleada en celebrar las glorias de V. M.: un San Isidoro : un San Ildephonso, tan respetados de los Reyes Godos por su piedad y doctrina: un Don Rodrigo Ximenez Arzobispo de Toledo : un Alfonso Tostado Obispo de Avila: un Antonio de Nebrija: un Ambrosio de Morales: un Don Antonio Agustin un Cardenal Aguirre : un Marques de Mondejar: un Feyjoó, tan favorecido de V. M. como de su Augusto Hermano, con otros Heroes innumerables, objetos de esta Historia, son los que şe presentan con nosotros, nos acom

pa

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