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nean, mas no penetrará ni conocerá lo que la da la virtud y el movimiento, y esto es lo que dijo san Pablo á los atenienses, que vivimos y nos movemos y estamos en Dios..

>Tenemos, pues, concluido de toda esta doctrina y presupuestos que la naturaleza divina y esto que llamamos Dios es una cosa singularísima y por sí sola un espíritu purísimo y sin alguna mezcla ni participacion de cuerpo; que no hay ni puede haber en él multitud; único en toda grandeza de virtud y eficacia infinita, invariable, sin ninguna desigualdad ni alteracion, ni movimiento ni mudanza; que se posee á sí mismo, que lo penetra todo, todo lo llena, todo lo bincha, mueve, rige, gobierna, da vida y anima todo lo criado, á cada cosa segun su naturaleza; que ninguna desea dellas, ni de ninguna dellas tiene necesidad; todo en sí mismo, y á todo lo demas sustenta, mueve, traspasa; y aunque está en todas, con ninguna se mezcla ni mancha, ni apoca ni afea... y así como el sol, alumbrando lo visible, visitándolo é ilustrándolo todo, no desea la virtud ni fuerza ni naturaleza de cosa alguna inferior... y él se da á todos y se comunica, y segun la propiedad y fuerza de cada uno de los cuerpos, reparte con una proporcion admirable su virtud y su poder, y envuelto en su espíritu y con la virtud de su rayo, envuelve en las cosas corporales una eficacia y poder con que cada una hace sus propios oficios y obras..... así, y con infinita mayor excelencia, esta naturaleza divina hace todo esto y otros millones de cosas que no vemos, no sólo en los cuerpos y en sus espíritus, en los animales y plantas, cielo y tierra y en el mismo sol, sino dentro de los más puros espíritus, almas, ángeles, hasta los más encumbrados y ardientes serafines, y en todos es el mismo centro suyo, y ninguno es concéntrico con él.

Así que de tan filosófico modo se expresaba FRAY JOSÉ DE SIGÜENZA al tratar de Dios.

Trátase de un libro inédito; no diré que Descártes, que nació quizas el mismo año en que SiGÜENZA escribia la Historia del Rey de reyes, pudo haber conocido el sistema de explicar su metafísica por la geometría, ya por un traslado de aquella obra, ya por la noticia de alguno que en España se hubiese leido. Pero áun admitiendo lo más favorable y áun lo más digno para el genio de Descártes, esto es, que nada supo del sistema de FRAY JOSÉ DE SIGÜENZA, y que él por una coincidencia del talento lo inventó, resulta una gloria inmensísima para aquel sabio religioso, así como para la filosofía de nuestra patria.

No es ménos honrosa la observacion que voy á hacer referente á otro caso parecidísimo. Hablo del método de Pascal para inquirir y probar la verdad, empezando porque las definiciones del nombre vayan expresas dentro del nombre mismo, cual acontece en la geometría, que no define el espacio, el tiempo, el movimiento, cantidad, igualdad, disminucion y otros semejantes y numerosos. ¿Y todo por qué? porque estos términos señalan naturalmente las cosas y son del todo inteligibles.

FRAY JOSÉ DE SIGÜENZA, en la Historia del Rey de reyes y Señor de los señores, explica uno á uno los atributos de Dios por todas y cada una de las palabras con que es nombrado en la Escritura por medio de la lengua hebraica.

Como los nombres (dice) que este singularísimo Dios tiene en la Escritura no son compuestos por gusto ni imaginacion de hombres ni de cosa criada, cierto es que son de grande consideracion para el conocimiento de su divino é infinito sér, pues los puso para que nosotros viésemos algo de aquel piélago infinito, digo de aquel mar sin ribera, de aquella esfera sin circunferencia y de aquel centro infinito. Lo ménos que Dios pretende en los nombres que á las cosas pone, es para llamarlas ó nombrarlas; lo principal es para significar con él la virtud, la fuerza y naturaleza de la misma cosa, y el oficio y la propia accion della, de suerte que el nombre y la definicion es lo mismo, y en una palabra sola, cuando está en tal maestría puesta, declara lo que despues se dice con muchas, y así lo que no puede tener definicion por ser infinito, tampoco puede tener nombre, porque es más limitado, más corto y más ceñido. La razon toda para acertar á poner nombres es la perfecta y cabal noticia y la penetracion de aquello á que se ponen, y cuando ésta falta, los nombres son acaso.>

Examinando SIGÜENZA los nombres que da á Dios el Antiguo Testamento en el texto hebraico, de ellos saca pruebas de la grandeza de cada uno de sus atributos para deducir la verdad de los mismos; método que fué luégo el mismo de Pascal.

Alcanzó SIGÜENZA gran eminencia en todo lo que escribió. Ciertamente si de su Historia de la orden de San Jerónimo se sacasen los juicios críticos que hace de las obras maestras de los

grandes artistas, podria formarse un excelente cuerpo de doctrina, juicios criticos dignos de competir con los mejores y más acertados de un Lanzi, de un Guizot, de un Rio, de un Taine, de un Viardot, de un Jameson, y en fin, de todos los que han tratado más de la filosofia del arte (1).

DONA OLIVA SABUCO DE NANTES BARRERA fué una dama que en el siglo XVI se dedicó á la filosofía y á la medicina. Publicó en Madrid, el año de 1587, un libro con este título: Nueva filosofia de la naturaleza del hombre, no conocida ni alcanzada de los grandes filósofos antiguos, la cual mejora la vida y salud humana.

Está dedicado á Felipe II el libro. Tras la dedicatoria publicó una carta dirigida á don Francisco Zapata, conde de Barajas, presidente de Castilla y del Consejo de Estado. Semejantes documentos, encabezados á tan altas personas, hacen inverosímil la sospecha de don Anastasio Chinchilla, referente á ser la obra escrita por algun gran médico y publicada en nombre de aquella señora (2).

Morejon manifestó que la celebridad de DOÑA OLIVA procede de su nuevo sistema fisiológico contra la opinion de los médicos antiguos y de su siglo; sistema en que establece que no es la sangre la que nutre nuestros cuerpos, sino el suco nérveo derramado del cerebro, atribuyendo á sus vicios la causa de las enfermedades. La causa y oficina (dice) de los humores de toda enfermedad es el cerebro; allí están los afectos, pasiones y movimientos del ánima; allí el sentir ó sensacion; allí la raíz y la naturaleza que hace la vegetacion; allí la vida y anhelacion; de allí las enfermedades y de allí la muerte; allí la ánima irascible y concupiscible, pues no pueden estar sus especies (3).

(1) SIGÜENZA, en el libro iv de la Historia de san Jeródice: nimo, hablando del Ticiano,

«En el lado de la epístola está el entierro y sepultura de Nuestro Señor, tambien suyo, que quebranta el corazon á quien con atencion lo mira.

» Quisiera saber algo del arte para ponderar la valentía de estos tres cuadros; paréceme que habian de estar puestos como relicarios, que no se vieran sino á deseo y despues de quitados muchos velos, porque con la estima se ponderase la excelencia.>

De Leonardo de Vinci dice que por su viveza y por dedicarse á una cosa y otra, quedaron pocas cosas suyas acabadas.»

Del célebre Bosco escribe:

«Están repartidas por toda la casa muchas (pinturas) de un Jerónimo Bosco, de que quiero hablar un poco más largo por algunas razones, porque lo merece su grande ingenio..... comunmente las llaman los disparates de Jerónimo Bosque, gente que repara poco en lo que mira, y porque pienso que sin razon le tienen infamado de hereje. Tengo tanto concepto..... de la piedad y celo de nuestro fundador, que si supiera era esto así, no admitiera sus pinturas dentro de su casa, de sus claustros, de su aposento, de los capítulos y de la sacristía.

» Sus pinturas no son disparates, sino unos libros de gran prudencia y artificio, y si disparates son, son los nuestros, no los suyos... Es una sátira pintada de los pecados y desvaríos de los hombres...

» Los demas procuraron á pintar al hombre cual parece por defuera, éste sólo se atrevió á pintarle cual es de dentro.

Hombres medio leones, otros medio perros, otros medio osos, medio peces, medio lobos, símbolos todos y figura de la soberbia, de la lujuria, avaricia, ambicion, tiranía, sagacidad y brutalidad.

>Casi en todas las pinturas (alegóricas)..... siempre pone fuego y lechuza. Con lo primero nos da á entender que importa tener memoria de aquel fuego eterno, que con esto cualquier trabajo le hará fácil. Y con lo segundo dice que sus pinturas son de cuidado y estudio, y con es

tudio se han de mirar. La lechuza es ave nocturna, dedicada á Minerva y al estudio, símbolo de los atenienses, donde floreció tanto la filosofía que se alcanza con la quietud y el silencio de la noche.»

De Alfonso Durero habla lo que sigue :

«En lo que este hombre fué excelente es en las estampas que cortó de su misma mano en metal y en madera, con tanta destreza y maestría, que ha puesto admiracion. Mostró valer tanto en esto, que con solas líneas negras y lo blanco que dejó entre ellas, significa cuanto pudieron hacer Apéles y Timántes, y nos representa las cosas tan vivas como si tuvieran sus naturales colores. No valia ménos con la pluma y con la tinta que con el buril. Véanse aquí en esta librería, en unos libros franceses de mano, dos historias de las Ficciones de Troya, dibujadas de su mano, que juráran son finas estampas...>

(2) Reimprimióse el libro en 1588, en Madrid, en 1622, en Braga, y en Madrid el año de 1728.

(3) Morejon dice que el sistema de DOÑA OLIVA fué dado á luz como pacto original por los ingleses Eucio, Warton, Cole, Charleton y otros sin haber merecido la autora ser citada por ninguno de ellos. Tambien observa que el sistema de DOÑA OLIVA está conforme con el cuarto teorema de Carlos Picon, y que ella precedió á Descártes en la opinion de constituir el cerebro por única residencia del alma racional, aunque no la circunscribió precisamente á la glándula perineal, como quiso el célebre reformador de la filosofía, sino que la extendió á toda la sustancia del órgano encefálico. Chinchilla por su parte opina de diverso modo en cuanto á las observaciones que van al principio de la nota, pues dice lo que sigue:

«Algunos escritores españoles, entre ellos don Martin Martinez y don Antonio Hernandez Morejon, nos han dicho, defendiendo el sistema de DOÑA OLIVA, que ésta inventó el sistema de los espíritus animales; pero si he de decir lo que siento, creo que ambos se han equivocado. No ha tratado nunca DOÑA OLIVA del suco ó jugo cerebral, como sinónimo de espíritus animales, conductores de las impresiones y de las sensaciones, que era la cuestion que los señores Morejon y Martinez han querido probar ser la

El libro de DONA OLIVA empieza con un coloquio de la naturaleza del hombre y del conocimiento de sí mismo, y en el cual hablan tres pastores filósofos en vida solitaria. Éste es un tratado de las pasiones, obra tenida en gran estima; se ha comparado esta obra con la Fisiología de las pasiones, ó Nueva doctrina del sentimiento moral por el famoso médico frances Juan Luis Aliberti, y es la opinion de personas muy sábias que si bien éste no tomó de DONA OLIVA el pensamiento de su obra, indudablemente ella le precedió en escribir primero sobre las pasiones con profundidad de ingenio y gran acierto.

El DOCTOR JUAN HUARTE DE SAN JUAN, ó Juan de Dios Huarte y Navarro, fué autor de un libro bastante conocido, en cuyo exámen se han ejercitado muchos escritores. Nació en San Juan de Pié de Puerto y estudió en la universidad de Huesca la medicina. Publicó un tratado con el título de Exámen de ingenios para las ciencias, donde se muestra la diferencia de habilidades que hay en los hombres, y el género de letras que á cada uno responde en particular. Es obra donde el que leyere con atencion hallará la manera de su ingenio, y sabrá escoger la sciencia en que más ha de aprovechar; y si por ventura la hubiese profesado, entenderá si atinó á lo que pedia su habitual natural (1).

Llamó esta obra muchísimo la atencion en Europa, repitiéronse sus ediciones y se tradujo á varios idiomas, por la novedad del asunto y filosófica é ingeniosa manera de tratarlo. Como libro de que tantos juicios se han formado, no cumple á mi propósito añadir uno más, y tal vez, y sin tal vez, el ménos importante. El célebre Gall cita á HUARTE, y muchos críticos consideran que la doctrina de éste acerca de que los vicios, las pasiones y las virtudes y torpezas del hombre proceden del predominio del entendimiento, de la memoria y de la imaginativa, sirvió de guía al mismo Gall para su sistema (2).

El famoso médico frances Borden (3) cree que muchos de los pensamientos de Montesquieu en el Espíritu de las leyes están tomados de la obra de JUAN HUARTE. Opina que el Exámen de ingenios es un libro lleno de reflexiones singulares, escrito con delicado gusto, y deplora que se lea tan poco y que esté falto de un largo comentario, que seguramente merece.

Jourdan Guibelet, médico de Evreux, publicó en 1631 un Exámen del exámen de los ingenios. Llama diferentes veces á HUARTE alambicador de temperamentos; pero analiza sus opiniones con erudicion y cordura, y sin designio de ofenderlo, segun afirma. Conviene con HUARTE en el gran influjo de la organizacion sobre nuestras acciones, y expone pensamientos conformes con los que hoy sustentan los frenólogos.

Don Antonio Hernandez Morejon, que ve en HUARTE un filósofo investigador, de gran ingenio y penetracion y no ménos sensato, dice, despues de analizar discretisimamente su libro, que si bien conoció algunas verdades y supo publicarlas atrevidamente en su siglo, escribió muchas paradojas, que no pasarán de ser un bello entretenimiento científico. Por lo demas, HUARTE era para él un hombre lleno de ciencia y de ideas originales y de un espíritu valiente, que arrostró las preocupaciones de su época, y trató con libertad filosófica puntos verdaderamente espinosos. Don Anastasio Chinchilla califica el Exámen de ingenios con cuanto le supo inspirar el verda

inventora antes que los ingleses, sino bajo el aspecto de ser agente de las enfermedades, que hace en las páginas 275, 279, 283, 316, 327 y siguientes.

»Mucho más acertado sería decir que DOÑA OLIVA se adelantó á Picon en formar este sistema en su obra titulada: De morbis à colubie serosa oriundis; del cual no se apartaria si dijéramos en nombre de la española: De morbis à suco cerebrali, sive nervioso oriundis.».

(1) Los dos autores de la Historia de la Medicina en España, don Antonio Hernandez Morejon y don Anastasio Chinchilla, no están conformes en la cita de las ediciones que se han hecho de esta obra. El primero dice: «Se imprimió por vez primera en Baeza, por Juan Bautista Montoya, en 1575, en 8.o, y 1594; Pamplona, 1578, en 8.o, por Tomas Porras; Logroño, 1580; Bilbao, 1580; Huesca, 1581; Medina del Campo, 1603; Barcelona, 1607; Alcalá, 1640; Madrid, 1668, en 4.o Se tradujo al italiano y se imprimió en Venecia, 1582; idem, 1603; Roma, 1540 (sic), 1619. Tambien se trasladó al latin y se publicó en

Strasburgo, 1612; en Auhalt, 1621; Lóndres, 1652; Jena, 1663. Asimismo se tradujo al frances, Leon, 1580; París, 1605, 1675, y á varios otros idiomas.>

Chinchilla escribe lo siguiente:

«En España se hicieron las ediciones siguientes: en Bilbao, 1580; en Huesca, 1581; en Medina del Campo, 1603; en Baeza, 1584; en Barcelona, 1607, y en Madrid, 1668.

»En Strasburgo, en latin, 1612; en Anhalt, 1621; en Jena, 1663; en Colonia, 1610, en 8.o; en idem, 1610, en 12. En italiano, en Venecia, 1572; en idem, 1603; en Roma, 1540, 1619. En frances, en Lion, 1580; en París, 1605, 1675.

(2) Don Anastasio Chinchilla dice que quizás «si no hubiera existido el Exámen de ingenios, no hubiera sido tan famosa y encomiada la Craneoscopia ó Craneología de Gall.»

(3) Investigaciones sobre la historia de la medicina.

dero entusiasmo por la ciencia y por la gloria de España, en estas breves palabras: La obra más filosófica, más sublime y más útil á todas las clases de la sociedad que se ha escrito ántes y despues del siglo XVI..

El gran aplauso que tuvo en su siglo y en el posterior, dentro y fuera de la patria, confirman los juicios favorables del libro de HUARTE.

Cita Morejon, pero no analiza, dos obras de españoles que cree copias de las de HUARTE : Los que han escrito despues (dice) sobre el mismo objeto, Pujasol y el padre Ignacio Rodriguez, de las Escuelas Pías, todo es copiado de la obra de este médico (1). Pero no existe tal plagio del Exȧmen de ingenios, al ménos en el libro del aragones Estéban Pujasol, publicado en Barcelona, el año de 1637, con este título: Filosofia sagaz y anatomía de ingenios.

Confiesa el doctor Pujasol que nació en él el pensamiento del libro, recordando aquello de Aristóteles, de que por el efecto natural de cada uno se puede argüir la causa dél, y asimesmo por la causa dél se conoce y arguye el efeto; porque la causa y el efeto in actu simul sunt et non

sunt.»

El libro de Pujasol ciertamente es peregrino, y yo hallo en él más ideas semejantes á las de Gall, que en el mismo libro de HUARTE tan citado, cuanto aquél poco conocido. Véanse algunas muestras de la Filosofia sagaz y anatomía de ingenios :

La cabeza grande y redonda de toda parte significa que el hombre será secreto, sagaz en hacer sus cosas, ingenioso y discreto, estable, leal y de grande imaginacion.

>La cabeza larga y la frente estrecha señala en el tal nacido que será algo mentecato y fatuo. La mesma razon dicta é insinúa la grandaria ó pequeñez del colodrillo ó sumidad de la cabeza. >La cabeza redonda y obtusa significa en el hombre buen ingenio y entereza de ánimo, y si por suerte se levantara la tal cabeza en el vértex ó coronilla, entónces advierta que señala que este tal, ademas de lo dicho, terná grande estimativa; pero si en lo alto tuviere el vértex estrecho y apretado, entonces será algo fatuo y falto.

La cabeza gruesa y el rostro ancho denota ser el hombre sospechoso, animoso, astuto, audaz y desvergonzado.

Es regla general que para tener buen ingenio el hombre, han de concurrir en él muchas cosas, agora sea para el estudio de letras, agora para tratar de negocios graves y de importancia, los cuales son decente cuantidad del vaso (esto es, la cabeza), el cual procede de la grande virtud formativa, no que sea por superfluidad de materia, sino que los cascos sean grandes y bien formados, la frente ancha y grande, y lo propio el vértex ó colodrillo; todo lo cual es necesario para el estudio de las letras, que éstas ordinariamente tienen necesidad de ayuda para la fantasía y la grandaria de la cabeza, que ayuda á la prudencia y al arte.»

Como se infiere de estos pasajes, la moderna doctrina de la Craneología ó Craneoscopia, que se dirige, segun su inventor Gall, á señalar las funciones del cerebro en general y de sus diversas partes, así como á probar que se pueden conocer las diferentes disposiciones é inclinaciones por las protuberancias y las depresiones que se hallan en el cráneo, habia sido ya entrevista y publicada por el doctor Estéban Pujasol, natural de Fraga.

Convengo en que puede haber y hay mucho de arbitrario é incierto en las observaciones de Pujasol, pero ¿no lo hay igualmente en este sistema más perfeccionado en los escritos sobre frenología del doctor Gall, de su discípulo Spurzheim, de Broussais, de Vimont, de Comte, de Fossati, de Bruyères, de Debout y otros autores? ¿Sabios fisiologistas, como Flourens, Lelut y Garnier, no han combatido las doctrinas de los frenólogos, bajo el punto de vista fisico, como contrarias á los hechos más notorios y á las observaciones más constantes?

Y no sólo Pujasol hace las suyas respecto al cráneo y á su forma, sino que tambien deduce las condiciones del individuo por los cabellos, por las cejas, orejas, ojos, narices, boca, barba, cuello y cerviz, brazos, manos, dedos, piés y piernas, fisonomía y color del rostro, libro lleno de agudezas fisiológicas y de originales é ingeniosisimas doctrinas, que merecen ser estudiadas, por más que muchas parezcan falaces ó inciertas.

El autor, despues de someter su libro á la correccion de la Iglesia católica y de cualquier docto que mejor lo entendiere, asegura que su intento fué dar avisos y documentos para prevenirse con

(1) Ciertamente Morejon no conoció la obra de Estéban Pujasol, pues no dedicó al autor artículo en su Historia

de la Medicina. Chinchilla ni áun cita á Pujasol en la suya.

tiempo cada uno, resistiendo à lo malo y perjudicial, y aplicarse á lo bueno, favorable y justo; y esto, sin pasar en manera alguna á casos fortuitos y acciones humanas, las cuales dependen del li– bre albedrio y voluntad de cada uno, porque el juicio y conjeturas que se hacen en estas cosas, no fuerzan, compelen ni obligan, sino que advierten y avisan, todo lo cual es porque vivamos sobie aviso.

Tales palabras, escritas por un filósofo español del siglo xvn, parecen más bien de un frenologista de nuestro siglo, defendiendo de la nota de materialismo á su sistema, así como de fatalismo y de opuesto á la libertad del alma.

Pujasol, como se ve por las noticias que quedan consignadas, no sólo precedió á Gall en la parte craneoscópica.

La de su libro, que trata de la fisonomia, no puede compararse con el sistema de Lavater (compilacion de autores antiguos), que deduce las condiciones de los hombres por la semejanza de los rostros con las cabezas de los animales, para aplicar á aquéllos, segun los casos, las cualidades de éstos.

El doctor Estéban Pujasol no siguió en este punto, como Lavater, las opiniones de Aristóteles, Adamancio, Pedro Abano, Cardano, Miguel Lescot, Lachambre, Juan Bautista Porta, Camper y Lebrun.

Sus observaciones fisionómicas y una y otra deduccion que hace sobre los caractéres de las personas por los miembros del cuerpo humano, van por otro camino más original, y quizás más atinado. De su sistema puede decirse lo mismo que se ha dicho del de Lavater, que de creerse completamente exacto, puede darse ocasion à las prevenciones más falsas y más injustas.

De todo esto se deduce, ademas, que la Filosofia sagaz y anatomía de ingenios es un libro que nada tiene de copia del Exámen de HUARTE ; libro que si bien se dirige á conocer los temperamentos y cualidades de los hombres, en nada se valió de la obra de este esclarecido médico, siendo una y otra originales en su género y distintas enteramente, y honrando ambas el talento español.

Hasta ahora no he hablado de sabios eminentes del siglo xvi, que sólo se dedicaron al cultivo de la filosofía cristiana. ¡Oh! la serie numerosísima y espléndida de ellos asombra; escritores, sí, de gran elocuencia y doctrina, que no hablaban sino como sentian, no sentian sino como vivian, no vivian sino como quienes eran, suspirando por los bienes del cielo y expresando en dulce estilo las verdades, porque las verdades cuanto con más suavidad se dicen, tanto más penetran nuestras almas, y con mayor poderio si son de aquellas dirigidas á explicar las más soberanas y de más ternura que jamas en la tierra se han oido.

La ciencia de nuestros escritores ascéticos era la del bien pensar, del bien decir y del bien hacer, como de hombres no ménos sabios con la voluntad que con el entendimiento, y siempre guiados del amor de la divina verdad.

Los filósofos cristianos españoles del siglo XVI, y áun de una parte del xvII, merecen ser leidos. No hay argumento de los que el siglo xvIII produjo en Francia que no esté victoriosa y anticipadamente refutado. Lo mismo puede decirse de lo que escribieron los filósofos alemanes, Eichhorn, y los teólogos naturalistas, Edelmann y Strauss, Spener, los pietistas y los iluminados, el panteismo de Lessing, la teología de Kant, queriendo poner la religion dentro de los límites de la sencilla razon; Semler, los teólogos innovadores, como Simon, Vitringa, Leclerc, Michaelis, Moro Dæderleini; la escuela sociniana, con un Schott, un Bohme, un Planck, un Tzschirner, un Zimmermann, un Nitzsch, un Krug, un Rohr, un Amonn; la teología de Fichte, con todas sus consecuencias panteistas y su filosofia religiosa; el misticismo fatalista de Schelling, la satanalogía del baron Guiraud y la rehabilitacion de Satanas en el Fausto, y los romances de Goethe; el espíritu revolucionario de Schiller, la teología espinosista y el sentimentalismo panteista de Schleiermacher, Herder y su evangelio primitivo, Jacobi y la filosofía sentimental, Hegel y su apoteosis de la humanidad, y tantos y tantos otros, difíciles de enumerar.

No es exageracion de mi patriotismo. En los escritores ascéticos españoles del siglo XVI y primera mitad del xvi hay algunos entre los primeros del mundo insignes, y entre los insignes grandes. Analizaron todos los evangelios, cultivaron la filosofía y escribieron con pluma bañada en el sentimiento cristiano, poseidos de los argumentos, no sólo de la autoridad, sino tambien de la

razon.

En Cristo vieron la mayor maravilla; vieron que Dios se escondió en el hombre, y el puro es

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