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mente, y despoblado poblaciones convenientes y necesarias por borrar de la memoria los lauros honorosos que adquirieron con los progresos y adelantamientos que obraron, de cuyas acciones se han reconocido y experimentado grandes inconvenientes y menoscabos, siendo principios de los que hasta ahora padece lastimado nuestro Chille. Finalmente, vienen mui pocos que miren las acciones ajenas con buenos ojos, y que no procuren solicitar muchos modos de gobierno para sus mayores aumentos y para menoscabos del comun de un reino, con que se halla hoi el nuestro mui a pique de su total ruina por semejantes variedades y emulaciones envidiosas, como la de nuestro cacique Lemullanca; pues le obligó la que tenia rabiosa, a intentar con fraude quitarme la vida, como se verá en el siguiente capítulo.

CAPITULO III.

De como, cumplido el plazo de la citacion del parlamento, le hizo Lemullanca y envió a llamar a Llancareu y a su hijo Maullican mi amo con fraude; y estando ya marchando para él, tuvieron aviso de que nos aguardaban para matar al hijo de Alvaro en él, con cuyo mensaje nos volvimos del camino a nuestro alojamiento.

Llegó el dia señalado para la convocacion y junta de guerra, y como motor y fundamento principal de este cónclave y concurso, el cacique Lemullanca habia llevado gran cantidad de botijas de chicha, ovejas de la tierra, de las de Castilla y vacas al lepum, que así llaman al lugar diputado para tales llamamientos y juntas de guerra, que es un sitio distante y apartado del comun concurso media legua o una poco mas o ménos: este cacique traidor a sus comarcanos habia en secreto comunicado y dado a entender a sus compañeros y amigos, que el parlamento era solo encaminado a quitar la vida al hijo de Alvaro, y que si Maulican lo repugnase, lo habia de matar por fuerza y poner en ejecucion su intento, para lo cual les pedia y invocaba su favor y ayuda porque apoyasen sus razones y se opusiesen a las contradiciones y repugnancias que Maulican en mi defensa hacia; y aunque algunos admitieron su propuesta, otros le avisaron en secreto de la traicion que intentaba Lemullanca. En este tiempo habíamos subido a caballo mi amo y yo, Llancareu y otros sus sujetos para ir al parlamento, sin saber lo que nos aguardaba, y estando ya mas de seis o ocho cuadras de nuestros ranchos, nos encontró un indio mensajero que venia a darnos aviso de lo que Lemullanca maliciosamente intentaba. Y habiendo quedado suspensos y parados, consultando la resolucion que habian de tomar en el caso, llegó otro embajador de parte del Lemullanca nuestro adversario, encaminado al toque principal Llancareu y a Maulican, diciendo que a ellos solos aguardaban en el lepum (como si dijiese en el senado), y que tambien decia que llevasen al hijo de Alvaro, porque importaba su persona mucho. Luego que Maulican oyó estas razones, habiendo sido ántes avisado de la dañada intencion de Lemullanca, dijo al mensajero enfurecido: andad y decid a ese mal intencionado tuerto (que lo era y mui mal

ajestado), que ya he sabido con certidumbre a lo que su cojao se encamina; que no quiero ir a él; que si tiene deseos de ensangrentar su toque y de matar españoles en sus parlamentos, que vaya a la guerra a cojerlos y aventure su vida en las fronteras, como yo lo hago y lo he hecho siempre; que este capitan me ha costado mucho trabajo y grandes disgustos y no le he traido a mi casa para que él ni otro alguno quiera adquirir nombre y gloria con su muerte. Con cuyas razones le volvió las espaldas, cojió el camino para su habitacion, y alegres nos retiramos y seguimos todos, que ignorantes de lo que nos aguardaba en el parlamento, nos habíamos puesto en camino para él; el viejo Llancareu su padre, luego que vió a su hijo retirarse, le siguió tambien, juntamente el otro indio que habia venido con la advertencia y aviso de los amigos de mi amo, y algunos otros comarcanos que se habian juntado de su parcialidad y distrito, y todos siguieron a Maulican, teniendo por bien acordada su resolucion.

Volvióse el mensajero al sitio y lugar en que le aguardaba Lemullanca y a mí para el sacrificio y ostentacion de su concurso; y hallóse burlado, porque lo deseaba con extremo y por haberlo prometido a los demas sus compañeros.

Habiendo visto, en fin, la falta de su promesa y que le era forzoso dar algun despediente a su cojao y parlamento, dió principio a su propuesta significando con enerjía lo que importaba mi cabeza para el sosiego de sus tierras y comodidad de sus habitadores, y que Maulican no queria de ninguna suerte ayudar a establecer y a fijar sus toques con la sangre de españoles, pues tan descaradamente defendia (1)........

Se retiraron a sus casas los caciques y huéspedes comarcanos, y el viejo Llancareu padre de mi amo me llevó a su rancho, adonde asistian con él un hijo casado, una hija soltera y sus nietos, cuya familia con estimacion, respecto y benignidad me miraba ; y luego que entramos por la puerta, hicieron que me asentase al fuego, y aunque habíamos cenado y comido mui a gusto, me sacaron un cántaro de chicha de frutilla seca, extremada, clara, gustosa y picante, que es de las mejores que se usan, y el viejo se asentó cerca de mí, a quien brindé con ella y a los demas circunstantes, a quienes alabé la bebida grandemente porque el licor era sazonado y cordial al gusto, a cuya causa mandó el viejo que me la guardasen y que de ella no bebiesen otros : a que respondió la hija que no me faltaria de aquel jénero, porque ella tenia frutilla bastante con que aumentarme la bebida. Agradecíle mucho la oferta y la dije, que en todo lo que me quisiese ocupar, la serviria con todo amor y respeto. El viejo su padre la volvió a encargar con encarecimiento que tuviese gran cuidado conmigo en darme de comer y de beber, que hiciese cuenta que yo era su hijo, porque en ese grado me habia de tener; mandó disponer la cama, y que la hiciesen ancha y blanda añidiendo [sic] los pellejos

(1) Faltan dos pájinas del MS.

y otra frezada, sin la que me habia enviado Maulican mi amo. El buen viejo Llancareu estaba ya mui cerca de la edad de los niños, pues se burlaba y entretenia con ellos a ratos, y a mí me miraba como a tal, porque entonces lo era sin pelo de barba, mostrándome grande amor y voluntad, por lo cual me dijo que habia de dormir con sus nietos y con él porque no tuviese frio, que le hacia con extremo: el uno de los muchachos seria de doce a trece años y el menor de diez a once; y despues de haber conversado un rato con sus hijos y con los compañeros, me llevó el viejo a la cama, adonde él y los nietos y yo nos acostamos, quedando el viejo en medio de nosotros todos con calzones, que así duer. men los mas, aunque yo quedé con calzones, coleto y jubon, que no hice mas de quitarme de encima dos camisetas grandes que traia para el abrigo, con que echamos todas las mantas y camisetas encima de las frezadas para repararnos del frio y de las heladas, que en aquel valle eran contínuas; que como entónces era la fuerza del invierno, junio y julio, padecí algunas penalidades orijinadas de la nieve y hielos que de ordinario nos cercaban y combatian; y por ser jente pobre y desdichada la que asistia en aquel distrito, y ser fronterizos y soldados perseguidos de los nuestros con malocas, entradas y corredurías, no tenian que comer, sino era una poca de cebada con que hacian mote, y algunas papas, que a los camellones antiguos las iban a buscar de las que de rebusco habian quedado en ellos.

Acostámonos en la cama ancha y esparcida los cuatro referidos, y despues de haberme quitado las mantas y echádolas encima, me santigüé despacio para encomendarme a Dios, a cuya accion estuvieron todos mui atentos y el viejo me preguntó, que para qué hacia aquellas señales con la mano y en el rostro; a que le respondí, que era antigua costumbre de los cristianos porque el demonio de noche no nos inquietase, y que con aquellas señales de cruz que hacíamos, le ahuyentábamos de nosotros.-Pues enseñad tambien a mis nietos (dijo el viejo) a hacer esas señales, que me parece mui bien lo que decis.--De mui entera voluntad los enseñaré (respondí al buen viejo), y tambien a rezar para que invoquen el nombre de Dios y le conozcan. El nietecito mayor, como estaba a mí arrimado, me preguntó lo que era Dios; a que le respondí en breves razones, que era el Señor de cielos y tierra, el Criador de todas las cosas, por quien los vivientes teníamos vida y espíritu para rastrear con él lo que le debíamos, el que hacia que los campos se matizasen de flores, que los árboles brotasen y de verdes hojas se vistiesen, las plantas produjiesen frutos, los cielos estuviesen en un contínuo movimiento, el sol con sus lucientes rayos iluminase la tierra y aclarase el dia, la luna y las estrellas que a la noche presidiesen, que a tiempos lloviese para la fertilidad de los campos; y finalmente es Dios (les dije) como San Gregorio difine, que si se dice no se puede decir lo que es, si se estima o se aprecia no se puede apreciar de ningun modo, cuando se difine la mesma difinicion se aumenta y crece es a quien todas las cosas ignoran y temiéndole le conocen ;

y mas adelante dice, que los mayores santos, cuanto mas miran y atienden a lo oculto y escondido de este gran Señor y Dios omnipotente, tanto ménos se conocen y se reputan por nada; y otras cosas que de paso les signifiqué, a que me estuvieron con gran atencion escuchando, no tan solamente los que en este lecho me asistian, sino tambien los que al amor del fuego estaban asentados. Y últimamente, les dije que si tenian gusto de saber muchas mas grandezas de nuestro Dios y Señor, las conocerian fácilmente si de todo corazon y afecto deseasen hacerse capaces de sus divinos misterios y ser cristianos. Oidas mis razones y bien atendidas, el muchacho que a mi lado estaba, me dijo: enseñaréisnos, capitan, desde mañana, que yo aprenderé con mucho gusto.-Gran consuelo me dais, respondí al chicuelo, con veros a conocer a Dios tan inclinado, y para que tengais mayor contento, os enseñaré las sagradas oraciones en vuestro natural idioma y lengua propia (que de haber oido dotrinar a nuestros domésticos indios algunos ratos tenia las tres oraciones hasta el credo en la memoria), que de esa suerte podréis entender mejor las cosas de nuestro Dios y Señor. Descansemos ahora lo que queda de la noche, que ya es tarde y el viejo parece que se ha quedado dormido y se ha quejado ántes de dormirse. Así lo hace siempre en acostándose, dijo el nietecito, porque la vejez lo tiene como niño. Acha ques son de los años los que el buen viejo padece, respondí al compañero, y como dijo Sóphocles, no vive ya el que de esta suerte vive, porque mas es muerte que vida la que tiene.

Nam nulla cui mentem voluptas recreat,

Non vivere hercle existimo, sed mortuum.

Y Marcial a este propósito nos da a entender, que no la edad larga ni los dilatados años son los que se pueden reputar por vida, sino es la que con salud y fuerza se conserva.

Etatem Priami Nestorisque

Longam qui putat esse, Martiane,
Multum decipiturque falliturque:
Non est vivere, sed valere vita.

Aquel que piensa que vive
Con edad prolija y larga,
Siendo la vejez tal carga
Que solo de muerte sirve,
Se engaña, pues no apercibe
Ni sabe que la salud
Con vigorosa virtud

Es la vida mas constante:
Que así Marcial elegante
Lo discantó en su laud.

Con esto podrémos hacer lo que nuestro viejo hace, dije a mi compañero, dando fin a nuestra dilatada conversacion, y a nuestros fatigados sentidos el reposo acostumbrado con el sueño.

CAPITULO IV.

En que se refiere como el cacique Ancanamon, que era el gobernador de aquellas aillareguas, envió a convidar a mi amo para una fiesta y baile que habia dispuesto, y envió a rogarle que me llevase porque querian verme los de su parcialidad, y de como en esta ocasion mudé del traje de español en indio.

Permitió su divina Majestad que llegásemos con bien al dia para darle gracias, como se las dí reconocido a sus inmensos favores y beneficios, y dejando dormidos a los muchachos y al viejo, me puse en pié al salir el sol, que amanecia claro y luciente y sin estorbo alguno; salí afuera del rancho a rezar mis devociones, y por estar cubierta la campaña de escarcha y nieve helada, causada de la serenidad de la noche, fuí a ponerme debajo de unos árboles frondosos que con sus hojas y tupidas ramas (que todo el año se conservan verdes) habian defendido del hielo su contorno. En esta sazon volvian ya del rio las mujeres de Maulican y sus hijas mui frescas de bañarse y las demas indias del rancho de nuestro viejo, que eran tan unos los dos, que no habia mas diferencia que estar las puertas divididas y pared de por medio o un tabique; con muestra de amor y buena voluntad me saludaron todas diciendo, que cómo habia madrugado y dejado la cama tan de mañana, habiendo amanecido el prado helado y fresco con la sobrada escarcha que le cubria; a que respondí, que eran las noches tan crecidas, que obligaban a desear el dia con extremo: con que fueron siguiendo su viaje para el rancho, y una de las mujeres de mi amo mas anciana me convidó a almorzar diciendo, que volviese a su casa luego a desayunarme con algo y a calentarme al fuego porque hacia grande frio; agradecíla el cuidado y los marimaris que me dieron, correspondiendo alegre con otros tantos, y dejándome solo y sin testigos, dí principio a dar gracias al Criador de cielos y tierra, con grande afecto orando fervoroso por haberme dejado llegar con bien, con salud y vida a gozar la clara luz del dia; y porque los que pasaban de una parte a otra no me viesen hincado de rodillas en camino pasajero y parte tan descubierta, no me arrodillé en la tierra, porque no pareciese mas afectada hipocresía que sencilla ni pura devocion, si bien con el alma y todos los sentidos estaba postrado ante su livino acatamiento, representando mis trabajos con las desdichas y penalidades de mi cautiverio, ofreciéndolas a su pasion santísima y por su amor llevándolas con pacencia [sic] y sufrimiento.

En medio del afecto con que oraba, puse un rato la contemplacion atenta en lo que somos y en nuestra humana vida y maligna inclinacion; que aunque los muchachos en nuestros primeros años nos criamos con la doctrina y enseñanza de ejemplares varones, industriándonos en el ejercicio de virtud y letras, así con naturales y prácticas demostraciones como con acciones santas y ejemplares (que son la mejor senda que nos encamina, como dijo Lactancio), no nos aplicamos jamas a lo que nos importa, porque si verdaderamente tenemos conocimiento verda

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