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bernadores todos crueles. Cada uno iba despoblando nuevas provincias donde se internaba para robar el oro que podian descubrir por los tormentos, muertes, esclavitud y demas arbitrios indicados, de suerte que han llegado entre todos à despoblar cuatrocientas leguas de terreno, aunque habia tanta gente como en lo restante de América.

Si yo hubiera de referir por menor las iniquidades hechas en los reynos de Santa-Marta, necesitaria escribir libros muy voluminosos. Dejaré reservado esto para otro tiempo, y por ahora me contento con trasladar una parte de la carta que el obispo de aquella provincia escribió al rey en 20 de mayo de 1541. Dice lo siguiente.

aque

« Digo, sagrado Cesar, que el medio para reme» diar esta tierra es que V. M. la saque ya de poder » de padrastros; y le dé marido que la trate como «<es razon, y como ella merece; y esto con toda » brevedad; porque de otra manera (segun la »jan y fatigan estos tiranos que tienen encargamiento >> de ella) tengo por cierto que muy ayna dejará » de ser....... Donde conocera V. M. claramente >> como los que gobiernan por estas partes merecen >> ser desgobernados para que las republicas se ali» viasen y si esto no se hace, á mi ver no tienen » cura sus enfermedades. Y conocera V. M. tam>> bien como en estas partes no hay cristianos sino » demonios; ni hay servidores de Dios ni del rey, » sino traidores á su ley, y á su rey; porque en ver

» dad el mayor inconveniente que yo hallo para » traher los Indios de guerra, y hacerlos de paz; y » á los de paz al conocimiento de nuestra fe, es el » aspero y cruel tratamiento que los de paz reciben » de los cristianos; por lo cual estan tan escabro» sos y tan abispados que ninguna cosa les puede » ser mas odiosa ni aborrecible que el nombre de » cristianos; á los cuales ellos en toda esta tierra » llaman en su lengua Yáres que quiere decir De» monios; é sin duda ellos tienen razon; porque las >> obras que acá obran ni son de cristianos ni de hom>> bres que tienen uso de razon, sino de Demonios; de » donde nace que como los Indios ven obrar mal é >> tan sin piedad generalmente así las cabezas como los >> miembros piensan que los cristianos lo tienen por >>ley, y que es autor de ello su Dios y su rey; y trabajar » de persuadirles otra cosa, es querer agotar la mar, » y darles materia de reir y de hacer burla y escar>> nio de Jesu-Cristo y de su ley. Y como los Indios » de guerra vean este tratamiento que se hace á los » de paz, tienen por mejor morir de una vez que »> no de muchas en poder de Españoles. Sé todo >> esto, invictissimo Cesar, por experiencia.... Vues>> tra Magestad tiene mas servidores por acá de los » que piensa porque no hay soldado de cuantos acá >> estan que no ose decir publicamente, que si sal» tea, ó roba, ó destruye, ómata, ó quema á los va»sallos de V. M. porque le den oro sirve a V. M. » á título que dice que de allí le viene su parte á

» V. M. Y por tanto seria bien cristianisimo Cesar, » que V. M. diese á entender (castigando á algunos >> rigurosamente) que no recibe servicio en cosa que » Dios es deservido ».

Todo esto dice aquel obispo quien llama Indios de guerra á los que se han librado de las matanzas huyendo; é Indios de paz á los que han quedado esclavizados; y por cierto dice que de las crueldades de los Españoles en comparacion de lo que podia decir.

poco

Cuando en aquel pais cae en tierra un Indio de carga por el exceso de esta y de la fatiga, del hambre y de la debilidad, los Españoles le dan golpes crueles en los dientes con los pomos de las espadas y en todo el cuerpo con pies, con manos, con palos, y de mil maneras. El infeliz Indio caido grita llorando y suspirando afligido. « No ha sido » culpa mia. La debilidad es la causa : no puedo mas; >> mátame aquí, cristiano; pero mátame de una vez». ¿Seria creible que hubiese corazones tan duros en España que diesen lugar á esto? Pues aseguro con toda verdad que no cuento una cosa de ciento que pudiera contar tan inhumanas como esta.

ARTÍCULO XII.

De la provincia de Cartagena.

La provincia de Cartagena está sita cincuenta le

guas mas abajo ácia el ponie ntede la de Santa-Marta. Síguese despues la del Cenu hasta el golfo de Uraba. La costa de mar de ambas será como de cien leguas. La tierra interior es dilatadísima caminando ácia el sur.

Los Españoles comenzáron á maltratar estos paises en el año de 1499, y han proseguido en su conducta cruel hasta nuesrtos tiempos, causando las mismas despoblaciones que en las provincias del reyno de Santa-Marta por iguales objetos, motivos, y medios, quemando, robando, matando, esclavizando, maltratando, á los esclavizados; dando lugar á fugas, persiguiendo á los fugitivos, prometiendo para redurirlos á la sumision, y faltando luego á toda prodesobedeciendo al Virrey de Nueva-España, y viviendo traidores declarados como foragidos.

mesa,

No me detengo à contar sucesos particulares por abreviar mi relacion, y pasar á la de lo acecido en otras partes.

ARTICULO XIII.

De la isla de la Trinidad y de las costas de Pária de las Perlas.

Desde la costa de Pária hasta el golfo de Venezuela exclusive hay como doscientas leguas de distancia, y no me parece posible decir en particular cuantos ma

les han hecho los Españoles en las tierras correspondientes á estas costas desde el año 1510. Unicamente voy á referir algunos acontecimientos por via de egemplo.

La isla de la Trinidad está cerca de la Tierra-Firme la: de Pária; su extension es mayor que por parte la de la isla de Sicilia; la calidad de su terreno sumantente preciosa; la poblacion era muy grande. Año de 1516 uno de los Españoles pasó con setenta sometidos á él para robar lo que pudiesen. Dixéron á los Indios que iban á establecerse como vecinos en la isla. Los habitantes les diéron credito y les hiciéron grandes regalos para ganar su voluntad concibiendo esperanzas de que si ellos lo pasaban bien en la isla, tomarian partido por los isleños contra cualesquiera ladrones españoles que quisieran incomodarles. Les fabricáron por peticion del gefe una casa de madera en que dijo este que preferian vivir reunidos. Cuando la fábrica tenia dos estados de altura, los Españoles buscáron pretexto para que concurriesen y entrasen dentro mas de doscientos Indios. Entonces los Españoles se dividen en dos partidas; la mitad queda dentro de la casa; la mitad fuera al rededor. Unos y otros sacan sus espadas y cuerdas de atar hombres. Los de dentro intiman á los Indios que se den por esclavos; unos consintiéron de miedo y fuéron atados; otros quisiéron resistirse y como estaban desnudos y sin armas muriéron á punta de espada, ó quedáron muy mal heridos. Otros saltáron

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