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Concediendo, por un instante y solo por via de presupuesto, que pudiera el Rey lícitamente hacer el traspaso de los Indios, nos hallarémos en el caso de otra ley en que se ordena que si un privilegio es justo y válido en sus principios, y despues viene á ser injusto por cualquier motivo (sea el que se fuere) debe interpretarse revocado. De esto se sigue que aun cuando la cesion de los Indios hubiera sido inocente y válida en la época de su traspaso, no se podia sostener ya mas tiempo desde que sabe que por punto general tratan inicuamente los encomenderos á los Indios encomendados. Suponen dichas leyes que el soberano habia tenido intencion de traspasar el usufructo de los trabajos de los Indios para solo el tiempo en que faltara el abuso del privilegio.

Parece que Dios ha querido hacer conocer la injusticia de tales cesiones, disponiendo que sean visibles las malas consecuencias del abuso. El daño nacional contra el bien comun es palpaple; pues el precio de las casas es triplicado en comparacion del que tenian ántes, y aunque la novedad sea hija de la exorbitancia de cantidades de dinero venidas de América que ha producido la baja de la plata, sin embargo es evidente que la parte mas considerable del dinero ha salido para otros reynos, reynos, quedando muy poco en España, siendo así que ni Salomon ni otro Rey alguno del mundo ha recibido en el mundo tanto oro y tanta plata como ha venido á la Peninsula desde la posesion de las Indias hasta hoy.

RAZON XI.

Lo undécimo, porque jamas los reyes han autorizado la sujecion de los Indios á señor particular, y las providencias que los codiciosos citan, tienen un sentido diferente del que les dan, y aun ellas fuéron acordadas sobre los falsos supuestos que se hicieron en la narracion de los hechos. Esta verdad será mejor conocida por la historia de los principales acontecimientos que diéron ocasion al abuso.

El primer almirante y descubridor de las Indias, don Cristobal Colon, estando en la Isla-Española, pensó que seria conforme á la voluntad de los Reyes católicos don Fernando y doña Isabel obligar á los Indios á pagar anualmente á sus Altezas algun tributo. Consiguientemente mandó que cada uno de los gefes de familia de los Indios cercanos al pais en que habia minas contribuyese con el oro que cabe en el hueco de un cascabel; los lejanos una porcion fija de algodon, si lo habia en su tierra; los demas otros ob jetos producidos en sus comarcas.

Se reveláron contra el almirante algunos Españoles, y negándose á obedecerle fuéron á descubrir, reconocer y dominar varias islas; y ; y estableciéndose en la provincia de Xaragua comenzáron á servirse de los Indios como de esclavos, obligando á estos á sufrir esta mala suerte porque no sabian como resistir á tales conquistadores.

Don Cristobal Colon padeció infinito durante la rebelion de aquellos Españoles, y por fin solo pudo atraerlos á la obediencia consintiendo que cada uno tuviese un pueblo de Indios á sus ordenes con facultades de servirse de sus habitantes para labrar tierras, beneficiar minas, y hacer otros trabajos productivos á favor del gobernador, el cual usurpa el título de señor por encomienda, palabra que comenzó á ser conocida porque don Cristobal Colon les encomendó el gobierno del pueblo y la proteccion de los Indios con facultades de servirse de ellos.

Por lo respectivo á la Isla Española, en que habia como trescientos Españoles, gozaban de su antigua libertad los Indios; vivian en sus pueblos pacíficamente, trabajaban en sus casas y haciendas como ántes, aunque no hubiesen abrazado todavía el cristianismo, y muchos hacian voluntariamente grandes servicios á los Españoles, á quienes consideraban unidos con ellos mediante ver los casados, unos con la India señora del pueblo, otros con la hija del señor, otros con las de varios Indios principales.

Muerto el almirante, los Reyes nombráron por gobernador de la Isla Española y paises agregados al comendador de Lares que luego fué comendador mayor de Alcantara, mandándole por reales instrucciones tratar á los Indios bien como á personas libres y procurar atraerlos á la religion cristiana.

Llevó consigo, el nuevo gobernador tres mil Españoles; pero en lugar de repartirlos en diferentes

pueblos de la Isla, los retuvo en la ciudad de Santo Domingo, de cuyo error se ha derivado todo el mal. Si ellos hubieran habitado en diferentes poblaciones, todos hubieran tenido que comer con abundancia y adquirido riquezas con el tiempo; pero, reunidos todos en la ciudad, llegáron á experimentar escasez de alimento y atribuyeron esta calamidad y otras que se subsiguiéron á malicia de los inocentes Indios.

De sus resultas el comendador mayor de Alcantara escrivió á los Reyes cosas muy falsas contra los Indios yo me hallaba entónces allí; sé originalmente por mí mismo lo que sucedia, y me consta que todos los hechos eran opuestos á la verdad enteramente los unos, y desfigurados los otros. Decia entre otras cosas que los Indios huian de los cristianos no queriendo tratar con estos, ni acudir á la instruccion de la doctrina, ni formar sociedad en lo civil con los Españoles por lo cual creia imposible atraerlos jamas á la profesion del cristianismo si no se les sujetaba á vivir cada uno bajo el mando inmediato de algun Español, el cual les obligase á trabajar, pues preferian la ociosidad y. la vida vagamunda en tanto grado que ni aun pagándoles su jornal no se les podia inclinar al trabajo.

En lo respectivo á la instruccion de la doctrina, la mentira del informe llevaba una malicia muy refinada con el abuso del conocimiento que se tania de que la Reyna católica miraria este punto como el mas grave por causa de su verdadero y santo zelo de la

conversion de los Indios; pero lo que habia de ver dad era que el gobernador no les enviaba predicadores ni catequistas : les mandaba concurrir á la ciudad, y es claro que los Indios habitantes á cien leguas, algunos á mas de ciento y cincuenta, no tenian voluntad de andarlas desnudos, á pić descalzo, de jando abandonados sus hijos y sus mugeres por escuchar á quien les habia de hablar de un Dios no conocido por ellos, y , y de una religion de que jamas habian oido la mas leve palabra.

Los Reyes católicos engañados por esta falsa relacion de un gobernador en quien habian depositado su confianza, decretáron año 1502, estando en Gra nada expedir una real órden en la cual se conocia bien cual era la verdadera intencion pero se contenian cláusulas que abrian á la malicia la puerta para el abuso. Entre otras cosas decia la Reyna: «Y por» que nos deseamos que los dichos Indios se con>> viertan á nuestra santa fe católica, y que sean >> doctrinados en las cosas della; y porque esto se

podra mejor hacer comunicando los dichos Indios >> con los cristianos que en esa dichá Isla estan y an >> dando y tratando con ellos y ayuntando los unos á » los otros...... Mandé dar esta mi carta en la dicha » razon por la cual mando á vos el dicho nuestro » gobernador que de el dia que esta mi carta vié>> redes en adelante, compelais y apremieis á los di>>chos Indios que traten y conversen con los cris » tianos de la dicha isla, y trabagen en sus edificios,

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