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pueblo, sin que baste la vida de los hombres errantes como fieras en bosques, montes, y desiertos : exigen libertad de pueblo porque sin ella se disuelven los vinculos de la societad, y porque las personas no libres no pueden ser instruidas cuando y como

convenga.

Por ultimo la esclavitud es la causa inmediata de haber muerto muchos millones de hombres en la idolatría contra lo prometido por los reyes católicos y lo mandado por el sumo pontífice. Sin la esclavitud obedecian al Rey de Castilla los Indios, abrazaban la religion cristiana, se instruian en sus dogmas y su moral; pero luego que viéron los malos tratamientos, abandonaban la societad, se retiraban á los montes, ó morian maltratados en el servicio de sus amos sin señal alguna de amor á la religion recibida. Siendo vasallos de solo el Rey y pagando su tributo tasado por la ley, todos serán buenos cristianos.

RAZON III'.

Lo tercero, porque los Españoles laïcos no son aptos al objeto de predicar á los Indios el evangelio persuadirles amor á la religion cristiana, é instruirles en él catecismo. Conviene saber la formula con que los gobernadores dan los Indios por esclavos, aunque sin ese nombre. Dice así.

« A vos Fulano de Tal se os encomiendan pur via » de depósito tantos Indios en el pueblo de tal, y » se os autoriza para que os sirvais de ellos en vues.

»tras minas y grangerías, sacando oro y aprovechán» doos de sus servicios, con la condicion de

que ten

>> gais cuidado de enseñarles la doctrina cristiana, y >> las demas cosas tocantes á nuestra santa fe católica.; » pues con esto descargo la conciencia de su Mages» tad el Rey nuestro señor, y mi propria »>.

¿Quiere V. M. saber si esto es bastante para descargar la real conciencia? Pues sirvase V. M. oir un suceso mio verificado en Santa-Marta y crea firmemente que otro tanto pasa cuando menos en casi todos los pueblos.

Juan Colmenero, persona incivil, de clase vulgar, soldado que habia sido en la conquista, recibió en encomienda todos los Indios de un pueblo grande, con el encargo expresado en la cédula. Pasado algun tiempo estuvimos allí algunos religiosos: observamos que los Indios no sabian nada del cristianismo pero que no era extraño, porque habiendo examinado al mismo Juan Colmenero, encontramos que no sabia signarse ni santiguarse.-Pues ¿que habeis enseñado á estos pobres Indios? Yo? Darlos al Diablo. No es bastante decirles. Per signin santin cruces?

¿Que predicador quiere V. M. que sea el otro Español que habiendo recogido de los Indios de un pueblo sus ídolos de oro y hecholes recibir el bautismo, trajo despues otros ídolos de cobre recogidos en sus correrías, y obligó á los Indios de su pueblo á comprarselos pagando el precio en Indios esclavos para llevarlos á vender?

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¿Que Curas de almas serán los Españoles seglares por mas que blasonen de hidalgos, cuando el mayor número de ellos no saben el credo, ni los mandamientos de la ley de Dios? Cuando los mas son viciosísimos en sus costumbres, y no han pasado á las Indias sino por saciar su inmensa codicia ?

Los Indios no tienen mas que una muger conforIme á la necesidad que les inspiró su naturaleza : los Españoles usan de muchas libre y publicamente, hasta el exceso de haber hombre con catorce concubinas conocidas ¿Predicarán bien la castidad á los Indios? Estos no roban, no matan, no hacen mal á nadie porque son naturalmente buenos, suaves, dóciles, humildes, y favorecidos por la Naturaleza en complexion templada : los Españoles seglares son orgullosos coléricos, sobérvios, roban, matan, y hacen mal con fiereza, crueldad, y mil señas de inhumanidad: ¿predicarán bien las virtudes morales ?

Los Indios son religiosos para con sus ídolos : así lo son tambien para con el verdadero Dios aquellos que se han hecho cristianos y que viven en pueblos de V. M. con ministros del culto. Los Españoles encomenderos tienen continuamente las blafemias en la lengua contra Dios y sus santos; desprecian el culto y se dedican á la codicia, como si el oro fuera su Dios único ¿Como podrá esperarse que tales hombres cuiden bien de la religion y de la moral de los Indios?

Estos forman sus juicios por lo que ven, y creen

que el Dios de los cristianos es el peor de los Dioses, pues los que se dicen profesores de su ley, son tan inicuos piensan igualmente que el Rey de los Españoles es el mas cruel tirano y mayor verdugo de los hombres, porque los gobernados bajo sus leyes son injustos, inbumanos, y feroces. ¿Será bien que á tales personas se confie la enseñanza de la religion y de la moral?

Bien conozco, señor invictísimo, que V. M. I. ignoraba todo esto. pero le aseguro que no solo es verdad, sino que podria yo añadir cosas mas fuertes y execrables que le llenarian de admiracion y espanto.

De aquí ha resultado que Dios es ahora tan desco nocido como hace un siglo en casi todas las Indias, excepto el reyno de Mégico.

cos,

Debemos admirarnos de que hubiera Español ca paz de inventar, sin autoridad de los Reyes católi el arbitrio injustísimo de cumplir las obligaciones espirituales del soberano relativas á la salvacion de los Indios, con el fraudulento medio de trasladarlas á un hombre laïco, ignorante y feroz, encomendándole cumplirlas al mismo tiempo que se le autorizaba para servirse de las personas de los Indios. No ignoro quien fuese autor de tan horrible iniquidad, pero no lo declaro, por no infamar su nombre. La codicia fué órigen de la idea; lo demas no sirvió sino de capa para cubrirla.

Los que tomaban á su cargo la conversion y la instruccion de los Indios en esa nueva forma, inven

tada para enriquecerse no se parecen á los trabajadores de la viña del señor citados en el evangelio; pues Dios no prometió premiarles con riquezas temporales sino con espirituales.

Así el modo con que se conducen estos nuevos predicadores es bien diferente. Dios quiere que la conversion se procure por medio de la persuasion y la dulzura en las Indias los señores particulares usan el rigor, la crueldad, y cuanto cabe de inhumano en almas feroces y sanguinarias.

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No se puede creer que la cláusula de la cédula baste para descargar la conciencia de V. M. porque solo podria dudarse mientras se ignorasen los efectos; pero ahora sabe ya V. M. que pasan de ocho millones de Indios los que han perecido en la idolatría por el sistema inicuo de los conquistadores, autores del repartimiento de las personas de los Indios.

No se pueden evitar estos males con solo privar del señorío legal sobre las personas, si estas son dadas en encomienda, pues la experiencia tiene acreditado que tanto abusan los encomenderos como los señores; y sobre todo porque tan mal ó peor cuidan de la conversion y enseñanza de los Indios.

No hay ni puede haber otro remedio que dejar libres los pueblos de Indios en América como son los de Castilla, y procurar allí el bien de la religion por medio de los sacerdotes como se practica en todas las demas partes del mundo.

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