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capitan si no sabia ser soldado, que cómo me habia de atrever a ordenar ni mandar a los esperimentados y antiguos en la guerra sin saber lo que mandaba; que solo serviria de darles que notar y que decir, porque quien no habia aprendido a obedecer, era imposible que supiese bien mandar." Bascuñan no dice, sin embargo, en qué época ni bajo qué gobernador sentó plaza en el ejército. Es probable que fuera a principios de 1625, bajo el interinato del maestre de campo don Francisco de Alba y Norueña.

Pocas noticias tenemos acerca de los primeros años de su carrera. Bascuñan dice solo que en algunos años que se ocupó en la guerra araucana, ocupó el puesto de alférez de una compañía, cabo y gobernador de ella, y luego su capitan. A causa de una indisposicion, se retiró temporalmente del servicio militar.

Las tropas de infantería españolas que en esa época hacian la guerra de Chile, estaban divididas en dos cuerpos o tercios, acantonados en distintos lugares. En uno de ellos, que ocupaba el lugar donde hoi existe el pueblo de Arauco, habia servido Bascuñan durante los primeros años de su carrera. Sin embargo, la guerra era ménos activa por aquella parte. Las irrupciones de los bárbaros del otro lado del Bio-bio tenian lugar frecuentemente por el lado de la cordillera o por la parte central del territorio. Para resistirlas se habia establecido el otro tercio en un lugar inmediato al actual pueblo de Yumbel, con el nombre de tercio de San Felipe de Austria. A éste fué a servir en breve el capitan Bascuñan.

A principios de 1629 (2), las irrupciones de los araucanos fueron mas formidables. Los bárbaros pasaron el Bio-bio por el lado de la cordillera, y recorrieron los campos vecinos a Chillan. El capitan Osorio, que defendia esta plaza, fué derrotado y muerto en la batalla que les presentó (3). Las tropas del tercio de San Felipe entraron entónces en campaña primero para cortar al enemigo su retirada, y luego para defenderse contra el impetuoso ataque de los araucanos. El 15 de mayo del mismo año tuvo lugar en el sitio denominado las Cangrejeras uno de los combates mas memorables de aquella guerra. Los españoles sufrieron una derrota espantosa con pérdidas mas considerables de las que de ordinario esperimentaban en aquella guerra. Bascuñan fué del número de los soldados de aquella jornada, si bien no le cupo la peor suerte. "Estando yo, refiere él mismo, haciendo frente en la vanguardia del pequeño escuadron que gobernaba, con algunos piqueros que se me agregaron, oficiales reformados y personas de obligaciones, considerándome en tan evidente peligro peleando con todo valor y esfuerzo por defender la vida, que es amable, juzgando tener seguras las espaldas, y que los demas sol

(2) Por un error de imprenta se ha puesto 1620, en la pájiña 11 del Cautiverio feliz. Debe decir 1629.

(3) Informe sobre el gobierno de don Francisco Lazo de la Vega, presidente dé Chile, por Lorenzo de Alnen.

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dados hacian lo mismo que nosotros, no habiendo podido resistir la enemiga furia, quedaron muertos y desbaratados mis compañeros; y los pocos que conmigo asistian iban cayendo a mi lado algunos de ellos, y despues de haberme dado una lanzada en la muñeca de la mano derecha, quedando imposibilitado de manejar las armas, me descargaron un golpe de macana, que así llaman unas porras de madera pesada y fuerte de que usan estos enemigos, que tal vez ha acontecido derribar de un golpe un feroz caballo, y con otros que se me asegundaron, me derribaron en tierra dejándome sin sentido, el espaldar de acero bien encajado en mis costillas y el peto atravesado de una lanzada; que a no estar bien armado y postrado por los suelos desatentado, quedara en esta ocasion sin vida entre los demas capitanes, oficiales y soldados que murieron. Cuando volví en mí y cobré algunos alientos, me hallé cautivo y preso de mis enemigos."

Entónces comenzó para Bascuñan el cautiverio que muchos años despues narró tan detenidamente en la importante obra que nos ha legado. En el reparto de los prisioneros, a Bascuñan le cupo en suerte quedar bajo la dependencia de un cacique llamado Maulican, indio esforzado y jeneroso que lo trató como amigo durante su cautiverio. Bascuñan recorrió gran parte de la Araucania, observó atentamente las costumbres de sus habitantes y se fijó por fin con su amo en las inmediaciones de la arruinada ciudad de la Imperial.

¿Cuanto tiempo duró el cautiverio de Bascuñan? Algunos historiadores han dicho que permaneció prisionero de los salvajes durante muchos años; sin embargo por su libro mismo se vé que solo vivió entre ellos unos cuantos meses. Por influjo de su padre fué rescatado, y el 27 de noviembre de 1629 salió, como él dice, para tierra de cristianos. Pocos dias despues, el 7 de diciembre, llegó a Chillan donde residia su padre. El siguiente dia, ámbos se confesaron y comulgaron para celebrar su libertad y su vuelta al seno de su familia.

Bascuñan volvió al servicio militar, pero apenas nos ha quedado de sus hechos una que otra noticia consignada en su libro. Por los años de 1654 desempeñaba el cargo de gobernador de la frontera del sur, Boroa, Imperial, Tolten, Villarica y sus contornos, cuando el maestre de campo don Juan de Salazar sufrió una gran derrota en las márjenes del rio Bueno. Este descalabro no impidió que el año siguiente volviera a salir a campaña; y en esta ocasion el autor del Cautiverio Feliz recibió órden de acompañario. Bascuñan se ha encargado de referir hasta los menores incidentes de aquella espedicion en el discurso III, cap. XV de su obra. Creemos inútil reproducir en esta introduccion lo que el lector hallará en el testo de este libro (4).

Se sabe, ademas, que Bascuñan alcanzó al rango de maestre de campo,

(4) Véase tambien Córdova de Figueroa, Historia de Chile, cap. XVIII del lib. V, paj. 254, en el segundo tomo de esta Coleccion.

y que despues de largos años de servicio se hallaba cargado de familia y pobre como tantos otros militares que se habian distinguido en aquella guerra. "Yo soi el ménos digno entre todos, dice él mismo, que a imitacion de mis padres he continuado esta guerra mas de cuarenta años, padecido en un cautiverio muchos trabajos, incomodidades y desdichas, que aunque fué feliz en el tratamiento y agasajo, no por eso me escusé de andar descalzo de pié y pierna, con una manta o camiseta a raiz de las carnes, lleno de pulgas y otros animalejos que me daban fastidio ; que para quien estaba criado en buenos pañales y en regalo, el que tenia entre ellos no lo era: y con todo esto me tuviera por premiado si llegase a alcanzar un pan seguro con que poder sustentarme, y remediar en algo la necesidad de mis hijos, que por natural amor que he tenido de servir a S. M. (aunque conozco la poca medra que por este camino se tiene), los he encaminado a los cuatro que tengo, a que sirvan al rei nuestro señor."

En sus últimos años Bascuñan ocupó un empleo importante. Habiéndose anunciado que algunos corsarios amenazaban las costas meridionales de Chile, fué necesario proveer el cargo de gobernador de Valdivia en un militar de reconocida competencia. "Nombramos para este cargo, dice la real audiencia de Lima, que en 1674 rejia interinamente el vireinato del Perú, al maestre de campo jeneral don Francisco de Pineda Bascuñan, que actualmente está gobernando aquel presidio y en el último bajel que llegó por el mes de junio, no se han recibido cartas suyas, si bien las de algunos castellanos y mílites se remiten a la relacion que dicen envia del estado en que halló la plaza especificando algunas circunstancias" (5). Esta es la última noticia que existe acerca del autor del Cautiverio Feliz.

Don Francisco de Bascuñan ocupó los últimos años de su vida en escribir el libro que ahora sale a luz por primera vez. Poseia los conocimientos mas vastos que era posible adquirir en la colonia, habia estudiado muchos autores latinos y algunos padres de la iglesia, y se habia aficionado a ese jénero de literatura empalagosa por las referencias y citaciones inconducentes que se cultivaba en España en la segunda mitad del siglo XVII. Natural parecia que el viejo soldado de la guerra araucana, queriendo escribir las aventuras de su mocedad, hubiera compuesto un libro en estilo llano, vulgar si se quiere, en que hubiera consignado sus recuerdos tal como se agrupaban a su mente. Así escribieron Bernal Diaz del Castillo y Góngora Marmolejo, y nos legaron libros admirables por su candor y sencillez, y preciosos como documentos históricos. Pero Bascuñan era demasiado literato para que siguiera ese ejemplo: quiso ostentar sus conocimientos, y nos dejó un libro in

(5) Relacion que la Real Audiencia de Lima hace al Exmo. señor conde de Castelar, marques de Malagon, virei de estos reinos, del estado de ellos i tiempo que los ha gobernado en vacante, 1. de agosto de 1674. Ms.

forme en que lo útil está perdido en medio de pájinas cuya lectura fatiga nuestra atencion.

El proposito de Bascuñan fué solo referir su cautiverio entre los indios araucanos despues de la batalla de las Cangrejeras; pero no quiso contar simplemente sus aventuras sino moralizar sobre cuanto veia y buscar en los autores que conocia un fundamento para sus moralejas. Este sistema lo arrastró demasiado léjos; y se vió precisado a alargarse en digresiones inútiles que interrumpen el discurso y aburren al lector. Despues de estudiar su obra, casi se siente uno tentado a creer que esas digresiones constituyen su verdadero fondo, y que la narracion de su cautiverio es solo la parte accesoria. Siguiendo ese sistema, Bascuñan despojó a su libro de la mayor parte de su mérito.

Sin embargo, un lector atento descubre en casi todas sus pájinas una noticia interesante para la historia nacional. Bascuñan habia vivido entre los araucanos y habia apreciado mejor que nadie sus costumbres, hábitos y preocupaciones, y los da a conocer con bastante exactitud, porque por mas que haya puesto en ejercicio todos los recursos de su imajinacion para engalanar sus cuadros, el lector distingue en ellos la verdad y la descarga de los adornos retóricos. Las fiestas de los indios, sus juegos y borracheras, su vida doméstica, su sistema de guerra, su industria, su organizacion política, y hasta su carácter estan bosquejados con gran recargo de pormenores, y con cierto arte que hacen interesantes sus descripciones.

No son ménos notables las noticias que nos ha dejado en su libro acerca de la colonia y de su gobierno. Bascuñan se ha esforzado en dar a conocer los abusos del sistema de encomiendas, la codicia de los encomenderos, la rapacidad de los que traficaban con los indios, y el mal pago que se daba a los buenos servidores del rei, mientras eran premiados algunos hombrecillos desprovistos de todo mérito. Cada vez que quiere dar la prueba de sus opiniones, recuerda en su apoyo algun hecho histórico mas o ménos curioso e interesante.

Como escritor, el autor del Cautiverio Feliz debe ocupar un puesto importante en la modesta historia de nuestra literatura colonial. Bascuñan es difuso, vulgar, pesado cuando entra en sus eternas digresiones morales o filosóficas; pero su estilo toma un aire de sencilla animacion cuando recuerda ciertos pormenores de la vida doméstica, o cuando describe algunas localidades. En las traducciones que hace de algunos poetas, se encuentran a veces ciertos versos cuyo candor nos hace agradable su lectura. Para apreciar mejor el mérito literario de su libro es menester trasportarse por la imajinacion a la época en que él escribió, en medio de la oscuridad colonial, y cuando en la misma España habian llegado las letras a un estado de asombrosa postracion y decadencia. La lectura del Cautiverio Feliz es, como queda dicho, pesada y embarazosa; pero los la lleven que término deben reconocer en su autor un hombre mil veces mas notable por su carácter que por sus talentos. Don Francisco de Bascuñan es uno de esos soldados llenos de

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honradez y de buen sentido que escaseaban en el ejército de Chile del siglo XVII, y que se distinguen de sus camaradas por la modestia y la probidad. Tal vez estas solas prendas lo harian recomendable a los historiadores si no hubiera dejado un libro que estudiado con paciencia puede contribuir a guiarlos en el embrollado laberinto de las interminables guerras de la frontera araucana.

DIEGO BARROS ARANA.

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