Imatges de pàgina
PDF
EPUB

dieran salvos-conductos con promesa de recibir en paz á los que volviesen à poblar la tierra llana. Se fiáron algunos; viniéron á donde antes habian vivido; el concurrió y prendio á casi todos sin distincion de sexo ni edad; les hizo extender sus manos y él se las cortó personalmente por solo haberle respondido que ignoraban el nombre del nuevo señor del reyno.

[ocr errors]

El mismo general pidió en otro pueblo que le llenasen de oro un cofre: los habitantes no pudiéron presentar tanto como se pedia; y sin otra causa el tirano hizo cortar las narices y las manos á unos ; lanzó perros de presa contra los fugitivos, y mató á todos los que pudó coger de los fugitivos sin distincion de

sexos.

La repeticion de tan fuertes crueldades fué origen de

que

Los

que cuatro mil y mas Indios de pueblos no visitados huyesen á una montaña, llamada el Peñon porhabia uno elevadíssimo cuya figura era escarpada por un lado. El general fué con tropas á la montaña: á los Españoles tuviéron grand dificultad que vencer para subir al Peñon pero al fin subieron. El gefe les ofreció recibirlos en paz, sino le hacian Indios dejáron sus arcos y flechas para demostrar su animo pacífico; y la recompensa fué una perfidia; pues inmediatamente mandó el general español hacer tan cruel matanza que se llegáron á cansar los soldados verdugos, hicieron pausa y pidiérón tiempo y reparacion de fuerzas para continuar matando. Uno de

guerra.

los medios adoptados para disminuir la fatiga, fué despeñar á cuantos estuvieran cerca del precipicio por donde la peña era escarpada. En pocos minutos cayéron todos y los testigos aseguran haber visto caer precipitados mas de setecientas personas de las cuatro ú cinco mil no quedó ninguna con vida. No habiendo faltado sin embargo algunos que, menos crueles, habian reservado para su servicio ciertos Indios jóvenes, el bárbaro general mandó cerrar á éstos en una casa de madera y de paja, é incendiarla para que todos pereciesen quemados. Otros Indios se habian escondido entre arbustos de la montaña; y el mandó matarlos á punta de espada. Otros pereciéron victimas de los perros de presa destinados al intento. ¿Semejante general no era mas cruel que los tigres? En otro pueblo llamado Cota hizo cortar las narices y las manos á mas de setenta Indios de diferenteś edades de los dos sexos, y colgarlos de unas maderas en forma que los demas habitantes los viesen, y dieran todo el oro posible por evitar igual suerte. Con la misma idea hizo despedazar por perros de presa de quince á veinte Caciques. A otros muchos mandó cortar manos y narices, y en esto no respetó á las mugeres ni tuvo compasion de los niños.

No es posible contar todas las crueldades que semejante tirano ha hecho en aquellos paises y en el reino de Guatimala, y lo peor es que ahora mismo prosigue sus horribles hazañas asolando los pueblos, y dejando desiertas las provincias.

Los testigos del proceso aseguran que si no se pone remedio, es necesario muy poco tiempo para que todo el reyno de Granada sea solo un desierto inutil al rey, pues las matanzas y crueldades se multiplican por dias en forma que parece ser intencion determinada la de aniquilar los Indios.

[ocr errors]

Yo he visto y reconocido por mi mismo aquel reyno, y no dudo conformarme con la opinion de los testigos, pues la conducta de los que gobiernan aquel pais no permite formar otro concepto, apesar de haver sido allí la poblacion mucho mayor que en otras partes de aquellas Indias.

[ocr errors]

Confinan con el nuevo reyno de Granada las provincias de Popayan, de Cali, y tres ó cuatro mas, cuya extension es de quinientas á seiscientas leguas: todas, de tierra fertilísima y sumamente poblada con varias ciudades de mil y de dos mil vecinos, pero sin embargo estan ya tan despobladas que no se hallan hoy cincuenta familias donde habia dos mil, y son inumerables los pueblos quemádos y asolados totalmente medio de las crueldades de todas las especies que ya quedan manifestadas. Para esto ha contribuido la multiplicacion de gefes que intentáron descubrir nuevos distritos; pues unos fuéron desde el Perú por Quito al nuevo reyno de Granada: otros á Popayan y Cali por Cartagena: otros de Cartagena à Quito; y otros por la parte del rio de San Juan. Haviendose juntado los que concurrian de puntos opuestos entre si siguiéron todos un mismo

:

por

}

sistema, reducido á robar y matar con los modos mas crueles con el objeto único de acumular todo el oro posible.

He dicho que las mismas iniquidades continuan: y tan importante verdad resulta comprobada por muchos egemplares. Actualmente se verifica que recibiendo un Español comendador desde ciento hasta trescientos Indios por esclavos, manda cortar las cabezas á treinta ó cuarenta y dice á los demas: Ya » ve is lo que haré con vosotros sino me servis bien ». Encomendar Indios á semejantes hombres ¿No es peor que encomendarlos á un demonio? Vease cuales cristianos son aquellos á quienes se recomienda la conversion de los Indios.

Si caben crueldades mas horribles que estas, lo seran las que unos tiranos han justificado contra otros cuando han estado en circunstancias de acusarse recíprocamente y seguir sus procesos que se hallan en la secretaría del consejo de Indias. De allí resulta que algunos Españoles han enseñado á sus perros bravos á mantenerse con carne humana; por lo cual salen á caza de hombres; matan á quince ó veinte Indios, ceban á sus perros; y aun sucede que un Español pida prestado un cuarto del cadaver de un Indio para mantener sus perros, prometiendo pagarlo en el dia siguiente si saliere á caza, ó bien en el primere dia que tenga proporcion. Preguntado un Español como le ha ido de caza, responde alegre : « Mui bien : he matado

» veinte bellacos Indios y tengo carne para mantener » mis perros durante algunos dias ». ¿Cabe idea mas inhumana? Pues los testigos del proceso lo declaran.

Me determino á cesar en esta narracion hasta que vengan otras noticias mas modernas, las cuales no espero que sean de conducta mas moderada, pues conozco por mi mismo la que suelen tener todos los Españoles en aquel Nuevo-Mundo de cuarenta y dos años á esta parte; y no he visto cosa que pueda influir á formar esperanzas agradables. Vuelvo á decir con toda seguridad que mi narracion no comprende una parte de diez mil de la verdad de las crueldades inhumanas que los llamados Christianos han hecho contra los inocentísimos Indios.

Estos deben causar tanto mas grande compasion cuanto mas cierto es que jamas han dado á los Cristianos el mas leve motivo de quejas; pues desde los principios miraban á los Españoles, como á hombres sobrenaturales y venidos del cielo, por lo cual se esmeraban en obsequiarles y servirles. Jamas pensáron tampoco en fugas y menos en guerras hasta despues que sufriéron infinitas mas atrocidades que las que podian soportar. tsp

Es digno de consideracion igualmente, cuan contraria es la conducta de los Españoles á lo que se les manda por el rey en orden á la religion. No solo no la enseñan ellos á, ningun Indio, sino que impiden por todos los medios indirectos posibles que los religiosos prediquen y la enseñen porque han formado

r

« AnteriorContinua »