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Illmo. Tr.

PROLOGO.

Es un dicho muy comun que dice que naturalmente desean todos saber, y para adquirir esta ciencia se consumen muchos años, revolviendo libros y quemándose las cejas, y andando muchas provincias, y deprendiendo muchas lenguas per inquirir y saber como hicieron muchos gentiles, como lo relata y cuenta mas por estenso el bienaventurado Sant Hierónimo en el prólogo de la Biblia. Vínome, pues, un deseo natural, como á los otros, de querer investigar entre estos nuevos cristianos qué era la vida que tenian en su infidelidad, qué era su creencia, cuáles eran sus costumbres y su gobernacion, de dónde vinieron, y muchas veces lo pensé entre mí de preguntallo y inquirillo, y no me hallaba idóneo para ello, ni habia medios para venir

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al fin y intento que yo deseaba: lo uno por la dificultad grande que era en que esta gente no tenia libros; lo otro de carecer de personas antiguas, y que desto tenian noticia; lo otro por el trabajo grande que era y desasosiego que traen estas cosas consigo, porque los religiosos tenemos otro intento, que es plantar la fe de Cristo, y pulir y adornar esta gente con nuevas costumbres, y tornallos á fundir, si posible fuese, para hacellos hombres de ra— zon, despues de Dios. Ya yo tenia perdida la esperanza deste mi deseo si no fuera animado por las palabras de V. S. Illma., que viniendo la primera vez á visitar esta provincia de Mechuacan me dijo dos ó tres veces que porqué no sacaba algo de la gobernacion desta gente. Despues que ví á V. S.a inclinado á lo mismo que yo, concebí en mí V. Illma. Sa. daria favor á mi deseo, y por hacelle algun servicio, aunque balbuciendo de poner la mano para escrebir algo por relacion de los mas viejos y antiguos desta provincia, por mostrar á vuestra señoría como en dechado las costumbres desta gente de Mechuacan, para que V. S.a las favorezca, rigiéndolos por lo bueno que en su tiempo tenian, y apartádoles lo malo que tenian. Y apénas se verá en toda esta escriptura una virtud moral, mas cirimonias y idolatrías, y borracheras, y muertes y guerras. Yo no he hallado otra virtud entre esta gente sino es la liberalidad que en su tiempo los señores tenian por afrenta ser escasos; y digo que apénas hay otra virtud entre ellos, porque aun nombre

que

propio para ninguna de las virtudes tienen, donde paresce que no las obraban, porque para decir castidad se ha de decir por rodeo en su lengua, y así de otras virtudes, como es templanza, caridad, justicia, que aunque tengan algunos nombres no las entienden, como carescia esta gente de libros. Y en muchas cosas acertáran si se rigieran segun el dictámen de la razon; mas como la tienen todos tan afuscada con sus idolatrías y vicios, casi por yerro hacian alguna buena obra. Y permite Nuestro Señor que como les provée de religiosos que dejando en Castilla sus encerramientos y sosiego espiritual, les inspira que pasen á estas partes y se abajen no solamente á predicalles segun su capacidad, mas aun de enseñales las primeras letras; y no solamente esto mas aun abajarse á su poquedad de ellos y hacerse á todos todas las cosas, como dice el apóstol san Pablo de sí; ansí les provée cada dia quien les muestre las virtudes morales, como proveyó en V. Illma. S. para la administracion y gobernacion y regimiento de este nuevo mundo: y esto digo sin sabor de aplacer á los oidos, porque no conviene á religiosos tener tal intento, y lo que es notorio á todos, y la verdad no se ha de encubrir, porque V. S.3 paresce ser electo de Dios para la gobernacion desta tierra para tener á todos en paz, para mantener á todos en justicia, para oir á chicos y grandes, para desagraviar á los agraviados; y bien está la prueba clara, pues el aposento de V. S.' está patente á chicos y á grandes, y todos se llegan con

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tanta confianza á la presencia de V. S., que quitando sus recreaciones y pasatiempos de señor da V. S. todo el dia hasta la noche á unos y á otros, que aun hasta los religiosos estamos casi admirados de la constancia de V. S., y podemos decir de V. S. que hace mas en sustentar y conservar lo conquistado, que fué en conquistallo de nuevo. Porque en lo primero fué trabajo de algunos dias, y en esto trabajo de muchos años, en el primero se alaba la animosidad del corazon, en V. S. se alaba la benignidad para con todos, el gran talento que V. S. tiene para regir, la prudencia en todas las cosas, la afabilidad para con todos, no perdiendo la autoridad y gravedad que el oficio requiere, el celo para que se plante en esta gente nuestra religion cristiana, por lo cual permite Nuestro Señor que corresponda esta gente con amor y temor y reverencia que todos tienen á V. S. en esta provincia, y en todas las otras desta Nueva España, que aun solas las palabras de V. S.a tienen por mandamientos, viendo como V. S. los trata, y como los conserva y tiene á todos en tanta paz y tranquilidad. Lo cual no así tan fácilmente se hacia en su infidelidad, porque por la menor desobediencia que tenian á sus señores les costaban las vidas, y eran sacrificados, y lo que no podian acabar con tanta regurosidad que les fuesen obedientes, alcanza ahora V. S. Illma. con tanta mansedumbre, por lo cual es de dar gracias á Nuestro Señor, y admirarnos del gran ánimo de V. S., el cual el Espíritu Santo

a

alumbra y reparte de sus dones tan á la clara y palpablemente que chicos y grandes lo sienten. Pues, Illmo. Señor, esta escritura y relacion presentan á vuestra señoría los viejos desta cibdad de Michuacan, y yo tambien en su nombre, no como autor, sino como intérprete dellos, en la cual V. S. verá que las suyas van sacadas al propio de su estilo de hablar, y yo pienso de ser notado mucho en esto, mas como fiel intérprete no he querido mudar de su manera de decir por no corromper sus sñyas, y en toda esta interpretacion he guardado esto sino ha sido algunas sñyas y muy pocas que quedarian faltas y diminutas si no se añadiese algo, y otras sñyas van declaradas porque las entiendan mejor los lectores, como es esta manera de decir, no cuche he puhucarixaca, quiere decir en nuestro romance al pié de la letra, no tenemos cabezas con nosotros, y no lo toman ellos en el sentido que nosotros, mas entendian en su tiempo cuando estaban en alguna afliccion, ó pensaban ser cautivados de sus enemigos, y que les cortarian las cabezas y las pondrian en unos varales, juzgábanse que ya las tenian cortadas, y por eso decian que no tenian cabezas consigo. En la manera de rodar las sñyas hay que notar que no llevan tantos vocablos equívocos en tanta abundancia como en nuestra lengua. A esto digo que yo sirvo de intérprete de estos viejos, y hago cuenta que ellos lo cuentan á V. S. Illma., y á los lectores, dando relacion de su vida y cerimonias y gobernacion y tierra. Illmo. señor, V. S. me dijo que escribiese

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