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de años; las circunstancias han variado, son otros los tiempos, y, sin embargo, todavia hoy, en este mismo momento, al recorrer los anales de la humanidad y leer las pájinas de gloria que contienen los nombres de COLON y de GUTTEMBERG; retrocedemos espantados mirando sobre la España, escrito con caracteres de sangre el fatídico nombre de TORQUEMADA!!!....

Tal era la nacion que á fines del siglo XV aceptaba el ofrecimiento del ilustre jenoves. Pronto tendrémos ocasion de ver en la série no interrumpida de sus desaciertos y crueldades, la causa verdadera de su ruina y degradacion; pero no nos adelantemos.

CRISTÓBAL COLON parte al fin.

Le verémos abandonar el pequeño puerto de Palos y lanzarse con sus tres frájiles carabelas en busca del Nuevo Mundo; le seguirémos en su penoso viaje por mares desconocidos; le verémos resistir con indomable constancia el furor de los elementos desencadenados, y el furor mas terrible aun, de sus marineros rebelados; tocarémos con él en las Canarias, llegarémos á Guanahaní y nos detendrémos con él en el mas hermoso descubrimiento que entónces hizo, por ser el que mas particularmente nos conviene conocer.

Era el 27 de Octubre de 1492.

Bajo un cielo purísimo y sin nubes, alumbrada por el ardiente sol de los trópicos, y arrullada por las azuladas ondas del mar, una isla encantadora se presentó á su vista, bella, y cubierta de árboles, como un oasis puesto por la Providencia en medio de la inmensidad del Occeano; vestida con un rico manto de verdura, como una purísima esmeralda desprendida de la corona de Dios. El almirante se detiene sorprendido y la contempla extasiado.-"Es la mas hermosa que jamas han visto ojos humanos"-dijo, y tenia razon.Y tenia razon, Señores; porque aquella isla era Cuba: era nuestra adorada Cuba que surjia de las aguas ricamente engalanada con todo el lujo de su vejetacion primitiva.Era Cuba, Señores; pero no como la hemos alcanzado nos

otros, y existe hoy, hollada por la planta asoladora del despotismo, diezmada por sus verdugos y llorando entre cadenas á los hijos que le faltan.-No; era Cuba ataviada con las galas de la creacion, tal como habia salido de las manos del Creador para ser morada de la inocencia y albergue de la felicidad. Sus campos, no manchados aun con la sangre del indio, no regados todavia con el llanto del africano, producian espontáneamente los ricos frutos de su fecundísima suelo.-La brisa era pura, porque todavia no la habia emponzoñado el hálito infecto de la opresion;-las flores en vasta profusion, brotaban bellas por todas partes, porque las lágrimas del dolor no habian ajado todavia sus corolas embalsamadas; las aguas que en magnífica abundancia se desprendian de las montañas y se derramaban por los llanos, eran claras y transparentes, por que todavia el limpio cristal de su corriente no habia pintado el aflijido rostro de un hombre esclavo; y los pájaros de mil colores revoloteaban alegres y cantaban contentos, porque el jemido del sufrimiento no habia interrumpido todavia sus cantos deliciosos. Todo era bello en aquella isla encantadora, digna morada de los ánjeles, que bien pronto convirtieron en un sepulcro los tigres de la Conquista.

Verémos aquella tierra habitada por unos hombres sencillos, cándidos é inocentes, que vivian en comunidad, divididos en familias, y rejidos por leyes patriarcales dictadas siempre por el amor.-No tenian, es verdad, una poblacion inmensa como la de Méjico; no poseian asombrosos monumentos como los del Cuzco; no formaban una república temible como la de Tlascala; ni eran guerreros como los de Zempoala, ni indomables como los de Arauco. No resonaban en sus campos los cánticos relijiosos, que en el pais de los Incas levantaban las vírjenas en el templo del sol; pero tampoco resonaban en sus playas los jemidos moribundos de las víctimas inmoladas por el Caribe. Su relijion, su carácter, sus costumbres; todo se hallaba en armonia con la naturaleza de su suelo encantador. Jenerosos y hospi

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talarios, les verémos correr presurosos á la costa, y recibir con los brazos abiertos á los mismos que debian destruirlos. Verémos á los de Cueiba salvar jenerosamente á los compañeros de OJEDA; verémos á los de Ornofay acojer cariñosamente á los compañeros del Almirante, y verémos á los de Caonao en la provincia del Camagüey, recibir casi con veneracion á los esploradores de COLON.-¡Conducta noble y desinteresada que debió valerles alguna gracia y que hubiera bastado por sí sola para conmover hasta las piedras! Pero los conquistadores eran españoles-y no se conmovieron. No se conmovieron, Señores, porque tenian corazones de hiena, y todos eran iguales.-CORTES,-PIZARRO,-LUQUE, ALMAGRO, ENCISO, BALBOA,-OVANDO,-BOBADILLA,— SOTO, VELAZQUEZ,-todos fueron igualmente crueles: todos igualmente sanguinarios. Solo un hombre hubo en aquellos primeros tiempos que fué honrado, bueno y humanitario; pero no se sorprendan ustedes: aquel hombre se llamaba CRISTÓBAL COLON, Y CRISTÓBAL COLON, Señores, no era español.

Poco tiempo despues de la conquista, verémos á esos mismos inofensivos naturales, esclavizados por la fuerza y divididos en Repartimientos ó Encomiendas, condenados á los trabajos mas penosos.-Unos sucumben en la esplotacion de las minas, otros se suicidan prefiriendo la muerte á la esclavitud, y muchos pretenden huyendo, sustraerse á la dominacion de sus verdugos; pero todo es inútil, Señores, por que en la oscuridad de las cavernas, como en la cumbre de las montañas, y en la aspereza de las selvas, como en la copa de los árboles, eran buscados, perseguidos y devorados por las fieras. Por las fieras dije, Señores, porque eran perseguidos por los conquistadores y por los perros.

En tales circunstancias, una cosa hubiera podido dulcificar entonces la suerte de aquellos infortunados: la relijion; pero desgraciadamente, Señores, la relijion que llegaba á Cuba, á la sombra de los funestos pendones de Castilla, no era la relijion humanitaria y civilizadora del hijo de Maria,

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era una relijion especial, cruel y sanguinaria, fanática y retrógrada, digna solo de los bárbaros invasores.-España, para valerme de un hermoso pensamiento del Sr. TOLON, mandaba disfrazados de sacerdotes, hombres crueles y sanguinarios que en el púlpito, como en el confesonario y en las aras mismas del altar, predicaban la supersticion y abogaban por la ignoraneia. Eran, por decirlo asi, una especie de milicia espiritual que doblegada servilmente á las exijencias del despotismo, se ocupaba únicamente en hacer guerra á las ideas, procurando ahogar en su cuna la civilizacion. Sin embargo, Señores, un hombre hubo en aquellos primeros tiempos á quien debemos considerar justamente como la escepcion de esa regla, y que, consagrado constantemente á la predicacion, representaba de una manera digna en la tierra el apostolado del Salvador.-Ese hombre era FRAY BARTOLOME DE LAS CASAS, cuyo nombre pronunciarémos siempre con veneracion, y cuyo recuerdo legarémos con aplauso á la posteridad.

Con la dádiva en la mano, el perdon en el labio y la caridad en el pecho, levantando en un brazo la Biblia y alzando en el otro la imájen del Crucificado, aquel varon piadoso, verdadera personificacion de la bondad evanjélica, recorria incesantemente nuestros campos buscando los corazones desgraciados para derramar en éllos el bálsamo del consuelo.-Los indios tuvieron en él un protector incansable, un amigo verdadero, un defensor decidido.-Nada omitió para hacerles felices, y mas de una vez aquella misma voz dulce y apacible, que penetraba consoladora en la pajiza cabaña del Ciboney, fué á tronar indignada ante el trono mismo de los reyes, reclamando en nombre de la justicia, y pidiendo en nombre del cielo el alivio de los Cubanos.— Desgraciadamente, Señores, Cuba tuvo muy pocos imitadores de LAS CASAS, y en cambio recibió de España muchos y muy dignos émulos de TORQUEMADA.

Destruida asi completamente la raza aborijene de Cuba, los conquistadores, mientras nacian nuevos Cubanos que

devorar, necesitaron otra raza en que cebar su ferocidad natural, y entonces nació en nuestro pais la institucion de la esclavitud.-Hablarémos de élla con la estension y el detenimiento que exije tan delicada como interesante materia..

Al llegar á la época de la conquista, verémos á VELAZQUEZ apoderarse de todo el pais; pero no sin haber tenido que luchar ántes con el bravo cacique de Guajabá que le opone en las costas la mas obstinada resistencia. Aquel indio de corazon romano, digno de figurar entre los héroes de la antigüedad, reune un puñado de valientes, les habla, les entusiasma, les inspira el santo amor de la independencia, y con éllos se bate como un leon, y lucha sin descanso, y no sucumbe sino cuando las fuerzas le abandonan y la superioridad del número le acomete. Luego le verémos sufrir con dignidad y sin exhalar una queja los horrores del tormento: le verémos alzar la frente con orgullo para desafiar la esclavitud al pié mismo de la hoguera que á las márjenes del Yara debia consumir su desgraciada existencia; y hasta le oirémos renunciar á la gloria que el cristianismo le brinda, porque no quiere encontrar á los conquistadores ni aun en el cielo. Sí, Señores, temia encontrar á los conquistadores en el cielo ¡cómo si el cielo, Dios mio, pudiera tener un lugar reservado para los tigres!

En fin, Señores, seria tarea de larga duracion indicar aqui, aun cuando pudiéramos hacerlo con mucho laconismo, todos los hechos y todos los acontecimientos que encadenados entre sí forman la historia de nuestro pais; y como la narracion de esos hechos, y la esplicacion de esos acontecimientos habran de ser el objeto de las lecciones siguientes, nos limitarémos por ahora, para abreviar, á apuntar lijeramente algunas de las materias que vendran á componer parte de nuestro estudio.

Muerto HATUEY, y destruidos los Ciboneyes, verémos á Cuba cambiar enteramente de aspecto; perder los rasgos distintivos de su especialidad, y empezar su penosa existencia

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