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cado en viages dirigidos á objetos políticos sumamente agenos de un sucesor del pescador y apóstol San-Pedro.

Victor segundo se mezcló tambien en las guerras de los Normandos, y procuró con muchas intrigas que su hermano Gofredo, duque de Lorenza fuese rey de Italia, cuyo ambicioso proyecto concebido contra los derechos del rey niño Henrique cuarto, le atajó la muerte.

Nicolas segundo pasó á disponer de reynos, dando á los Normandos el de las Dos-Sicilias como fcudos de la iglesia romania de lo que hicieron acta de reconocimiento, Ricardo por el principado de Capua, y Roberto su hermano por los ducados de Apulia y de Calabria, é isla de Silicia, prometiendo pagar una cierta suma en la pascua de cada año, y prestando juramento de fidelidad, de que provino el reyno de Napoles y Sicilia.

Gregorio VII consumó la grande obra llamándose ya señor de todos los reynos de la tierra, excomulgando y deponiendo Emperadores y Reyes, y disponiendo el repartimiento de las soberanías como el de las indulgencias. Fomentó la sublevacion de los Sajones contra el emperador Henrique IV, é hizo élegir por sucesor á Rodolfo de Suevía. Se atrevió á decir con falsedad destituida de todo fundamento que le pertenecia el reyno de Castilla; y en fin fué autor del sistema que produjo las doctrinas que combatimos del obispo de Chiapa; por lo cual no es necesario proseguir expresando todos los exemplares de imitacion que nos han dejado sus suecesores.

Urbano secundo se consideró tan absoluto dueño del Universo que donó el dominio y la soberanía de la Palestina poscida por los Sarracenos al gefe de los que se quisieran alistar en la guerra de Cruzada para conquistarla; estableciendo el principio de que no se quebrantaban las reglas de la justicia guerreando contra el pacífico posecedor y despojándole de su

posesion si se podia porque se le debia reputar como invasor ; é injusto poseedor mediante que aquella tierra habia pertene➡ cido en otros siglos á Reyes cristianos. Solo entonces pudo pensarse que un sucesor del galileo Pedro tenia derecho para disponer de la Galilea, de la Judea, y de las regiones adyacentes. Sin embargo la opinion prevaleció de manera que los papas, suçesores de Urbano, la sostuvieron siempre; y por espacio de cerca de trescientos años estuvieron excitando continuamente á los príncipes cristianos á seguir las guerras de Cruzada por reconquistar un pais que debia ser un manantial de dinero para los curiales de la corte pontifical.

Clemente sexto no se contentó con establecer el principio de

le pertenecia la facultad de autorizar á quien quisiera para reconquistar los paises antes poseidos por cristianos, sino que lo extendió á los que jamas hubieran estado en poder de ellos porque debia bastar en su concepto el zelo de propagar la religion; y así habiendo los Españoles descubierto las Islas-Fortunadas que aliora se llaman Canarias, autorizó, en 1344, á don Luis de la Cerda ( conde de Clermont en Francia con el nombre de Luis de España), príncipe de la sangre real de Castilla para conquistar aquellas islas, de las cuales le dio titulo de Rey, coronándole por si mismo bajo la condicion de reconocerse (como se reconoció) feudatario de la iglesia de Roma; bien que no surtió efecto, porque los papas regalando reynos agenos por escrito, no dan soldados ni dineros para la guerra, sino pergaminos para que mueran muchos hombres conquistando paises que produzcan riquezas para Roma; y aunque escribió á los Reyes cristianos de España, Francia é Inglaterra para que auxiliasen con hombres y dinero la empresa de Luis, no lo consiguió.

Alejandro VI fué generoso sin gastar nada y ganando mucho

con nuestros reyes Fernando é Isabel haciéndolos Emperadores de Nueva-España y del Perú, Reyes de Nueva-Granada, de SantaFe, del Cuzco, de Quito, Chile, Guatemala, Nicaragua, Cartagena, Santa Marta, Honduras, y otros reynos de TierraFirme, así como de Santo-Domingo, Puerto-Rico, Cuba, y otras muchas islas de América sin costarle mas que formar una linea imaginaria tirada del sur al norte por el mar, el aire la tierra en un punto de tantos grados de latitud como estan las Islas-Terceras ( pertenecientes al Rey de Portugal) que deberia distar cien leguas por el occidente de las mismas islas, y que se fijó (en virtud de un tratado) á doscientas y setenta leguas.

y

Este gran regalo (que ha producido muchos millones de reales á Roma en cambio de pergaminos y papel de bulas y breves pontificios) costó á la España mas de un millon de familias emigradas que ahora pasan de diez millones, y hacen falta en la poblacion de la Península. Estos estuvieran con los otros diez que tenemos en ella, seriamos nacion industriosa, manufacturera, fabricante, comerciante y rica; pero en su compensacion el regalu pontifical nos produjo mucho oro, y mas plata para convertir á los Españoles en holgazanes, perezosos, indolentes, descuidados orgullosos, y por consiguiente pobres; pues habiendo abandonado las fábricas y todos los ramos de industria que ántes se habian cultivado con utilidad en España, dimos comision à Francia, Inglaterra, Jenova, y otros paises para que nos surtieran de todo lo necesario á la decencia y á la comodidad, recibiendo nuestra plata que nos pesaba mucho, y de cuyo peso hemos quedado libres cuando ( sin esperanza de que nos venga por espacio de largo tiempo) ignoramos las artes que debian suplir su falta.

Tales han sido siempre los efectos del sistema romano cuya

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corte inventó en el siglo octavo su ambicioso proyecto de dos minar en todas partes para enriquecerse á costa de las naciones católicas. ¿Que diria San-Pedro si volvieste al mundo á ver como le imitaban sus sucesores? El buen apóstol (cuyas ri→ quezas fuéron una red de pescar, y que lejos de ambicionar el mando, se reconoció sujeto al rubor de sufrir una reprension de San-Pablo en público) que diria si viese que los papas comen➡ záron demasiado pronto á pretender derecho para mandar en todas las iglesias del Universo, y esclavizar á todos los obispos?

¿Que diria viendo que cuando los papas tenian vencida esta primera dificultad, emprendiéron la de dominar sobre los reynos y los Reyes? Admira ciertamente ver por la historia como á fuerza de constancia en un sistema de ambicion (amenazando con la excomunion en unos casos, cediendo con bajeza en otros, y volviendo al tono de altivez en ocasiones oportunas) pudiéron llegar á la cúspide de toda soberanía temporal con tal vigor que hiciesen temblar á los Emperadores y Reyes.

¿ De cuantas guerras no fuéron causa los mismos pápas que debían ser ángeles de paz como gefes del Cristianismo, por efecto de la opinion que combatimos? Se puede asegurar y probar facilmente que han perecido mas de veinte millones de hombres en guerras sugeridas por los papas ó derivadas de su conducta política y de las máximas ambiciosas de su corte. Unas veces han tomado el nombre de religion por pretesto, otras el de los derechos de la iglesia romana; otras el de respeto al clero, al culto, y sus ministros; y otras aun el deseo santo de una paz sólida : pero en todas ellas ha sido primer móvil el interes real, ó imaginario de la corte romana, la cual desde que adoptó aquel sistema, ha mantenido su explendor á fuerza de intrigas.

Así en el siglo duodécimo decia ya el venerable Pedro de Blois, arcediano de Londres, que todo se vendia en Roma cambiando

una pequeña plancha redonda de plomo, y una porcion de piel por una suma crecida de oro. Semejantes abusos diéron ocasion entonces á los Valdenses para declamar hasta el exceso diciendo que habia expirado el cristianismo en Roma, donde los gefes no eran sucesores de Simon-Pedro el pescador sino de Simon el pecador, que reputaba por vendible la gracia del Espiritu-Santo. La corte de Roma los condenó por hereges, esperando acallarlos, y acobardar á otros; pero lejos de suceder así, aparecieron luego los que se titulaban Pobres de Lyon; en seguida los Albigenses; algun tiempo despues los Wiclefistas; poco mas tarde los Husitas, y por último los Luteranos, Calvinistas y otros reformadores del siglo décimo sexto.

Estos últimos parecieron en la Europa cuando el divino arte de la imprenta, inventado medio siglo ántes, comenzó á propagarse y como ellos interesaban en descubrir el origen de la verdadera potestad primitiva del Papa, lo consiguiéron de modo que posteriormente los católicos (sin adherirnos á sus doctrinas dogmáticas en la parte que adoptáron contra la de la santa iglesia romana) hemos convenido con ellos en una multitud de hechos resultantes de las fuentes originales y puras de la historia ecleiástica y uno de ellos es el principio y los progresos de la soberanía temporal de los sumos pontífices y el derecho que se apropiaron de disponer de los imperios y rcinos, de los cetros y coronas.

Con efecto ¿que cosa mas opuesta al espíritu del evangelio, al de los primeros papas, y al de la Iglesia misma ? Jesu-Cristo no se contentó con dejar á sus apóstoles sin poder alguno temporal, sujetos á toda persecucion como las ovejas á la de los lobos, sino que añadió le exclusiva diciendo por boca de su apóstol San-Pablo que ningun hombre dedicado á los ministerios eclesiásticos se debe mezclar en la milicia secular de los

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