Imatges de pàgina
PDF
EPUB

cique las diligencias para ese fin con notable actividad, y á pesar de la resistencia y oposicion de los naturales, que faltó poco para que se sublevasen, pues les parecia insoportable dejar los bohíos, montes y valles donde habian nacido.

Esto mismo confirma que el objeto de Las Casas no estribaba únicamente en tratar con suavidad y cariño á los naturales, lisonjeando sus gustos y contentándose para perfeccionarlos con dirigirles sermones, sino que tenía especial empeño en civilizarlos todo lo posible, y por muy duro y hasta cruel que se les hiciese á aquellos indígenas el abandonar de repente sus usos y costumbres y los lugares en que habian pasado su infancia. El amor del sitio que nos vió nacer es un sentimiento innato en el hombre, lleno de dulce encanto é irresistible atractivo, y el mejorar de condiciones materiales de existencia no siempre compensa, para el rudo y sencillo hijo de los bosques, la separacion para siempre de aquellas primitivas habitaciones en que existiera sin las trabas, para él enfadosas, de la vida regular y civilizada.

Al fin juntaron los Padres cien casas con el nombre de Rabinal y edificaron una iglesia. Se dedicaron tambien á instruir á los indios en algunas artes manuales y en los rudimentos más esenciales de la civilidad y reglas de aseo y cul

tura, recompensándoles ámpliamente la docilidad y buena voluntad de los alumnos por el trabajo que se tomaban en instruirlos y domesticarlos.

Atraidos por la fama de la poblacion nueva, bajaron á verla algunos naturales del Coban, en cuya ocasion mandó Las Casas llamar á la ciudad de Santiago de los Caballeros al Padre Fray Luis Cáncer, quien obedeció gustoso, y poco despues de su llegada á Rabinal se internó desde luego por las tierras del Coban donde los indios le acogieron con la mejor voluntad. Viendo los Padres el buen éxito de sus afanes y los excelentes frutos de sus labores, se dedicaron entónces exclusivamente á aprender la lengua de aquella tierra, lo que consiguieron en breve tiempo. Contando el pueblo de Rabinal ya más de quinientos habitantes indios cristianos y gentiles, le pareció oportuno á Las Casas volverse á Guatemala para conferenciar con el obispo y con el adelantado D. Pedro de Alvarado.

CAPÍTULO VII.

El cacique D. Juan va á Guatemala. - Es presentado á Pedro de Alvarado. -Obsequios que recibe.- Necesidad de más frailes.- Comisionan á LAS CASAS para volver á España.-Cartas reales para varios caciques. -Franciscanos y dominicos destinados á América. - Llegan los franciscanos á Veracruz. - Muere Pedro de Alvarado.- Escribe LAS CASAS su libro La destruccion de las Indias. - Estruendo que sus revelaciones causaron en el mundo. - Algunos extractos. Lo que dice de la Española. - Descripcion de las matanzas. --Cómo trataban los españoles á los caciques. Guarionex, rey de Cibao.- Higuei, en la Española.Bestias de carga. En Jamaica y en San Juan. -Lo acontecido en Cuba. Cierto gobernador. -Algo de lo que pasó en Nueva España.Un capitan español comparándose á Neron. - Horrores en Venezuela. - Bastan ya los citados episodios.

Siendo entonces el objeto principal de Las Casas el poder continuar la gran obra de la conversion de aquellos, indios sin estorbo ni intervencion extraña, trató de cerciorarse muy positivamente si le sería guardada la solemne promesa que le habia sido dada por escrito de que no entrarian españoles en el territorio, teatro de sus nobles afanes. Al efecto, para presentar una prueba viva del triunfo que habia alcanzado siguiendo el sistema de persuasion, suavidad y blandura, en vez del sistema de guerra y exterminio,

llevó consigo á Guatemala al cacique D. Juan, que habia desde el principio bautizado.

En Guatemala se fué Las Casas con D. Juan al convento dominico, y en cuanto supo su llegada el obispo D. Francisco Marroquin fué al punto á verlos. Tambien el cacique indio fué presentado al adelantado D. Pedro de Alvarado, quedando éste muy satisfecho de la dignidad, modestia y simpatía de D. Juan; y queriendo en aquel mismo instante hacerle algun obsequio, no se le ocurrió otra cosa que ponerle en la cabeza el sombrero de tafetan colorado y con plumas que llevaba, accion que dejó al cacique en extremo satisfecho y honrado. No contentos con estas señales de amistad el obispo y el adelantado, llevaron al cacique por las calles de la ciudad, habiéndose dado órden á los mercaderes que hiciesen muestra de sus mejores géneros y mercancías con objeto de atraer la atencion de D. Juan y encargándoles de ofrecerle cualquier objeto que pareciese ser de su agrado.

El cacique, sin embargo, contra lo que todos esperaban, se mostró sereno, grave é indiferente á todo lo que veia, ménos á una imágen de Nuestra Señora á la cual dió muestras de aficionarse. Visto esto por el obispo, le declaró la significacion de la imágen, y mandándola descolgar rogóle á D. Juan que la llevase consigo. Recibióla

arrodillado y la entregó á un indio principal para que la llevase con el mayor acatamiento. Regaláronse varias chucherías á los indios que habian venido acompañando al cacique, y se les llenó de satisfaccion y alegría con dádivas de machetes, sombreros, espejos, agujas y cascabeles. Volviéron los indios á su tierra y con ellos el padre fray Rodrigo de Ladrada y Las Casas, para continuar con más fervor que nunca la conversion de aquella provincia.

En esta coyuntura el obispo D. Francisco Marroquin, convencido de que habia falta de sacerdotes en la provincia, expresó á los padres dominicos la intencion en que estaba de mandar á España por algunos frailes de las órdenes de Santo. Domingo y San Francisco, pues los que habia no eran bastantes para todo lo que habia que hacer en aquella diócesi, especialmente desde la nueva ocupacion de la Tierra de Guerra. Tratóse de la eleccion de una persona de confianza que fuese la más á propósito para negociar en la corte, sacar provisiones, juntar el número de frailes necesario y aviarlos en Sevilla.

Debia tambien celebrarse un capítulo de la órden dominica en Méjico, resolviéndose entónces que Las Casas y Ladrada fuesen á España y que Luis Cancer y Pedro de Angulo asistiesen al capítulo de Méjico.

« AnteriorContinua »