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PROLOGO.

CUANDO se fundó el ATENEO de Nueva York, su Junta directiva, al honrarme con el titulo de sócio facultativo, me cometió el encargo de narrar allí la historia de mi pais. No desconocia yo los obstáculos que naturalmente debia oponerme para el buen desempeño de aquel encargo, la circunstancia de hallarme en pais estranjero, sin bibliotecas españolas que poder consultar, y falto sobre todo, de los documentos, datos y noticias que podia necesitar; pero creí no tener el derecho de eximirme, y acepté la comision en prueba de voluntad. Ni remotamente pude imajinar entonces que aquellas lecciones se publicarian despues; y todo lo que hice fué preparar una série de apuntaciones lacónicas, indicando sumariamente por órden cronolójico los sucesos á que pensaba referirme, con el objeto único de tenerlas presente y á la vista para ayudarme con éllas en la marcha de la narracion. Pero quisieron luego mis amigos y lo pidió tambien el ATENEO, que fuese escribiendo

Jos discursos á medida que los pronunciaba, y entonces acometí, con desconfianza naturalmente y no sin temor, el trabajo que ofrezco en este volúmen, y viene á ser la copia digámoslo asi, ó el recuerdo mejor dicho, de la improvisacion. Esto bastará para esplicar, que circunstancia dió orijen al libro que sale hoy.

En cuanto á su desempeño, á parte de los obstáculos que debia ofrecerme la carencia de archivos y hasta la falta de libros, no siendo fácil recibir de Cuba los informes que hubiera deseado reunir; tocaba ademas con otra dificultad al emprender la narracion, dificultad insuperable que nacia principalmente de la naturaleza misma del asunto que iba á tratar. Aludo á la carencia de hechos notables y á la falta de acontecimientos verdaderamente importantes de que adolecen, jeneralmente hablando, los anales de nuestra tierra, lo cual hace imposible de todo punto, el que pueda contarse de una manera agradable la historia de aquel pais. Ya en la quinta leccion procuré indicar ese inconveniente, y ahora copiaré unas pocas de las palabras que dije en aquella ocasion.-"Proponeos (decia) bablar de la isla de Cuba; y aun cuando conozcais perfectamente, sin olvidar uno solo, todos los sucesos que allí han tenido lugar; no tendréis hechos bastantes para emprender una historia, siquiera sea lacónica, que pueda ser leida y ménos escuchada con gusto por la jeneralidad.

"Hablaréis, por ejemplo, de que llegaron los españoles, y contaréis en seguida la muerte de HATUEY; pero luego tendréis que recorrer un largo período de dos siglos y medio, para hallar en la ocupacion de la Habana por los ingleses, el primer suceso medianamente importante, y digno (por esa misma carencia de hechos) de narrarse con alguna detencion.

"¿Qué podréis contar en ese larguísimo período de doscientos cincuenta años, trascurrido entre uno y otro acontecimiento?-Tendríais que limitaros á narrar, por órden de fechas, en un estilo árido, porque el asunto no se presta á otra cosa, y de una manera descarnada y en estremo enojosa, los sucesos insignificantes que entónces acontecieron y que podrian todos éllos contenerse, sin necesidad de comentarios, en una tabla cronolójica tan solo como recuerdo y por mera curiosidad.

"La muerte de un obispo, la creacion de un curato, el relevo de un gobernador, las rivalidades de algunos empleados, la habilitacion de un puerto, el aumento de la ganaderia, el establecimiento de una contribucion, las fechorias de algunos piratas; estos, digo, serian y no otros, los sucesos importantes que tendríais que narrar, si acometiéseis la árdua empresa de contar paso á paso y punto por punto, de una manera cumplida, la historia de nuestro pais.

"Es preciso desengañarse: la historia de Cuba no empieza á tener verdadero interes, sino en estos últimos tiempos: cuando sus pájinas, ensangrentadas por el despotismo, empezaron á ajitarse al soplo candente de la revolucion."

Ahora bien, como no era posible crear acontecimientos, y tenia que contraerme esclusivamente á los poquísimos acaecidos en nuestra patria; quise á lo menos referirlos de una manera distinta y nueva hasta cierto punto, ensayando un trabajo que no ha emprendido hasta ahora ninguno de los autores que han hablado de las cosas de nuestra tierra. Me esplicaré.-Los pocos cubanos que se ocuparon en historiar la vida de su pueblo, ó vivieron en épocas atrasadas y no pudieron juzgar como debian, los sucesos que narrabar,

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ó escribieron amedrentados bajo la censura colonial, y no osaron naturalmente emitir con independencia las opiniones que concibieron.-Vino en seguida PEZUELA y pudo con facilidad llenar el vacio que habian dejado los otros; pero mal podia acometer esa empresa un escritor español, interesado como el que mas en presentar los hombres y las cosas, no ya como aparecieron realmente en la historia, sino como importaba presentarlos, consultando las conveniencias y las miras de su nacion.-Por consiguiente, ninguno ha habido hasta ahora que, con verdadera imparcialidad, y comprendiendo el deber sagrado de su mision, haya juzgado deteni. damente los acontecimientos, ni ménos indicado la influencia buena ó mala que tuvieron sobre la sociedad.-Encomian hasta la exajeracion los actos del poder; pero nada dicen de los abusos, y sepultan cínicamente en el silencio lo que no pueden aplaudir. Escritor español hemos visto en nuestros dias (ARBOLEYA) que procuraba esplicar la completa estincion de los aborijenes de Cuba por los ataques de los caribes que suponia desembarcaban con frecuencia en el Ciboney, mientras que otro (VAZQUEZ QUEIPO) atribuia esclusivamente á los especuladores estranjeros, el aumento espantoso que ha tenido en la Isla la esclavitud. Asi han escrito la historia para los cubanos los autores peninsulares.

Pues bien, yo he querido seguir un órden distinto, no ya con la pretension de llenar completamente el vacio que acabo de indicar, sino con el objeto de ensayar en proporciones pequeñas, un plan que creo deben adoptar en lo sucesivo cuantos acometan con fuerzas suficientes el escribir por completo la historia de nuestro pais. Inútil es encomendar á la memoria, agrupados en un libro, hechos por interesantes que parezcan, si con éllos al mismo tiempo,

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