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del Gobernador de Buenos Ayres podria haber dado principio á su respectiva comisión, me sirvieron de los más fuertes estìmulos para acelerar la respectiva á mi comando, antes que comunicándose las especies por los Colegios ó haciendas confinantes se hiciera pública la resolución. Y así sin pérdida de momentos desde el de su recibo fijé para la práctica el dia 8 de Setiembre, á que contribuye otra congruencia que diré en su lugar.

<< Formada esta resolución, al instante le salieron al opósito dos gravisimas dificultades, que naturalmente se presentaban como otros tantos escollos en que se aventuraba el acierto: el primero era la falta de tropa con que hacerse obedecer á todo trance; pues aunque jamás tuve la más remota duda de la lealtad y sumisión de estos fidelisimos vasallos, principalmente de los que componen el cuerpode la nobleza; pero reflexionaba que con novedades menos interesantes se han visto en el mundo más ruidosas y perjudiciales resultas, y como en los sucesos políticos no se vea el reverso de la medalla, solo el éxito suele ser el más seguro crisol que les da la ley.

«El segundo y más principal era el secreto que demandaba una tan vasta expedición, que debía ser simultánea y ejecutada por muchos, al mismo paso que por su delicadeza necesitaba mas que otra alguna de reserva para que fuese efectiva la sorpresa; y siendo este un punto en esta ciudad por la viveza de sus habitantes mucho más arduo que en otros paises, fué menester apurar hasta el extremo la sagacidad, à fin de que no se llegase á traslucir.

«Con esta idea y la de entretener al vulgo para que no incubase en el principal objeto de la venida del oficio con pliegos, que hizo montar á todos en

curiosidad, desde luego mandé aprestar el navío de guerra nombrado San José el Peruano, que era el único de este departamento, aparentando segun las providencias de viveres y guarnición que el viaje se dirigía á la otra costa ó puerto de Acapulco.

<Mientras con esta novedad y el deseo de adivinar el destino del navio se divertía el público, discurriendo cada uno segun las reglas de su capricho, que extendieron hasta unos puntos donde no alcanza la imaginación, me tomé yo el tiempo que habia menester la práctica de tan prolijo cuanto dificultoso proyecto, y contrayéndome á la persona de mi asesor general D. José Perfecto de Salas, y confiándome únicamente de mi secretario de cartas D. Antonio Eléspuru (á quien recibí nuevo juramento de secreto con pena de la vida), dí principio á las disposiciones concernientes al distrito de esta Real Audiencia, formando las respectivas instrucciones que fueron necesarias, para adaptar las generales á estos países y sus particulares circunstancias: y sin interrumpir el despacho ordinario de este Gobierno, que ya conocerá V. E. ser en el día bastantemente pesado, fuí con la mayor precaución y cautela librando las comisiones respectivas, y nombramdo ejecutores para las ciudades del Cuzco, Huamanga y villa de Huancavelica, que incluí en pliego y dirigí en propio separado al Obispo que entonces era de esta última diócesis, sin expresarle el objeto del paquete, que le condujo uno de los soldados de mi guardia de caballo, sino en general previniéndole que importaba al servicio del Rey su puntual entrega en los días que le señalé.

<Por otra parte practiqué iguales diligencias en el correo ordinario, y en extraordinarios por la vereda que sigue desde esta capital hasta la villa de Moquegua, ejecutando lo propio por propio por lo que ha

ce a la ciudad de Trujillo, reservando hasta los últimos ó penúltimos días lo que conduce a la cadena de haciendas que poseían estos Regulares desde Lima á las villas de Pisco y Nasca hácia el Norte, y hacia el Sur á la de Chancay, Huaura y provincia de Santa: de modo que tomadas las medidas y proporciones viniese á verificarse la expatriación, embargo y demás Reales intenciones en unos propios días á corta diferencia, antes que de aquellas distancias se comunicasen á este lugar, ni de este pudieran ser avisados ni prevenidos. >

Llegada la fecha fijada por el Virrey, y llenando extrictamente las instrucciones recibidas de S. M. se dió el golpe de gracia al reinado de los Jesuitas, quienes fueron embarcados inmediatamente después, en el "San Josè el Peruano", y llevados á europa fuera de los dominios y tierras españolas.

COLEGIOS

Una de las mejores escuelas que tuvo el puerto desde 1614 fué la establecida en su local por la Compañía de Jesús.

Esta escuela sostenida con la protección oficial, contaba con rentas propias, y tuvo orígen en las valiosas donaciones que recibió con tal objeto, entre las que se encuentra la del Hermano Mxm. García de Jáuregui que en 1613 otorgó una escritura, cediendo todos sus bienes al Colegio Jesuita de San Pablo de Lima, con la obligación de cumplir la donación que hizo en 1608, de la renta de 1200 ducados para una obra pia, y de que con el remanente de su fortuna se fundase un Colegio formal en el Presidio del Callao, de cuyos rèditos se darían 300 pesos para misas para las almas del purgatorio y 300 para el Rector de dicho colegio, con la salvedad, de que, en caso grave y de urgente necesidad, se aplicase todo al Colegio.

Don Diego de Avendaño, al dar cuenta, en 1621, del Estado de los Colegios que sostienen los Jesuitas en la Provincia del Perú, dice con respecto á la del Callao.

La Escuela va muy adelante, á que acuden <poco menos de dos cientos, y los sesenta escriben

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