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son cosas que se pueden ver y tocar, las cuales, mientras más viles, tanto son más firmes para prueba de lo que en ella pretendemos enseñar. Las demas escrituras, por santas que sean, fácilmente pueden ser torcidas de su verdadero y perfecto sentido, interpretándolas siniestra é impíamente la malicia humana; pero ningun hereje hay de secta tan detestable que pueda falsificar el libro de la naturaleza, en el cual á cualesquiera ojos que lo vean no se les puede argüir en contrario, porque la experiencia se lo muestra claramente (1).

Para Raimundo Sebunde hay una escala de la naturaleza: unas criaturas no tienen más que el simple sér; otras sér y vida; otras sér, vida y sentido, y otras, con el sér, vida y sentido, poseen la inteligencia; existe una simpatía entre el hombre y las demas criaturas: en él se contienen las perfecciones esenciales de los demas. Conócese á Dios por la conveniencia que entre sí tienen las criaturas; todas éstas, inferiores al hombre, se pretenden unir con él para alcanzar su fin y última perfeccion; pues en la naturaleza humana se halla unidad específica, infiérese que la hay en la divina. Así como todas las naturalezas de los tres grados inferiores á la del hombre están juntas y aunadas en la humana naturaleza, así la humana naturaleza, que es sola una en especie, está junta con cierta naturaleza superior. El hombre es infinito en potencia. Dios excluye de si todo no sér. No puede haber más que un sér infinito. En Dios todas las cosas son Dios, porque la imaginacion humana puede con el afecto subir á lo infinito; por eso Dios, que concedió al hombre tan gran capacidad, es necesariamente infinito. Los que no creen que su alma es inmortal, no piensan mejor de sí que de los brutos.

El alma, para Raimundo Sebunde, es viva imágen de Dios vivo. Así como Dios es espíritu, lo es el alma racional. Como Dios es uno en esencia y trino en personas, así el alma es una en esencia y trina en potencias. Como las tres divinas personas se distinguen realmente entre sí, pero no se distinguen de la esencia de Dios, así las potencias del alma se distinguen realmente entre sí, pero no se distinguen de ella. Ninguna cosa tiene el hombre que pueda llamar suya si no es el amor. Dos cosas son al hombre precisamente necesarias: una ser, y perseverar y conservarse en el sér que tiene; otra que este sér para él sea un bien.

Como se ve, Raimundo Sebunde fué un gran pensador y uno de los filósofos españoles más afamados por su clarísima inteligencia.

DON ALONSO TOSTADO floreció en el siglo xv. Nació en Madrigal y fué obispo de Avila. Por eso ha sido llamado indistintamente don Alonso de Madrigal por su patria, el Tostado por su apellido, el Abulense por su prelacía. Su facilidad para escribir y lo mucho que escribió han hecho proverbial el nombre del TOSTADO (2).

Por los años de 1404 se señala el de su nacimiento. Estudió el TOSTADO en Salamanca filosofía y teología, hebreo, griego y jurisprudencia civil y canónica. Obtuvo el cargo de rector del famoso colegio de San Bartolomé en aquella ciudad, y la dignidad de maestre-escuela en la catedral.

Refiérese, para dar á conocer la entereza de su carácter, que el Corregidor de Salamanca prendió á cierto estudiante, ó por escandalosos devaneos, ó por algo que fuese delito. El TOSTADO, alegando los fueros del colegio, pidió que el estudiante le fuese entregado para juzgarlo é imponerle la correccion merecida. El Corregidor, hombre altivo y favorecido, se resistió á la demanda. Fué excomulgado, DON ALONSO lo obligó á pedir absolucion vestido de sayal con soga al cuello y antorcha encendida en las manos, teniendo que recorrer así del un extremo al otro de la ciudad, hasta el sitio en que debia ser absuelto.

Antes hubo grandes debates y empeños para vencer la resistencia del TOSTADO. El rey don Juan II dió dos cédulas en pro del Corregidor, cédulas no obedecidas. Llamó al TOSTADO á Su córte y le dijo que si no obedecia sus órdenes estaba dispuesto á mandar que se le cortase la cabeza. DON ALONSO DE MADRIGAL le respondió que disponer que la del cuerpo le fuese cortada sí podria, pero no la del alma, y que alto interes sacaria de sus trabajos si mereciese morir por dar favor á la razon y á la justicia. Con tal respuesta venció la ira del Monarca.

Fué perseguido y calumniado por envidiosos. Llamado á Roma, tuvo por contrario á otro español insigne, á fray Juan de Torquemada, del órden de Santo Domingo, cardenal de San Sixto, que escribió opúsculos contra él.

(1) Sigo aquí la version del libro de los Diálogos de la naturaleza, version hecha por el padre fray Antonio Ares, Madrid, 1616.

(2) Escribir más que el Tostado, se dice para exagerar lo extenso de un documento ó libro.

En Siena, que pertenecia á la Toscana, se hallaba el papa Eugenio IV: ante él defendió dos proposiciones con admiracion de los sabios; proposiciones que fueron aprobadas. Don José de Viera y Clavijo (1) dice: «La ciencia de Torquemada tenía mucho de aquel ardor polémico que con su nervio y sequedad aterroriza: la del TOSTADO, de aquella luminosa amenidad y vária riqueza que agrada y que persuade..... Torquemada, como un docto eclesiástico, combatia por la Iglesia para triunfar por él mismo: el TOSTADO, como un sabio maestro, combatia por la razon para que ella triunfase..... Finalmente, Torquemada compuso su Tratado contra el TOSTADO, que quedó inédito en la Biblioteca Vaticana: el TOSTADO compuso su Defensorio, que vió la pública luz y corre impreso por todo el mundo. »

Asistió el TOSTADO al concilio de Basilea. Siguió el parecer de los que quisieron privar de la Santa Sede á Eugenio IV por no acudir al llamamiento del Concilio. Creia que éste era superior al Papa. DON ALONSO DE MADRIGAL se adhirió á la opinion contraria, considerando la suya errónea, y prestó obediencia al Pontífice en 1443.

El Rey, á su vuelta á España, le nombró de su Consejo, canciller mayor y abad de Valladolid. En 1449 tomó posesion del obispado de Avila. Murió á los 51 años de edad, el de 1455, en Bonilla de la Sierra, lugar á donde solia retirarse para sus estudios.

Escribió el TOSTADO los Comentarios sobre casi todos los libros históricos de la Biblia; otros sobre San Mateo; otros sobre los de Eusebio. Compuso libros sobre los dioses, sobre Medea, sobre las cinco paradojas figuradas, sobre la misa, sobre los casos de conciencia, el confesional, la predicacion y otros muchos.

En todos sobresale un gran criterio filosófico, una fuerza admirable de raciocinio y un espíritu analizador y libre.

Sentencia suya era ésta: El ocioso para nadie vive.

Como ejemplo de su mucha modestia se citan estas palabras del prefacio de los libros del Gẻnesis: Yo el menor de los doctores, que no merezco tal nombre, moveré mi lengua temiendo y temblando á cada paso y adorando las pisadas de los Padres de la Iglesia. No me pone la pluma en la mano la vana sombra de la ambicion humana, ni tampoco sacar á luz nuevas doctrinas, sino la caridad cristiana y el deseo de ser útil á mis hermanos, particularmente á los naturales de estos reinos.>

DON ALONSO DE MADRIGAL habla de cómo todos los filósofos y sabios yerran acerca de los principios de todas las cosas.

Sobre esto escribe:

Los escriptores de los gentiles tuvieron ocasion de errar y erraron cuanto á los comienzos de la conversacion y conoscimiento de los hombres; ni saben dar desto certidumbre, mas afirman algunas cosas que son falsas. La causa de su error es por cuanto ellos yerran en el comienzo del mundo, ca los filósofos no saben comienzo alguno del mundo, mas afirman que siempre fué..... Presupuesto esto, paresce de razon que todas las ciencias que agora son debieran ser falladas desde siempre, pues los hombres no hobieron comienzo en ser en tiempo alguno; et otrosi la conversación política desde siempre sería, ca no podria haber causa ni sería creible fallarse ó comenzarse agora de nuevo conversacion política, habiendo pasado tiempos infinitos en los cuales viniesen los hombres.

Esta razon es verdadera et declara mucho quel mundo no fué desde siempre, como de cada dia veamos fallar ciencias que antes no eran, et artes áun mecánicas, et sabemos que todas artes liberales que agora tenemos et libros de filosofía et de todas las otras ciencias agora tres mil et quinientos años no eran ni habian seydo algun autor de ellos, como no sepamos por historia cierta de los auctores de todas estas cosas.

Para defender ó colorar su error lo que dice el mundo no haber tenido comienzo, han de decir que todas las ciencias que agora son, muchas más et la vida política fueron desde siempre, no habiendo comienzo alguno de ser, como los hombres no hobieron principio; empero puédense agora fallar, porque se perdieron, et han de afirmar et afirman que infinitas veces ó muchas fueron perdidas et infinitas veces falladas, et áun se perderán despues de este tiempo infinitas veces, por la cual manera lo que desde siempre fué torna á ser nuevo, perdiéndose et fallándose. >Este perdimiento dicen que se face por algunas corrupciones que en el mundo cuasi generales

(1) Elogio de don Alonso Tostado, obispo de Ávila, premiado por la Real Academia Española en 1782,

acaecen, ansí como diluvios ó pestilencias ú otras enfermedades, en las cuales perezca casi todo la gente; et acontecia en los tales tiempos fincar sólo algunos necios que no tenian conocimiento de ciencia alguna ni de letras, por lo cual quedando el mundo en ellos, perdiéronse todos los saberes que ante eran y áun el conoscimiento de las letras y los libros: et otrosi se corrompieron, no habiendo quien entendiese en ellos; y fincaban ansí los hombres y todo el mundo sin conocimiento de letras y de saber alguno fasta que nacian algunos hombres de gran ingenio, los cuales de nuevo fallaban las letras et las ciencias como si nunca fueran en el mundo seido.

>E ansi otrosí se fallaban las artes mecánicas que son manuales, las cuales eran perdidas et no se fallaban juntamente más por grande longura de tiempo, et por esta manera responden cuando nos dicimos que fueron falladas de nuevo todas las artes et que nos conoscemos los autores, ca dicen que de esta vez postrimera en que fueron perdidas, fueron falladas por aquellos que nos afirmamos et se fallan aún de cada dia, empero dicen que otros tiempos fueron todas estas ciencias y saberes, y por ventura muy más complidamente que agora.›

Cuando se acusa de ignorante supersticion á los sabios de los siglos medios por la falsa filosofía moderna, atribuyéndoles el deseo de tener á los pueblos subyugados por medio de la enseñanza y la práctica de errores, ¡cuánto se equivoca!

Si preguntásemos á casi todos los libres pensadores de nuestros dias su opinion acerca de DON ALONSO TOSTADO, obispo de Ávila, seguramente nos dirian que fué un varon sabio para lo que se podia saber en su tiempo, pero lleno de las preocupaciones valederas en aquel siglo de supersticion y esclavitud del entendimiento.

Fácilmente puedo demostrar lo contrario. DON ALONSO TOSTADO siempre se mostró irreconciliable enemigo de los errores. Combatió con su potente inteligencia y con la libertad que cumplia á un verdadero filósofo, y filósofo cristiano, las supersticiones. ¿Hay quien lo dude? Me serviré de algunos ejemplos tomados de sus obras, para prueba de la verdad que defiende, en merecida alabanza del gran criterio de este autor, honra de España y de su siglo.

Sean los testimonios que he de alegar los siguientes, que me ofrece su libro El Confesional (1), al hablar del primer mandamiento, que es amar á Dios sobre todas las cosas y no tener dioses ajenos.

Contra esto pecan (dice) los que adoran ídolos, asi como adoraban otro tiempo los gentiles; y en esto pecan los que adoran las imágines de las iglesias, ca las imágines no tienen casi virtud alguna más que las piedras del campo, como sean fechas por mano de hombres, mas son puestas por remembranza de las cosas pasadas; porque los simples que no conoscen por los libros las cosas pasadas, las conozcan por las imágines pintadas. E por ende cuando ante aquellas imágines nos humillamos y facemos oracion, no oramos á aquellas imágines, ca sabemos que son muertas y sin sentido y no pueden ver ni oir lo que decimos; mas facemos á Dios y á los santos del cielo, y por amor dellos nos humillamos. Empero aquesta reverencia hacémosla delante aquellas imágines porque nos representan á Dios y á los santos. E por ende cuando toman especial devocion más con una imágen que con otra pecan, ca ya esto es adorar ídolos, como una imágen no tenga más virtud que otra, ca ambas juntas no tienen virtud alguna, mas podemos tener más devocion en un santo del cielo que en otro y tomarlo por especial abogado. Eso mesmo podemos tener más devocion en una iglesia que en otra; y esto no por las imágines ni por las paredes de la iglesia, mas porque parece una mejor que otra en ser en mejor lugar para orar. E los hombres muévense más á devocion y bien vivir en unos lugares más que en otros. Eso mesmo porque á Dios place de mostrar sus maravillas en unos lugares más que en otros; y así guardese todo hombre de honrar las imágines creyendo que en ellas está alguna virtud, ca no puede ser mayor pecado, y por eso pecan mucho algunos, cuando en algunas iglesias hay imágines algunas más antiguas que otras que fueron falladas desde el fundamento de la iglesia, y dicen que fueron falladas aquéllas por milagros y que aquéllas van á sacar cativos, y aquéstas ponen en lugar más alto y hónranlas más, y á ellas facen algunas oraciones y se encomiendan.

› De aquesto tal se siguen grandes pecados y errores y escándalos, y el pueblo menudo se torna

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(1) Nos autem gloriari oportet in cruce domini nostri Jesucristi, dulce lignum, dulces clavos, aulcia ferens pondera. (Confesional del Tostado, nuevamente enmendado y corregido.)

Acabóse la presente obra, llamada Confessional del Tostado. Fué impresa en Alcalá de Henares, por Arnao Guillen de Brocar, á xxix dias de Diziembre de mil é quinientos y dezisiete años.

hereje idolatra, ca puesto que algunas imágines por revelacion de Dios fuesen falladas en peñas ó en fosaduras de tierra ó en corazones de árboles, en lo cual hay muchas mentiras y muy pocas verdades; mas fué y es lo más dello introducido por sacar el dinero de las bolsas ajenas. Empero dado que fuese así en verdad, aquella imágen no es de más virtud que las otras, ca por manos de hombres es fecha, y no de ángeles, ni ménos cayó del cielo, porque allá no hay piedras ni maderos; y dado que fuese fecha por manos de ángeles, no podria ser fecha salvo de piedra ó de madera ó de algun metal, é así no pudo tener mayor virtud que las otras imágines de piedra ó de madera, ni más que los palos del campo; y así si honramos á aquella imágen más que á las otras, entendiendo que tiene mayor virtud, y con mayor devocion delante della nos inclinamos, pecamos en idolatría y cuando dicen de algunas imágines que van á sacar cativos y que no las fallan en sus lugares entonces por algunos dias, y que despues que vienen mojadas, éstas son muy grandes abusiones y muy grande cargo de ánimas y de conciencia de aquellos que tal cosa levantan, y fácenlo por sacar dinero, y dicen que lloran las imágines y que echan lágrimas muy dulces, y ello es agua y miel que por detras les echan, lo cual sería asaz de consentir en el tiempo que á los ídolos adoraban: E si esos que esto levantan no hiciesen en ello otro mal sino que sacasen el dinero, aunque es cosa de mal ejemplo, empero encima dello, que es lo peor, facen á la gente idolatrar, y á los tales no solamente se debia dar gran castigo, mas la tierra no los deberia sofrir, ca la imágen ni puede ir á sacar cativos ni moverse de un lugar si no la mueven, como ella no tenga más entendimiento ni sentido que una piedra. E si decimos que Dios la lieva y la torna por milagro, esto es decir por demas, como en manera alguna aquella imágen no puede aprovechar á cosa alguna.» Y en otro pasaje del Confesional escribe tambien el TOSTADO:

<< Pues no habemos de honrar ni adorar cielos ni estrellas, ni inclinar delante ellos, salvo á un solo Dios, eso mesmo no debemos tener fe ni esperanza en sancto alguno ni en sancta, salvo en un solo Dios, ca él ha todo poder de nos facer bien ó mal y de nos lievar á paraíso ó al infierno, y los sanctos no tienen otro poder ninguno salvo de rogar á Dios por nosotros, ca ellos fueron hombres así como nosotros y vivieron en trabajo y murieron, empero porque fueron buenos están en la gloria de Dios, y pueden rogar por nos cuando á ellos nos encomendamos.>>

Tal era la libertad filosófica y cristiana de DON ALONSO TOSTADO, Obispo de Ávila, para combatir las supersticiones.

¿Y cuál fué en la muerte este sabio, á quien se ha tributado la honra de llamarlo Stupor mundi, por sus muchos escritos y por sus conocimientos en las ciencias filosóficas, en la teología, en ambos derechos y en letras?

Refiere Estanislao Osio que DON ALONSO TOSTADO preguntó por pasatiempo á un carbonero: -¿Qué es lo que tú crees?-El carbonero respondió: El Credo.-¿Qué más crees? volvió á preguntar DON ALONSO.-Lo que cree la santa Iglesia Católica, replicó el carbonero.-¿Y qué es lo que ésta cree? torno á insistir en sus preguntas el sabio.-Cree lo que yo creo, dijo el carbonero á su curioso preguntador.—¿Y tú qué crees? exclamó el ABULENSE, viendo á aquel rústico encerrado fuertemente dentro de sus respuestas.-Creo lo que cree la santa Iglesia Católica.»-Y por más que el gran filósofo y teólogo persistió en repetirle las mismas preguntas en diversas formas, el carbonero jamás le respondió de modo que manifestase la menor duda ó vacilacion, y sin que todo el talento y la astucia de su interlocutor pudiese sacarlo del círculo que se habia trazado. Contaba frecuentemente este suceso á familiares y amigos DON ALONSO TOSTADO, siendo proverbial entre todos.

Así fué que en la hora de sus postrimerías el eminente sabio, el argumentador insigne, el respetado por sus virtudes y por su clara inteligencia, cuando le preguntaron qué creia, ¿qué respondió? Como el carbonero, como el carbonero.

Fué la protestacion de fe más humilde y más maravillosa que pudo salir de los labios del Asombro del mundo (Stupor mundi).

Cultivábase la filosofia, especialmente la moral, en la córte de don Juan II, y con gran constancia; Séneca especialmente era el filósofo favorito: se traducian sus obras, se comentaban sus sentencias, se imitaba su estilo. El Marqués de Santillana, Alonso de Cartagena, don Lopez Barrientos, don Álvaro de Luna, don Enrique de Villena, Juan de Lucena, Pero Diaz de Toledo, Fernan Perez de Guzman y otros ilustraron con sus escritos filosóficos aquella edad.

El más notable de los autores de este géneró que florecieron en el siglo xv, por su importancia en Europa, fué un prelado doctísimo.

DON RODRIGO SANCHEZ DE ARÉVALO nació en Santa María de Nieva (provincia de Segovia), por los años de 1404. Su religiosidad y su ciencia fueron estimadísimas. Sucesivamente obtuvo los episcopados de Zamora, Calahorra y Palencia. Pasó á Roma, donde ejerció el cargo de gobernador del castillo de Sant Angelo. Al propio tiempo se llamaba él mismo capellan, oidor y consejero del rey Enrique IV de Castilla, y profesor en artes y ambos derechos. Murió en Roma, el año de 1470.

Está enlazada la fama que alcanzó en sus dias con la que han dado á sus obras ser éstas unos de los monumentos más notables en la historia de la bibliografia.

Con efecto, el libro intitulado Speculum vitæ humanæ se publicó en Roma el año de 1468 por Conrado Sweynheym y Arnoldo Pannartz; edicion rarísima.

Reimprimióse esta obra en Augsburgo, el año de 1471, edicion tan rara como la anterior (1); en París, en 1472, por Pedro César y Juan Stol; en París nuevamente, en 1475, por Martin Crantz, Udalrico Gering y Miguel Friburger, y en Lyon, por Guillermo Regis, el año de 1477.

El agustiniano y doctor en teología fray Julian Macho tradujo y publicó en lengua francesa, en Lyon, el año de 1477, este libro, con el título de Le Miroir de la vie humaine; el padre Farget hizo otra version francesa, el año de 1482, que tambien salió á luz pública en Lyon.

DON RODRIGO SANCHEZ DE ARÉVALO escribió igualmente una Historia hispanica, la cual fué impresa por Uldarico Gallo, por los años de 1470; edicion de las más peregrinas de que hay memoria.

Honrosísimo es sin duda para nuestra patria ver cómo en los primeros tiempos de la imprenta se repetian las ediciones de la obra de un sabio español que florecia en aquella misma edad, testimonio inequívoco del gran aprecio en que tenía la ciencia, así en Roma, como en Alemania y Francia.

El libro del Espejo de la vida humana, de SANCHEZ DE ARÉVALO, es un notabilísimo tratado de filosofía moral, en que resplandecen la mucha doctrina y el recto criterio de su autor, con que discute y examina las cosas cómodas é incómodas, dulces y amargas, los favores y los trabajos, los solaces y las miserias, las facilidades y los inconvenientes, lo próspero y lo adverso, los sosiegos y los peligros de cualquier estado y la forma de mejor vivir en este siglo. Dividido se halla el libro en dos partes en la primera se trata de todo estado de la vida temporal, en la segunda del estado y de la vida espiritual.

La Historia hispanica (2) de SANCHEZ DE ARÉVALO merece especialísima mencion, pues tiene una gran importancia, la de haber su autor aplicado la filosofía á la historia, precediendo en esto á muchos doctos extranjeros. Pueden citarse como notables las descripciones de las muertes de don Pedro I de Castilla y la de don Álvaro de Luna. Para SANCHEZ DE ARÉVALO la historia no era otra cosa que un tratado práctico de filosofía, en que la parte teórica se va comprobando con las experiencias de los sucesos.

Y no eran solas las obras de este español las que se imprimian y volvian á imprimir en extrañas tierras durante los cincuenta años primeros de la invencion de la imprenta. No hablaré de las ediciones de Séneca, Quintiliano, san Isidoro y otros, sino de las obras de escritores del mismo siglo xv.

El Scrutinium Scripturarum, de don Pablo de Santa María, se imprimió en Alemania, sin lugar de impresion, en 1475; Pedro Schoyffer reimprimió este libro en Maguncia, el año de 1478.

En 1476 el mismo Pedro Schoyffer dió á luz, en la dicha ciudad de Maguncia, la Expositio brevis et utilis super toto psalterio, del cardenal don Juan de Torquemada. La Summa Eclesiæ domini, de este prelado, se estampó por el maestro Juan Frechsel, en Leon, en 1476.

En Milan salió á luz, en 1492, la traduccion latina de los seis libros de la Naturaleza y conocimiento de los hombres, obra de Pedro Montes, traduccion hecha por el célebre cordobés Gonzalo de Ayora (3).

El Fortalium fidei contra judeos et sarracenos, de fray Alonso de Espina, se imprimió por vez primera en Nuremberg, por Antonio Koberger, el año de 1474, y en Leon de Francia, el de 1500, por Juan de Romoys.

(1) Augustæ vindelicorum per Ghinterum Zainer ex Rentlingen.

(2) Se reimprimió en el primer tomo Hispanic Illustrate; Francfort, 1603.

(3) Petri de Montis, Opus de dignoscendis hominibus.

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