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En 1509, renováron las órdenes reales para què los Indios fuesen bien tratados, viviesen en poblaciones con sus mugeres, casas, hijos, y heredades, consejos, regidores y justicias; que solo pudieran ser dados por Naborias, esto es como criados de servicio personal, aquellos Indios aquellos Indios que perteneciesen á la clase de Caribes ó guerreros, pero no los sumisos pacíficos. Que el repartimiento de estos en encomienda se hiciera sobre las bases de asignar ciento al alcalde, ú oficial real; ochenta al caballero que llevará su muger y estableciera casa; sesenta al escudero de iguales circunstancias; treinta al labrador cesado, esto es, al plebeyo.

En 1510, Fray Pedro de Cordova, religioso y provincial del órden de Domínicos llevó á los Indias

frailes para fundar convento en la isla Española el qual proveyó un crecido número de predicadores de la religion cristiana, y defensores de la libertad de los Indios.-En este mismo año se cantó por la primera vez en América una misà, y lo hizo don Bartolomé de las Casas que acababa de ser ordenado de presbítero en dicha isla, siendo de edad de treinta y seis años. El rey Fernando V fué informado de que la despoblación de las Indias iba en aumento, porque los Indios eran debiles para el trabajo de las minas en su consecuencia envió cincuenta esclavos negros para el de aquellas que se beneficiaban por cuenta del real erario. Dió tambien nuevas órdenes reales para el buen trato de los In

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dios, permitiendo sin embargo tomar por Naborias y aun por esclavos para las minas á los Indios cogidos en guerra, lo que abrió las puertas de un incalculable número de fraudes, así como el repartimiento de encomiendas que por dias era mayor en gracia de los criados de la casa real, ministros, consejeros y otros empleados que sin salir de la Península gobazan el producto por medio de mayordomos ó de arrendatarios.

y

En 1511, Fray Antonio Montesino de Acuerdo con el prelado y religiosos del convento de Domínicos de la isla Española predicó allí persuadiendo que caminaban á su condenacion eterna el Rey, sus ministros y consejeros, el almirante don Diego Colon ya gobernador de las Indias, sus asesores, sus tenientes, los otros jueces, y todos los empleados públicos por lo mal que trataban á los Indios y porque impedian así la conversion. Este suceso produjo grandes consecuencias, de cuyas resultas y de haber venido el predicador á Castilla y hablado al Rey, formó su magestad en Burgos una junta compuesta de muchos cortesanos de alto rango, de varios consejeros, otros puristas, y algunos teólogos, para que oyesen á fray Antonio de Montesino en favor de la libertad independiente y verdaderamente legal de los Indios, y por el contrario á fray Alonso del Espinar, fraile francisco, enviado desde la isla de Santo-Domingo á la Península para sostener que los Indios no podian ser convertidos ni reducidos á

sociedad civil en vecindario libre, si no se les sujetaba por un modo ú por otro régimen y polestad de un hombre español por esclavo, por navoria, ó por encomienda, durante dos ó tres vidas. El Rey mandó que la junta estableciera por base la libertad de los Indios y el buen tratamiento, conforme a lo encargado por la reina Isabel en su disposicion testamentaria. La resulta fué no mudar las órdenes anteriores, autorizando á los Indios para pedir justicia contra sus opresores y para que fuese bien administrada se creó un tribunal superior de apelacion con título de Real Audiencia. Tambien se acordó llevar muchos negros de Guinea teniendo presente que uno solo valia para el trabajo de minas tanto como cuatro Indios y que supuesto afirmarse que los Caribes huian, se les marcará en una pierna para evitar la equivocacion de persona con otro Indio no fugitivo.

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En 1513, insistieron los frailes domínicos en que la real junta resolviera definitivamente; lo hizo esta con efecto; pero el fondo de la materia quedó como estaba, y solo se acordáron providencias dirigidas á que los Indios estuvieran en las minas cinco meses y no mas; que se les disminuyera el de peso carga, puesto que abundaban ya bestias en América: que no se les diesen palos ni golpes de otra naturaleza; que se les mejorase y aumentase la comida; que se les pagase bien el jornal: enfin que los encomenderos fabricasen bohios, esto es, casas cercanas

á las suyas, trasladando á ellas los Indios encomendados y sus familias, y quemando las antiguas de poblaciones de Indios para que estos no tuviesen tentaciones de huir y refugiarse allí. - El licenciado don Bartolomé de las Casas es tan estimado de los Indios de la isla de Cuba que cuantas veces el gobierno queria enviar gentes á las habitaciones de los ludios, bastaba llevar una carta del aquel presbítero en que les asegurase que no se les haria mal y que así recibiesen tranquilos á los Castellanos, sin miedo alguno.

En 1514, el Rey dió á Pedro Arias Davila gobernador del Darien una instruccion del modo con que se deberia manejar acerca de los Indios de acuerdo con don fray Juan de Quevedo, obispo del Darien religioso franciscano. La instruccion estaba de acuerdo con las últimas resoluciones de la junta de Burgos; pero añadia que no se hiciese á los Indios guerra mientras tanto que no acometieran ellos, y que se pusiera mucho cuidado en averiguar si un Indio tenido por esclavo era cogido de veras en guerra, pues constaba en la Corte que habia muchos fraudes en esto, creóse un empleo de Repartidor de Indios; se confió á Rodrigo de Alburquerque y este repartia las encomiendas por dos vidas si el agraciado moria con hijos, y no en otro caso.

En 1515, el obispo del Darien trabajó por impedir el capitan Francisco Bezerra sacase muchos Indios como esclavos, porque creia ser ilícita su nego

que

ciacion. El presbítero don Bartolomé de las Casas predicó mucho contra el repartimiento de Indios hecho por Rodrigo de Alburquerque: los empleados reales y los poseedores de encomiendas le persiguiéron y el se vino á Castilla para persuadir al Rey que no era lícita ni útil la providencia tomada por su magestad y su consejo en virtud de informes mal dados.

En 1516, don Baltasar de las Casas, habló al Rey en Plasencia de Extremadura; pero su magestad murió luego sin acabar de ser informado en el asunto. Aquel quiso ir á Flandes para informar á Carlos de Austria, nuevo Rey, y no lo practicó, porque le disuadió el cardenal Ximenez de Cisneros, gobernador del reyno. Este acordó luego con el cardenal Adriano su colega en el gobierno enviar á las Indias unos monges jerónimos con facultades amplas para disponer lo que convenga en el asunto despues que havan observado por sí mismo lo que hay de verdad acerca de los hechos alegados por uno y otro partido, para todo lo cual y egecutar lo conveniente á los Indios y á su religion se les diéron instrucciones mui detalladas entre ellas que no permitieran obligar á los Indiós á servir de bestias de carga; jetar al trabajo de minas mas que la tercera parte de los hombres de veinte á cincuenta años, y que se crease un destino de protector de los Indios, el cual se dió al licenciado Bartolomé de las Casas á quien se mandó volver al América en compañia de los

ni su

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