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Indios scan cristianos, sino solo por el deseo de enriquecerse con el oro, la plata y las perlas que se roban á los Indios. Y como esto no se verifica sin las muertes y demas calamidades indicadas, equivale tambien la proposicion del doctor á confesarlas y defenderlas como dignas de tolerarse, lo cual es una moral opuesta en sumo grado al evangelio, y á las declaraciones que con diferentes motivos han hecho el Rey y su consejo de las Indias condenando y calificando de inicuos esos modos de enriquecerse.

Sin duda por esas esperanzas el número de gentes que descan pasar á las Indias sin los treinta ducados y aun sin sueldo alguno creció desde el año 1500 tanto que uno de los trabajos mayores que huvo en la Contratacion de Sevilla, y despues en el consejo de Indias, ha sido el de sufrir las importunaciones de los pretendientes de permiso.

Debiera saber el doctor que aunque no vaya gente de guerra, podrán otros ir allá con grandes esperanzas de enriquecerse pronto porque las tierras son fertilísimas, y producirán riquezas inmensas á los honrados y pacíficos labradores que quisieren establecer allí su agricultura reglada por el plan de la Península, sin necesidad de robar á nadie nada.

Está mal instruido el doctor en lo que dice de que los Indios no admitirán á los predicadores sin gente de guerra, y que si los admiten, será para matarlos como á fray LuisCancer en la Florida. Los Indios son pacíficos por caracter y jamas han hecho mal

ninguno á los Europeos sino despues que ya no podian sufrir tantas atrocidades como estos les hacian. En una ocasion de esta clase acaeció la desgracia de fray Luis á quien los Indios matáron por error teniéndolo por uno de los Españoles que los habian maltratado; y aun en esto fué culpado el conductor, pues estando advertido de desembarcar léjos de allí, hizo lo contrario, sabiendo que habian desembarcado en la Florida cuatro armadas de Españoles con facilidad.

El caso fué que los de estas armadas habian hecho tantas y tan crueles atrocidades que los Indios estaban resueltos á no permitir Español alguno; y viendo á fray Luis que hablaba español, español, creyéron que fuese tan bárbaro como los otros. Pero en llegando los Indios á certificarse de que los predicadores son pacíficos y no gente de guerra, no solo no les hacen mal sino que los reciben amistosamente, los agasajan, oyen con atencion lo que se les predica y adoptan la doctrina con docilidad, como el mismo fray Luis, yo, y otros religiosos del órden de Santo-Domingo lo expe rimentamos en Guatimala, donde convertimos á los habitantes de un vastísimo territorio, al cual se dió por esta razon el nombre de provincias de la Vera

Paz.

Aun permitiendo como verdadero el discurso de que los Indios matasen á los predicadores no por eso podrá ser lícito nuevo modo contrario de propagar

el evangelio; pues Jesu-Cristo previó este peligro, lo anunció de antemano á sus discípulos; se verificó su profecía y lejos de ser necesario mudar de medios, acreditó la experiencia que la sangre de los mártires era la semilla fructificante del cristianismo como el grano de trigocitado como muerto en el evangelio para fructificar. Así creemos nosotros que fray Luis Cancer, verdadero mártir de Jesu-Cristo estará pidiendo ahora en el ciclo por la conversion de todos los del pais en que derramó su sangre, y que á sus oraciones. se deberá la eficacia de las exhortaciones que despues de su muerte han hecho con gran fruto en la Florida otros predicadores.

El doctor Sepulveda tira consecuencias falsas en sus obras del Diálogo, y de la Suma, no ménos en la impresion de lengua Española que en la latina; pero no se puede entrañar, porque así debia suceder, estableciendo como establece principios falsos. Supone (ó por lo menos discurre como si supusiera) que nuestros Reyes tienen derecho á conquistar las Indias por la fuerza de las armas, y por eso pasó á decir que sin ella no podrian (y aun tal vez no quer rian) suplir los gastos de misiones á que no estaban obligados si no habian de conquistar el pais para resarcir los dispendios. Un presupuesto de semejante naturaleza no puede ménos de ser falso en todo sentido, porque nuestros Reyes, ni por sí mismos, ni por concesion del Papa, no tenian, ni podian tener,

derecho de conquistar, por la fuerza de armas, un pais poseido por sus naturales, que no hacian mal al conquistador ni lo habian hecho jamas.

El doctor debió establecer el verdadero principio de que nuestros Reyes tienen por concesion del Papa (hecha en premio del mérito de primeros des cubridores) un derecho preferente á proyectar y egecutar misiones en los paises que descubran, y de adquirir una soberanía de proteccion sobre los habitantes que reciban la religion cristiana. Si el doctor hubiera establecido este principio, sacaria la consecuencia de que (una vez admitida la concesion pontificia) nuestros Reyes no se podian excusar de hacer los gastos de misiones, aun cuando los paises no produjesen las riquezas que producen, porque sin misiones no habria soberanía protectiva.

Lo peor es que diga el doctor que nuestros Reyes no estan obligados á enviar predicadores ahora mismo, ni para lo futuro, si no envian tropas de conquista que reciban y remitan riquezas compensativas. Pues que? No han recibido ya tantos y tan estimables tesoros que sobrepujen á cualesquiera gastos que hubiese para enviar misiones y gentes pacíficas?

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Se alaba el doctor de ser el defensor de los derechos de nuestros Reyes y de la autoridad del Papa ; pero si se medita bien el rumbo de la doctrina sostenida en su Diálogo y en la Suma, resultará que sirve mui mal á las dos potestades, especialmente al Emperador, cuando en lugar de avivar el zelo real por

la conversión de las almas de los reos de tantos pecados mortales y de tantas atrocidades inhumanas, busca los medios de disculpar los crímenes, de proseguir cometiéndolos, y de adormecer la conciencia misma del Emperador. Este modo de servir podrá ser bueno para ideas puramente mundanas que se consiguen muchas veces por medio de la adulacion, la lisonja, la complacencia, y la defensa de doctrinas agradables; pero no será bueno jamas para salvar las almas de los que mandan ni para cumplir las obligaciones de quienes deben decirles sencillamente la verdad que les conviene.

de

que

Yo he preferido este segundo extremo en todas ocasiones, de treinta y cinco años á esta parte, aprovechándome de las experiencias que me han enseñado la verdad por espacio de cincuenta años. Es imputacion voluntaria y sin fundamento el decir que yo trato de aniquilar el principado de nuestros Reyes sobre las Indias; pues yo no me opongo al que veras han tenido, al que tienen ahora, ni al pueden tener y aumentar en adelante; sino solamente al título falso de conquistas á que se suele acudir siendo como es injusto, y nulo; porque les asiste otro noble, lícito, y suficiente; cual es el derecho de preferencia para la predicacion del evangelio en los paises de su descubrimiento, del cual derecho nace la soberania protectiva que los mismos naturales del pais (despues de convertidos al cristianismo) acuerdan y conceden con voluntad libre al Rey que les

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