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que eran infieles, y no se curaban más que los demás españoles de darles instruccion y enseñarles las verdades de la fe, para traerlos al seno de la Iglesia, así como era su deber y obligacion.

El propio Las Casas, en su ya citada Historia de las Indias, cuenta con sinceridad evangélica esto mismo de la siguiente curiosa manera:

<< Llevando este camino, y cobrando de cada >> dia mayor fuerza esta vendimia de gentes, se>> gun más crecia la cudicia, y así más número >> dellas pereciendo, el clérigo Bartolomé de Las >> Casas andaba bien ocupado y muy solícito en »sus granjerías, como los otros, enviando indios » de su repartimiento en las minas á sacar oro y >> hacer sementeras, y aprovechándose dellos >> cuanto más podia, puesto que siempre tuvo » respeto á los mantener, cuanto le era posible, » y á tratallos blandamente, y á compadecerse de » sus miserias, pero ningun cuidado tuvo más » que los otros de acordarse que eran hombres >> infieles, y de la obligacion que tenía de dalles >> doctrina, y traellos al gremio de la Iglesia de >> Cristo. >>

Sin embargo de esta negligencia para con los aborígenes, y no habiendo despues de Baracoa clérigo ni fraile alguno sino Las Casas, determinó éste por la Pascua de Pentecostés del año de 1514,

dejar su casa á orillas del rio Arimáo, é ir á predicar y decirles misa á Sagua.

Estudiando los sermones empezó á considerar consigo mismo, entregándose á profundas meditaciones respecto á algunos textos de la Sagrada Escritura, y se fijó muy particularmente en los versículos 21 y 23 al 27 del libro xxxIV del Eclesiástico, que dicen:

21. Immolantis ex iniquo oblatio est maculata...

23. Dona iniquorum non probat Altissimus, nec respicit in oblationes iniquorum...

24. Qui offert sacrificium ex substantia pauperum, quasi qui victimat filium in conspectu patris sui.

25. Panis egentium vila pauperis est: qui defraudat illum homo sanguinis est.

26. Qui aufert in sudore panem, quasi qui occidit proximum suum.

27. Qui effundit sanguinem, et qui fraudem facit mercenario, fratres sum.

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- Mancillada es la ofrenda del que hace sacrificio de lo injusto...

- No recibe el Altísimo los dones de los impíos, ni mira á los sacrificios de los malos... >> -«El que ofrece sacrificio de la hacienda de

los pobres, es como el que degüella á un hijo delante de su padre. >>

-« La vida de los pobres es el pan que necesitan: aquel que lo defrauda, es hombre sanguinario. >>

-« Quien quita el pan del sudor, es como el que mata á su prójimo.

<< Quien derrama sangre, y quien defrauda al jornalero, hermanos son.».

Estas grandes y sublimes palabras del Eclesiástico produjeron en Las Casas una honda impresion; meditó larga y profundamente sobre los textos sagrados y un raudal de luz divina iluminó súbitamente su imaginacion que habia estado hasta entónces á oscuras en ciertos puntos trascendentales. Desapareció y huyó de él para no volver jamás, el espíritu emprendedor y activo que le habian distinguido en materias mundanas y temporales, esto es, en sus tratas, direccion de minas y granjerías, aparte de su bondad y humanidad notorias; arrojó para siempre al desprecio las excitaciones y alicientes de la codicia; se horrorizó al pensar que se estaba enriqueciendo á costa del sudor de los infelices indios á quienes ni tan siquiera se habia ocupado en instruir en las cosas de la verdadera fe; se espantó al considerar cuán ciegamente habian caminado hasta allí y cuán débiles é insignificantes habian sido

Decide

sus esfuerzos para amparar y proteger á los indígenas del Nuevo mundo, en comparacion de lo que le quedaba por hacer de allí en adelante.

Una inmensa tristeza cubrió como un negro velo su corazon magnánimo, y un dolor profundo hizo brotar de sus ojos lágrimas en raudales. Con la lectura, cien veces repetida, de los textos del Eclesiástico, y con su aplicacion á las circunstancias de entónces, un profundo desaliento empezó á devorarlo. Se hallaba criminal, y el remordimiento le hacía sufrir terribles angustias.

Pero de aquella congoja desgarradora nació la resolucion heróica que debia de inmortalizar á Bartolomé de Las Casas. Se alzó enérgico y sublime, enjugadas ya las lágrimas y despidiendo sus ojos destellos de inspiracion suprema; y poseido de una decision inexorable de hacer olvidar su egoismo de hasta entónces, empezó su carrera, nunca despues interrumpida, de abnegacion completa a favor de los indios.

Desde aquel momento se cuenta el verdadero apostolado de las Casas, apostolado sublime que terminó solamente con el postrer aliento de su vida.

CAPITULO II.

Decide LAS CASAS libertar sus esclavos. -Uu sermon. - Determina retornar á España.-Renteria aprueba sus propósitos. - Parte LAS CASAS de Cuba. -Llega á Santo Domingo.-Nuevas predicaciones. — Llega á España y conferencia con el monarca. El confesor del rey, el ministro Conchillos el obispo de Burgos. -Muere D. Fernando V.-Nuevos planes de LAS CASAS.-Cisneros y Adriano de Utrecht. - Escribe LAS CASAS una relacion en latin de los sufrimientos de los indios.- La entrega á Adriano y produce gran efecto. Junta nombrada por Cisneros. Comisarios regios. -Jerónimos, dominicos y franciscos.-Títuloá favor de LAS CASAS de protector universal de todos los indios.— Preámbulo de las instrucciones para los tres comisarios. - Declaracion notable del Gran Cisneros de que los indios son hombres libres.-Instrucciones extensas respecto á los indios, — Instrucciones respecto á los españoles residentes.-Instrucciones adicionales modificando las leyes hechas en Búrgos respecto á los indios. - Cédula en favor de LAS CASAS.-Poderes conferidos al licenciado Alonso de Zuazo.

Decidióse Las Casas á dar libertad á sus esclavos y abandonar el repartimiento, accion verdaderamente revolucionaria y casi monstruosa en aquel tiempo. Era menester, empero, contar con Pedro de Rentería, cuyos intereses estaban íntimamente ligados con los suyos propios. Rentería

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