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Caminando à otra provincia le saliéron á recibir, antes que llegase al pueblo, varios Indios para ro→ garle que entrase pacíficamente. La respuesta fue cortales las nariz, la barbilla, y los labios para que desfigurados é inundados en su propria sangre volviesen al pueblo infundiendo miedo, terror, y espanto.

¿Eran tales operaciones capaces de hacer buen concepto de la religion cristiana que debian anunciar aquellos hombres? ¿No es muy natural que la tuviesen por mala cuando la ferocidad, el robo, los asesinatos, la perfidia, y todo genero de injusticias y de sy iniquidades, se veian repetidos diariamente por todos los que se llamaban Cristianos? El mas infelice Capitan murió sin confesion: es de presumir que haya sido condenado, si la misericordia de Dios no le estorbó por su divina inescrutable providencia.

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Pasáron los Españoles á los grandes reynos y provincias del rio de la Plata en el año 1522, y desde entónces han sido ya cuatro los Capitanes gefes que han dominado en el pais. Las gentes que lo habitaban eran decentes, bien dispuestas y mui razonables como corresponde á tierras tan felices y de tan benigno clima.

Yo no puedo tener noticias por menor á causa de la gran distancia la presuncion es que habra pasado allí lo mismo que sucedió en otros paises siendo españoles los gefes, los oficiales y los soldados acostumbrados al robo y al asesinato en todas partes.

De positivo nos han contado que se han despoblado provincias enteras á fuerza de matanzas; y que los robos y las crueldades han excedido á las de otras tierras; porque el gefe, los oficiales y los soldados eran independientes de todo poder humano á causa de la enorme distancia que hay hasta la Isla Española. En el Consejo de Indias hay relacion de algunos casos particulares.

Un gobernador del rio de la Plata mandó á un Capitan subalterno pasar á ciertó pueblo con una partida de soldados, expresándole que pidiese á los Indios víveres para la tropa y que si no se le daban, matase a todos. Los habitantes negáron con efecto los víveres diciendo que ellos tenian su señor á quien obedecian, y que los Españoles eran enemigos y no amigos de su señor por lo que no querian contribuir á favor de ellos. El Capitan arreglándose á las prevenciones del gobernador mató á cinco mil mas y personas á punta de lanza y espada.

Ciertos Indios pacíficos que habitaban cerca de otra tribu de Indios enemigos suyos crueles recibieron un llamamiento del gobernador á prestar sumision al rey de Castilla. Ellos tardáron algo á concurrir, sea por huir del camino en que tuviesen encuentro con sus

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enemigos,sea por otro impedimento. El gobernador se propuso infundir terror al pais y para ello mandó que los Indios de paz que se le habian presentado, fuesen entregados á sus enemigos. Los infelices Indios decian que recibirian como favor la muerte si esta fuese dada por los Españoles, con tal que no fueran entregados á sus enemigos. Insistió el bárbaro gobernador en la egecucion de su decreto; ellos en no querer salir de la casa; y entonces los Españoles hicieron la crueldad de quitarles la vida. Alguno de los desgraciados exclamaba diciendo «¿Que gentes >> son estas? Venimos de paz á ofrecerles nuestro >> servicio y nos matan : pues que harán con los qué » no quieran servirles?

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ARTICULO XVIII.

De los grandes reynos y grandes provincias del Perú.

Año de 1531 fué á los reynos del Perú un Español gran tirano, práctico y diestrísimo en el arte de robar, esclavizar y matar à los Indios y de arruinar pueblos con incendios, asolando y despoblando el pais porque ya llevaba veinte años de egercicio en la TierraFirme desde 1510 en que habia puesto allí el pie. Así ese tirano excedió á todos los anteriores y no es posible referir los daños que causó, las atrocidades que hizo por sí ó por medio de otros, y las acciones

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con que infamó su nombre con ofensas monstruosas contra Dios, contra su religion, y contra el rey.

Cuando entró en territorio del Perú, quemó muchos pueblos, mató bastantes gentes y robó cantidades inmensas de oro. Pasó á la isla de Pugna. El rey ó Cacique le recibió pacíficamente y le trató como al amigo mas íntimo. Seis meses le mantuvo su tropa, para la cual tambien proporcionó riquezas. El testi monio de gratitud no pudo ser mas bárbaro; pues se redujo á robar todo el oro posible; matar á golpes de lanza y espada un crecido número de habitantes, esclavizar los demas, venderlos, y por fin despoblar la isla.

Fué á la provincia de Túmbala sita el en continente peruano, y no abandonó su sistema. Cuando los Indios le llevaban oro, los recibia con agasajo diciéndoles que le llevasen mas. Conocia por muchas experiencias la época en que ya no tenia cada uno mas oro que llevar; y entonces y no ántes les anunciaba que se reconociesen vasallos del rey de Castilla bajo cuya proteccion él los recibia en nombre de su Magestad. Mandaba tocar dos trompetas y hacia entender que nadie les pediria nada ni les haria malninguno. pero el cumplimiento de todas sus promesas no tenia seguridad alguna: el resolvia y eg cutaba como soberano independiente.

Poco tiempo despues Atabaliba, emperador y rey universal de los reyes y reynos del Perú llegó à las cercanías del pueblo de la residencia del Capitan espa

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ñol. Habia sabido Atabaliba los terribles daños que los Españoles causaban en su imperio; pero no es taba bien informado de cuales fuesen las armas de los cristianos, ni el modo con que usaban de ellas y v de los caballos. Llevó Atabaliba mucha gente armáđà con sus arcos y flechas, pero desnuda conforme à los estilos del pais. Declaró y comenzó la guerra contra los Españoles, hicieron estos una mortandad de Indios muy númerosa y cogiéron prisionero al emperador Atabaliba. Le indicáron que se resca tase con oro; el prometió cuatro millones de Castellanos Ꭹ dió quince; mas no por eso logró su libertad. Se fingió que sus vasallos hacian guerra contrá los Españoles á pesar del tratado hecho con Ataba liba. Este contestó que no creia que sus vasallos hiciesen guerra sin órden, suya; que lo enviasen à preso al rey de España y que de soberano a soberano se arreglaría todo bien. A pesar de tales propuestas el tira no Español le condenó a ser quemado vivo y fuéron necesarios muchos ruegos para que se modificase la sentencia mandando que antes de quemarle, se le quitase la vida por sofocacion como se hizo. El infeliz emperador decia «¿Porque me » matais? No he dado todo el oro prometido ý » mucho mas»? Pero el corazon del tirano Es pañol estaba ya insensible; y nunca quiso acceder á la pretension que Atabaliba hizo muchas veces de ser enviado al rey de Castilla. K9,

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