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nació á fin de que el rico entienda para qué es rico. No puede ni debe existir contrariedad entre ambos. No juzguen los ricos que son sus mayores enemigos los pobres, ni los pobres vean lo mismo en los ricos. La justicia está de parte del pobre, y la misericordia de parte del rico, para que el rico haga lo que cumple á la misericordia, y el pobre le comunique al recibir la limosna lo que de justicia es suyo; esto es, que le admita á su derecho, que es el cielo. Los pobres representan la miseria humana y el sér del hombre en su natural, que el más rico nació desnudo; nos avisan de lo que puede acontecernos, nos enseñan lo que vale y puede dar de sí el mundo, la inconstancia de los bienes de fortuna, la falsedad de las noblezas. Más enseñanza nos ofrece un pobre acerca de las verdades divinas y humanas, que los actores en los teatros representando moralidades, ó los doctores en sus cátedras (1).

Los españoles tenemos una tradicional filosofía, cual corresponde al carácter severo de su pensamiento. Dentro del sistema católico se han anticipado á publicar ideas que un siglo ó dos despues han dicho algunos extranjeros que eran suyas propias, en tanto que otros, como Guizot, Schlegel y Viardot, no han visto en nuestra historia un solo filósofo digno de memoria.

Este incompletísimo bosquejo de la historia de la filosofia española desmiente, sin embargo, tales asertos, y los desmiente con testimonios no ménos verdaderos que gloriosos para nuestra patria (2).

A pesar de este desden de algunos sabios hácia España, todavía se lee en los escritos de sabios extranjeros el nombre de Raimundo Lulio, como enigma filosófico, deprimido por unos, ensalzado por otros; Ernesto Renan, Luis Figuier, Pablo Antonio Cap, Nourrisson y otros muchos hablan de sus escritos. Todavía se escriben libros acerca de Maimonides y de Averroes, como los de Adolfo Franck (3) y de Ernesto Renan; todavía se publica en lengua italiana la teologia mo

(1) No examineis al pobre por amor de Dios, sobre si trabaja ó no, si está sano para ganarlo 6 no, cuando no os toca por oficio y cargo de República. Aunque no tengo á mal decirles en secreto con mucho amor y caridad, con un término muy cristiano y recatado, con consideracion y advertimiento de no enojarle, que procure por amor de Dios, si puede, valerse de sus manos y trabajo, que lo haga, y deje la limosna para los imposibilitados de poderlo ganar. Yo cierto no me atreveria á ello, por parecerme no tengo talento ni habilidad para tanto; basta que venga en nombre de Dios y lo pida en nombre de Cristo. » (Erudicion Cristiana, por fray José Luquian; Tarragona, 1594.)

(2) Justísimo es consignar aquí que varios ilustradísimos españoles contemporáneos han procurado desvanecer este concepto, contrario á la honra patria y á los fueros de la verdad. El excelentísimo señor don Gumersindo Laverde y Ruiz, que ha publicado notables trabajos sobre filosofía española con excelente y docto criterio, dice en uno de ellos:

No seria esto una erudita vanidad ni un trabajo de puro lujo, pues aun concediendo, lo que estamos muy léjos de conceder, que en el legado de nuestros mayores no pueda descubrirse ninguna luz nueva ni ningun olvidado gérmen del progreso, y áun admitiendo que toda su sabiduría se balle más ó ménos en las obras de los extranjeros modernos, áun así importa muchísimo abrir las fuentes patrias y beberlas en ellas, inspirándonos en el alma gigante de las generaciones que nos precedieron sobre el suelo ibérico, y reflejándola en todas nuestras producciones, para que España recobre su autonomía intelectual entre los pueblos que conducen de frente todas las ciencias.>

El señor don Luis Vidart, que ha publicado en 1866 un librito intitulado La filosofía española, indicaciones bibliográficas, lleno de oportunísimas noticias, ordenadas con recto juicio y nobilísimo entusiasmo patrio por nuestras glorias científicas, dice lo siguiente:

«Si nosotros tuviésemos ciencia bastante para formu

lar un juicio sintético, quizá diriamos que las doctrinas racionalistas del maimonismo y del averroismo aparecen como una condenacionalosófica de las religiones judaica y mahometana que profesaban sus autores; que, por el contrario, todos los escritores cristianos de la Peninsula, desde los tres santos doctores de la escuela de Sevilla, hasta Raimund Lulio, que ha obtenido por la Iglesia el título de venerable, y desde Luis Vives, cuya sólida piedad merece los elogios de don Gregorio Mayans, hasta el padre Feijóo, tan enemigo de la supersticion como ensalzador constante de la verdad católica; todos los escritores españoles nacidos en el seno de la Iglesia, encierran sus especulaciones en el círculo trazado por el espiritu de la fe religiosa. Hasta en el mismo Miguel Servet, ya separado del catolicismo, domina de tal modo el elemento creyente, que prefirió la muerte á retractar ni una sola palabra de su profesion de fe cristiano-panteista.

>> De todo lo que dejamos indicado en el curso de estos apuntes, se deduce que, en nuestro sentir, la filosofia ibérica es esencialmente dogmática.»

Por último, el ya citado señor Canalejas escribe lo siguiente, en sus curiosisimos y profundos Estudios criticos de filosofia, politica y literatura; Madrid, 1872:

«Bastan estas ligeras indicaciones para demostrar que es hacedero tejer la historia de la filosofía española, y que si bien en sus páginas no se encontrarian nombres como los de Descartes y Leibnitz, aparecerian otros que pueden figurar al lado de filósofos muy considerados por la crítica moderna; y que si bien no se señalaria á nuestra España como cuna de una de aquellas transformaciones que llevan el nombre de Bacon, Descártes y Spinosa, se ofrecerian al hombre pensador rasgos originales, tendencias dignas de tenerse en cuenta en la historia del pensamiento humano, y preciosas indicaciones acerca de la vida y destinos de esta vigorosa nacionalidad.»

(3) «Son biographe mentione même des sermons contre Averroes. Il parait que ce qui révoltait surtout Raymond Lulle dans les doctrines des averroistes de Paris, c'était la distinction de la vérité théologique et de la vé❤

ral de Raimundo Sebunde, y Saint-Beuve habla de este autor al par de Montaigne; todavía Emilio Saisset escribe de Miguel Servet como filósofo y teólogo (1); el padre Bautain publica un libro basado en las doctrinas de santo Tomas y de nuestro doctor eximio Francisco Suarez, declarando que su Filosofia de las leyes bajo el punto de vista cristiano está tomada de estos dos hombres eminentes (2).

Los nombres del Tostado, de Luis Vives, de Melchor Cano, de Eusebio Nieremberg y de Suarez, se repiten con elogio por Alzog (5). El mismo Ernesto Renan trata honorificamente á Luis Víves (4). Si Emilio Saisset y Alberto Lemoine, al hablar de Descártes, no mencionan á Gomez Pereira (5), Nourrisson sigue proclamando que en la teoría de ser los animales máquinas, precedió el filósofo español al frances (6). Washington Irving y Prescott han encomiado á fray Bartolomé de las Casas por sus ideas sublimemente humanitarias..... Pero ¿á qué seguir enumerando autores? La satisfaccion de todo buen español no puede ménos de ser cumplidísima al contemplar que aun en el mundo de los sabios se oyen los nombres de nuestros filósofos antiguos (7). Y con

rité philosophique, distinction que nous verrons relevée avec tant de chaleur par l'averrôisme italien de la Renaissance, et qui fut, depuis le x. jusqu'au xvII. siècle, le plastron de l'incrédulité. Lulle soutenait avec une décision, qui ne manquait pas de hardiesse, que si les dogmes chrétiens étaient absurdes aux yeux de la raison et impossibles à comprendre, il ne se pouvait faire qu'ils fussent vrais à un outre point de vue. Le rationalisme le plus absolu et les extravagances du mysticisme se succédaient comme un mirage dans les hallucinations dialectiques de ce cerveau troublé.» (Ernest Renan, Averroes et le Averroïsme.)

Véase á Luis Figuier, L'Alchimię et les alchimistes; Pablo Antonio Cap, La science et les savants au xvI. siècle. Igualmente véase el libro así intitulado: Tableau des progrès de la pensée humaine depuis Thales jusqu'à Hegel, par Nourrisson, 4.a edicion, 1867.

«Il ne se pouvait d'ailleurs que le réalisme exagéré de Duns Scot n'appelât pas une réaction. Aussi, presque inmediatement apparaissent les tentatives aventureuses de Raymond Lulle et de Roger Bacon..... Alchimiste et philosophe, Lulle a laissé un nombre prodigieux d'ouvrages, parmi lesquels on mentionne notamment le Grand Art, système ingenieux, mais vide, qui devait permettre, par la combinaison de formules abstraites, d'arriver à la science universelle. L'opus Majus, dû à Roger Bacon, ne le cède en rien au Grand Art pour la hardiese. C'est la même audace, transportée au champ de la spéculation dans le domaine de l'expérience par celui qui fut surnommé le Docteur admirable.....» «Il est impossible de s'y tromper, il circule dins les écrits de Raymond Lulle et de Roger Bacon un souffle précurseur des temps nouveaux. L'age d'or de la scolastique est passé: sa décadence commence. »

(1) Philosophie et réligion; París, 2.a edicion, 1869. (2) Philosophie des lois au point de vue chrétien, par M. L. Bautain, ancien Vicaire général de Paris, Vicaire général de Bourdeaux, professeur de théologie morale à la Sorbonne (troisième edition); Paris, 1863. En el prólogo dice el autor:

«Ceux-là seuls qui, pour expliquer l'origine et la portée de la loi, se sont placés au point de vue chrétien et dans la lumière de l'Evangile, on put remonter au principe véritable de la législation, au Législateur unique, qui peut seul produire et imposer la loi, et lui donner son autorité, sa force obligatoire et sa sanction. Saint Thomas d'Aquin et Suarez nous ont paru les plus remarquables de ces jurisconsultes, ou plutot de ces philosophes chrétiens, et c'est à eux surtout que nous avons demandé la direction et la lumière dans la voie difficile ou nous

sommes entrés. Appuyé sur de tels guides, nous avons marché avec plus d'assurance. »

En el capitulo primero escribe lo siguiente:

Une autre chose nous soutient encore; c'est que dans ces études, nous avons de guides sûrs, des hommes éminents, qui marchent devant nous, saint Thomas et Suarez. Je prélère de beaucoup saint Thomas, je l'avoue, je le trouve plus synthétique et plus profond. Suarez a moins de génie, mais il a encore une pénétration théologique très-remarquable; bien que la subtilité de son analyse l'entraine parfois dans la diffusion. Nous profiterons de l'élévation de l'un et de l'abondance de l'autre.» Hablando de las leyes civiles en el cap. xi, se expresa

así:

Je dirai très-sincèrement ma pensée, qui du reste n'est pas la mienne. Je l'ai prise tout entière dans les ouvrages de saint Thomas et de Suarez, deux théologiciens célèbres, l'un dominicain, l'autre jésuite, et ce qui étonnera sans doute ceux qui ne connaissent ces hommes illustres que de nom, et qui les jugent peut-être sur leur robe, ces deux grands théologiens, qui sont aussi de profonds politiques, ont posé el professé, dans le sujet qui nous occupe, des principes vraiment libéraux. (3) Historia universal de la Iglesia.

(4) Mais ses bévues suffirafent pour prouver que le texte est toujours resté fermé pour lui (Averroes). Un de ses ennemis les plus acharnés, Louis Vives, les a curieusement relevées..... Pour comprendre l'aversion que le peripatétisme averroïste inspirait aux beaux esprits de la Renaissance, il faut avoir connu par expérience ce style érissé de mots barbares, ces discussions subtiles, cette prolixité insoutenable, qui sont les caractères de l'école averroïste. «Autrefois, dit Louis Vivès, rien n'était plus charmant que la contemplation du jardin de cet univers, mais ceux-ci, au lieu d'arbres et de fleurs, y ont dressé des croix pour torturer l'esprit humain»..... Toutes les déclamations des humanistes les plus acharnés contre la phisolophie arabe pâlissent auprès de l'énergique dithyrambe de Louis Vivès. Cette apostrophe, la plus rude, sans contredit, qui Averroes ait essuyé, n'occupe pas moins de quatre pages in folio dans le traité De causis corruptarum artium (aquí el pasaje). —ERNEST RENAN, Averroes et l'Averroïsme, essai historique. París, 1861 (deuxième édition).

(5) Descartes, ses precurseurs et ses disciples, par E. Saisset. L'ame et le corps, études de philosophie morale et naturale, par Albert Lemoine.

(6) Tableau des progrès de la pensée humaine. (7) En honra de la verdad hay que decir que más justos han sido y són los extranjeros con nuestros filósofos

igual satisfaccion y no menor gratitud presenciamos el espectáculo de que un patricio de tan vivísimo talento, rica imaginacion y acrisolada originalidad como el señor don Ramon de Campoamor proclamase en el seno de la Academia Española que «el famoso entimema de Descártes Pienso, luego soy», está copiado de este silogismo de Gomez Pereira: Lo que conoce es: yo conozco, luego soy (1).

He llegado al término de mi propósito, que es trazar un bosquejo de la historia de la filosofia en España hasta nuestros dias, comparada con la de los extranjeros; filosofía en que nuestros antepasados dieron muestras de su poderoso saber y de la riqueza de sus pensamientos, encaminados á dar paz y bien á las almas.

Jamas pudieron imaginar que la soberbia de los hombres aspirase á que cada progreso de la razon humana fuese la negacion de un dogma divino en los pasajes que he trasladado se ha visto cómo el pensamiento español progresaba y progresaba, adelantándose en mucho á los filósofos extranjeros, sin que en sus meditables sentencias se hallase nada contrario al cristianismo, sino ántes bien su propagacion más feliz y acertada.

El galardon que este trabajo merece, y que sentidamente y mucho deseo, es que sirva de estímulo para que algun eminente escritor, con juicio ménos engañable que el mio, y con más conocimiento de las obras de nuestros grandes filósofos, se anime á trazar una verdadera historia de ellos, empresa gloriosísima para nuestra patria.

No están dictadas por hipocresía ni por modestia estas palabras, sino por el desengaño y por el conocimiento propio. Escribo verdades, y entre las verdades ésta debiera ser la postrimera.

El amor patrio me ha obligado á vencer la persuasion de mi imposibilidad para trazar este bosquejo sólo mo alentó la memoria de lo que habia leido y el anhelo de que no se perdiesen con mi vida estas noticias.

Entregadas á los amantes de las ciencias españolas por medio de la imprenta, el ingenio, el criterio y la sabiduría de otros harán lo que no he podido dignamente hacer.

Sírvame esto de disculpa, si alguna cabe en tan atrevida empresa, donde la memoria, el sentimiento y el deseo han hablado, y hablado enérgicamente, y donde el criterio siempre se ha considerado muy débil para juzgar tan altas cosas y tan sublimes autores.

Cádiz, Abril de 1875.

que con otros hombres eminentes de España. Ortigne, en su libro La Musique à l'Eglise (París, 1861), no menciona á español notable alguno; Menard, en el tratado De la Sculture antique et moderne (2.a edicion, París, 1866), no cita á ningun escultor de nuestra patria; Celler, en Les origines de l'opera (París, 1868), tampoco menciona, al tratar de las córtes de Luis XIII y XIV, la influencia que el drama lírico español pudo tener en ellas.

(1) El autor de El personalismo, apuntes para una filo

ADOLFO DE Castro.

sofia, de las Polémicas y de Lo absoluto, à más de algunos preciosísimos poemas, filosóficos tambien, decia en su discurso de recepcion en la Academia: «Y si el dón de invencion es dón de forma, como dice Quintana, no le bastó á Gomez Pereira la fortuna de ser el inventor del Pienso, luego soy; pues la posteridad ha declarado á Descartes poseedor de buena fe de su evidentísimo plagio; y si Gomez Pereira tuvo la fortuna de la invencion, no tuvo la fortuna de que se le hiciese justicia.

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LUCIO

ANNEO SÉNECA.

JUICIOS CRÍTICOS Y CITAS NOTABLES.

I. DE M. FABIO QUINTILIANO.

(Instituciones oratorias, libro x, capítulo 1.)

De intento he dejado para lo último á Séneca, varon versado en todo género de elocuencia, por la falsa opinion que de mí corre respecto á que yo le repruebo y áun aborrezco; y esto me sucede en el instante en que trabajo para restituir á su severidad antigua el corrompido estilo, estragado con todos los vicios. Ademas de que, casi sólo éste ha andado en manos de los jóvenes, y no era seguramente mi propósito quitársele, sino que no podia sufrir que lo prefiriesen á otros mejores, á quienes él no habia cesado de desacreditar; porque conociendo la diferencia de su estilo, desconfiaba de poder dar gusto á quienes ellos agradaban. Amábanle, pues, más de lo que le imitaban, y tanto se apartaban de él, cuanto él se habia alejado de los antiguos; porque de otra suerte, deberian desear hacerse iguales, ó á lo menos acercarse á aquel varon. Pero agradaba solamente por los vicios, y cada uno se dedicaba á imitar los que podia, y despues, jactándose de decir como Séneca, le infamaban.

Por otra parte, sus virtudes fueron muchas y grandes, su ingenio claro y magnífico, su estudio muchísimo, y grande el conocimiento que tuvo de todas las cosas, en que, sin embargo, á veces fué engañado por algunos, á quienes él encargaba la averiguacion de ellas. Trató tambien casi toda la materia de estudios, pues andan en manos de todos sus oraciones, sus poemas, sus cartas y sus diálogos. En la filosofía es poco exacto, pero reprehende excelentemente los vicios.

Tiene muchas é ilustres sentencias, y muchas cosas que deben leerse para el arreglo de las costumbres; pero en la elocucion, por la mayor parte, es defectuoso, y su estilo es tanto mas perjudicial, cuanto abunda de vicios halagüeños; porque se desearia que él hubiera escrito por su ingenio, pero por el juicio de otro; pues si hubiera despreciado algunas cosas, si se hubiera contentado con menos, si no se hubiera pagado tanto de sus obras, y si no hubiera disminuido la gravedad de las cosas con conceptillos, hubiera merecido más bien la aprobacion universal de los eruditos que el amor de los muchachos.

Pero con este conocimiento pueden tambien ya dedicarse á su lectura los que ya tienen seguridad y suficiente firmeza en el estilo grave, aunque no sea más que porque puede servir para ejercicio del discurso por una parte, y por otra, porque muchas cosas se hallan en él dignas de alabanza, como he dicho, y muchas tambien dignas de admiracion, con tal que se tenga cuidado en elegir; lo que ojalá hubiera él hecho. Pues aquel natural que llevó á debido efecto todo cuanto quiso, merecia que su voluntad se hubiera inclinado á mejores cosas.

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Pero ahora el campo de Nomento es sumamente célebre en este punto; sobre todo, las haciendas que en él posee Séneca, varon de excelente ingenio y ciencia; pues es constante que cada yugada le ha dado ordinariamente ocho cúleos de vino.

III.DE CAYO PLINIO SEGUNDO.

(Historia natural, libro xiv, capítulo iv.)

Y más nuevamente Anneo Séneca, príncipe de la erudicion y autoridad... Siendo hombre que de ninguna manera se admiraba de cosas pequeñas y vanas, de tal modo se enamoró de aquella posesion (en el campo Nomentano), que no se avergonzó de darle la palma de la mejor que habia visto jamas.

IV.DE CAYO CORNELIO TÁCITO.

(Anales, libro xII.)

Pero Agripina, para no ser conocida sólo por indignas acciones, consigue que se alce el destierro á Anneo Séneca, y juntamente que se le conceda el cargo de pretor, cosa agradable al pueblo, por la excelencia de sus estudios, y tambien para que su hijo saliese de la niñez bajo los consejos de un tal maestro.

(Anales, libro xIII.)

Afranio Burro y Anneo Séneca habian sido puestos para regir la juventud del emperador Neron... Aunque por diferentes artes y ejercicios, ambos resplandecian en el pueblo igualmente: Burro le instruia en las cosas que tocaban al ministerio militar y á la severidad de las costumbres; Séneca, en los preceptos de la elocuencia y en una cortesía y humanidad honesta.

(Anales, libro xm.)

Aunque esta oracion, compuesta por Séneca, llevase mucho adorno de palabras, conforme al ingenio apacible ó ameno que tuvo aquel varon, y acomodado al gusto de aquel siglo...

V. DE DION CASIO.

(Historia romana, libro LIX.)

Lucio Anneo Séneca, varon superior en sabiduría á todos los romanos de su siglo y á muchos tambien de los más antiguos

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Pero la libertad que á éste (Varron) le faltó para reprehender al descubierto, como la otra, esta teología urbana, tan parecida á la teátrica, no faltó, aunque no del todo, en alguna parte á Anneo Séneca, que por algunos indicios hallamos que floreció en tiempo de nuestros apóstoles, porque la tuvo en la pluma y faltóle en la vida; y así, en el libro que escribió contra las supersticiones, mucho más copiosamente y con más vehemencia reprehende él esta teología civil y urbana que Varron la teátrica y fabulosa; porque tratando de los simulacros, «dedican, dice, á los dioses sagrados, inmortales é inviolables, en materia vilísima é inmoble, vistiéndolos de formas de hombres, fieras y peces, y algunos los hacen de entrambos sexos y de diferentes cuerpos, llamándolos dioses; los cuales, si tomáran espíritu y vida, y de repente los encontráran, los tomáran por monstruos. Despues, más abajo, habiendo referido los pareceres de algunos filósofos, celebrando la teología natural, opúsose á sí una duda, y dice: «Aquí exclamará alguno: ¿He de creer yo que el cielo y la tierra son dioses, y que hay unos sobre la luna, y debajo otros? ¿He de sufrir yo á Platon ó al peripatético Estraton, que el uno hizo á Dios sin cuerpo, y el otro sin alma? Y respondiendo á esto, pues que dice: «¿Parécense más verdaderos los sueños de Tito Tacio ó los de Rómulo ó los de Tulio Hostilio? Tito Tacio dedicó á la diosa Cluacina, Rómulo á Pico Filetino, Hostilio al Pavor

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