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La inclinacion de lo atraido á su atraente es uno de los principios y fundamentos generales de la filosofia luliana (1).

Se atribuye á RAIMUNDO LULIO la invencion de la aguja náutica, ó al ménos ser el primero que escribió sobre ella en el libro Félix de las maravillas del orbe, segun estas palabras: Tambien sabrás que la calamita tiene virtud para hacer volver la aguja á la Tramontana y al Mediodía, y que es tan fuerte en su sequedad, que no la puede fundir el fuego. Esto se escribia en el año de 1286. En el mismo libro decía: «En el iman ó calamita ha puesto Dios tanta simplicidad de tierra, dijo el filósofo, que el hierro tiene apetito á ella, y por esto la calamita mueve á sí el hierro, por la gran influencia de su simplicidad de tierra, á la cual se mueve el hierro naturalmente, etc.

En el libro de Astronomía escribia: «La virtud de la estrella septentrional con el iman atrae al hierro, y por eso la virtud del iman es el medio que tiene virtud de concordar la virtud de la estrella septentrional y la del hierro, cuya concordancia está firme por la grandeza, poder y apetito del cielo por medio de la sequedad y frialdad.»

Atribúyese á LULIO ser el primero que escribió Arte de navegar, así como haber manifestado que en la parte occidental de nuestro hemisferio hay continente de tierra opuesto al nuestro. Terra et mare sunt sphæricum corpus. La tierra y el mar forman un cuerpo esférico, dijo en su libro de las Cuestiones solubles por el arte demostrativa.

Habla del Océano ó gran mar, y al discurrir sobre el flujo y reflujo, habla del arco de agua, que en el Poniente estriba en una tierra opuesta á las playas de África, España, Francia é Inglaterra, en las que se ve el dicho flujo y reflujo. La verdadera filosofía conoce, segun LULIO, la parte esférica del agua, y por eso comprende que el flujo y reflujo imprescindiblemente exigen dos vallas contrapuestas que enfrenen el agua y sirvan como de pedestales ó fundamentos de

su arco.

En el libro del Félix de las maravillas del orbe, hablando del mar, dice: «Y porque es redonda se mueve al rededor y en ondas ó á oleadas, segun el balance de su rotundidad, por la cual se mueven las ondas de la mar hácia la tierra y se mueve la mar de Inglaterra, pues balanceando, se inclina en un tiempo á una parte y en otro á otra.»

Compuso LULIO varios tratados de médicos. En su loor se dice que resolvió en su Arte de principios y grados de la Medicina los de su certeza, adelantándose á Zimerman en distinguir la verdadera de la falsa experiencia. En su libro de Instrumento en Medicina se hallan las bases de una ideología clínica. Yo le intitularia la lógica del médico. Es de tanto interes, que no la recomendaré bastante, escribe don Anastasio Chinchilla (2).

Escribió muchos libros de alquimia. Manget y Boherhave lo elogiaron por sus conocimientos químicos. Se cree que LULIO fué uno de los que primero aplicaron la química á la medicina. Boerhave asegura que fueron sesenta los libros que sobre química escribió LULIO.

En una coleccion de tratados de Verdadera Alquimia, publicada en un volúmen el año de 1551, en Basilea, se hallan los siguientes de LULIO:

El Apertorio de la composicion de la verdadera piedra.

Arte intelector de la piedra filosofal.

Práctica.

De Mercurio solo.

De Alquimia.

Repertorio ó intencion sumaria para inteligencia del Testamento, Codicilo y otros libros de Lulio. Luis Figuier (3) dice que para RAIMUNDO LULIO la piedra filosofal tenía tal fuerza, que no sólo podia cambiar el mercurio en oro, sino tambien dar al oro formado de tal suerte la virtud de una nueva piedra filosofal.

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RAIMUNDO, escribiendo al rey Eduardo de Inglaterra, le decia: Ya habeis visto, señor, la operación maravillosa que he hecho en Londres con el agua de mercurio que yo he echado en el

(1) Esto afirma el maestro don Antonio Raimundo Pascual en su libro Descubrimiento de la aguja ndutica. — Maarid, 1789.

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cristal disuelto; he formado un diamante finísimo, que vos habeis destinado para pequeñas columnas de un tabernáculo..

El mismo Figuier nos recuerda que RAIMUNDO LULIO, cuyo genio se ejercita en todos los ramos de los conocimientos humanos, y que expone en su Arte Magna todo un vasto sistema de filosofía, resumiendo todos los principios enciclopédicos de la ciencia de su tiempo, no pudo ménos de dejar á los químicos una útil herencia, perfeccionando y describiendo varios compuestos que son hoy usados, como las preparaciones del carbonato de potasa con tártaro y demas, la rectificacion del espíritu de vino, la preparacion de los aceites especiales, un método perfeccionado para la copelacion de la plata, y la preparacion del mercurio dulce.

Si pasamos á examinar los escritos de RAIMUNDO LULIO como hombre político, no podrémos ménos de maravillarnos de aquel fogoso talento, que penetraba todo.

Parece que están escritas para nuestro siglo estas palabras:

El temor es ramo que compete al Príncipe en dos modos: el uno es el más principal, es á saber, que tema á Dios; y el otro modo es que tema á su pueblo. Temer á Dios se dice, para que no haga ofensa á su pueblo, que Dios le encargó; como las ovejas que se encargan al pastor. Dícese temer á su pueblo, para que no haga ofensa al amor que éste tiene; por cuanto el Príncipe hace gran injuria á su pueblo cuando le hace agravio ó comete engaño contra él.

› Conviene al Príncipe ser sabio y discreto, para que sepa tener conocimiento de la intencion por cuya razon es príncipe, y para que sepa gobernar. Príncipe infunde y pone temor en su consejo, en sus oficiales y en su pueblo; siendo así que la Sabiduría muestra y declara lo lícito y lo ilícito, y los juicios y sentencias que conviene dar á aquellos que hacen contra el Príncipe.

No dió Dios libertad al hombre para que haga el mal, siendo así que se la dió para que haga el bien y evite el mal. Y si Dios hubiese dado libertad al hombre para que pudiese hacer el mal, habria creado libertad contra libertad, y habria creado dos poderes, uno bueno y otro malo, y dos libertades, una buena y otra mala; lo cual es imposible, y que Dios sea creador de lo malo y que una libertad en un sujeto sea contra otra; siendo estas libertades partes intelectuales, porque ya serian formas necesarias segun el curso natural. Como el fuego, que es libremente contra el agua, y el agua contra el fuego; pero en el sujeto en que están conjuntos el fuego y el agua, el uno es señor y el otro súbdito; como en el colérico, en el cual el fuego es el señor, y el agua en la calabaza es la señora. Y la razon por la cual el hombre tiene libertad para el mal, es ésta : por cuanto tiene y retiene de la naturaleza, de que es, es á saber, de el no ser (y porque es el pecado original). De adonde tiene semejante libertad para hacer el mal por razon de la naturaleza, que le fué apropriada, que es de la parte de el nada, que es su centro, al cual desciende y baja libremente con el pecado, como la piedra, que con la ponderosidad ó peso baja al centro, la cual ponderosidad realmente le apropió su centro, para poder ser su centro, y que la piedra pudiese tener en él su reposo. Y en este pasaje se da conocimiento, con el cual se pueden conocer los principios de la libertad que tienen los hombres para hacer el mal, la cual libertad es la privacion de la libertad, de que deben usar los hombres haciendo el bien y evitando el mal. Y este pasaje es muy útil y subtil y digno de que se sepa. Segun lo que se ha dicho de la libertad, conviene que el Príncipe considere la libertad, para que la sepa y ame para hacer el bien y evitar el mal, y para que aborrezca la libertad para hacer el mal; por eso no se dice que el pueblo es contra la libertad que tiene el Príncipe para hacer el bien y evitar el mal, porque de esta manera inclinarian el Príncipe á usar de la mala libertad en hacer el mal, por lo cual, aquel pueblo hace contra sí mismo, que quiere que haya en la ciudad algunas costumbres antiguas, que sean contra la justicia y contra la libertad de hacer lo bueno y evitar lo malo. >> Estos pasajes son tomados de su libro El Árbol de la ciencia.

Muchos de los escritos de RAIMUNDO LULIO están llenos de pasajes sumamente poéticos. Queria, sin duda, por medio de este atractivo hacer más grato el estudio de la ciencia, y sobre todo aquellas teorías abstractas y nuevas, aquellos mirabiles ambajes que se encuentran en sus escritos y que tanta semejanza tienen algunos con las de algunos modernos filósofos alemanes, salvo en la impiedad de las doctrinas, como ya en otra ocasion he dicho (1), despertando la aficion de los entendidos en filosofía hacia los escritos del Doctor iluminadísimo.

Muchos fueron los discípulos de LULIO, dentro y fuera de España, en su siglo y posteriores.

(1) Vida de Raimundo Lulio, publicada por mí en la revista La América, en 1861,

Hay uno, sin embargo, poco conocido, de gran ingenio y lozanía de imaginacion, que escribió un tratado de verdadera filosofía en forma entretenida y nueva. Hablo de fray Anselmo Turmeda, que floreció en el siglo xiv, y murió, á lo que se cree, apedreado por los moros á causa de sus predicaciones en Africa.

Ese tratado es sumamente peregrino, fué escrito en lengua catalana y trasladado á la española. Sólo conozco una version francesa del siglo xvi (1). He hablado de este libro en otra ocasion, y debo repetir aquí algunos de mis juicios al tratar de este filósofo.

Intitulase Disputa del asno con fray Anselmo Turmeda, acerca de la natura y nobleza de los animales. En este tratado fingia el autor que yendo á una floresta para descansar del tumulto de las ciudades, fué vencido del sueño. Pero á pocos instantes la soledad se pobló de multitud de fieras, brutos, aves é insectos que acudian á prestar el juramento de obediencia á un leon, nucvo rey. Uno de los vasallos le advirtió que el fraile Turmeda defendia la opinion de que los hombres se aventajaban á los demas animales, así por las excelencias del cuerpo como por las del ánimo. El Soberano quiso oir cómo se podia sustentar semejante parecer con buenas razones, y así mandó llamar á Turmeda, ofreciéndole el seguro de su palabra real para argüir libremente y sin temor de las iras de los caballeros de su córte; y le dió para contrario de sus argumentos á un asno de ruin catadura, el peor y más despreciable de sus súbditos. La contienda es sumamente ingeniosa. Si fray Anselmo Turineda proclama la excelencia de los sentidos del hombre, el asno prueba que los animales le exceden, no sólo en el ver los objetos en medio de las nocturnas sombras, sino en el oir los más lejanos ó pequeños rumores. Si el uno, para demostrar que los hombres se rigen por el buen consejo, castigan á los malos y guardan su manera de gobierno, el otro le responde con las ordenadas repúblicas de las abejas y hormigas, todas sujetas, no á los apetitos de la gula y del sueño, sino al trabajo y provecho de los demas de su especie. Si aquél, de lo delicado de las viandas que usa el hombre para su sustento, infiere su mejor naturaleza, éste atribuye á ellas la multitud de enfermedades á que vive afecto, y los grandes delitos que se experimentan en el mundo por la sed del oro, los dolores, las tribulaciones, batallas y empresas marítimas, donde se pierden lastimosa y tempranamente las vidas, en tanto que muchos de los animales comen los frutos que fecundan los humanos con el sudor de las frentes, así en arboledas como en jardines, y otros sitios deleitosos. Por último, el asno, para vencer á fray Turmeda, trae á la memoria que los papas, reyes, príncipes y grandes señores, á quienes no pueden mirar las gentes sin temor y respeto, son hollados en los rostros ó heridos por el aguijon de insectos, de cuyo poder con dificultad logran salvarse.

Al propio tiempo observa que los soberanos que gobiernan á los hombres más quieren las gabelas é imposiciones de sus vasallos, que practicar el bien y la justicia, la cual debe ser administrada, no por el precio de los ricos metales, convertidos en monedas, sino por el deseo de obrar con la piedad y la misericordia que tanto se admira en los reyes de las hormigas y de las langostas, cuyo cargo consiste en dirigir á todos hácia la comun felicidad, único norte de los estados (2).

Fray Anselmo da algunas noticias de sí por boca de un conejo, el cual dice, segun el texto del libro, que traduzco de la version francesa, puesto que la castellana me es desconocida y el original catalan tampoco ha venido á mis manos, ni sé quién lo haya logrado ver hasta ahora :

«Muy alto y poderoso señor, aquel hijo de Adan que está acostado à sombras de aquel árbol, es de nacion catalan y natural de la ciudad de Mallorca y tiene por nombre fray Anselmo Turmedą, el cual es hombre muy sabio en toda ciencia, y más que nada en astrología, y es oficial de la aduana de Túnez por el grande y noble Maule Brufret, rey y señor entre los hijos de Adan, y gran escudero del dicho rey.>

Esto, si no es burlerías de ingenio, concuerda con lo que algunos escritores catalanes atribuyen á Turmeda, que renegó de su fe, si bien arrepentido quiso enmendar y enmendó sus errores, predicando en Túnez el cristianismo, hasta que acabó á manos de los enemigos del cristianismo.

1) La Disputation de l'asne contra frere Anselme Turmeda sur la nature et noblesse des animaux, faite et ordonnée par le dit frere Anselme en la cité de Thunies, Tan 1417, etc. Traduicte de vulgaire Hespagnol en laugue françoyse, A Lyon, par Laurens Buyson, 1518.

(2) En los índices expurgatorios del Santo Oficio aparece prohibido siempre el libro del asno de fray Anselmo Turmeda. Debió ser esta prohibicion por siete pasajes muy licenciosos que tiene al hablar de los siete pecados capitales, aplicándolos á los religiosos de su siglo.

Sin embargo, resulta del mismo libro que á pesar de su amistad con el Rey de Túnez, seguia Turmeda siendo cristiano. Esto contradice lo.de haber renegado (1).

Creo conveniente, por lo rarísimo del libro de Turmeda y por su gran espíritu filosófico, trasladar aquí algunos pasajes que he traducido.

Cómo el asno fué delegado para disputar con fray Anselmo. Habla el leon.

Y á fin que sepais claramente que nosotros los animales somos de más grande nobleza y dignidad que vosotros, y que por razon y buen derecho nosotros debemos ser vuestros señores, y vosotros nuestros súbditos y vasallos, dejando á muchos nobles é ingeniosos animales, que en dos ó tres palabras os harian callar como un muerto, queremos que el asno roñoso sea quien os responda, disputándolo desde este instante para ello, por ser el más ruin y miserable animal que hay en nuestra córte. Y por tanto, dirigíos á él diciéndole vuestras razones y probándole lo que habeis dicho ser verdad tan en contra nuestra.» Volviendo la vista, miré á par de mí un mezquino y despreciado asno todo torcido, enfermo, roñoso y sin rabo, el cual, á lo que yo creo, no valdria diez dineros en la feria de Tarragona. Yo me tenía por burlado, conociendo claramente que ellos hacian escarnio de mí, pero todavía por vergüenza tuve que contentarme, y pacientemente sufrirlo, y al punto comencé à decir al asno roñoso. >

Aquí comienza la disputa de fray Anselmo contra el asno.

Señor Asno, la primera prueba y razon de que nosotros los hijos de Adan somos de más nobleza y dignidad que vosotros los animales, se halla en nuestra hermosa figura y semblante, porque nosotros somos bien hechos y completos de nuestros miembros, y todos bien ordenados por bellas proporciones, correspondientes las unas á las otras, puesto que los hombres grandes tienen grandes las piernas y largos los brazos, y asimismo todos los miembros segun la altura del cuerpo, y los hombres pequeños tienen las piernas cortas y cortos los brazos, y así todo en proporcion de su estatura; y vosotros, animales, sois hechos al contrario, porque en vosotros no hay alguna proporcion de miembros, y yo os lo voy á declarar distintamente..

De las proporciones de los animales.-Sea primero el elefante. El elefante, segun podeis ver claramente, tiene el cuerpo muy grande, las orejas grandes y largas y los ojos pequeños; el camello gran cuerpo, largo cuello, largas piernas, pequeñas orejas y la cola corta. Los bueyes y toros gran piel, largas colas y sin dientes en la quijada delantera. Los carneros gran piel, larga cola y sin barba. Los conejos, aunque pequeños animales, tienen orejas mayores que las de los camellos, y así hallaréis muchos y casi infinitos animales todos variados, sin la justa proporcion en sus miembros, y por esta razon se deduce claramente que nosotros los hijos de Adan somos de mayor nobleza que vosotros los animales.>

La respuesta del asno.

Fray Anselmo, vos cometeis gran pecado en menospreciar los animales, y no sois tan ignorante que no sepais que quien menosprecia alguna obra ó dice mal de ella, el menosprecio ó mal juicio recae sobre el dueño ó autor de ella.»

(1) En prueba de que fray Anselmo Turmeda era amigo del Rey de Túnez y de que éste lo estimaba por su sabiduría, sin haber renegado, el mismo Turmeda en boca de uno de los animales interlocutores pone el siguiente hecho: «Sucedió en este tiempo que el gobernador ó alcaide de dicho castillo (de Caller, en una isla llamada Bocel), nombrado el señor Allart de Mur, queriendo hallarse en la coronacion del rey de Aragon don Fernando, á quien pertenecia el señorio de dicho reino, y habiéndose embarcado para ir à Cataluña, llegó al puerto de Túnez, obligado por la fuerza de los tiempos contrarios, y no queriendo bajar á tierra, envió un su criado en demanda de refrescos y vituallas. E incontinente que el dicho criado llegó á la doyne de Túnez, fué avisado fray Anselmo cómo el dicho gobernador habia allí arribado por la fortuna y tiempo contrario, y faltándole bastimentos, habia enviado por cuanto le era necesario á sus gentes para refrescar. Luego que el padre Anselmo oyó la relacion del criado del governador, habiendo hecho traer muchas vituallas, le dijo: a Tómalas y llévalas à tu señor, salu

dándole de parte mia, y dile que yo le suplico que acepte este pequeño servicio de mí, su humilde servidor, fray Anselmo, y devuélvele sus dineros, y si necesita alguna otra cosa, que me lo mande à decir, pues en todo cuanto quiera será servido. Embarcándose al punto el dicho criado, llegó á la nave de su scñor y le dió cuenta de lo que el padre Anselmo le habia dicho, y le devolvió sus dineros, de lo cual el gobernador habia un soberano placer y alegría, é incontinente le escribió una letra dándole las gracias y otras muestras de cortesía por el servicio que le habia prestado, sin mediar entre ambos conocimiento alguno anterior. >>

De este pasaje se deduce que Turmeda no estaba como renegado en Túnez. No parece verosímil que dado el cristianismo de los caballeros de aquel siglo, ofreciese el señor Allart de Mur tantas muestras de afecto á Turmeda, como se dice más adelante en el libro, pues desde tierra de cristianos le envió á Túnez un gran presente de muchas y gentiles cosas. Ademas Turmeda se llamaba en Túnez fray Anselmo, clara señal de que seguia siendo cristiano.

El asno habla á fray Anselmo con gran audacia.

Fray Anselmo, aunque no sois digno de que yo os responda, con todo eso, no pudiendo ir en contra de lo expresamente mandado por el muy alto y prepotente príncipe, el Rey nuestro señor, me cumple, como á un bueno y leal súbdito y criado, acatar y observar sus órdenes. Y por tanto, en el nombre de Dios, yo vengo á oir de vos al presente, una á una, las razones y pruebas que teneis, y luego que las digais, yo os replicaré segun lo que Dios me diere á entender.

Las cuales palabras me lastimaban tanto como si fueran golpes de lanza, viéndome despreciar por tan ruin bestia como era este cautivo asno; mas por convenir á mi intento, sabiendo segun la Escritura que quien sabe sufrir nunca es vencido, depuse todo desplacer y melancolía, y calándome mi sombrero, oí las siguientes palabras del asno.

El asno habla á fray Anselmo.

Vos hablais mal del Criador que nos ha criado, y esto nace del débil entendimiento que en vos reside, y por tanto, no entendeis la cuestion. Sabed que Dios, nuestro Señor, ha criado muy bien y sabiamente todos los animales que habeis nombrado. Y esto testifica Moisés en el Génesis, diciendo que Dios vió todo lo que habia hecho, que todo era bueno. Y en contra de lo que vos decis, Dios hizo al elefante grandes las orejas para con ellas arredrar de sus ojos las moscas, así como de la boca, que siempre tiene abierta á causa de los grandes colmillos que le salen, los cuales Dios le dió para su defensa, y á lo que vos decis, que segun la proporcion de su cuerpo deberia tener grandes ojos, bien conoceréis que, aunque os parezcan pequeños, la virtud visiva que hay en ellos es tan perfecta y sutil, que puede distinguir desde cien leguas si se halla colocado sobre una alta montaña. ¿Os parece, pues, que una tan gran vista es proporcionada á un tan gran cuerpo? Contra esto nada hay que replicar. Por otra parte, bien sabeis que todos los animales del mundo que tienen grandes ojos y abultados y salientes, tienen débil y des dichada vista, y los que los tienen pequeños, la poseen muy viva y sutil.>

De la proporcion del camello.—‹Al camello, por tener largas las piernas y alimentarse de las hierbas, Dios Todopoderoso ha criado con el cuello largo á fin de que pueda bajar su boca á la tierra y rascarse con sus dientes hasta las últimas partes de su cuerpo. Así y por semejante manera Dios Todopoderoso ha criado los miembros de los animales segun sus necesidades y menesteres. Por tanto, yo os declaro que en nada habeis entendido la cuestion y que vuestras falsas razones no bastan á probar que vuestro parecer erróneo sea verdadero. Por tanto, si habeis algun otro argumento, decidlo, que yo os daré la respuesta.»

Fray Anselmo dice al asno:

«Señor Asno, yo tengo otra razon para decir que somos de mayor nobleza y dignidad que vosotros, y es que Dios Todopoderoso nos ha dado los cinco sentidos corporales, que son: oir, ver, oler, gustar y palpar; y si bien os los ha dado igualmente, no tan cumplidos ni perfectos como á nosotros, porque con éstos nos ha concedido la buena memoria, por la cual nos acordamos de cosas que están por venir, de las ausentes y de las pasadas, y á vosotros sólo ha dado algunos de lo presente, y por esta razon claro ves se demuestra que somos de mayor dignidad y nobleza que

vosotros.»

El asno responde y dice:

Fray Anselmo, oyendo la fama de vuestra ciencia y sabiduría, que vuela por toda esta provincia, aunque no os conocia ni os habia oido hablar, os tenía en gran concepto; pues al presente, viendo lo contrario, os tengo en reputacion de una ruda y tosca persona. ¡Eh! hombre de Dios, ¿estais en vuestro sentido y cabal entendimiento? Un niño de cinco años no sólo no diria tales palabras, sino que tendria vergüenza tan sólo de pensarlas. Pero puesto que así habeis perdido la memoria, prosiguiendo en mis respuestas, os declararé (si os hallais capaz de comprenderme) cómo Dios Todopoderoso ha dado á nosotros los animales todos los cinco sentidos corporales más enteros y perfectos que à vosotros, y mejor memoria y retentiva. Abrid, pues, los oidos y escuchad mis palabras.>

Del primer sentido corporal.—«El primer sentido corporal es el oir. Recordad, fray Anselmo, que muchas veces alguno de los hijos de Adan, caminando sobre algun animal, sea caballo ó mulo, es obligado á apearse, especialmente en estío, por el grande calor, desciende para refrescarse y reposar á sombra de algun árbol, teniendo al dicho caballo ó mulo por la brida, y viniendo por el camino algun hombre á pié, el dicho caballo ó mulo siente sus pasos, y conociendo que su dueño no los oye, quiere hacérselo saber, y así tira del freno y levanta las orejas, mirando hacia el

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