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poniéndole esperanza de bien, no solamente no le mataron ni le quitaron lo que llevaba, pero diéronle mucha caza y dejáronle ir libre; y así por saber el gran efecto que tiene la esperanza de bien se libró de aquel peligro.

TÍTULO XXVI.

Afecto de la templanza y sufrimiento, la cual es la señora y gobernadora de la salud del hombre.

de sí, no queriendo que aquello fuera en el mundo; arrójanla con tal violencia, que arrojan tambien con ella toda la sustancia, humidad y jugo que tenía la raíz, el celebro, para alimento, salud y vegetacion de sus ramas y para hacer su oficio la pía mater (el cual le dirá más largamente); deséchanla y arrójanla, como cuando á un animal le dan una cuchillada en el pié, y da muchas coces á menudo, arrojando y desechando aquel dolor, y arrojára tambien el pié, si fuera la materia blanda y pudiera desasirse, como acá puede el jugo y humidad del celebro; esto hace el ánima con el movimiento de la pía madre, que es la mano del ánima. Al orador que, subiendo á la cátedra á orar ( en Roma), se le olvidó totalmente la oracion que iba á decir, y el que en la enfermedad olvidó su nombre propio y el de sus esclavos, y el que olvidó las letras, y el que viniendo camino, un aire frio, que le daba en el colodrillo, hizo perder la memoria, fué que se les cayó y corrió la humidad del celebro, y con ella todas aquellas especies que en ella estaban situadas.

TÍTULO XXV.

Afecto de esperanza de bien. Avisa que esperanza de bien es una coluna, que sustenta la salud del hombre y hace todas las obras humanas.

La esperanza de bien es la que sustenta (como una coluna) la salud y vida humana, y gobierna el mundo, a que hace todas las cosas de este mundo. Ninguna cosa mueve al hombre, sino la esperanza de bien. Todas las acciones y obras exteriores y interiores las hace esperanza de bien. Ésta da salud, como la quita su contraria. Con ésta vive el hombre, y sin ella no quiere la vida. Ésta da alegría, contento, fuerzas y aliento para cualquier trabajo. Ésta es el báculo de la vejez. Ésta quita las fuerzas al grande enemigo del género humano, enojo y pesar, y á todos los demas contrarios de la vida del hombre, que no hacen tanto efecto, aguándose aquel mal con el bien que espera; hace lo dificultoso fácil, alivia todo trabajo. Esta edificó las ciudades, plantó los árboles, rompió los inontes, dió mejor camino á los rios, hizo las batallas, fabricó las naos, mostró andar y navegar sobre el agua, rompe las entrañas á la tierra, buscando el oro y plata. Ésta sustenta las vidas ásperas. Ésta muertes y martirios los hace fáciles y alegres. Ésta fundó las leyes, escribió las ciencias y doctrinas. Ésta se les ha de dar, y no quitar, á los hombres en las leyes, especial á los que mantienen y sustentan el mundo, como los labradores y pastores, porque con la esperanza de bien pasan sus grandes trabajos. Ésta mueve mi torpe y humilde lengua. Ésta hace obrar las virtudes y buenas obras, como su contraria causa las malas y hace salteadores de caminos. Toma este aviso: guárdate de aquel que no tiene esperanza de bien. Yendo un filósofo por un camino, salieron unos salteadores á matarle, él, conociendo al uno de ellos, díjole fingidamente: «<<Say bed, hermano, que vuestro pariente Fulano ha venido de Indias, y trae más de cincuenta mil ducados, y no tiene heredero, y anda buscando todos sus parientes; bien podeis dejar este oficio, y idos á ver con él. « En

La templanza en todos los deleites, apetitos y afectos, es la maestra, señora y gobernadora de la salud del hombre y de la salud del alma. Ésta sustenta la vida y salud humana, y hace llegar á la vejez. Ésta sustenta en paz, alegría y concordia al ánima y sus afectos. Ésta estorba riñas, enojos, tristezas, tormentos, muertes, vicios y enfermedades. Ésta es la medicina general para todos los males del hombre, así de cuerpo como de alma. Con la templanza vivirás sano, quieto, alegre y felice. Ésta, en pasando su meta y raya, luégo tiene el castigo en la mano, ninguna cosa perdona. Por no saber usar de ésta, el hombre él mismo se mata y acarrea para sí todo género de males, y el mayor enemigo del hombre es él mismo para sí, por no saber usar ni gozar de esta gran señora, la cual puso su silla en lugar bajo, para que todos la pudiesen alcanzar. En todas tus cosas ha de ser ésta tu regla y compas. El trabajo y el ejercicio has de reglar con la templanza. Con ésta has de reglar tu comida y bebida, sopena que te castigará con tristeza, pesadumbre ó enfermedad. El sueño y ocio tambien has de tomar con templanza y no demasía, si quieres evitar enfermedades, como gota, opilaciones y tullimiento de miembros. En la lujuria has de guardar sus leyes, término y raya, y en todo deleite y apetito sensitivo, porque es muy rigurosa, y en pasando de sus leyes y término, por pequeño yerro da gran castigo, luégo al presente, sin dejarlo para otro dia, porque las demasías en trabajo, ocio, comida, bebida, sueño, lujuria y otros deleites, y en afectos, soberbia, ira, enojo, deseo, amor, miedo, congoja, luego derriban y hacen vicioso el jugo del celebro cada uno en su proporcion, y en esta proporcion hacen el daño, tristeza, enfermedad 6 muerte; y así el hombre él mismo con sus manos se mata, ó se acarrea los daños y enfermedades, ó la salud, contento y alegría, bienes y felicidad. En ésta te quiero dar un consejo y aviso: en toda cosa huye el extremo y demasía; airado, no determines cosa alguna; airado, ni comas ni bebas. Esta gran virtud, templanza, solamente el hombre la tiene y puede gozar de sus grandes bienes, porque consiste en la voluntad deliberada por el entendimiento. Esotros animales no pueden, porque de aquello á que su apetito sensitivo les instiga no pueden volver atras ni deliberar otra cosa.

TÍTULO XXVII.

Afecto de amor å su semejante. Avisa que este amor empleado en los hijos da salud al hombre.

El amor á su semejante es afecto natural, da salud y alegría, porque el hombre es animal sociable, quiere y ama su semejante. La soledad le es muy contraria y

causa melancolía cuando no hay compañía consigo mismo de gran entendimiento, porque es necesario al hombre tener donde emplee este afecto de amor, porque si no lo hay, causa tristeza y melancolía; pero mira que ha de ser con la cautela y prevencion dicha, porque el demasiado amor es muy peligroso y acarrea muchas muertes, como está dicho; y así toma este aviso de mí (que es semejante á uno de los tres dichos de Chilon lacedemonio, los cuales están escritos con letras de oro en la insula Délfos), y es : «No amarás ni desearás nada demasiadamente.» Las cosas que incitan y mueven el amor en el hombre, y son amables, son éstas sapiencia, semejanza, la eutropelia (que es buena conversacion), música. Estas cosas hacen muy amable al hombre, y mucho más mueven el amor en el cremento del celebro que no en el decremento; quiero decir, en el tiempo de la salud que no en el tiempo de la enfermedad. Este amor y amistad tienen muchos animales unos con otros, como la tienen el ave trochilos con el crocodilo, que ya dijimos. Y Plinio cuenta de un pece, llamado musculus, que tiene amistad con la ballena, y cuando con la gran pesadumbre de los sobrecejos se le atapan los ojos en la vejez, éste su amigo, nadando delante, como destron, la guia y libra de bajíos, no se encalle, y le suple la falta de los ojos. Cuenta el mismo Plinio que un animalejo terrestre, llamado nauplio, tiene amistad con un género de conchas que tienen semejanza de nao, porque tiene popa y proa, en la cual sube y cabalga el animalejo, y ella pone la parte vacua alta que haga vela, y los brazos del animal sirven de gobernarle, y así juntos navegan y pasean por el mar: éste se goza de ser llevado, y ésta se goza de ser regida.

Del elefante cuenta Plinio que tiene amor y amistad, por la gran memoria sensitiva que tiene, como el que amó á la vendedera que dijimos. Y dice de otro que tuvo grande amistad con Menandre, siracusano, en tanto que en estando ausente no queria comer bocado; y de otro que amó á una que vendia ungüentos, y la visitaba y hacia grandes caricias y blandicias, y guardaba el estipendio que el pueblo le daba, y se lo llevaba y echaba en la falda.

Tambien el amor para procrear á su especie y hijos da grande alegría y contento, y por eso salud, porque el amor del hombre se emplea naturalmente en su semejante. Este amor de los hijos es de la sensitiva, y es comun á todos los animales, y usan de extrañas astucias para conservar su generacion. Del ave del paraíso cuentan los naturales que cria sus hijos en el aire, porque no tiene piés, ni se los dió naturaleza, porque no los habia menester, como los peces; pero dióle en su lugar una cerda en el pecho, con la cual pocas veces se cuelga de un árbol; siempre vive en el aire y duerme, y en él cria sus hijos de esta manera: tiene el macho (¡ providente natura!) un hoyo en las espaldas, y allí pone los huevos la hembra, y cuando los ha puesto, se echa sobre ellos encima del macho, y así juntos y pegados se andan por el aire, hasta que salen los pollos, y salidos, el padre anda cargado con ellos, y la madre les trae su natural alimento hasta que son para volar. Otra ave ignota y sin nombre, en

Scitia, siempre cria sus hijos en la piel de la liebre," colgada en los cogollos de los árboles, por más seguridad de los peligros que barrunta y teme con el amor de los hijos. Otras aves, cuando el nido es visto de algun hombre, mudan los huevos á otro lugar. Las picas (que son urracas) mudan sus huevos con admirable astucia porque los dedos de los piés no pueden abrazar el huevo, toman un palo pequeño y pónenlo sobre los huevos, y pégalos con la liga que de su vientre echa, y luego mete por debajo la cabeza por medio, haciendo igual peso en un lado y otro, y así los muda cuando le han mirado el nido. De las perdices, dice el mismo Plinio que si, estando en el nido, algun hombre va derecho hácia allá, con grande astucia se levanta y vuela, y se hace caediza junto á los piés del hombre, fingiéndose pesada 6 deslomada; y cuando el hombre la va á tomar, da una corrida ó un pequeño vuelo, y torna á caer como si tuviera el ala quebrada, y torna á dar otra carrera, huyendo del hombre que va cerca tras ella, con esperanza, aquí la tomaré, allí la tomaré; y engañándolo á él y á su esperanza, lo lleva hasta que lo desvia á la parte contraria de donde estaba su nido, y entonces da un gran vuelo y vase. De un pescado, refiere san Ambrosio que en el peligro se traga sus hijos, y pasado el peligro, los vomita sanos y buenos.

TÍTULO XXVIII.

De la amistad y buena conversacion necesaria à la vida humana.

La amistad y buena conversacion es muy necesaria para la salud al hombre, porque el hombre es animal sociable, quiere y ama la conversacion de su semejante, en tanto que algunos llamaron á la buena conversacion quinto elemento con que vive el hombre; es necesario el hablar y conversar al ánima á sus tiempos, y entender en algo de pasatiempo, porque el alma empleada y atenta en algo aprovecha para la salud, y al contrario, estando queda y ociosa, como el agua encharcada, se podrece. Tambien por otra razon son necesarios los amigos, porque si el alma no tiene en qué emplear su amor natural, que brota para fuera, ni con qué llevar sus deseos y gran capacidad, la cual se llena con lo amado, luego se marchita y desmaya, y hace melancolía y tristeza, quedándose como vacía, y frustrado su apetito, deseo y accion natural. El amigo es otro yo, y así como el ser es la mayor felicidad, y dejar de ser es la mayor miseria, así es gran felicidad ser hombre dos veces, teniendo amigo verdadero. Con el buen amigo los bienes comunicados crecen y se hacen mayores, y los males y congojas se alivian y hacen menores. El amigo procura las cosas del amigo como las suyas. Guarda el secreto, y con él han de ser comunes los secretos del alına, y tambien las riquezas corporales. Todo lo de los amigos ha de ser comun.

TÍTULO XXIX.

De la soledad, que hace daño en su proporcion. La soledad hace el contrario efecto de la buena conversacion, deriva mal humor en su proporcion, hace melancolía y tristeza, da tormento y angustias, como el gran deseo, si no tiene compañía consigo de gran entendimiento y filosofía para hablar y conversar consigo mismo y con su prudencia; que este tal más acompañado está cuando solo, y más solitario cuando acompañado. Por esto dijeron bien: « El solo, ó es como Dios, ó es como bestia, que no siente la falta de la compañía.» Esta soledad, silencio y tranquilidad son diferentes, porque á ratos son buenas, y á ratos son malas: cuando el ánima en su alcázar y casa real, que es el celebro, hace sus acciones naturales de la vegetacion, quiere y ama soledad y silencio ( y éste es necesario en la comida, reposo y sueño), y cuando, hechas éstas, hace y ejercita sus acciones propias animales, entonces quiere y ama compañía, conversacion y entender en algo. La soledad es mala á los tristes y melancólicos, y les acarrea más daño que á otros. La soledad es buena para el buen cristiano á sus tiempos y horas, y en ella se halla lo que muchas veces se pierde en la conversacion, hablando y conversando con Dios en la oracion vocal ó mental, y haciendo paradas en la vida, entendiéndose á sí mismo, y considerando el camino y via que lleva entre manos, y el fin á donde va á parar.

La soledad sienten los animales y huyen de ella, quieren y aman compañía, y andan juntos y á manadas, así las aves por el aire, como esotros animales por la tierra. Dice Plinio que la oveja, si está solitaria cuando truena, malpare, y si está en compañía con la manada, no aborta.

TÍTULO XXX.

De contrarios que tiene la salud humana, que no son afectos. Otros contrarios muchos, que no son afectos, tiene la salud del hombre, que hacen el mismo daño, derribando el jugo y humidad del celebro, y causándole flujo y decremento hasta que lo mata; de los cuales irémos diciendo.

TÍTULO XXXI.

De la peste, grande contrario.

La peste mata los hombres, haciendo este mismo daño en la manera que está dicha; y este contrario de la peste viene de dos maneras: ó en el aire, elemento, ó en enfermedad contagiosa, que tambien se pega por el tacto del aire. Es cosa tan delicada esta armonía principal del celebro, que se desbarata fácilmente, y del cremento se muda fácilmente al decremento, y de hacer su oficio y uso de salud, como se dirá, se muda á hacer humor vicioso, el cual, cayendo á más y ménos y por diferentes vias, viene á matar ó dar várias enfermedades; pues con el tacto del aire, con que vive y respira, en un momento se desbarata y hace deflujo y decreinento, y cae lo que subia, como vemos en el aire que trae peste 6 mala impresion, y se vido en el catarro grande pasado, y vemos que de hablar solamente el que viene herido de peste, aunque sea algo léjos, con otro, se le

pega con el aire. Este mal entra por el olfato ó anhélito, ó por los ojos, que tambien es via fácil para llegar al celebro, como vemos en el aojar, como se dirá adelante. Y por esto la gente que nombra Plinio astomos, que dice sin boca, que viven solamente con olores de frutos y flores, sin comer, luégo con el mal olor fácilmente mueren; y otras gentes que viven en un valle (que mejor se dirán monstruos), donde siempre hay niebla, y saliendo arriba al aire claro, mueren, como el pece en sacándolo del agua. Los pajaritos de los árboles de la canela, en sacándolos de aquel sitio y aire, luégo mueren. La piravita, dice Plinio que en apartándose del fuego, con el cual respira y vive, luégo muere. El aire con mal olor mata, como el basilisco muere con el olor de la mustela (que es comadreja ), y ella muere con la vista del basilisco, sin tocarse el uno al otro, sino solamente por el aire. Hacen esta pelea de naturaleza, y mueren entrambos: ésta muere con la vista del basilisco, y él muere con el olor de la mustela. De manera que en el aire, con que respiran los animales y viven (principalmente en esta armonía del celebro, que tambien tiene anhelacion y respiracion, como en el pecho tiene el corazon), va más que en la comida, y mata más presto, como se ve en los peces, que en faltándoles ó dañándose el agua, con que respiran, mueren, pues llega aquel aire con aquella su mala calidad al celebro, y desbarata aquella armonía, derribando su jugo y humidad, y poniéndolo en decremento, y luego, como naturaleza apetece su conservacion, provee de echar aquel humor vicioso ( que derriba aquel aire contrario con su tacto) á una parte, para que no corrompa el todo; y ésta es la landre, como proveyó de la biel en el hígado para receptáculo de la malicia que habia de corromper y matar. Pero, como fué vehemente el efecto de aquel mal aire, no le basta su diligencia, y cae tanto, que mata, por la contrariedad de la frialdad que lleva consigo del celebro, contraria á la armonía del estómago, que conserva su salud con calor, y esto pasa así. Los remedios son las cosas que son contraveneno, como bezar, etc., y en el aire con buenos olores que traiga el hombre, y con quemar romero, enebro, sabina, salvia y otras cosas de buen olor; tomar alegrías y placeres, música y buena conversacion y todo género de alegría, confortan lo todas tres empentas dichas. No hay cosa más fácil de inmutarse y tomar otra calidad que es el aire, que lo mudan y diferencian todas las cosas por donde pasa: múdanlo las yerbas y plantas, múdanlo las nieves y aguas, las tierras, lagunas y el cielo. De aquí vienen las diferencias de las tierras, como se muda el agua por los mineros y tierras por donde pasa; pues mezclando buenos olores al aire, es buen remedio. Y tambien te aviso que será buen remedio atapar las narices al aire que tiene sospecha, y cuando hablares con hombre que hay sospecha, no mirarle cara á cara, porque no entre por el hálito ó narices ó ojos aquella mala calidad, sino volver la cara; que así hace el leon cuando encuentra á su contrario leontofono, y lo despedaza sin llegar con la boca. Las serpientes huyen y se apartan de la presencia y olor de la gente nombrada psilos, los cuales tienen virtud contra ellas, como en otro cabo se dirá. Plinio dice que la peste

comunmente va hácia Occidente, y que no dura de tres meses adelante. La causa de esto es que más comunmente la lleva Solano, que se le pega y imprime más por ser más raro y más cálido, y así la lleva hácia Occidente. Ayudan tambien los movimientos de los cielos, y así se ha de huir hacia aquel lado de donde viene la peste, y no á donde va.

TÍTULO XXXII.

Del contrario, que se nombra ojo ó aojar, el cual hace este daño á más y ménos.

El aojar tambien es un veneno que se pega por el aire, y entra por los ojos, aliento ó narices (mediante el tocamiento del aire), sin sentirlo, y llegando al celebro, hace el mismo daño, derribando y haciendo flujo 6 decremento del jugo de celebro, porque es cosa tan delicada, que fácilmente se apega este daño de hacerse caduco y vicioso por tocamiento del aire, por ojos ó respiracion, como por el cuero y sangre; y no es de espantar, considerando aquello del betun nombrado nafta, al cual se pega el fuego y arde desde muy lejos por el aire, aunque sea de un cerro á otro ó de cualquier lugar que se vean. Esto hacen las personas llenas de mal humor, que están catarrizando siempre, y pégaseles á los niños y animales tiernos, á más y ménos, y asi mata en breve tiempo ó da enfermedad, segun fué la calidad del catarrizar, que se le pegó á la cosa tierna. Cuenta Plinio de una familia de gente en Africa, que todos los de aquel linaje aojan, y todo lo que alaban, árboles, animales y niños, todo muere. Y otro linaje en Iliria, que mueren todos los que éstos miran aliucadamente, y más con ojos airados; el cual daño sienten más los mozos; y dice que tienen dos niñetas en cada ojo; y de otro género de gente, nombrados tibios, que tienen dos niñetas en el ojo, y en el otro una figura de caballo, y hacen el mismo daño, y que todas las Lembras que tuvieren dos niñetas harán lo mismo. Cuenta el mismo Plinio que el basilisco, en la provincia Cirenaica, es una serpiente de doce dedos no más, con una mancha redonda y blanca en la cabeza, como diadema; el cual mata con la vista, y que de su silbo huyen las serpientes, mata los árboles con su resuello, abrasa las yerbas y quiebra las peñas. El animal catoblepas mata con la vista, y por esto tiene (¡ providente natura!) tan gran cabeza y pesada, que siempre mira á la tierra, y con dificultad la alza; criase cerca de la fuente Nigris, cabeza del rio Nilo.

El remedio para el que se siente aojado es, las manos calientes, estregar buen vino puro en ellas, y tomar aquel olor y vapor del vino y otros buenos olores, como de pastilla, incienso, membrillo, y si fuere grande el daño, vomitar. Y dijo Plinio «mucho más con ojos airados», porque entonces cae más del celebro con el afecto de la ira, que derriba más que ninguno, y así se ve en los aojados echar espumarajos por boca y narices, y en caballos tiernos se ha visto, echando espumarajos, morir.

TÍTULO XXXIII.

Del contrario veneno que hace daño con vehemencia.

El veneno en comida, ó por mordedura de animal 6 por tocamiento, hace el mismo daño y mata de la misma manera, en tocando y llegando al celebro, y así tarda algunos dias en llegar allí por el cuero y sangre, cuando es de mordedura, en parte desviada, que no tiene tan recta via para el celebro, y sube como la humidad en las piedras coloradas ó cantería, y sube como la humidad por el fieltro, y en llegando al celebro, derriba con tal vehemencia su jugo, y hace tan gran decremento, que mata ó da enfermedad á más ó ménos. Y por eso es remedio, ó cortar la parte inordida 6 atar fuertemente, que no pase aquel veneno, aunque esto es con dificultad. El membrillo es divino y presentáneo remedio, puesto el jugo luego mascado, y la flor de escaramujo y el ditamo, y otras yerbas y remedios que están escritos. El hombre, dice Plinio, tiene veneno contra las serpientes en su saliva, y así es bueno escupirles, que luego huyen, y áun dice que si les cae dentro alguna saliva, mueren luego. Cuenta de una gente, nombrada psilos, en Africa, de los cuales huyen mucho las serpientes, porque si se tardan, con solo el olor de aquella gente quedan adormecidas y atónitas. En tanto tienen esta virtud, que prueban y experimentan la castidad de sus mujeres echando sus hijos, en naciendo, á las fieras serpientes, para ver si huyen de ellos, y si no huyen, queda probado el adulterio de su mujer. Cuando en la comida hubo mala calidad ó demasia, que no la puede abrazar el calor del estómago, hace el mismo daño dicho, y es buen remedio vomitar. Lo que más comunmente daña es la demasía, y muchas diferencias de sabores es cosa pestifera, porque unos á otros se contradicen y hacen caduco el jugo que queda en el celebro, y asi causa enfermedades y muertes al género humano, engañando con la variedad de los sabores, y este daño es mayor en las cenas. Y es de notar que de una cosa que mata, que es el veneno, no se siente el daño ni herida presente cuando llega al celebro, ni ménos el daño de la peste, ni el del ojo, ni otro ninguno, porque el celebro tiene sensacion de todos los daños y noxas del cuerpo, y no de sí mismo, porque es el principio y causa del sentimiento, y siente todas las cosas, y no á sí.mismo, como más largamente se declara en el diálogo de la Vera medicina. Los alimentos que suelen tener algun veneno son: leche y miel de malas yerbas, hongos, turmas, setas, caracoles, anguilas de mala agua, brevas, hortaliza y frutos helados, carnes mortecinas, frutos añejos, como nueces, almendras, animales enfermos, cuello y cabeza del palomino, bazo y hígado del animal, piedras y malas. nacidas del cuerpo, el celebro del animal morboso, todo animal con ardor de lujuria, cuando anda en celo.

TÍTULO XXXIV.

Mudanza de suelo y cielo. Hace este daño y causa notables diferencias.

El mudarse de una tierra á otra de contraria calidad, 6 peor que en la que estaba, por la diferencia que hacen los aires, aguas y tierras (como está dicho), hace el

mismo daño. Este daño viene principalmente al hombre por mudar el aire que respira y el agua que bebe, ó peor ó de otra calidad que ia que solia, porque el aire toma en sí las impresiones de las cosas por donde pasa, fácilmente, como se ve en el olor y hedor, y así se muda; pasando por unas yerbas y plantas, aguas y montes, de una tierra toma una calidad, y pasando por otras de otra tierra, toma otra calidad, y así ni más ni ménos, el agua por los mineros de las fuentes toma diversas calidades, segun por donde pasa.

Cuenta Plinio que en Armenia hay una fuente que cria los peces negros mortíferos, y lo mismo en el nacimiento del rio Danubio, hasta más abajo, que se acaba aquel género de peces negros, y desde allí son buenos. Y de una fuente en Macedonia, que se divide en dos arroyos, el uno de agua saludable, y el otro de mortífera y otras diferencias de aguas. Y estas diferencias de estos dos elementos (aire y agua), con la diferencia de la tierra, que aquí es negra y allí es blanca ó colorada, causan la diferencia de los alimentos; y de esta diferencía viene la otra diferencia; tambien de los hombres racionales, que se diferencian en gestos, condiciones, afectos y virtudes, como la gente española se diferencia de otras naciones. Y de esta mudanza viene lo que dijo Plinio: «Malsana es el alcaría que lucha con su señor»; quiere decir que cada vez que está en ella viene indispuesto ó trae una enfermedad; y trae ejemplos de muchos que cada año, viniendo de sus alcarías ó luga❤ res, tenian su enfermedad solemne (que quiere decir de cada año), pues la diferencia de las tierras y alimentos, especial de agua que se bebe y aire que se respira, hace y causa la alteracion y daño dicho; lo cual cesa si se mudan á mejor tierra de mejores calidades y alimentos naturales al animal que se muda; de aquí viene lo que dice Plinio de muchas tierras, que no hay las aves, animales ni pescados que hay en otras, y si las llevan, se mueren; de otros que no pasan su término de tierra, y en pasando se mueren, y otras diferencias que hacen los lugares. En Pasagonia tienen dos corazones las perdices. Cerca de Brileto y Tarne (lugares) y en la ínsula Cheroneso tienen dos hígados las liebres, y si las mudan á otra parte, pierden el uno. En Beosia el agua del rio Melas hace las ovejas negras. El agua del rio Cefiso las hace blancas. El agua del rio Penio hace negras. El agua del rio Janto las hace rojas y coloradas. En el campo Falisco los bueyes se vuelven blancos con cualquier agua que beben. En la ínsula Ponto el rio Astaces riega unos espaciosos campos, en los cuales se crian y apacientan multitud de yeguas, que mantienen la gente de leche negra. La fuente Lences. tis emborracha como vino. En la ínsula Chios hay una fuente, que los que beben de ella se vuelven tontos y necios. En Creta no hay lechuzas, y si las llevan, se mueren. En la insula Rodio no se crian águilas. En Atica las perdices no pasan de los términos de Beocia, como en Indias no las habia. En la insula Ponte, donde está sepultado Aquiles, no hay aves algunas. En Roma, en la casa de Hércules no entran moscas ni perros. Las víboras que se crian debajo de los árboles del bálsamo no tienen ponzoña alguna, ni hacen mal aunque muerdan. El animal calitriches (que es un gé

nero de gimios), que se cria en Etiopia, en sacándolo de su suelo y cielo, luégo muere. Los ratones y el género de gente que vive en un valle, en saliendo de su término y territorio, luégo muere. Unos hombres silvestres, que tienen las plantas hácia atras, velocísimos, en saliendo de su territorio ó siendo cautivos, luégo mueren. Las liebres llevadas á Itaca se mueren. Las ranas en la ínsula Serifo son mudas, y llevadas á otra parte, cantan. En Siria, en la ribera de Eufrates, las culebras no muerden á los sirios, aunque estén durmiendo, y á otra cualquier gente muerden y los matan. Al contrario trae Aristóteles, que en el monte Latino de Caria á los naturales muerden y matan los escorpiones, y á los venedizos ó forasteros no. En la tierra de los sambrios todos los animales de cuatro piés no tienen orejas, ni ménos los elefantes. El rio Cratis hace blancos los ganados y los bueyes, y el rio Sibaris los hace negros, y á los hombres tambien. La fuente Cerome hace las ovejas negras, y la fuente Mele las hace blancas, y si beben de entrambas fuentes, se hacen várias: tanto va en la naturaleza del suelo y cielo. Toma este aviso cuando con enojo fucres camino á pleitos, te es necesario saber dejar todo enojo para su tiempo, como dejaron la enemistad en las matas los embajadores romanos, porque á muchos matan estos dos contrarios cuando se juntan.

TÍTULO XXXV.

Mudanza de tiempo y aire, y de otra luna en conjunelon, hacen este daño.

La mudanza de otra luna y del tiempo cuando quiere llover, ó vuelve el aire frio ó contrario, tambien en su proporcion, hace este daño en el mundo pequeño (que es el hombre), como en este mundo grande, porque todo celebro tiene aspecto á la luna, aunque el hombre no siente esta mudanza y decremento, porque es en el celebro, donde no se siente á sí mismo. Está claro en los que tienen partes afectas, que dicen reliquias de golpes ó heridas en su cuerpo, éstos lo sienten, porque va aquel humor que corre de la cabeza, en aquella mudanza á más y ménos, á la parte débil y flaca donde está la reliquia. Esta mudanza y falta de luna se ve muy claro en las ostrias y almejas, que en conjuncion no tienen médula ninguna que comer, y en la creciente ó llena sí; y se ve tambien en el ojo del gato, y en la mancha redonda que tiene la pantera, que crecen y menguan y hacen cuernos, ni más ni ménos que la luna del cielo, y vese tambien en la piedra senites, que tiene en el cuerpo una figura de la luna, la cual crece y mengua y hace cuernos, como la misma luna. En estos dias de falta de luna, que son penúltimo, último, primero y segundo de luna, ha de disminuir el hombre la comida, como la disminuye el ave íbis, que no come tanto como solia, como lo afirma Aeliano. En estos dias, y en todo cualquier decremento, cuando está en flujo el celebro, no ha de determinar el hombre grandes negocios ni ponerse á escribir, porque éstas son las horas que Plinio dudó, diciendo: «¿Qué será, que no en todas horas está el hombre sabio?»>

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