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mil pesos de oro y ahora tienen más que en algún tiempo tuvieron; mas por no dar lugar a que los que han querido mal decir puedan extender sus lenguas, lo he disimulado hasta lo manifestar a vuestra majestad, para que vuestra alteza lo mande proveer como convenga a su real servicio.

También he hecho saber a vuestra cesárea majestad la necesidad que hay que a esta tierra se traigan plantas de todas suertes, y por el aparejo que en esta tierra hay de todo género de agricultura; y porque hasta ahora ninguna cosa se ha proveído, torno a suplicar a vuestra majestad, porque dello será muy servido, mande enviar su provisión a la casa de la contratación de Sevilla para que cada navío traiga cierta cantidad de plantas y que no pueda salir sin ellas, porque será mucha causa para la población y perpetuación della.

Como a mí me convenga buscar toda la buena orden que sea posible para que estas tierras se pueblen, y los españoles pobladores y los naturales dellas se conserven y perpetúen, y nuestra santa fe en todo se arraigue, pues vuestra majestad me hizo merced de me dar cuidado, y Dios Nuestro Señor fué servido de me hacer medio por donde viniese en su conocimiento, y debajo del imperial yugo de vuestra alteza hice ciertas ordenanzas y las mandé pregonar, y porque dellas envío copia a vuestra majestad, no terné que decir sino que, a todo lo que acá yo he podido sentir, es cosa muy conveniente que las dichas ordenanzas se cumplan. De algunas dellas los españoles que en estas partes residen no están muy satisfechos, en especial de aquellas que los obligan a arraigarse en la tierra; porque todos, o los más, tienen pensamientos de se haber con estas tierras como se han habido con las islas que antes se poblaron, que es esquilmarlas y destruirlas, y después dejarlas; y porque me parece que sería muy gran culpa a los que de lo pasado tenemos experiencia no remediar lo presente y por venir, pro

veyendo en aquellas cosas por donde nos es notorio haberse perdido las dichas islas, mayormente siendo esta tierra, como yo muchas veces a vuestra majestad he escrito, de tanta grandeza y nobleza, y donde tanto Dios Nuestro Señor puede ser servido y las reales rentas de vuestra majestad acrecentadas, suplico a vuestra majestad las mande mirar, y de aquello que más vuestra alteza fuere servido me envíe a mandar la orden que debo tener así en el cumplimiento destas dichas ordenanzas como en las que más vuestra majestad fuere servido que se guarden y cumplan; y siempre terné cuidado de añadir lo que más me pareciere que conviene, porque como por la grandeza y diversidad de las tierras que cada día se descubren, y pormuchos secretos que cada día de lo descubierto conocemos, hay necesidad que a nuevos acontecimientos haya nuevos pareceres y consejos, y si en algunos de los que he dicho, o de aquí adelante dijere a vuestra majestad, le pareciere que contradigo algunos de los pasados, crea vuestra excelencia que nuevo caso me hace dar nuevo parecer.

Invictísimo César, Dios Nuestro Señor la imperial persona de vuestra majestad guarde, y con acrecentamiento de muy mayores reinos y señoríos, por muy largos tiempos en su santo servicio prospere y conserve, con todo lo demás que por vuestra alteza se desea. De la gran ciudad de Temixtitán desta Nueva España, 15 días del mes de octubre de 1524 años.De vuestra sacra majestad muy humilde siervo y vasallo, que los reales pies y manos de vuestra majestad besa. HERNANDO CORTÉS.

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CARTA QUINTA

DIRIGIDA A LA SACRA CATÓLICA CESÁREA MAJESTAD
DEL INVICTÍSIMO EMPERADOR DON CARLOS V, DESDE LA
CIUDAD DE Tenuxtitán, a 3 de septiembre de 1526
AÑOS

Sacra católica cesárea majestad: En 23 días del mes de otubre del año pasado de 1525 despaché un navío para la isla Española desde la villa de Trujillo, del puerto y cabo de Honduras, y con un criado mío que en él envié, que había de parar en esos reinos, escrebi a vuestra majestad algunas cosas de las que en aquel que llaman golfo de Higueras habían pasado, así entre los capitanes que yo envié y el capitán Gil González, como después que yo vine; y porque al tiempo que despaché el dicho navío y mensajero no pude dar a vuestra majestad cuenta de mi camino y cosas que en él me acaecieron después que partí desta gran ciudad de Tenuxtitán, hasta topar con las gentes de aquellas partes, son cosas que es bien que vuestra alteza las sepa, al menos por no perder yo el estilo que tengo, que es no dejar cosa que a vuestra majestad no manifieste, las relataré en suma lo mejor que yo pudiere, porque decirlas como pasan, ni yo las sabría significar ni por lo que yo dijese allá se podrían comprender; pero diré las cosas notables y más principales que en el dicho camino me acaecieron; aunque hartas quedarán por acepsorias que cada una dellas podrá dar materia de larga

escritura.

CARTA QUINTA DE RELACIÓN

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Dada orden para en lo de Cristóbal de Olid, como escribí a vuestra majestad, porque me paresció que ya había mucho tiempo que mi persona estaba ociosa y no hacía cosa nuevamente de que vuestra majestad se sirviese, a causa de la lesión de mi brazo, aunque no más libre della, me paresció que debía de entender en algo, y salí desta gran ciudad de Tenuxtitán a 12 días del mes de otubre del año 1524 años, con alguna gente de caballo y de pie, que no fueron más de los de mi casa y algunos deudos y amigos míos, y con ellos Gonzalo de Salazar y Peralmírez, chirinos fator y veedor de vuestra majestad, y llevé asimismo conmigo todas las personas principales de los naturales de la tierra, y dejé cargo de la justicia y gobernación al tesorero y contador de vuestra alteza y al licenciado Alonso de Zuazo, y dejé en esta ciudad todo recaudo de artillería y munición y gente que era necesaria, y las atarazanas asimismo bastecidas de artillería, y los bergantines en ellas muy a punto, un alcaide y toda buena manera para la defensa desta ciudad, y aun para ofender a quien quisiesen, y con este propósito y determinacion salí desta ciudad de Tenuxtitán, y llegado a la villa del Espíritu Santo, que es en la provincia de Cazacoalco, ciento y diez leguas desta ciudad, en tanto que yo daba orden en las cosas de aquella villa, envié a las provincias de Tabasco y Xicalango a hacer saber a los señores dellas mi ida a aquellas partes, y mandándoles que viniesen a hablarme o enviasen personas a quien yo yo dijese lo que habían de hacer, que a ellos se lo supiesen bien decir, y así lo hicieron, que los mensajeros que yo envié fueron dellos bien recebidos, y con ellos me enviaron siete o ocho personas honradas con el crédito que ellos tienen por costumbre de enviar, y hablando con éstos en muchas cosas de que yo quería informarme de la tierra me dijeron que en la costa de la mar, de la otra parte de la tierra que llaman Yucatán, hacia la bahía que llaman de la Asunción, estaban ciertos es

HERNÁN CORTES: CARTAS.-T. II.

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pañoles, y que les hacían mucho daño; porque, demás de quemarles muchos pueblos y matarles alguna gente, por donde muchos se habían despoblado y huído la gente dellos a los montes, recebían este mayor daño los mercaderes y tratantes, porque a su causa se había perdido toda la contratación de aquella costa, que era mucha, y como testigos de vista me dieron razón de casi todos los pueblos de la costa hasta llegar donde está Pedrarias de Avila, gobernador de vuestra majestad, y me hicieron una figura en un paño de toda ella, por la cual me paresció que yo podía andar mucha parte della, en especial hasta allí donde me señalaron que estaban los españoles; y por hallar tan buena nueva del camino para seguir mi propósito y para atraer los naturales de la tierra al conocimiento de nuestra fe y servicio de vuestra majestad, que forzado en tan largo camino había de pasar muchas y diversas provincias, y de gente de muchas maneras, y por saber si aquellos españoles eran de algunos de los capitanes que yo había envíado, Diego o Cristóbal de Olid, o Pedro de Albarado, o Francisco de las Casas (1), para dar orden en lo que debiesen hacer, me paresció que convenía al servicio de vuestra majestad que yo llegase allá, y aun porque forzado se habían de ver y descubrir muchas tierras y provincias no sabidas y se podrían apaciguar muchas dellas, como después se hizo, y conce

(1) El estado de los asuntos era el siguiente:

Pedrarias de Avila había enviado distintas expediciones exploratorias al mar del Sur, en una de las cuales trajo ya Pascual de Andagoya vagas ideas de la existenc'a de un país que llamaban Birú o Pirú. Gil González Dávila había construído algunos buques y salido de Panamá (enero de 1522) hasta entrar por tierra ea los dominios del cacique Nicarao-de que tomó nombre la actual Nicaragua—, explorando sus grandes lagos Nicaragua y Managua.

En 1524 envió Cortés a Cristóbal de Olid, el cual, apenas desembarcado en Honduras, fundó el pueblo de Triunfo de la Cruz, y supo prescindir de Cortés. Enterado Hernán Cortés de la traición envió para reducirle un pequeño ejército al mando de Francisco de las Casas, el cual naufragó en las costas de Honduras y se vió obligado a pedir clemencia al rebelde.

Gil González Dávila, que por su parte pretendió disputar Honduras a Olid, fué por éste derrotado y hecho prisionero. Las Casas y González Dávila se entendieron, y por congraciarse con Cortés asesinaron a Olid. Las Casas fué el fundador de la ciudad de Trujillo.

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