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En tanto era respetado de las universidades extranjeras, por sus escritos, que se comentaban por muchos filósofos, otro autor. Hablo de PEDRO HISPANO, que fué uno de los más grandes filósofos de nuestra patria, de la Edad Media.

Confusas son las noticias que se tienen de su vida. Hay quien dice que tuvo por patria á Lisboa. Error notable y fácil de ser desvanecido. Ese filósofo sustituyó su apellido por el de su nacion. De haber nacido en Lisboa hubiérase llamado Ulisiponense ó Lusitano. Llamóse Pedro Hispano, luego España fué su patria. Tal creo.

Se ha asegurado que perteneció á la Órden de Santo Domingo. Sin embargo, escritores de la misma Órden tienen duda en ello. Fúndanse en que siempre es conocido por el maestro Pedro Hispano, sin que en manuscritos ni en libros impresos se haya citado una vez sola como fray Pedro (1).

Pedro Ciruelo opina que hubo dos Pedros Hispanos: uno que fué de la Órden de Predicadores, que compuso una fácil introduccion á la gran lógica de Aristóteles, introduccion que llamó Summula; el otro, filósofo y teólogo doctísimo, y ademas sacerdote, que perfeccionó el trabajo de aquél para provecho de los estudiosos (2).

Don Juan Pablo Forner, aceptando la existencia de los dos Hispanos, dice que el primero desenredó de la maraña de las impertinencias escolásticas el arte lógica, y que contrayéndola en pequeña suma (que por lo mismo llamó Summula), facilitó su breve adquisicion, é intentó el primero hacer guerra por la raíz á las sutilezas. Añade que el segundo, viendo frustrado el juicioso trabajo de su compatricio, y áun corrompido por el perverso frenesí de los comentadores, restauró el mismo trabajo y desvelo, mostrando prácticamente que el fin de la dialéctica no debia ser el entretenimiento de cuestiones de ninguna utilidad ni significacion, sino llevar por la mano al entendimiento, porque sin extravíos halle la verdad en las ciencias.

Creia el mismo Forner que los extranjeros habian visto con desden ó con ódio las Summulas de PEDRO HISPANO.

Pero en todo esto hay evidentemente equivocaciones. PEDRO HISPANO tuvo una gran importancia en Europa, y no en un siglo ni en dos, sino en varios. Todavía á los principios del pasado se le conocia por autor de una obra decantada y célebre entre los lógicos, la Dialéctica ó Summulas (3).

Juan Buridan publicó en París, el año de 1487, su libro de Summulas, en que analiza las cuestiones sobre dialéctica, y especialmente las opiniones de PEDRO HISPANO (4).

Duran Gerlier, bibliotecario de la universidad de Paris, rogó á cierto maestro famosísimo en lógica que enmendase el libro de la Médula de la Dialéctica, que habia escrito el perspicacísimo preceptor Jerónimo Pardo, resolviendo agudamente várias graves cuestiones lógicas. No habiendo hecho este trabajo cual era de desear la persona encargada, comisionó á Santiago Ortiz que lo verificase, en la confianza del acierto por la frecuente comunicacion que habia tenido con Pardo. Esta obra de un español, corregida por otro español y publicada á expensas de un hombre estudioso, salió á luz en París, el año de 1505 (5).

El aragones Juan Doltz de Castellar publicó igualmente en la ciudad de París, en 1511 y 1512, sus tratados de lógica, obra muy estimada de los doctos en aquel siglo (6).

(1) Scriptores ordinis prædicatorum, tomo 1; París, 1719.

(2) Juan Alberto Fabricio en su Biblioteca confunde las obras de varios Hispanos, las de un médico de este nombre con las del filósofo.

(3) Véase la obra citada en la nota anterior (artículo Petrus Hispanus).

(4) Vis impressoris nomen quoque hosce Johanni Carchain nomen ei est: ne pele plura. Vale.

(5) Medulla Dialecticis edita à perspicacissimo artium præceptore HYERONIMO PARDO, omnes ferme graviores difficultates logicas acutissime disolvens omnibus dialectice studiosis plurimum accommoda, de novo correcta et emendata cum tabula notabilium et propositionum disputatarum juxta materiam et ordinem foliorum et capitulorum per honorandos magistros magistrum, IOHANNE maiois in sacra theologia baccalarium nec non per accutissimi

ingenii virum magistrum Jacobum Ortiz, qui postremo ipsam cum augmento castigabit, etc. Impressa Parisius, in vico divi Joannis.

Al fin se lee que se imprimió este libro en París, por Guillermo Anabat, à costa del maestro Durando Gerlier, bibliotecario de la universidad, año de 1505, fólio.

(6) Disceptationes super primum tractatum Summularum (cum nonnullis suorum terminorum intellectionibus), magistri Joan. Dolz, Aragonensis de Castellar, venundatur Parisius, in ede Hemundi le Feure, librarii, 1512, folio. Termini cum principius nec non pluribus aliis ipsins dialetices difficultatibus.

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Hic finem accipiunt termini cum principiis..... dum regeret Parisius pro primo cursu in fanatissimo collegio Lexoviensi.

Otra obra es Silogismi magistri Johannis Dolz, obra dedicada á su padre Gaspar; Paris, 1511, folio.

Los versos dedicados á alabar sus escritos demuestran cuán en estima estaban los trabajos, así en España como en Francia, en donde ejerció Juan Dolz el profesorado.

Y no eran estos solos los españoles que en Francia adquirian renombre como filósofos en aquellos tiempos; FERNANDO DE ENCINAS, natural de Valladolid, publicó en París, el año de 1526, el libro de Composicion de la proposicion mental (1). En 1528 un tratado de Silogismos, en París igualmente; obra dividida en dos partes y dedicada á fray Juan de Toledo, á quien llama celebradísimo, no ménos por el esplendor de su nobleza que por su integridad de costumbres y por su sabiduría. Este libro ya antes habia sido impreso. Por la fama que alcanzó, vióse obligado ENCINAS á reimprimirlo con las enmiendas que su buen juicio y la experiencia le dictaron (2).

El valenciano JUAN DE CELAYA dió á luz en París el libro intitulado Magna Exponibilia (5). Consiguió tal crédito este libro, que fué reimpreso en Toledo, en 1527, con otra obra del mismo autor, que se dice nuevamente impresa y se intitula Insolubilia et obligationes (4).

Estas obras, con grandes ingeniosidades en los argumentos, y siguiendo el modo llamado aristotélico de argumentar, daban á los españoles gran concepto en Europa. Y no podia suceder otra cosa. Las más de las obras de nuestros filósofos se acogian con gran aplauso en las extrañas tierras.

El cordobes RODRIGO DE CUETO, varon muy erudito, publicó un tratado de Summulas, siguiendo el texto de Pedro Hispano (5), el año de 1528.

Y si en la universidad de Alcalá de Henares se tenian en tal estima las obras nuevas de los filósofos españoles, todavía por aquella misma edad se recordaban con aplauso los escritos del maestro Bartolomé de Castro, dedicados al famoso cardenal Jimenez de Cisneros, sobre cuestiones de lógica, sobre los predicamentos de Aristóteles, y los Cánones del triunfo de los números (6). ALFONSO DE PRADO, profesor de artes liberales en la universidad de Alcalá de Henares, publicó sus Cuestiones de Dialéctica sobre los libros Perihermenias, obra tambien muy aplaudida en aquel siglo (7).

JUAN LUIS VIVES fué el filósofo español más renombrado del siglo xvI. La circunstancia de haber vivido casi siempre en extrañas tierras hizo que sus obras adquiriesen en ellas más pronto la fama que merecian. Nació en Valencia, por los años de 1492. En Lovaina enseñó literatura con gran aplauso y séquito. En Inglaterra, adonde pasó más adelante, obtuvo el cargo de preceptor de la princesa María, hija de Enrique VIII y de Catalina de Aragon.

Dicese que era tenido por el Rey en tanta estima, que más de una vez fué á Oxford, con su esposa, para oir las lecciones de Vives.

Cuando Enrique VIII se divorció de Catalina de Aragon, Víves con noble independencia siguió el partido de la verdad y de la justicia, desaprobando el proceder del Rey. Este, indignado, mandó constituirlo en prisiones, donde estuvo VÍVES seis meses. Recobró su libertad, volvió á España, casó en Búrgos, y guiado del amor de la ciencia y de proseguir sus constantes estudios con el trato de hombres eminentes de todas las naciones, pasó á Bruges, donde falleció, el año de 1540, á la edad de cuarenta y ocho años.

Se ha repetido mucho la frase de que Budeo, Erasmo y Vives tenian la reputacion de ser los hombres más sabios de su siglo y eran como los triunviros de la república de las letras.

A pesar de haber vivido Luis Vives muchos años en tierras donde muchos varones doctos acep

(1) Ferdinandi de Enzinas. Tractatus de compositione propositionis mentalis, actuum sincathego-reumaticorum naturam manifestans et ad noticias introductorius, à magistro Roberto Vrancop Scoto recognitus atque in suam integritatem restitutus; filio.

(2) Tractatus sillogismorum Magistri Ferdinandi de Enzinas per ipsum secundo correcti et emendati cum modo assignandi eorum defectus, qui in omnium propositionum genere poterunt contingere, adjectis quibus promptum erit consequentiis aliquo errore infectis instare cum multis addilionibus; fólio.

(3) El ejemplar en fólio de esta edicion primera que poseo, no tiene fecha. Su portada dice así: Magna exponibllia magistri Joannis de Celaya Valentini cum parvis

ejusdem. Veneunt in bormontiana libraria, regione Collegii coqueritici ad insigne giemnarum cipparum.

(4) Se imprimieron á costa de Miguel de Eguía; de la primera obra se dice que ha sido restituida á su integridad, y de la otra se dice que es nuevamente impresa.

(5) Primus tractatus Summularum in textum Petri Hispani. Obra impresa en Alcalá de Henares, fólio.

(6) Año de 1618, en Salamanca. Quæstiones Magistri Bartoli Castrensis, etc.

(7) Quæstiones Dialectice supra libro Perihermenias, edita à magistro Alphonso Prato. In complutensi academia Liberalium Artium professore. Compluti, apud Michælem de Eguia, meme Augusto. Anno 1650, fólio.

taron el protestantismo, nunca se apartó de la fe de sus mayores. Vives vivió y murió como un excelente católico.

Enemigo del escolasticismo, combatió sus errores, demostrando que la dialéctica se habia convertido en una ciencia bárbara de palabras. Otro tanto pudiera decirse del germanismo moderno. Por eso preguntaba: ¿De qué lengua es vuestra dialéctica? ¿Es francesa? ¿es española? ¿es goda? ¿es vándala? En cuanto á latina, no es de ningun modo (1). Opinaba Vives que el lógico ha de usar de palabras tales, que el que entienda el idioma en que le explica, jamás pueda tener la duda menor sobre todo lo que le quiere enseñar. Muchas cosas hay, decia, que nadie puede conocerlas sino sólo el que las hizo; otras hay tan encubiertas y enmarañadas, que como las del oráculo de Apolo, nada menos necesitan que un intérprete de la mente divina. Todo lo que encierran es silogismos, conjunciones, disyunciones y demas enredos; no pasa de ser una de aquellas quisicosas ó adivinanzas con que las mujercillas y los niños se entretienen por diversion, dándose por confundidos (2).

Precedió LUIS VIVES en un siglo á Miguel de Cervantes Saavedra en combatir la invencion y la lectura de los libros de andante caballería; y por cierto que el criterio del gran novelista es exactamente igual al del filósofo valenciano. Véanse sus palabras:

«¿Qué uso es éste, que ya no es tenida por cancion la que carece de deshonestidad? Todo esto debrian curar las leyes y fueros, si quieren los administradores de las tierras que las conciencia, estén sanas. Lo mismo debrian hacer de estos otros libros vanos, como son: en España, Amadis, Florisandro, Tirante, Tristan de Leonis, Celestina, alcahueta, madre de las maldades; en Francia, Lanzarote del Lago, Páris y Viana, Ponto y Sidonia, Pedro Provenzal y Magalona, Melusina; y en Flandes, Flores y Blanca flor, Leonela y Cananior, Curias y Floreta, Piramo y Tisbe. Otros hay sacados de latin en romance, como son las Infacetisimas Facecias y Gracias Desgraciadas, de Pogio florentin, Eurialo y Nise y las cien novelas de Juan Bocaccio, los cuales libros todos fueron escritos por hombres ociosos y desocupados, sin letras, llenos de vicios y suciedad, en los cuales yo me marvillo cómo puede haber cosa que deleite á nadie, si nuestros vicios no nos trajesen tan al retortero; porque cosa de doctrina ni de virtud, ¿cómo la darán los que jamás la vieron de sus ojos? Pues cuando se ponen á contar algo, ¿qué placer ó qué gusto puede haber adonde tan abierta, tan loca y tan descaradamente mienten? El uno mató él solo veinte hombres, el otro treinta, el otro, traspasado con seiscientas heridas y dejado por muerto, el dia siguiente se levanta sano y bueno, y cobradas sus fuerzas, si á Dios place, vuelve hacer armas con dos gigantes y matarlos, y de alli sale cargado de oro y de plata y joyas y sedas, y tantas otras cosas, que apenas las llevára una carraca de genoveses. ¡Qué locura es tomar placer de estas vanidades! junto á esto, ¿qué cosa hay de ingenio ni buen sentido, si no son algunas palabras sacadas de los más bajos escondrijos de Vénus, las cuales guardan decirlas á su tiempo para mover de quicios á la que ellos dicen que sirven, si por ventura es dura de derribar? Si para esto escriben, mucho mejor les seria hacer libros de alcahuetería, con perdon de los oyentes; porque en otras cosas, ¿qué agudeza, ó qué bien puede haber en unos escritores expertos en toda buena doctrina, que en su vida leyeron buen libro? yo por mí digo de verdad que nunca vi ni oí á hombre que dijese agradarle sus obras de esto, sino á los que nunca tocaron ni vieron libro bueno, y yo tambien he leido en ello alguna vez, mas nunca hallé rastro ninguno de buen ingenio (5).

El criterio de JUAN LUIS VIVES Con respecto á bellas artes, y sobre todo á las obras dedicadas á representar á la Virgen María, fué el mismo que más tarde vino á seguir el Concilio de Trento, prohibiendo meras imágenes vestidas con riquísimos atavíos, y decretando que se hiciesen de madera ó mármol completamente.

Decia VIVES:

A esta causa no apruebo yo la Virgen Santa María ser pintada con vestiduras de seda é oro y

(1) Tum Dialecticam quis non videt scientiam esse de sermone?..... iam de quo quæso sermone est ista vestra Dialectica? de Gallico ne an de Hispano? an de Gothico? an de Vandalico? nam de Latino certe non est. (Ludovico Vives, in pseudo dialecticos.)

(2) Sunt enim pleraque quæ nosse nemo potest; nisi is qui confixit; multa quæ tamquam Apollinis Oraculo, mire

contecta, et convoluta, explicatore aliquo, et interprete Divinæ mentis egent. Tunc fere quæ in sillogismis, in apositionibus, in coniunctionibus, disiunctionibus, explicatio nibusque enunciationum tractantur, aliud non sunt, nisi quæstiones illæ, divinandi, quas sibi invicem pueri, et mulierculæ inter lusus proponunt.

(3) De Institutione fœminæ Christianæ, cap. v.

cargadas de perlas é piedras preciosas, como si ella hubiera holgado de estas cosas mléntras vivió acá en el mundo; ninguna cosa la remeda ménos que esto. Yo más querria que se pintase con simple atavío, y cual habia acostumbrado usar, porque más vivamente se nos pusiera delante de los ojos la moderacion de su ánimo; para que así haya con que los ricos sean enseñados, é consolados los pobres; á éstos crezca el ánimo y á aquéllos desfallezca ó mengue, y á entrambos á dos se les reduzca á un modo y moderacion..

En el juicio de hechos contemporáneos véase el severísimo de nuestro filósofo acerca de la célebre doña María Pacheco, esposa del malaventurado caballero Juan de Padilla, caudillo de las comunidades.

Mujer hubo pocos dias há en España, y por ventura es viva, que por querer mandar en lo que no le venía por herencia, puso á su marido, siendo hombre pacífico y muy buen caballero, en parte adonde perdió la vida en deservicio de su Rey, por quien todo bueno es obligado perderla; y al fin fué dicho de todo el mundo, que con razon fue él castigado del Rey, por no haberlo sido de él su mujer.»

JUAN LUIS VIVES aconseja á las casadas el gran amor que deben tener al esposo, no posponiendo sus deberes con él por sus rezos y visitas á los templos. Dignas de memoria son sus palabras:

Por tanto, si en la hora que él ha menester algo de ti respondes que quieres, no digo ir á bailar, y á los juegos de toros y de cañas, y á las justas ó meriendas y convites, porque ya eso es de todo punto cosa de malas mujeres, mas si le respondes que quieres ir á las iglesias y estaciones, sepas que tus pasos no son aceptos ni tus oraciones á Dios, ni le hallarás en la iglesia, si allá fueres, para que te dé lo que le pides. Quiere Dios que reces y le ruegues y des gracias, mas cuando estuvieres libre, desembargada y quitada de las ocupaciones ó negocios de tu marido; manda que visites á sus santos templos, con que tu marido no te haya menester en casa. Porque estas cosas que tocan al servicio del marido las quiere Dios más que no lo que tú quieres dar á él, sin habértelo su Majestad mandado. Quiere que vayas á sus altares, pero con tal condicion que primero hayas aplacado á tu prójimo y tornado en gracia con él, ¡ cuánto más serás acepta si hubieres contentado ó amansado á tu marido, que es amigo sobre todos los amigos y deudo sobre todos los deudos! ¿Para qué andas tú con tanta solicitud visitando las iglesias, monesterios y estaciones,. cuando tu marido claramente te manda otra cosa, ó secretamente te requiere que no hagas lo que quieres hacer contra su voluntad? ¿Tú buscas á Dios en la iglesia, dejando á tu marido enfermo ó hambriento en casa? Sábete, buena mujer, que al derredor de su cama hallarás todas las estaciones, y muchas devotísimas misas y vísperas, y todos los divinos oficios; allí están los altares, allí las iglesias, allí está Dios, adonde está la paz, la concordia y la caridad, y mayormente entre aquellos que estando con estas cosas unidos y ametalados, nunca se deben apartar, en especial al tiempo de la necesidad. Sed cierta que muy fácilmente serás amiga de Dios, si de tu marido lo fueres como debes. No tiene Dios necesidad de muchos servicios nuestros, ni los quiere de pelillo; no quiere sino ser amado y acatado sobre todas las cosas; todo lo otro manda que los hombres lo hagan porque vivan entre ellos unidos y conformes; misericordia dice Dios que quiere, más que sacrificio..

Vives, al dedicar su libro de La Mujer cristiana á doña Catalina de Aragon, reina de Inglaterra, fué por tener muy en cuenta su mucha santidad de costumbres, su generoso y magnífico ánimo, amante de sagradas letras y de excelentes ejemplos.

Y si bien consideraba nuestro filósofo que no tenía doña Catalina de Aragon necesidad de avisos ni de estímulos para la virtud, con todo eso creyó que los preceptos encerrados en su libro podrian ser leidos á la princesa doña María (la cual luégo reinó en Inglaterra), á fin de que los siguiese y guardase.

JUAN LUIS VÍVES esperaba que la princesa fuese virtuosa y santísima por haber nacido de tales dos padres, como eran Enrique VIII y doña Catalina, dos tan excelentes casados, que ninguno podrá alcanzar con muchos quilates las acabadas virtudes y encumbradas perfecciones que en ellos habian florecido.

Engañóse el filósofo en lo de excelentes casados; pero no, mejor dicho, no se engañó. Hasta el dia en que escribió aquellas palabras, la santa paz cristiana reinó en aquel matrimonio. Vives juzgó de lo que veia. No era fácil que adivinase la gran caida de Enrique VIII y que su incontinencia lo llevase al repudio y á la herejía.

Evidentemente doña Catalina de Aragon debió una gran parte de su fortaleza y virtud en sus

adversidades á la doctrina aprendida en JUAN LUIS VIVES; con esa doctrina están escritas las dulcísimas y cristianas cartas de la Reina á su esposo y á su hija en muchos de los trances de su vida, y especialmente en los dias inmediatos á su fallecimiento.

Catalina de Aragon fué la gran discípula de JUAN LUIS VIVES, esa insigne princesa, modelo de resignacion y de dignidad cristianas y admiracion de la Europa católica.

VÍVES miraba con una reverencia y entusiasmo extraordinarios el libro de Marco Julio, el Sueño de Escipion. No hay memoria entre los hombres, venía á decir, dejando siempre exceptuados los libros sacrosantos de nuestra religion, que haga uso de más arte y más elocuencia y toda especie de filosofía que el del Sueño de Escipion (1). Se ha creido modernamente que JUAN LUIS Vives era un libre pensador, porque una vez escribió, hablando de las persecuciones que él habia sufrido en Inglaterra, las que otros sufrian en otras partes, y las turbulencias que promovian los protestantes con sus escritos por do quiera: «Vivimos en unos tiempos dificilísimos, en que no se puede hablar ni callar sin peligro.

Pero en esto hay error, y error gravísimo. JUAN LUIS Víves no cedió en un solo punto de su catolicismo y del catolicismo de sus padres y de su nacion. En su libro de Veritate fidei exclamaba: Yo puedo engañarme y me engaño frecuentemente; la Iglesia en estas cosas que pertenecen á la suma piedad, jamas se equivoca» (2).

Conmovido JUAN LUIS VIVES ante los estragos que las guerras de religion habian hecho y hacian en Alemania, escribió en 1535 su librito de communione rerum. Parece esta obra escrita para lo que vemos en nuestros dias. Es la completa reprobacion del comunismo. Ya esto no es secta (3), es latrocinio, exclamaba el filósofo español. Juzgad de vosotros los que conspirais para el incendio de toda la ciudad (4).

En el comunismo hallaba Víves tres géneros de hombres: los facinerosos é imprudentes ladrones, que son movidos por la codicia de las riquezas; los que por desidia ó pereza ó por gustos inmoderados ú ódio al trabajo aspiran á la comunidad de bienes, ó que por hallarse en una medianía de fortuna anhelan poseer más por medio de la reparticion de caudales; y por último, los que no por perversa voluntad, sino por ignorancia y rudeza de entendimiento, creen lo que les dicen siempre que tenga novedad y halague sus pasiones ó deseos. Y porque oian decir que la ciudad vuelve todas las cosas de modo que sean comunes para los demas, como acontecia en la primitiva Iglesia, de ahí venian á inferir que la comunidad de bienes era de derecho divino.

Reputaba Víves á los primeros como imposibles de enmienda, cual los ladrones; à la codicia de los segundos como fácil de corregir ó enfrenar, y á los postrimeros como dignos de clemencia y de enseñanza.

Combatió nuestro filósofo el comunismo con vigorosísimos argumentos, muy merecedores de aprecio en toda edad, y más en la nuestra, en que la perturbacion de los ánimos ha resucitado con más vigor estas doctrinas.

En este punto JUAN LUIS VIVES ha precedido á los escritores que han pugnado y á los que áun pugnan ardorosamente por la causa del órden social contra los desventurados utopistas, que tantos males estan atrayendo sobre los pueblos con doctrinas lisonjeras, imposibles y desventuradas en la práctica.

La coleccion más antigua é importante de las obras de Víves fué hecha en Basilea, el año de 1555, con privilegio del césar Cárlos V y del Rey de Francia. Sus tratados fueron varios, y todos de gran mérito. Ni en el ligero cuadro de la filosofia española que voy trazando cabe un largo análisis de sus escritos, ni éstos pueden ser rápida y dignamente juzgados. Bastan estas breves noticias y observaciones para apreciar en algo la importancia filosófica de Vives, y con cuánta razon se tiene por uno de los grandes filósofos de la nacion española.

FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS Ó Cassaus, obispo de Chiapa, es otro de los más afamados. Por unos se considera como un varon de valor sumo, de ardentísima caridad cristiana, apóstol de los indios, constante defensor de sus vidas contra la fiereza y codicia de los conquistadores; por otros

(1) Nulla unquam hominum memoria scriptum esse librum, sacros nostræ religionis semper excipio, in quo plus rerum, plus artis, plus eloquentiæ sil comprehensum atque infurctum. Nulla portio cuiusquam partis aut speciei philosophiæ tantillo deest libello.

(2) Ego enim falli possum et faller sæpisime. Ecclesia,

in his rebus quæ ad summam pietatis pertinent, nunquam fallitur.

(5) Jam non secta hæc est, sed latrocinium.

(4) Indicate ipsi de vobis qui conspiratis in incendium tolius urbis.

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