DISCURSO INAUGURAL. SEÑORES: Llamado como uno de tantos Cubanos á asistir á estas reuniones que podríamos nombrar de familia, con el objeto de oir las lecciones que jenerosamente tienen la amabilidad de ofrecernos los señores TOLON Y ALLO; jamas cruzó por mi imajinacion, ni remotamente siquiera, la atrevida idea de tomar aquí la palabra, asi por la conviccion grande que de mi sentida insuficiencia tengo, como por la seguridad de que otros con mas acierto y mejor éxito, habrian de llenar cumplidamente tan dificil como honorífico encargo.-Pero se me llama, Señores: se me exije que hable; se me pide que acepte una clase, y creo no tener el derecho de eximirme. Paréceme que debo responder á ese llamamiento; satisfacer los deseos de mis hermanos, y voy á hacerlo, sin pretensiones de ninguna especie, con la desconfianza grande que naturalmente debe esperimentar en tales circunstancias, quien no tuvo jamas bastante confianza en sus propias fuerzas, y siente flaquear éstas ante el objeto mismo que va á ocuparle. Y como si todo esto no fuera bastante, hay todavia otra circunstancia poderosa que viene á hacer aun mas delicada y comprometida mi situacion, y que bastaria ella sola para justificar mi temor, si éste no estuviera ya bastante justificado (4) y por mi incapacidad. Esta circunstancia no es otra, Señores, sino la de que habré de alternar en estas lecciones con las que nos ofrezcan los señores TOLON, ALLO Y VALIENTE, cuya ilustracion, capacidad y diccion, de ustedes conocidas, habran de poner aun mas en evidencia, y hacer mas patente la falta de dotes oratorias de que yo desgraciadamente adolezco. Pero lo diré todavia una vez, Señores: creo no tener el derecho de eximirme; y acepto, porque ustedes lo desean, la mision altamente honoríficà que han querido confiarme, y que yo procuraré desempeñar como pueda, si quiera sea para probar á ustedes la profunda gratitud de mi corazon. Se me ha encargado narrar la historia de Cuba, y ciertamente que ningun estudio podria ser mas interesante para nosotros en las circunstancias solemnes que atravesamos; porque aparte de las ventajas que trae siempre consigo el conocer los anales del pais natal, hay otras razones particulares que vienen á hacer aun mas interesante para nosotros ese estudio y las diré en pocas palabras.-En primer lugar, estudiando con detenimiento los hechos consignados en la historia, se adquiere desde luego la esperiencia que es la escuela de la razon; y conociendo los males, los defectos y las preocupaciones de nuestros predecesores, podrémos evitarlos anticipadamente á nuestros sucesores, y esto es precisamente lo que mas debe ocuparnos mañana, cuando reciba Cuba las instituciones liberales que han de hacer su felicidad en el porvenir. Hay mas, Señores: en vísperas como nos hallamos de una revolucion salvadora que ha de arrancar á Cuba del poder de sus verdugos, conviene tener presente y recordar uno tras otro con sus verdaderos colores, los males horribles de todo jénero que por mas de tres siglos han hecho caer sobre nosotros los opresores del pais, á fin de tomarles estrecha cuenta el dia supremo de la justicia que ya se acerca. Para llenar cumplidamente este propósito, recordarémos detenidamente la marcha de nuestro pueblo; la seguirémos paso a paso desde los primeros dias de su existencia social, á y deteniéndonos mas ó ménos, segun lo exija el interes de la narracion, procurarémos ofrecer una relacion completa y circunstanciada que contenga la vida de ese pueblo desde los tiempos primitivos hasta nuestra época. Para éllo, preciso será que empecemos remontándonos hasta el siglo XV.-A fines de aquel siglo, verémos á un hombre oscuro y desconocido, sin precedentes de ninguna especie, pobre y falto de recursos, que concibe sin embargo la atrevida idea de descubrir un nuevo hemisferio y ofrece al gobierno de su páis que era Génova,] la realizacion de tan jigantesco pensamiento.-Pero aquel hombre no es atendido; al contrario, se le tiene por un visionario, se le mira como á un loco y se le obliga á buscar en otra parte la proteccion de que alí carece. Se dirije entónces á Portugal que era en aquella época el pais clásico de los descubrimientos, y Portugal no acepta sus ofrecimientos.— Solicita los recursos de Venecia, y tambien Venecia se los niega. ¡Todos le miraban con desconfianza! ¡Todos se burlaban de sus pretensiones! ¡Todos se esmeraban en despreciarle. Si, Señores, ¡se esmeraban en desprecianle! A jél! que llevaba como Dios un mundo en el pensamiento. Por último, cansado de sus infructuosas tentativas, y careciendo, hasta de los recursos necesarios para vivir, aquel hombre asombroso se dirije al fin á España, y desgraciadamente para nosotros, y desgraciadamente para la humanidad, es España, la que acepta el ofrecimiento del jenio. Lo acepta la España, Señores; pero cuando, en que circunstancias, en que época!-Cuando podia ser la nacion mas poderosa del orbe: cuando mas elementos tenia de contribuir con su influencia á la civilizacion y felicidad del jénero humano. Unidas por el enlace de Isabel y de Fernando las antes diferentes coronas de Castilla y de Aragon; España habia adquirido por aquella época la unidad y por consiguiente la fuerza de que hasta entónces habia carecido. Todo parecia contribuir á su engrandecimiento. Prosperaban las letras, la agricultura prosperaba y se desarrollaba el comercio. Los tercios españoles acaudillados por el Gran Capitan vencian en Italia, y llevaban el terror hasta el corazon mismo de la Europa sorprendida.-El cardenal Jimenez de Cisneros se apoderaba él mismo de Oram, ÿ hacia enarbolar el pendon del cristianismo en aquellos lugares en que durante millares de años tan solo habia lucido la enseña del Profeta.-Los moros despues de una lucha sangrienta de siete siglos, eran vencidos y obligados á buscar un refujio en los abrasados arenales del Africa.Sucumbe Granada, último baluarte de las huestes agarenas, y la cruz sucede á la media luna, y el Koran es reemplazado por el Evanjelio, y el culto del Crucificado hace olvidar hasta el recuerdo de Mahoma. ¿Qué nacion en el mundo tuvo entónces tanto poder? ¿Qué pueblo reunió en aquella época tantos y tan grandes elementos de prosperidad?— La España pudo entónces subyugar á la Europa; pudo mas: Señores, pudo dominar el mundo con la adquisicion de la América, y no lo hizo.-Y no lo hizo, Señores, porque el jenio de la fatalidad habia escrito en el libro del destino que esa nacion degradada nada haria en favor de la civilizacion. Por eso los españoles no comprendieron, ni sos pecharon siquiera, las ventajas de su posicion. Al contrario, entónces, como despues y siempre, la España no apareció en la escena del mundo, sino como una rémora á la marcha de las ideas, como un obstáculo al progreso de la ilustracion. Un hecho de aquellos mismos dias bastará para probarlo. En aquella época, como todos saben, tuvieron lugar los dos mas grandes descubrimientos que han presenciado los siglos: el descubrimiento de la América y el descubrimiento de la imprenta; pues bien, Señores, fué aquella, precisamente aquella, la época escojida por la nacion española para presentar al mundo el descubrimiento mas horrible que pudo concebir el infierno ¡¡¡el de la Inquisicion, Señores!!! Han transcurrido ya centenares |