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protestaba la liberalidad de sus principios y la rectitud de sus intenciones, y pintando lo crítico de las circunstancias de que dependeria la suerte futura del país, pedia se le oyese y se esperase la resolucion de las córtes que iban á conceder la representacion soberana que se pretendia: <algun tiempo, muy poco tiempo de esperar, decia, habria bastado para que los deseos de la Nueva-España quedasen satisfechos sin obstáculo, sin ruinas: ya sus representantes trazaban en union con sus hermanos europeos, el plan que debia elevar aquel reino al alto grado de dignidad de que era susceptible,» y para remover el recelo con que pudiera verse su propuesta, seguia diciendo: «¡Pueblos y ejército! Soy solo y sin fuerzas; no puedo causaros ninguna hostilidad: si las noticias que os daré; si las reflexiones que os haré presentes, no os satisfaciesen; si mi gobierno no llenase vuestros deseos de una manera justa, que merezca la aprobacion general y que concilie las ventajas recíprocas que se deben estos habitantes y los de Europa: á la menor señal de disguto, yo mismo os dejaré tranquilamente elegir el jefe que creais conveniros, concluyendo ahora con indicaros, que soy vuestro amigo y que os es de la mayor conveniencia suspender los proyectos que habeis emprendido, á lo menos hasta que lleguen de la Península, los correos que salgan despues de mediados de Junio anterior. Quizá esta suspension que solicito, se considerará por algunos faltos de noticias y poseidos de siniestras intenciones, un ardid que me dé tiempo à esperar fuerzas: este temor es infundado: yo respondo de que jamás se verifique, ni sea esta la intencion del gobierno paternal que actualmente rige. Si sois dóci

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les y prudentes, aseguráis vuestra felicidad, en la mundo todo se halla interesado.»>

da

y

por

que el

>>La ciudad de Veracruz estaba fuertemente conmoviefecto del asalto del 7 de Julio: temíase se repitiese, pues Santa Ana habia vuelto á las inmediaciones y tenia cortada toda comunicacion. O-Donojú publicó otra proclama, (1) dirigida «á los dignos militares y heróicos habitantes de Veracruz,» en la que al mismo tiempo que les manifestaba su reconocimiento en nombre del rey de la nacion por la bizarría con que habian defendido la ciudad, «compadecia á los que siendo nuestros hermanos, por un extravío de su acalorada imaginacion, habian querido convertirse en nuestros enemi gos, hostilizando á su patria, alterando la tranquilidad pública, ocasionando graves males á aquellos á quienes los unió la religion, la naturaleza y la sociedad con relaciones indestructibles, y atrayendo sobre sí la pena de un arrojo inconsiderado, que pagaron los mas de ellos con la muerte y la falta de libertad,» y en consonancia con lo

que

1821. Agosto.

y

habia dicho en la proclama á los mejicanos, concluye reiterando <que tenia esperanzas de que reducidos desengañados dentro de poco los agresores, volverian á ser todos amigos, sin que quedase ni aun memoria de los fatales anteriores acontecimientos.>>

>>Limitado al ámbito de las murallas de la plaza, O-Donojú no podia dar paso alguno sin ponerse en comunicacion con los independientes, que eran dueños de todo el país hasta las puertas de aquella. Hízolo así con Santa Ana,

(1) Fecha 4 de Agosto.

Томо X.

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para

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quedando libre y franca la entrada á la ciudad y permitida á los oficiales de éste, habiéndose dado órden que no se hostilizase á las partidas que se aproximasen á la vista, y que al «¿quién vive?» se contestase, «Amistad,» con lo que se abrió el mercado y se restableció la abundancia de víveres y de todos los artículos necesarios de consumo. En el mismo dia comisionó O-Donojú al teniente coronel de artillería D. Manuel Gual y al capitan Don Pedro Pablo Velez, individuo nombrado por aquella provincia la junta provincial de Méjico, para que llevasen á Iturbide dos cartas que le escribió, la una oficial y la otra particular, dándole en la primera el tratamiento de excelencia, con el carácter de «jefe superior del ejército imperial de las Tres Garantías,» y llamándole en la segunda «amigo, cuyo título, le dice, le honraba y deseaba merecer. En ambas manifestó los mismos sentimientos que en sus proclamas; le aseguró que á su llegada à Veracruz, habia quedado sorprendido con las novedades habia encontrado, las que no esperaba ni esperaria ninguno que tuviese las relaciones que él con los americanos mas decididos por la felicidad de su patria, por cuyas insinuaciones admitió los empleos que habia venido á ejercer; pero que todo podria remediarse todavía, llevando á efecto las ideas que Iturbide habia propuesto al virey conde del Venadito en la carta con que le habia remitido el plan de Iguala: mas para tratar de este punto y «hacerle otras comunicaciones de sumo interés al servicio del rey, á la gloria y generosidad de la nacion española y á la prosperidad de esta privilegiada parte del NuevoMundo,» le pidió paso seguro para la capital, para poder

que

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