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los movedores de toda aquella guerra y cada uno dellos haber sido en muerte o haber muerto los españoles; y hecho esto, soltaron de los otros que tenían presos, y con ellos recogieron toda la gente en los pueblos; y el capitán, en nombre de vuestra majestad, proveyó de nuevos señores en los dichos pueblos a aquellas personas que les pertenecía por sucesión, según ellos suelen heredar. A esta sazón tuve cartas del dicho capitán y de otras personas que con él estaban cómo ya (loado nuestro Señor) estaba toda la provincia muy pacífica y segura, y los naturales sirven muy bien, y creo que será paz para todo el año la rencilla pasada.

Crea vuestra cesárea majestad que son estas gentes tan bulliciosas, que cualquier novedad o aparejo que vean de bullicio los mueve, porque ellos así lo tenían por costumbre de rebelarse y alzarse contra sus señores, y ninguna vez verán para esto aparejo que no lo hagan.

En los capítulos pasados, muy católico Señor, dije cómo al tiempo que supe la nueva de la venida del adelantado Francisco de Garay a aquel río de Panuco tenía a punto cierta armada de navíos y de gente para enviar al cabo o punta de Hibueras, y las causas que para ello me movían; y por la venida del dicho adelantado cesó, creyendo que se quisiera poner en aposesionarse por su autoridad en la tierra, y para se lo resistir, si lo hiciera, hubo necesidad de toda la gente; y después de haber dado fin en las cosas del dicho adelantado, aunque se me siguió asaz costa de sueldos de marineros, y bastimentos de los navíos, y gente que había de ir en ellos, pareciéndome que dello vuestra majestad era muy servido, seguí todavía mi propósito comenzado (1), y compré más navíos de los que antes

(1) Apenas apaciguada la cuestión de Garay, reanudó Cortés sus exploraciones, guiado por el deseo, en él imperioso, de hallar un estrecho que condujese al Mar del Sur. Envió primero a Cristóbal de Olid; pero éste, después de fundar en Honduras el

tenía, que fueron por todos cinco navíos gruesos y un bergantín, y hice cuatrocientos hombres, y bastecidos de artillería, munición y armas, y de otros bastimentos y vituallas y demás de lo que aquí se les proveyó, envié con dos criados ocho mil pesos de oro a la isla de Cuba para que comprasen caballos y bastimentos, así para llevar en este primero viaje como para que tuviesen a punto para en volviendo los navíos cargarlos, porque por necesidad de cosa alguna no dejasen de hacer aquello para que yo los envío, y también para que al principio, por falta de bastimentos, no fatigasen los naturales de la tierra, y que antes les diesen ellos de lo que llevasen que tomarles de lo suyo; y con este concierto se partieron del puerto de San Juan de Chalchiqueca, a 11 días del mes de enero de 1524 años, y han de ir a la Habana, que es la punta de la isla de Cuba, adonde se han de bastecer de lo que les faltare, especialmente los caballos, y recoger allí los navíos, y de allí, con la bendición de Dios, seguir su camino para la dicha tierra; y en llegando en el primero puerto della, saltar en tierra y echar toda la gente y caballos y bastimentos, y todo lo demás que en los navíos llevan, fuera dellos, y en el mejor asiento que al presente les pareciere fortalecerse con su artillería, que llevan mucha y buena, y fundar su pueblo; y luego los tres de los navíos mayores que llevan, despacharlos para la isla de Cuba, al puerto de la villa de la Trinidad, porque está en mejor paraje y derrota; porque allí ha de quedar el uno de aquellos criados míos para les tener aparejada la carga de las cosas que fuesen menester y el capitán enviare a pedir. Los otros navíos más pequeños y el bergantín, con el piloto mayor y un primo mío,

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pueblo del Triunfo de la Cruz, se alzó con el descubrimiento. Para castigar Cortés su traición-tras vicisitudes varias-, el mismo Cortés se puso en camino, acompañado de su intérprete y coima doña Marina. La expedición fué harto desdichada. En Acalán (a que llegaron en marzo de 1525) Cortés -por supuesta traición— ahorcó al infortunado Quauhtemoc, que desde Méjico, y con otros jefes aztecas, lo venía acompañando.

que se dice Diego de Hurtado, por capitán dellos, vayan a correr toda la costa de la bahía de la Ascensión en demanda de aquel estrecho que se cree que en ella hay, y que estén allá fasta que ninguna cosa dejen por ver, y visto, se vuelvan donde el dicho capitán Cristóbal Dolid estuviere, y de allí, con el uno de los navíos, me hagan relación de lo que hallaren y lo que el dicho Cristóbal Dolid hubiese sabido de la tierra y en ella le hubiese sucedido, para que yo pueda enviar dello larga cuenta y relación a vuestra católica majestad.

También dije cómo tenía cierta gente para enviar con Pedro de Albarado a aquellas ciudades de Utlatlán y Guatemala (1), de que en los capítulos pasados he hecho mención, y a otras provincias de que tengo noticia, que están adelante dellas; y como también había cesado por la venida del dicho adelantado Francisco de Garay, y porque ya yo tenía mucha costa hecha, así de caballos, armas y artillería y munición, como de dineros, de socorro que se había dado a la gente, y porque dello tengo creído que Dios nuestro Señor y vuestra sacra majestad han de ser muy servidos, y porque por aquella parte, según tengo noticia, pienso descubrir muchas y muy ricas y extrañas tierras y de muchas y de muy diferentes gentes, torné todavía a insistir en mi primero propósito, y demás de lo que antes al dicho camino estaba proveído le torné a rehacer al dicho Pedro de Albarado, y le despaché desta ciudad a 6 días del mes de diciembre de 1523 años; y llevó ciento y veinte de caballo, en que, con las dobladuras que lleva, lleva ciento y sesenta caballos y trecientos peo

(1) Como cosa de un mes antes de la salida de Olid para la conquista de Honduras, envió Cortés a Pedro de Albarado para que conquistase a Guatemala. Albarado, ayudado por el jefe tribal de Tehuantepec, entró por Soconusco en el territorio de los quiches y cakchiqueles (mayas). En Utlatán, pueblo principal de los quiches, condenó a la hoguera a ciertos jefes que tramaron una conjura. Cortés hubo de enviarle refuerzos para hacer frente a los cakchiqueles. Logró por fin apoderarse de Mixco, penetrar por el valle de Zacatepec y dominar extensos territorios. Fundó Albarado San Salvador y Santiago de los Caballeros.

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nes, en que son los ciento y treinta ballesteros y escopeteros; lleva cuatro tiros de artillería con mucha pól. vora y munición, y lleva algunas personas principales, así de los naturales desta ciudad como de otras ciudades desta comarca, y con ellos alguna gente, aunque no mucha, por ser el camino tan largo.

He tenido nuevas dellos cómo habían llegado a 12 días del mes de enero, de la provincia de Tecuantepeque, que iban muy buenos; plega a nuestro Señor de los guiar a los unos y a los otros como él se sirva, porque bien creo que yendo enderezadas a su servicio y en el real nombre de vuestra cesárea majestad no puede carecer de bueno y próspero suceso.

También le encomendé al dicho Pedro de Albarado tuviese siempre especial cuidado de me hacer larga y particular relación de las cosas que por allá le aviniesen, para que yo la envíe a vuestra alteza.

Y tengo por muy cierto, según las nuevas y figuras de aquella tierra que yo tengo, que se han de juntar el dicho Pedro de Albarado y Cristóbal Dolid, si estrecho no los parte.

Muchos caminos destos se hubieran hecho en esta tierra y muchos secretos della tuviera yo sabidos si estorbos de las armadas que han venido no los hubieran impedido.

Y certifico a vuestra sacra majestad que ha recibido harto deservicio en ello, así en no tener descubiertas muchas tierras como en haberse dejado de adquirir para su real cámara mucha suma de oro y perlas; pero de aquí adelante, si otros más no vienen, yo trabajaré de restaurar lo que se ha perdido; porque por trabajo de mi persona ni por dejar de gastar mi hacienda no quedará, porque certifico a vuestra cesárea y sacra majestad que demás de haber gastado todo cuanto he tenido, debo, que he tomado del oro que tengo de las rentas de vuestra majestad, para gastos, como parecerá por ellos al tiempo que vuestra majestad fuere servido

de mandar tomar la cuenta, sesenta y tantos mil pesos de oro, sin más de otros doce mil que yo he tomado prestados de algunas personas para gastos de mi casa.

De las provincias comarcanas a la villa del Espíritu Santo y de las que servían a los vecinos della dije en los capítulos pasados que algunas dellas se habían rebelado, y aun muerto ciertos españoles; y así para reducir éstas al real servicio de vuestra majestad como para traer a él otras sus vecinas, porque la gente que en la villa está no bastaba para sostener lo ganado y conquistar éstas, envié un capitán con treinta de caballo y cien peones, algunos dellos ballesteros y escopeteros, y dos tiros de artillería, con recado de munición y pólvora; los cuales partieron a 8 de diciembre de 523 años. Hasta ahora no he sabido nueva dellos; pienso harán mucho fruto y que deste camino Dios Nuestro Señor y vuestra majestad serán muy servidos, y se descubrirán hartos secretos, porque es un pedazo de tierra que queda entre la conquista de Pedro de Albarado y Cristóbal Dolid, lo que hasta ahora estaba pacífico, hacia la mar del Norte, y conquistado esto y pacífico, que es muy poco, tiene vuestra sacra majestad por la parte del Norte más de cuatrocientas leguas de tierra pacífica y sujeta a su real servicio, sin haber cosa en medio, y por la mar del Sur más de quinientas leguas, y todo de la una mar a la otra, que, sirve sin ninguna contradicción, excepto dos provincias que están entre la provincia de Teguantepeque y la de Chinanta y Guaxaca, y la de Guazacualco en medio de todas cuatro, que se llama la gente de la una los zapotecas y la otra los mixes; los cuales, por ser tan ásperas que aun a pie no se pueden andar, puesto que he enviado dos veces gente a los conquistar y no lo han podido hacer porque tienen muy recias fuerzas y áspera tierra, y buenas armas, que pelean con lanzas de a veinte y cinco y treinta palmos, y muy gruesas y bien hechas, y las puntas dellas de pedernales; y con esto se han

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