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rán y deberán ser guardados á vista por una tropa armada en el lugar mas lejos de la plaza, y lo mismo debe hacerse con los españoles sospechosos; en consecuencia se impedirá toda comunicacion con Santo Domingo, y se procurarán buenos espías para dar cuenta de todo lo que pase á Don Juan Sanchez. 79 Con relacion á los medios de tomar la plaza y á sn capitulacion ya he dado á Don Juan Sanchez las instrucciones y reseñas necesarias sobre la conducta que ha de observar, bien entendido que comunicará sus instrucciones al coronel Don Andrés Jimenez. 8 En el caso que se entre en la plaza se evitarán todos los desórdenes, saqueos y pillajes. Los almacenes de guerra, armas, municiones, artillería y otros objetos deben pertenecer al Rey por derecho de conquista, lo mismo que los edificios públicos, casas, bienes y efectos franceses ú otras naciones que hubieran tomado las armas contra nosotros. 99 La goleta y cañonera se convoyarán recíprocamente desde el acto de su salida de San Juan hasta el Soco en que se desembarcarán los objetos, y la goleta volverá seguidamente á Puerto Rico con un cargamento de caoba. Se me enviarán por este buque las observaciones relativas á las circunstancias, á la situacion en que se encuentra el ejército, la fuerza de la plaza sitiada. si está provisionada, y si será necesario mandar piezas de artilleri de sitio. En fin se me instruirá de los proyectos que podrá tener Don Juan Sanchez, despues de haber hablado con él. 109 Dareis parte de mis disposiciones á Ciriaco Ramirez y Cristobal Hubert, cuya opinion deseo saber, pero es útil y ventajoso que reine perfecta unanimidad en la ejecución de mis órdenes. 11 Se enviará un parlamentario á la plaza para intimar al gobierno se rinda para evitar las consecuencias que podrian resultar de su negativa, supuesto que no puede tener esperanza de ser socorrido, y en caso que se rinda se le concederá lo mismo que á la guarnicion los honores de la guerra, sus armas y equipajes y serán trasportados á Cuba sin maltrato.-Puerto Rico 12 de Diciembre de 1808."

Mas adelante el mismo Gobernador de Puerto Rico aprobó que Ciriaco Ramirez y Hubert se hubiesen sometido á la autoridad de Don Juan Sanchez, que habian desconocido por mala inteligencia; previno que colocados los cañones para el sitio se intimara inmediatamente al General enemigo; y advirtió que nada se tratara con el mulato Pétion ni con Cristóbal sin su conocimiento, conservando la buena armonía y respetando los límites: que se construyeran barracas para las tropas, y que si se necesitaban armas de los mulatos ó negros fuera segun el órden que tenia prescrito: que se reconociera como mayor general de armada á Don Francisco Valderrama, y al Teniente de Milicias Don Francisco Diaz, que se encontró en la batalla de Palo-Hincado, el grado de capitan: que Ramirez y Hubert se reuniesen al ejército del Este: que en el caso de rendirse la plaza, se observara el mas estricto órden en los inventarios y averiguacio nes de las propiedades públicas y privadas: que Don Juan Sanchez sirviese en ese caso la plaza de Teniente Rey, y Valderrama la de Sargento Mayor: que se organizasen cuerpos de milicias de mil dos

cientos hombres veteranos, y compañías de ciento con los oficiales. del regimiento de Puerto Rico, y del mismo modo un cuerpo de caballería que se distribuiria en la frontera: que Don Juan Abreu estaba encargado de instruir cien artilleros para el servicio de la plaza: que se nombrase Contralor Capitan del Puerto, dándose á los ingleses los socorros y acogimiento de buen aliado: que los soldados que se alistasen fuesen voluntarios: que supuesto que Salvador Félix habia conseguido del General Péthion cuarenta cajones de cartuchos, cuatro mil piedras de fusil y cien lanzas, que se emplea sen de la manera mas conveniente: que se remitiesen á Cuba las tropas francesas en los buques que hubiese en el puerto para evitar gastos: que enviaba á Don Francisco Javier Miura y Don Francisco Aponte, cadetes, para que se les emplease; y que, por último, les remitia harinas.

Fueron acogidas por los dominicanos estas instrucciones, diridas al coronel Don Andrés Saturnino Ximenez, con general y justo desagrado, provocando vehementes protestas. Don Juan Sanchez supo aprovecharse del estado de los ánimos y con suma habilidad y diligencia congregó á sus parciales, haciéndoles ver la necesidad de un acuerdo para evitar rivalidades y asegurar la unidad del mando. En consecuencia se convocó una Junta de Delegados, la que se reunió en el cuartel general de Boudillo el 18 de Diciembre, segun consta del acta siguiente: (Véase en el Tomo IV, Diario de D. J. Sanchez Ramirez)

Despues de este importante acuerdo que centralizaba la autoridad en manos del llamado á ejercerla por sus méritos y por la voluntad de sus concindadanos, procedióse á la organizacion del ejército sitiador. Formáronse tres divisiones: la del Este á las órdenes de Don Manuel Carbajal, la del Norte á las de Don Diego Polanco y la del Sur á las de Don Juan Sanchez, General en jefe, y hecho esto, se estrechó el sitio de la plaza. Ocurrieron algunos encnentros y hubo parlamentarios de una y otra parte, sin que llegase á haber un avenimiento. Durante estas primeras operaciones, suscitáronse desavenencias entre los dominicanos, siendo la de mas nota una polémica en regla sostenida entre el Dr. Don Bernardo Correa Cidron y Don Juan Sanchez sobre la legalidad de los procedimientos de uno y otro.

Eficacísimo fué el auxilio que en esta sazon prestaron á los sitiadores los cruceros ingleses, destacados de la escuadra de Jamaica, en virtud de la alianza pactada entre Inglaterra y España; con lo cual se apretó estrechamente la plaza, encargándose los navíos ingleses de bloquear el puerto.

El 24 de enero tuvo lugar el impetuoso ataque del castillo de San Gerónimo, que fué sangriento, y en que experimentaron dominicanos y franceses no escasas pérdidas entre muertos y prisioneros; tras de lo cual tornaron á conferenciar parlamentarios, pero sin fruto. Los parlamentarios franceses fueron el capitan Gilberto Guillermin, que escribió la historia de estos sucesos, Don José Lavastida y Don Ramon Cabral. Pocos dias despues hubo un formal en

cuentro en la hacienda Galá; y como consecuencia, reanudáronse las negociaciones de parte de los franceses, y se dirigieron al campo dominicano, que se habia trasladado al otro lado del rio Ozama, el supradicho Cabral, D. José del Orbe y D Juan Santin en clase de parlamentarios, sin lograr otra cosa que el canje de prisioneros; y rotas nuevamente las hostilidades, se recrudeció el fuego entre las fortalezas de la ciudad y las trincheras de los sitiadores. En estas circunstancias vino de Santiago Don Francisco Estevez á la cabeza de quinientos cibaeños para incorporarse al ejército dominicano. Entonces (20 de febrero de 1809) tentaron los franceses el paso del Ozama, á despecho de las formidables trincheras y defensas que habian acumulado en aquellos puntos los sitiadores. El asalto dado á las trincheras de Manganagua, fué impetuoso é irresistible. Pero aquellos eran los vencedores de Palo-Hincado; y la pelea fué reñidísima. Perdieron los dominicanos mucha gente, mas los franceses tuvieron que retirarse con mayores pérdidas.

Entre estos combates parciales, salidas y escaramuzas, corrió el tiempo, hasta el mes de mayo, en que el Brigadier Don José Mata, que habia sustituido á Don Andres Ximenez, intimó la rendicion al General Barquier desde su cuartel de Bainoa, á lo que contestó el sitiado que estaba resuelto á defenderse hasta la última extremidad; é igual contestacion dió al capitan ingles de navío Guillermo Price Cumby, que le habia hecho la misma intimacion. Entonces se renovó el ataque por mar y tierra,estrechando los ingleses el bloqueo. La miseria que sufrian los habitantes era extrema; y la tercera parte de la guarnicion estaba en los hospitales por causa de enfermedades.

El 22 de Mayo comenzó un vivo bombardeo por mar y tierra, y durante los dias subsecuentes ocurrieron varios encuentros por haber intentado salidas los sitiados.

El dia 7 de Junio empezó otra vez el bombardeo por mar y tierra, y los alia los ingleses apretaron el asedio levantando nuevas trincheras y fortificaciones frente á la plaza. Durante ese ataque cayó sobre la bóveda de la catedral una bomba, y apagada su mecha quedó allí enclavada, donde ha continuado hasta nuestros dias, dando testimonio de la solidez del edificio, y para los creyentes, de la milagrosa intervencion de la Providencia.

Muy lastimosa era en esos momentos la situacion de Santo Domingo. Los infelices vecinos estaban reducidos por la falta de subsistencias á la mas espantosa miseria por un lado, y por otro, á los mas crueles tratamientos de parte de los franceses, que desconfiaban de su fidelidad y adhesion al gobierno. Una proclama que dió el General Barquier en aquellos nefastos dias revela la escasez de víveres de la plaza: la menestra se vendia á precios exhorbitantes. Por último tuvieron los sitiados, despues de haber consumido burros y caballos, que alimentarse con animales inmundos, y les llegó su turno á los perros, gatos y ratones. Entre tanto, no era mucho mas halagueña la situación de los sitiadores. El valiente ejército de los patriotas sufria tambien necesidades y escaceses poco

menos apremiantes que las de la plaza asediada. En esta se hacian ya insoportables los apuros del hambre, al extremo de constituir el manjar mas nutritivo y codiciado los cueros y curtidos, cocidos y condimentados, cuando escasearon las bandadas de palomas que cazadas desde las azoteas de las casas habian durante algun tiempo suplido á las otras carnes. Vanos habian sido todos los esfuerzos hechos por los corsarios franceses Fores y Bottin para llevar en sus atrevidas goletas algunos barriles de harina á la famélica guarnicion.

Tal era la situación á fines del mes de Junio cuando despues de once combates, de los cuales fueron los mas empeñados y mortíferos los que selibraron en San Gerónimo, Manganagua y Galá, en los que Juan Sanchez y los patriotas hicieron prodigios de valor y constancia que reconocieron y encomiaron sus enemigos, presentóse en la costa la escuadrilla con las tropas de desembarco mandadas por el Mayor General Sir Hugh Lyle Carmichael que habia salido de Jamaica para auxiliar á los dominicanos.

Desembarcó el Jefe inglés en el Palenque y procedió á hacer minucioso reconocimiento de las fortificaciones de la plaza y de sus contornos, operacion que no terminó hasta los últimos dias del mes; pero ya antes habia procurado ponerse de acuerdo con el general dominicano para concertar la accion combinada de las fuerzas aliadas, como puede verse por la siguiente comunicacion, fechada á bordo de! bergantin inglés Lock, y dirigida á Don Juan Sanchez:

"Señor:

Tengo el honor de comunicar á V. E. que á consecuencia de lo dispuesto por el Vice Almirante Rowley, Comandante en Jefe de las fuerzas navales de S. M. B. en Jamaica, é informado por el Comodoro Cumby, comandante de la escuadra de S. M. en Santo Domingo, de las contestaciones que han mediado con el General Barquier, considero de mi obligacion adoptar las mas eficaces medidas para ayudar á las armas de S. M. Católica en cuanto me sea posible, auxiliando á V. E. en sus acertadas operaciones para expulsar á los franceses de la ciudad de Santo Domingo y que sea restituida á su legítimo Soberano.

Para este fin he creido conveniente formar un cuerpo de artillería é inspeccion que obediente á las órdenes de su rey y manteniendo el honor de la bandera inglesa, coadyuven á la gloriosa causa de los patriotas españoles. Informado de que las fortificaciones de la plaza son fuertes y que confiando en ellas los franceses esperan refuerzos exteriores, y que el ejército de V. E. carece de la necesaria artillería, me parece que lo que mas conviene es abrir un acceso al enemigo y probar á los franceses el intrépido espíritu y el valor jurado por la lealtad á su soberano, y amor al pais.

"Se ha despachado el bergantin Lark con una division de tropas que se hicieron á la vela el 7 de este mes, y tengo el gusto de anticiparle esta noticia á V. E. ansiando vivamente que en nuestra próxima entrevista concertaremos las medidas mas acertadas para la próxima expulsion de los franceses de esta parte del globo.-Ten

go el honor &.&.-H. L. Carmichael.-Abordo, Junio 17 de 1809. A S. E. el General Sanchez Ramirez."

En efecto, la anunciada entrevista del Mayor General inglés con el General Sanchez se llevó á cabo el 30 de Junio, y en ella convinieron las disposiciones que habian de preparar el asalto definitivo. Acordaron cortar las comunicaciones de la plaza con el fuerte de San Gerónimo y hacer cuarteles en el pueblo de San Carlos, donde se situaron las tropas auxiliares. En estos momentos en que se activaban los preparativos para un vigoroso ataque llegó á Sto. Domingo la noticia de que los bergantines Reindeer y Perth, con las fragatas Aurora y Dedalus, se habian apoderado del puerto y pueblo de Samaná apresando tambien los barcos cargados y anclados en la bahia, y que la poblacion francesa de 900 almas, hombres, mujeres y niños que habian tratado de escaparse en un corsario de 12 cañones en que se habian refugiado, tambien habia sido hecha prisionera, despues de una leve resistencia. Agregábase que se habian pedido tropas á Puerto Rico para guarnecer á Samaná. Este descalabro produjo desastrosa impresion en los sitiados de la Capital y contribuyó poderosamente á inclinarlos á la capitulacion.

Entonces el General Barquier se decidió á pedir un armisticio, aunque todavía se manifestaba obstinadamente resuelto á no rendirse prisionero de guerra.

Sin embargo, la situación era materialmente insostenible. La guarnicion perecia de hambre. Al fin el General Barquier convocó un consejo de guerra y allí se convino que ya era tiempo de tratar de la evacuacion de la plaza y términos de la capitulacion.

De las negociaciones entabladas para ese fin y de las operaciones militares de los primeros dias del mes de julio que dieron por resultado la rendicion de la plaza, á falta de los minuciosos pormenores contenidos en las páginas estraviadas del Diario de Don Juan Sanchez (que en su estado incompleto se publicará en el tomo IV de esta Historia) se encontrará una relacion fidedigna y autorizada en la siguiente comunicacion oficial, dirigida á su Gobierno por el General Carmichael. Dice así:

"San Carlos, frente á Santo Domingo, 8 de Julio 1809.-Milord:-Tengo el gusto de participar á V. E. que salí de Jamaica el dia 9 del mes pasado, con las tropas citadas al márgen, con las que desembarqué en Palenque, el mas próximo lugar de desembarque, distante 13 millas de Santo Domingo, y de donde procedí el dia 28 á reconocer los fuertes y fortificaciones, operacion completamente terminada el dia 29; y plenamente convencido de que las murallas y fortalezas eran asaltables por un golpe de mano, y considerando la guarnicion que los ha defendido con bravura durante un sitio continuado de ocho meses, me pareció que debia tomar medidas prontas y decisivas contra un bizarro enemigo, evitando así los graves inconvenientes de la estacion de las lluvias, el enemigo mas temible para nosotros, que ya ha cansado muchos estragos en las filas de los españoles naturales del pais, de los cuales hay 400 6 600 fuera de servicio, y que probablemente causaria entre las tropas inglesas aun

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