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Vuestras señorías, mercedes y paternidades desean saber cuales providencias y leyes convenga establecer para que la santa religion católica se pueda predicar y propagar en el Nuevo - Mundo que Dios nos ha descubierto, de manera que resulte sujeto al Rey nuestro señor sin gravamen de conciencia conforme á la bula del papa Alejandro VI.

Ni el señor obispo, ni el egregio doctor no han tratado de esta cuestion considerada en general, en los papeles de la controversia ellos se han

limitado á examinar si es ó no lícito hacer à los Indios guerra desde luego para sujetarlos, á fin de que se les pueda predicar el evangelio cuando ya esten sujetos.

El doctor Sepulveda sostiene que no solo es lícito hacerles guerra con el objeto indicado, sino tambien conveniente.

Por el contrario afirma el señor obispo que la guerra no solo es inconveniente sino tambien ilícita y contraria á la doctrina de nuestra santa religion católica.

Antes de manifestar las razones en que funda cada uno su opinion, debo prevenir que el doctor no habló por escrito, contentándose con referir por mayor el contenido de su obra; mas el señor obispo leyó la suya.

En el escrito del señor obispo no se habla del asunto por el plan, y órden que observó el doctor; y así no se sujetó á decir sus razones contrarias

en solos aquellos puntos; añadió algunas de que nada tenia pronunciado el señor Sepulveda.

De aquí se sigue que si vuestras señorías, mercedes y paternidades quisieran pesar la fuerza comparativa de las razones de los dos contendientes, podria convenir que leyesen la obra de Sepulveda como han leido la de Casas.

Entretanto diré que el egregio doctor propone á su favor varias especies que se pueden reducir

á cuatro razones.

Primera, que la guerra es justa porque la merecen los Indios mediante la gravedad de sus delitos, particularmente los de idolatría y de otros pecados que cometen contra las leyes de naturaleza.

Segunda, porque los Indios son gente de rudo ingenio; servil por naturaleza y por consiguiente obligada á sujetarse á otras gentes de mayor talento cuales son los Españoles.

Tercera, porque así contiene para el fin de propagar la religion cristiana, pues esto es fácil de practicar despues de haber sujetado á los Indios pero no ántes.

Cuarta, por evitar los males que los Indios hacen á la humanidad, pues consta que matan á otros hombres para sacrificarlos á los ídolos, y

aun para comer sus carnes.

El señor Sepulveda procuró confirmar su primera razon con autoridades y egemplos de la santa escritura, con la doctrina de algunos canonistas, y con.

reflexiones dirigidas á persuadir, la grande fealdad de los delitos de los Indios.

No citó en su exposicion vocal todos los textos que reunió en su obra escrita : únicamente designó

dos ó tres.

En el capítulo 9 del Deuteronomio se dice que Dios habia aniquilado ciertas naciones por causa de sus impiedades; y consta que su aniquilacion fué inmediato efecto de la guerra hecha por los Is raelitas; de lo que se infiere (segun el doctor) que la guerra contra los impios para castigar su impiedad es justa como lo fué aquella.

Se confirma esto en el capítulo XII mandando Dios á los Israelitas destruir los templos de losGentiles, y destrozar las estatuas de los ídolos. Y en el capítulo XXVI del Levitico amenazó Dios á los Israelitas destruirlos á ellos mismos como á los idólatras, si se dedicasen á imitar sus abominaciones.

En cuanto al modo de hacer á los Indios la guerra, Jo indicó Sepulveda, citando el capítulo XX del Deu teronomio en que Dios dijo á los Israelitas que cuando fuesen á conquistar ciudades, ofreciesen la paz ántes; que si los habitantes aceptaban la propuesta, no se les deberia maltratar sino solo hacerlos tributarios; pero que si la rehusaban, se les hiciese guerra matando á todos, ménos las mugeres y los niños. Añade aquel testo que deberia practicarse de este modo en todas las ciudades lejanas, y citaba el doctor una glosa segun la cual se interpreta esta lejania

no solo por la distancia material, sino tambien por la espiritual en puntos de creencia religiosa: bien que segun la opinion del egregio doctor no se debe llegar al rigor de matar á todos en la guerra con los Indios.

El señor obispo procuró destruir este primer argumento del doctor con varias reflexiones. No es cierto (decia) haber hecho los Israelitas la guerra por que los Cananeos fuesen idólatras sino porque Dios habia prometido á los descendientes de Abrahan, Isaac y Jacob la posesion de aquel pais y reservó su cumplimiento á los tiempos de Moises y de Josué. La promesa consta del capítulo XX del libro del Genesis y de otros varios textos. Si la guerra fuese por causa de la idolatría, hubiera sido contra todos los idólatras, , y sin embargo no fué sino contra los que impedian á los Israelitas tomar posesion de la tierra prometida segun el capítulo XXIII del Deutero nomio, donde se les prohibió incomodar á los Egipcios y á los Idumeos, en cuyos territorios habian habitado como forasteros. Que la lejania de que se hace mencion tratando de algunas ciudades era una lejania material y verdadera sin necesidad de interpretarla espiritualmente aunque lo dijera la glosa. Las amenazas de Dios á los Isrealitas no vienen al caso; pues ellos eran el pueblo de Dios y no extrañará nadie que su divina magestad les ameazase como á gente suya; pero nuestra cuestion

se refiere á gentes extrañas. Tampoco sirve nada el castigo que Dios envió á Sodoma y demas ciudades nefandas; pues hay ciertos sucesos referidos en la escritura que manifiestan la conducta de Dios digna de ser admirada pero no de ser imitada y uno de los tales es el de aquel texto, como dijéron san Augustin y san Gregorio magno.

de

ni son,

por

No solo no resulta del texto sagrado (dice el señor obispo) que aquella guerra se hiciese por castigar la idolatría, sino que no podia resultar por ser, como es; doctrina católica que no se puede hacer guerra contra los que no son cristianos por el solo motivo el solo fin de que no lo lo que sean; pues así lo enseñan san Augustin, santo Tomas de Aquino, y otros santos padres. El famoso texto del evangelio en que se refiere que el padre de familias mandó á su siervo que compeliese á entrar en la sala del convite á los que no querian, no prueba la facultad de compelerlos por medio de una guerra de armas materiales, sino de las mentales de un conven. cimiento y compulsion á fuerza de razones fuertes é irresistibles, como interpretáron san Juan Crisostomo y otros muchos santos padres, con cuyo apoyo lo dijo tambien el papa Inocencio cuarto en su comentario del capítulo Majores del título de Baptismo en las Decretales.

Tampoco prueba nada (prosigue el señor obispo) lo que algunos alegan de que varios Emperadores hiciéron guerra contra idólatras, en virtud de consejo de

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