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El viajero inglés capitan Roberto Boile, que publicó sus viajes eu diferentes partes del mundo, describe la capital de Santo Domingo con los colores mas alegres, admirando las comodidades y goces de sus habitantes y ponderando sobre todo el lujo de los religiosos de los conventos. Los frailes y religiosos, dice aquel, viven en la Española con mas lujo y comodidad de la que puedan gozar otros en ninguna parte del mundo.

Es notable otro párrafo de la historia contemporánea del citado Boile, porque fija la época en que principiaron los franceses sus primeros establecimientos agrícolas. "En estos dias, dice Boile, van formando los franceses algunas plantaciones en la isla en terrenos que se han ido apropiando poco á poco, porque hasta ahora no habian sido mas que cazadores y no muy ricos." Esto prueba que durante el mando de los Mariscales de Campo Sres. Don Juan Balboa, Don Pedro Carvajal, Don Ignacio Zayas Bazan, Don Francisco Segura y Don Andrés de Robles que gobernaron desde el año de 1655 hasta el de 1690 principiaron los franceses, á fijarse sólidamente en una parte de la isla, fundando fincas rurales de que no hicieron caso al principio los españoles. Esta tolerancia envalentonó naturalmente á los habitantes que reunidos á los filibusteros y bucaneros se atrevieron luego á idear proyectos de invasion contra la parte española. Estos fueron realizados de la maneta que dirémos mas adelante.

CAPITULO III.

Expedición al mando de Mr. Delisle contra Santiago de los Caballeros.Su rescate y retirada de los franceses.-M. d'Ogeron pasa á Paris y regresa á la isla con nuevas instrucciones, entre ellas la conclusion del trato y comercio con los holandeses.-Comienzan las hostilidades y se alista la expedicion para la toma de Curazao.—Naufragio de M. d'Ogeron en la costa de Puerto Rico y su atrevida resolucion para regresar á Samaná.—Restituido á su empleo forma una expedicion para salvar los prisioneros de Puerto Rico, se dispone á defender á Leogane amenazado por el Presidente de Santo Domin go, y pretende conquistar la Capital.—Prepara dos expediciones para colonizar á Samaná y Tiburon.-Se establecen los filibusteros y bucaneros en la primera, y aumentan su poblacion con mujeres europeas.-Vuelve d'Ogeron á Francia donde fallece y le sucede M. de Poinci.-Sucédele M. de Cussy y principian á regularizar los franceses la poblacion en la parte usurpada de la isla de Santo Domingo.

L primer punto á que se dirigieron los filibusteros fué la ciudad de Sautiago de los Caballeros. Su bella situcion, la fertilidad de sus campos á orillas del Yaque, la hermosura de sus casas, iglesias y otros edificios, su gran comercio de sebos, carnes, cueros y tabacos, y la corta distancia de catorce leguas que median de ella al mar, fueron los móviles principales de los invasores.

Nombró M. d'Ogeron jefe de la expedicion á un capitan filibustero nombrado Delisle, hombre de valor, que se dirigió á Puerto de Plata con 500 hombres y de allí á Santiago. Los habitantes, que no estaban prevenidos, se vieron obligados á retirarse á la ciudad de la Vega, y así pudieron los filibusteros matar mucho ganado en los campos y causar otros daños en las iglesias y casas particulares, y para evitar que la ciudad fuese incendiada acordaron los vecinos rescatarla por la cantidad de $25000. Se retiraron los invasores y continuaron las hostilidades por todos los mares de las Antillas hasta que se celebró la paz de Aix la Chapelle

Entonces pasó á Francia Mr. d'Ogeron y dió cuenta al ministro Colbert de los progresos que hacia la nueva colonia; y aunque este era de parecer que se construyera un fuerte con guarnicion correspondiente, Mr. d'Ogeron le hizo ver que seria inmediatamente

destruido por los españoles, y que para defenderse de sus lanzas no habia mejores fortalezas que los montes y malezas. Se le despachó nuevo título de Gobernador y regresó á Sto. Domingo donde encontró una abierta oposicion á las órdenes de la corte relativas al comercio con los holandeses. Acostumbrados los colones al tráfico libre y franco, se les hacia muy duro sujetarse á las restricciones que la Compañía de las Indias Occidentales establecia para lo sucesivo. A tal extremo llegó la oposicion que el Gobernador tuvo que ocurrir por socorros al comandante general de las islas de barlovento, y llegó á tal punto su desesperacion que propuso al Gobierno se desalojase la isla para establecerse en la Florida y las costas que ocuparon posteriormente los ingleses con el nombre de Virginia y Carolina; y con motivo de esta propuesta declara que habia entonces como doscientos cincuenta habitantes establecidos en Port Margot, Guarico, Port-Paix y Cul-de-Sac, y que la demás gente que no tenia establecimiento era aguerrida y sin hogar.

Se apaciguaron los ánimos despues de varios encuentros, y decretada una amnistía general, sobrevino la guerra entre franceses y holandeses. A consecuencia de este cambio quiso el comandante general de las Antillas apoderarse del peñon de Curazao, donde se habiau establecido algunos holandeses que hacian el comercio con la costa firme española, y al efecto envió órden á d'Ogeron para que le auxiliase con todos los filibusteros y bucaneros de la Tortuga y costas de Santo Domingo. Salió la expedicion compuesta de cuatrocientos hombres y de su teniente M. de Poinci. Pero la empresa se desgració en la costa de Puerto Rico, á diez legnas de la capital, adonde se dirigió M. de Poinci para pedir al Gobernador de la isla medios para avisar á M. de Bas, que reunia á los expedicionaries en la isla de Sta. Cruz.

Ya tenia el Gobernador de Puerto Rico noticia del naufragio y dió sus órdenes para retener á los franceses, contestando á M. de Poinci que daria cuenta del suceso al Señor Don Andrés de Robles' Presidente de Santo Domingo, y prendiendo á los emisarios. Instruido de esta ocurrencia d'Ogeron en la costa donde permanecia con tres hombres determinados, se apoderó de una canoa y sin velas ni remos se arrojó al mar, trasladándose á la costa de Samaná que no estaba distante. Allí le recibieron algunos bucaneros de los que estaban preparando carnes en aquellos parajes y en la península. Magrada la expedicion é ignorándose en la Tortuga y en Goava, relencias del gobierno, el paradero del Gobernador d'Ogeron, M. De Bas que era el Jefe Superior, nombró en su lugar á M. de la bre. Poco despues logró M. d'Ogeron trasportarse á la Tortudes de Samaná, y fué recibido con aplausos, porque era muy queropuesto luego en su mando. Al punto trató de rescatar á

compañeros prisioneros en Puerto Rico, pero una eseinste que de pachó con este objeto, fué desbaratada por un huTambic. puso en movimiento las tropas de su mando, porque supo que el Presidente de Santo Domingo habia formado un camino practicable hasta Leogane, una de las primeras poblaciones

racall.

de los franceses, con el objeto de atacarla. Entre tanto permanecian prisioneros en Puerto Rico diez y siete oficiales, entre ellos el sobrino de d'Ogeron, M. de Poinci, hasta que por mediacion de un corsario ingles fueron puestos en libertad los filibusteros. Ya se habia declarado la guerra entre España y Francia; pero en Santo Domingo no se diferenciaba este estado del de paz, porque las hostilidades se proseguian allí siempre con el ardor de una causa personal, y así fué que M. d'Ogeron se propuso realizar la conquista de Santo Domingo. Tomó por modelo el plan que habian adoptado los ingleses para apoderarse de Jamaica, y era presentarse en un mismo momento en todos los puertos ocupados por los españoles y bloquearlos á la vez. Envió para ello dos destacamentos á la península de Samaná y Tiburon, contando con que no dejaria otra salida sino por la capital, pero no correspondió el suceso á las intenciones.

La expedicion fué destruida por los españoles en el Fondo de Vacas, y fueron muy felices los que escaparon y pasaron á reforzar á Samaná, punto ventajosísimo por su bahía y la fertilidad de sus terrenos, ya escojido por M. d'Ogeron como el mas importante que pudieran ocupar en la isla. Emprendió la colonizacion, nombrando Gobernador á M. Fant y tuvo la dicha de recibir un refuerzo de mujeres que la casualidad condujo á aquel puerto. Semejanie cargamento, tan apetecible para unos hombres que habian vivido privados de esta sociedad, produjo grande alegría, animándolos á emprender con ardor sus establecimientos agrícolas. No abandonaba Mr. d'Ogeron su proyecto favorito de apoderarse de la capital, y para plantearlo creyó oportuno pasar á Francia y ponerse de acuerdo con el ministro Colbert sobre los auxilios de buques y gente que necesitaba para realizarlo; pero una violenta disentería lo llevó al sepulcro apenas llegó á París. Ya antes habia este nombrado sus sucesores para cualquier caso contingente; el gobierno de Cul-de-Sac lo confirió á su sobrino M. de Poinci que ya estaba de regreso, y nombró Gobernador de la isla de la Tortuga á M. de Tarin de Cus

Fué entonces que se fundaron y poblaron en la isla algunas ciudades y pueblos como el Guarico, Bayajá, y Puerto Paix, porque era manifiesta la rivalidad que animaba á los dos gobernantes franceses, bien que M. de Poinci, parecido á su tio el difunto d'Ogeron y de mejor presencia personal obtuvo la preferencia y el cariño de los colonos. Estos iban extendiendo sus fronteras por la parte del Norte hasta las orillas del rio Guayubin con estancias y plantaciones de achiotes, algodones y caña de azúcar, que desde entonces fué objeto de preferente cultivo, aunque no abandonaban entretanto su primitivo ejercicio de matar reses montaraces y salar carnes. Obtuvo M. de Ponici la confirmacion de su empleo por el Rey de Francia y de allí adelante quedó establecida la colonia y reconcentrada la poblacion, porque el nuevo Gobernador hizo reunir en las llanuras del Guarico á los franceses que estaban diseminados en Samaná y otros puntos que habian sido invadidos por los españoles. Este primer viaje á la península de Samaná, (que así se menciona

ba aquella jornada en el país), fué ejecutada bajo las órdenes de Maestre de Campo Don José Morel de Santa Cruz y de otros españoles distinguidos, y el ardor con que se acometieron los combatientes fué tal que perecieron muchos franceses en las inmediaciones de la montaña redonda, y fueron luego perseguidos hasta la villa del Cotuí. Esta ocurrencia determinó á M. de Poinci á reunir los franceses en la llanura del Guarico y fortalecer aquella ciudad (que ya habia sufrido un ataque de los españoles de Santiago el año anterior de 1678); pero fué distraido en su propósito en razon del auxilio que le pidió en aquellos dias el Conde de Cives, que vino con una escuadrilla á pesesionarse de la isla de Tabasco. Los fuegos de la escuadra que se oyeron en la costa redoblaron el celo de las autoridades de Santiago, que era incesante. Tenian que vigilar toda la costa del Norte como lo prueban las órdenes expedidas en los años 1679 y 1680. (1)

(1) "Don Gregorio Semillar y Campuzano, abogado de los Reales Consejos, Alcalde Mayor de esta Ciudad de Santiago y Capitan á guerra de ella & &. Por cuanto anoche como á las ocho me vino aviso de la vigía del Puerto de Sosua que el miércoles seis del corriente habian oido diez tiros hasta las nueve de la mañana, al enemigo frances que de contínuo infesta aquellas costas, y que así mismo vieron nuestros vigías que salia el dicho dia del puerto una balandra pequeña y que fué la vuelta de Barlovento, con que se infiere que la gente de dicha balandra saltó á tierra á hacer caza, como por ser la parte tan cercana á esta Ciudad que solo dista de ella diez ó doce leguas, prdeno al Alférez Don Francisco del Monte Pichardo, que lo es de la compañía pagada de esta costa del Norte, que luego y sin dilacion salga con todos los soldados de su tropa, y vaya á la parte donde hará todas las diligencias que fio de sus obligaciones para apresar una espía ó dos del enemigo, haciéndole la mayor hostilidad y daño que pueda alcanzar la fuerza de su gente, é segun el caso lo pidiere y así mismo ordeno y mando al cabo y soldados que están en dicha vigía y otras cualesquieras personas que haya en aquellas partes, que todos guarden la órden que les diere el dicho Alférez, y que el susodicho obre en todo lo que mas viere que convenga al servicio de Su Magestad como quien tiene la ocasion presente; y particularmente que examine la parte donde está la dicha vigía, ó si hay otro parage donde esté nuestra gente con mayor seguridad de que se aprese al enemigo, y mas dispuesto para ver las embarcaciones que entran en el puerto principal de Puerto de Plata ó Sosua 6 demás surgideros ó caletas de dicha costa; y para conocer mas fácilmente los caminos ó parages por donde el enemigo puede venir á esta Ciudad, lo cual es el fin para que está dispuesta dicha vigía, y de todo me traerá razon con individualidad para en su virtud determinar lo que mas convenga al servicio de S. M. y seguridad de esta plaza. Fecho en Santiago y Diciembre 9 de 1679.-Ldo. Gregorio Semillar y Campuzano."

"Ledo. Don Gregorio Semillar y Campuzano & &. Ordeno al Alférez Don Francisco del Monte Pichardo, que luego sin dilacion, siendo la mayor de una hora, salga con la gente de su tropa que se halla en esta Ciudad á incorporarse con la que remití á Sosua y Puerto de Plata para que como su Alférez Capitan la gobierne y rija colocando cuerpos de guardia en el mejor parage de donde reconozca el navío que se halla surto en aquel puerto y sus embarcaciones, y las requiera no echen gente en tierra y que salgan de dicho querto como se ha mandado, y de no hacerlo así les requerirá se hagan á la

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