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apostólicos. Tenia nuestro fray Bartolomé sesenta años de edad en el de 1544; y sin embargo habiendosele indicado por el emperador si queria el obispado de Chiapa, lo acceptó al instante para dar testimonio de que la no-admision del Cuzco en el año antecedente no habia sido efecto de resistir el trabajo el religioso franciscano fray Juan de Torquemada dice una clausula que merece copiarse (1): «En el obispado de Chiapa fue el primer obispo >> don fray Bartolomé de las Casas, fraile domínico » á quien todos los Indios, y aun todos los reynos » y provincias de las Indias, son en mucha obliga»cion por haber sido su incansable procurador ante » nuestros católicos reyes por muchos años y con » grandes trabajos »..

Hizo este septimo y ultimo viage á las Indias en el mismo año 1544 y conservando el zelo, y su actividad como si no fuera septuagenario, visitó su diocesi predicando entre otras cosas que los Españoles que tuvieran Indios en concepto de esclavos, aun cuando los hubieran comprado, estaban en obligacion de darles la libertad bajo la pena de pecado mortal, y que no se les podia ni debia dar absolucion sacramental sin que asi lo hicieran antes de confesarse. Muchos á quienes esto incomodaba se hicieron enemigos suyos con este motivo; pero como

(1) Torquemada: Monarquia indiana, t. 3, lib. 19, cap.32. Remesal Hist. del opispado de Chiapa, lib. 4, cap. 13.

el obispo Casas no conoció jamas la cobardía, lejos de intimidarse, escribió y circuló entre los parrocos de su diócesi un opúsculo intitulado « Confesonario, » ó aviso á los confesores del obispado de Chiapa; en el cual encargaba preguntar al penitente sí tenia Indios esclavos, y negar la absolucion á quien los tuviese mientras no los dejaba libres porque no podian ser poscedores de buena fe supueso que debian saber que compraban cosa robada por el vendedor ó por otro antecesor que hubiese comenzado á tenerlos con aquel vicio radical que no era curable sino con la justicia de la manumision.

Se divulgó por toda la Nueva-España mui pronto la doctrina del obispo de Chiapa; y como habia tantos y tan poderosos interesados en oponerse á ella; se buscáron varios teólogos y juristas que la combatiesen. Entre otros lo hizo con especialidad el doctor don Bartolomé Frias Albornoz, catedrático de leyes en Méjico, natural de Talavera de la Reina en un Tratado de la conversion y debelacion de los Indios, el cual (segun refirió el historiador dominicano fray Augustin Davila-Padilla) fue condenado por los inquisidores de Méjico (1).

Estaba mandado por el emperador desde el año 1543 que se reunieran en Mégico los obispos de Nueva-España y resolviesen la conveniente para

(1) Dabila-Padilla: Historia de los frailes Dominicos de Mégico, lib. 1, cap, 103.

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el buen gobierno espiritual de sus diócesis (1): cont cuyo motivo se trató en aquel concilio sobre la doctrina del confesonario que defendió y sostuvo con mucho vigor nuestro venerabie obispo de Chiapa, uno de los concurrentes. Aquella congregacion Megicana no está contada en el número de los Concilios Españoles porque la convocacion no fue conforme al estilo conciliar, ni sus actas, presentadas al papa; pero no por eso dejó de ser un verdadero concilio atendidas las personas y las materias.

No bastando todo esto envió su librito del Confesonario al real y supremo consejo de las Indias y fué aprobado por seis maestros en teología de los mas sabios y mas respectables que habia entonces en el orden de frailes domínicos; á saber el maestro Galindo profesor de teología en el colegio de San-Gregorio de Valladolid, fray Bartolomé Carranza de Miranda que luego fue confesor del príncipe rey Felipe segundo, y arzobispo de Toledo, primado de las Españas; fray Melchor Cano que pronto fuc obispo de Canarias; fray Mancio de Cristo catedratico de Teología en Alcala de henares; fray Pedro de Sotomayor, confesor del emperador Carlos-Quinto, y fray Francisco de San-Pablo, director del colegio citado de San-Gregorio de Valladolid (2).

Los enemigos de la doctrina eran muchos y may

:

(1) Herrera: dec. 7, lib. 6, cap. 7.
(2) Casas: Controversia con sepulveda, replica 12.

poderosos porque los intereses pecuniarios no podian menos de producirlos. Es muy dificil que siendo el número grande sean todos enemigos generosos. Huvo algunos que conducidos por su vil interes excitáron álbcrotos en Chiapa y tuviéron valor para denunciar al rey en persona al obispo de Chiapa como traidor, perjuro é infiel vasallo imputándole que predicaba, escribia, y enseñaba : Carecer su Magestad de título justo para adquirir y retener la posesion de los reynos de América, y la soberanía de sus habitantes, y que propagaba esta doctrina de manera que produciria rebeliones y otros daños incalculables. Esta imputacion era calumniosa en la forma con que se procuró persuadir al emperador y al príncipe don Felipe su hijo, gobernador de España por ausencia de su padre ; pues la verdadera opinion del obispo de Chiapa manifestada con la mayor consecuencia en todas sus obras, no era decir que el rey de España carecia de título justo para adquirir y retener la soberanía del suelo americano, sino para hacer la adquisicion y retencion por los medios de conquista militar y de guerras. El mismo habia dicho años antes al príncipe presentándole la Relacion de la destruicion de las Indias « Considerando, pues, yo (muy poderoso » señor) los males e daños, perdicion e yacturas (de los cuales nunca otros iguales ni semejantes se >> imagináron poderse por hombres hacer) de aquell» os tantos y tan grandes é tales reynos; y por mejor »decir, de aquel vastisimo é Nuevo-Mundo de las

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» Indias, concedidos y encomendados por Dios e » por su iglesia á los reyes de Castilla para que se » los rifiesen y gobernassen, convirtiesen, y prospe » rasen temporal y espiritualmente.... ».

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Pero sin embargo como la distancia enorme de las Indias con el mar en medio no puede menos de ducir sospechas en casos como aquel, se decretó mandar al venerable obispo de Chiapa que á pesar de su edad de setenta y dos años viniese á la Corte á dar cuenta de su doctrina y conducta pastoral (1). Nuestro héroe resolvió inmediatamente obedecer; pero recelando que su edad y las ocurrencias posibles del proceso en que ya se veia llamado como reo, le impidiesen cuidar bien de su rebaño espiritual, y no queriendo contribuir por su parte á tales daños, otorgó renuncia del opispado de Chiapa para que pudiera el rey enviar cuanto antes un sucesor cual fue don fray Francisco Casillas, religioso tambien domínico (2).

Vino

, pues, en 1547 á España por séptima y última vez nuestro héroe, y vino en concepto de preso para premio de catorce viages marítimos, y de inumerables terrestres por paises desiertos, o de gentes desconocidas en muchos millares de leguas con los peligros ordinarios de caer en poder de Caribes, y con los extraordinarios que le produjo bastantes veces

(1) Remesal: Hist. del obispado de Chiapa, lib. 8, cap. 5. (2) Torquemada : Monarquía indiana, t. 3 lib. 19, c. 32,

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