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de nuestra patria; y aunque te han persuadido y aconsejado rabiosos, que le quites luego la vida, yo soi y seré siempre de contrario parecer, porque con su muerte, ¿qué puedes adquirir ni granjear, sino es que con toda brevedad se sepulte el nombre y opinion que con él puedes perpetuar? Esto es cuanto a lo primero. Lo segundo que os propongo, es que aunque este capitan es hijo de Alvaro, de quien nuestras tierras han temblado y nosotros le soñamos (solo con saber que vive) (aunque cojo, viejo y impedido), y de quien siempre que se ofreció ocasion fuimos desbaratados y muertos muchos de los nuestros; fué con las armas en las manos y peleando, que eso......valerosos soldados, que lo mesmo ha.....nosotros. Mas a mí consta del tiempo que asistí con él en sus fronteras, que despues de pasada la refriega, a sangre fria a ningunos cautivos dió la muerte; ántes sí les hizo siempre buen pasaje, solicitando a muchos el que volviesen gustosos a sus tierras, como hai algunos que gozan de ellas libres y asistentes en sus casas con descanso, entre sus hijas, mujeres y parientes, por su noble pecho y corazon piadoso. Y lo propio debes hacer jeneroso con este capitan tu prisionero, que lo que hoi miramos en su suerte podemos en nosotros ver mañana.Y volviendo las ancas del caballo, dejó a los circunstantes mudos y suspensos, con que cada uno por su camino se fueron dividiendo y apartando de nosotros, y yo quedé a tamaño beneficio fino correspondiente, y tan obligado a sus razones, que sin encarecer mi agradecimiento, podré asegurar que fueron para mí mas estimadas y su intencion y celo mas bien admitido, que lo que pudo ser en él mi afecto.

Hace una cuestion el doctor anjélico, que quién debe amar con mas ventajas al hombre: el que hace el beneficio, o el que le recibe; y me parece que es cosa mas justa y puesta en razon que ame mas finamente al otro el que recibe el bien, que aquel que le comunica. Pero en estos nuestros lastimosos siglos, pocos o ningunos son los que se ajustan a la obligacion que tienen; con que viene a ser lo cierto lo que dice el glorioso santo, que el que con jeneroso pecho hace el bien, en él se reconoce por todos lados mas amor y buena voluntad, porque es mas difícil dar que recebir, que en aquello que cuesta mas trabajo se adquiere colmado gusto, y lo que poco nos cuesta no es de tanta estimacion, como lo resuelve el santo.

Mas en la ocasion presente bien se me podrá dar crédito, sin poner en ello.........supe acudir a la obligacion y.......que me pusieron las palabras de mi bienhechor, pues hasta que le perdí de vista no la pude quitar de su presencia, considerando una y muchas veces, si fué algun ánjel de la Providencia divina, despachado para ayuda y socorro de tan terrible trance y peligroso conflicto. Pues desde aquel punto y hora dió principio el señor de mi voluntad a tratarme con amor, con benevolencia y gran respeto; pues habiendo empezado a despojarme del vestido no pasó adelante con su intento, dejándome como estaba; ántes me puso un capotillo que él traia y un sombrero en la cabeza a causa de que el tiempo con sus lluvias contínuas obligaba a marchar

con toda priesa, y a mas andar apresurar el paso ácia sus tierras, si bien hasta llegar al rio caudaloso de Biobio fueron en un cuerpo y con cuidado. Y porque en el discurso de nuestro penoso viaje se ofrecieron muchas particularidades que referir, daré fin a este capítulo con la accion de aquel valeroso capitan Lientur, ponderándola como es razon, pues pudo ser norma y dechado de los amigos y avergonzar a otros que solo en tiempo de prosperidades y en presencia procuran parecerlo, como elegantemente lo dijo Ovidio:

Do-nec eris felix multos numerabis amicos,
Tempora si fuerint nubila solus eris.
Orrca formicæ tendunt ad inania numquam,
Nullus ad amissas ibit amicus opes.

Cuando fueres poderoso
Muchos amigos tendrás,
Mas si te quedas en paz
Y dejas de ser dichoso,
No hallarás algum piadoso
Que se duela de tu mal;
Porque si estás sin caudal
A todos serás penoso.
Las hormigas siempre van
A la troje proveida,
Mas a la que está barrida
Nunca se encaminarán :
A aquestas imitarán

Los que son amigos falsos,
Que nunca siguen los pasos
Del pobre que tiene afan.

son tan

Y sobre esto trae algunos ejemplares mui agudos y curiosos que el docto tendrá bien vistos, y el curioso lector los hallará manifiestos en el lugar citado. ¡Qué pocos amigos verdaderos en estos tiempos se conocen! qué de amistades falsas sí nos venden! por cuya causa delicadas que a los primeros lances las vemos desvanecerse y acabarse, como nos lo enseña el glorioso padre San Gerónimo. Delicada es (dice) la amistad que solo atiende a la felicidad de los amigos, y en sus prosperidades los acompaña y sigue; las verdaderas amistades no tienen puesta la mira en la utilidad y provecho que se les puede seguir, que si atienden a eso, con facilidad se acaban, como dijo Ciceron: porque la verdadera amistad es eterna.

Enseñó tambien a los aduladores amigos este jeneroso capitan, a serlo como lo deben ser los que profesan una limpia y verdadera amistad, manifestándola en ausencia y con fervor, que entónces con ventajas sobresale y entre las mas lucidas amistades se descuella. Qué bien lo notó en la cuestion 84 el Abulense, sobre lo que refiere San Lucas, que tuvo Cristo, Señor nuestro, de los nueve leprosos, por no haberle venido a dar inmensas gracias del favor y beneficio en ausencia comunicado, que es el que se debe aplaudir y estimar en sumo grado. Notó

en este lugar su divina Majestad, que solo uno de los diez beneficiados hubiese vuelto agradecido a magnificar su nombre y dar gloria a su misericordiosa accion. Y este fué el que ménos obligacion tenia por ser extranjero, que las obligaciones y agradecimientos se reconocen mas bien en los extraños que en los que son antiguos compañeros. Así lo dijo en esta ocasion Teófilo calumniando de ingratos a los Israelitas por no haber imitado ni seguido al extranjero en accion tan heroica y agradable; como al contrario fué de gran desabrimiento para nuestro Redemptor haber experimentado la ingratitud en los suyos (como lo sintió el Abulense): que verdaderamente gustaba de que el beneficio comunicado en ausencia, fuese mas estimado y mas bien agradecido.

Con ventajas grandes manifestó este jentil su jentileza de ánimo en ser amigo verdadero, pues lo fué en ausencia sin embarazos de intereses ni afectacion de lisonjas, que ajeno de lo uno y de lo otro se hallaba para obrar con jenerosidad de ánimo y pecho valeroso.

De esta calidad y naturaleza son los indios, que algunos llaman ingratos, desconocidos y traidores; cuando con ciertas experiencias y antiguos conocimientos podemos decir los que dilatados tiempos los hemos manijado (dejando aparte el odio y la pasion que sus barbaridades han causado a muchos), que sus acciones y arrestos valerosos han sido justificados, por haberlos ocasionado nuestras tiranías, nuestras inhumanidades, nuestras codicias y nuestras culpas y pecados, que continuados mas en estos tiempos con mas descoco y descaramiento, atropellando la virtud y avasallándola; con que la guerra de Chile es inacabable, mas sangrienta y mas dilatada: que es a lo que se encaminan mis discursos ciertos y verdaderos.

CAPITULO VIII.

En que se trata de como al pasar el rio de Biobio, quedamos aislados dos dias aguardando tiempo oportuno, y de un paréntesis de una carta escrita al gobernador por jui padre, y la licencia que tiene para hablar el que bien sirve.

Prosiguiendo nuestra derrota, nos fuimos acercando al rio de Biobio, como dije, en un cuerpo hasta llegar a sus orillas, si bien al pasarle unos se adelantaron mas que otros, porque con ferocidad notable sus precipitadas corrientes se venian aumentando a cada paso, a causa de que el temporal con vientos desaforados y aguaceros deshechos nos atribulaban de manera que parecia haberse conjurado contra nosotros todos los elementos, pues en quince dias que nos dilatamos en llegar a sus tierras, no gozamos del sol ni de sus rayos dos horas contínuas; cuyos efectos me trajieron a la memoria el tempestuoso invierno que describe en sus Fastos el versista jentil:

Sol fugit et removet sub euntia nubila cœlum,

Et gravis effusis decidit imber aquis.

El sol apresurado

De las nubes huyendo se ha escondido,
Y el invierno pesado

Se ha dejado caer tan desmedido,
Que tiene por el suelo

Derribados los astros de ese cielo.

[Faltó el sol y ausentóse de nosotros porque las densas nubes se ocupasen en remover los cielos y enturbiarlos, para que con sus contínuas y descolgadas aguas fuese a los mortales el invierno grave, pesado y molesto. Llegamos (como queda dicho) los últimos de la tropa, al abrochar la noche sus cortinas, al caudaloso rio referido diez indios compañeros, un soldado de mi compañía llamado Alonso de Torres, que tambien iba cautivo como yo en esta ocasion. Pasamos el primer brazo a ? Dios misericordia (como dicen) y con grande peligro y riesgo de nuestras vidas; cuando fuimos a querer vadear el otro que nos restaba, no se atrevieron a esguazarle porque en aquel instante conocidamente se reconoció bajar de arriba con gran fuerza la avenida, y por ser el restante brazo mas copioso de agua, mas dilatado, y mas apresurada su corriente, determinaron quedarse en aquella pequeña isla, que tendria mui cerca de una cuadra de ancho y dos de largo, adonde habia algunos matorrales y ramones de que poder valernos para el abrigo y reparo de nuestras personas y para el alimento (aunque débil) de las bestias. Hiciéronlo así, porque la noche habia ya interpuesto sus cortinas, presumiendo que el siguiente dia se cansaria el tiempo porfiado y nos daria lugar a pasar con ménos riesgo y con mas comodidad el proceloso piélago espantoso que nos restaba. Mas fué tan continuado el temporal deshecho y abundante de penosas lluvias, que cuando Dios fué servido de amanecernos, hallamos que el restante brazo,' multiplicadas sus corrientes, venia con mas fuerza y con mas ferocidad creciendo; a cuya causa nos detuvimos y quedamos aquel dia entre los dos rios aislados, por ver si el siguiente nos queria dar lugar a proseguir nuestro viaje. Y entretanto que aguardamos oportuno tiempo, permítaseme hacer un breve paréntesis, que puede ser de importancia para la proposicion de este libro.

En otro capítulo signifiqué el poco lugar o ninguno que tenian los antiguos pareceres y consejos, pues a los que con buen celo y intencion los daban, les respondian que era mui a lo viejo, como lo hizo el gobernador con mi padre en ocasion que le rogó que reparase nuestro tercio, porque habian certificado que estaban nuestras fuerzas mui disminuidas por la falta de jente que habia en las fronteras; y por no haber asentido con su parecer y consejo, nos sucedió nuestra sangrienta ruina. Al instante que tuvo el aviso del subceso y derrota de nuestro tercio, se partió el gobernador con la mas jente que pudo sacar de la ciudad de la Concepcion, para el tercio de San Felipe de Austria, adonde halló el ejército derrotado, con cien hombres ménos, entre ellos tres capitanes vivos y otros oficiales de cuenta. Aflijióse grandemente de haber reconocido

el mal afortunado subceso, y por dar algun alivio y consuelo a mi amado padre, que en tal ocasion estaria con el pesar y sentimiento que se puede colejir, por la pérdida de un hijo solo que tenia para ayuda de sus trabajos, de su vejez y de los achaques que de ordinario le asistianque verdaderamente el amor de los hijos es incomparable, como lo notó con su acostumbrada agudeza San Pedro Crisólogo, diciendo que eran el deleitable fruto con que las cargas del conyugal yugo se solivian, y la honra y dignidad feliz del matrimonio; y lastimándose de la mujer stéril, dijo mas adelante, que tenia dos pérdidas, la principal el carecer del tesoro de la virjinidad, y la otra faltarle el consuelo de los hijos), [determinó escribirle la siguiente carta consolativa, considerando que por no haberle querido dar crédito ni seguir su parecer, habia experimentado en nuestro daño tamaña pérdida :

CARTA SACADA DEL ORIJINAL.

Señor maestro de campo jeneral Alvaro Nuñez de Pineda. Aquí he llegado a este tercio de San-Felipe de Austria con harto sentimiento y pesar mio por la desgracia y pérdida que en él he hallado de mas de cien hombres, y entre ellos el señor capitan Don Francisco de Pineda, que no parece aunque se ha hecho particular dilijencia de buscarle entre los cuerpos muertos; con que se presume que irá vivo, y si lo va, tenga vm. por cierto que haré todas cuantas dilijencias fueren posibles para que vm. le vuelva a ver a sus ojos: que la desgracia suya es la que mas he llegado a sentir por lo que le estimaba y queria; y por el pesar tan justo que vm. tendrá, no hai sino es encomendarlo a Dios: que yo de mi parte no cesaré de hacer mis poderios por saber si va vivo, y poner todo mi esfuerzo por librarle ántes que yo deje este gobierno; y tome vm. esta palabra de mí, a que no faltaré con todas veras, poniéndolo principalmente en las manos de nuestro Señor, el cual guarde a vm. muchos años y le dé el consuelo que deseo, etc.

REPUESTA DE ESTA CARTA.

Señor Presidente:

Cuando puse a servir al Rei nuestro señor a mi hijo Francisco en tiempo de tantos infortunios y trabajos, fué con esa pension, y yo no puedo tener mas gloria que él haber muerto en servicio de S. M., a quien desde mi niñez he servido con todo amor y desvelo. No he llegado a sentir tanto su pérdida, cuanto que en la ocasion que a V.S. dije y supliqué que reparase ese tercio para lo subcedido, me respondió que era mui a lo viejo: paréceme que no va subcediendo mui a lo mozo. Guarde Dios a V.S. como puede, etc.

Esta resuelta carta fué el total instrumento de mi bien y oríjen principal de mi rescate; porque atendiendo el gobernador a la sobrada razon de mi padre, y que por no haber hecho caudal de su consejo y

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