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cimiento. En pocos años fué la isla reducida á la sujecion, y su poblacion indígena desapareció inmediatamente. En 1508, Juan Diaz de Solis y Vicente Yañez Pinzon, uno de los capitanes en el primer viaje de Colon, se hicieron á la vela para la Guiana, y navegando ácia al oeste descubrieron á Yucatan. Sebastian de Ocampo, circunnavegó á Cuba, y entonces por la primera vez se supo con certeza que era una isla. En 1503, Ovando fué llamado á España, y D. Diego Colon, hijo del almirante, habiendo obtenido la sentencia á su favor, en su famoso pleito contra la corona, fué investido con el poder gubernativo de la Española : con él llegó un gran número de habitantes de alto rango y distincion.

En un segundo viaje, que Solis y Pinzon efectuaron durante este año, se hicieron nuevos descubrimientos de la vasta distancia á que el continente se estendia ácia el sur. Por la primera vez se empezó á intentar con seriedad el fijar un establecimento permanente en la Tierra-firme. Alonso de Ojeda y Diego de Nicuesa formaron ámbos designios de hacer nuevas conquistas en el continente: del primero ya hemos mencionado los dos viajes de descubrimientos. Por ellos habia adquirido reputacion, pero no provecho. Nicuesa poseia grandes riquezas en la Española. Fernando protejió ámbas empresas, nombrando á Ojeda por gobernador de la region que se estiende desde el cabo de Vela hasta el golfo de Darien, y á Nicuesa de la que desde el dicho golfo se estiende hasta el cabo Gracias-á-Dios. Sus comisiones fueron espedidas con gran cuidado y formalidad; y les daba facultad para atacar á los indios con el fuego y con la espada, y reducirlos á la mas desapiadada esclavitud, si no querian abrazar la fé católica, y someterse á la autoridad de la corona española. Mas de mil hombres acompañaron á estos dos aventureros ; entre los cuales los que mas se distinguieron en lo sucesivo fueron Vasco Nuñez de Balboa y Francisco Pizarro.

Hernan Cortes habia abrazado con ardor este proyecto desde su principio; pero en esta ocasion, como en otra anterior, parecia que su hora aun no habia llegado. Cayó enfermo gravemente en Santo-Domingo ántes de la salida de la escuadra, y se vió de esta manera imposibilitado de reunirse á la mas desgraciada espedicion intentada jamas por los españoles en el Nuevo Mundo. y en la que probablemente hubiera perecido.

Los aventureros encontraron con una resistencia enteramente inesperada de las tribus guerreras y numerosas del pais en que entraron: tribus tan feroces é implacables como arrojadas y valientes, y que untaban las saetas de que se servian en la guerra de un veneno mortífero. Ademas de estos enemigos, cuya tenacidad no pudieron vencer ni el medio de la conciliacion ni el terror de las armas españolas, las tempestades y otros accidentes destruyeron la mayor parte de los buques de la escuadra; las enfermedades del clima hicieron desaparecer á centenares de españoles; y la hambre, con todas las miserias que le son anejas y que solo pensadas horrorizan el espíritu, vino á poner el colmo á sus sufrimientos. Sin embargo de haber sido dos veces reforzada, pereció la mayor parte de la espedicion. Una pequeña colonia, al mando de Balboa, se fundó en Santa-Maria-la-Antigua; y solo esto fué lo que quedó en el continente de esta malhadada espedicion.

La conquista de la isla de Cuba fué el siguiente proyecto de D. Diego Colon; y sin intimidarse por los desastrosos resultados de la empresa de Ojeda, muchas de las personas mas principales de la Española se alistaron ansiosamente en esta nueva. Diego Velazquez, compañero del almirante en su segundo viaje, y hombre valeroso, prudente y rico, fué nombrado para mandar esta espedicion, la que solo se compuso de trescientos hombres. Entre ellos iba Cortes.

Esta conquista se efectuó fácilmente. Los naturales de la isla, ademas de ser de un carácter indolente y

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pacífico, y de hallarse aterrorizados por la suerte que habia cabido á todos los que se habian opuesto á los españoles, segun la esperiencia que tenian, ó segun las noticias que habian adquirido de sus vecinos, no estaban preparados para la resistencia. Solo un alentado jefe, Ilamado Hacney, tuvo el valor de presentarse á los invasores para impedirles el desembarcar; pero á pesar de sus esfuerzos, sus hombres fueron derrotados con alguna carniceria, y él hecho prisionero y entregado á las llamas por rebelde. Los isleños no hicieron ninguna otra demostracion hostil; y Velazquez fundó una ciudad á la que dió su nombre de Santiago, y asumió tranquilamente el gobierno de la isla de Cuba como teniente de Diego Colon.

En esta conquista, y durante un periodo que se siguió de ocho años, no se presentó oportunidad para el desarrollo de las estraordinarias habilidades de Cortes. Sin embargo, se distinguió por su bravura, prontitud y serenidad en muchas circunstancias críticas y peligrosas. Habia aprendido á domar la impetuosidad de su natural disposicion; bien que su apetito por los placeres le hacia traspasar de continuo los límites de la prudencia, y jamas pudo en efecto domarlo mientras vivió. Su porte franco y varonil, y sus encantadoras modales le hicieron el favorito general de ámbos séxos. Siempre, dice Solis, habló bien del ausente, y en su conversacion fué discreto y festivo. Al mismo tiempo que sus ventajas personales le granjearon consideracion y reverencia de sus inferiores, su sano juicio y su facilidad en aplicar con acierto los recursos de su mente en los casos de apuro, le aseguraron el respeto de sus iguales. Era completo en todos los ejercicios marciales de su siglo, y gozaba de una constitucion que parecia invencible á la disipacion, fatiga, esposicion en todos los climas, ó anxiedad mental. En este respecto se aventajó al grande almirante; quien, aunque su espíritu nunca se humilló ó doblegó, estaba sujeto á ataques de graves y desastrosas enfermedades.

Que Cortes, aunque liberal para con sus compañeros, era naturalmente avaricioso y amaba la adquisicion y acumulacion del dinero, parece ser verdad hasta cierto punto. Esta pasion no es inconsistente con la posesion del impávido valor, del amor de la gloria ó de los placeres, ni con la prodigalidad, cuando esta se emplea en la satisfaccion de sus deseos. La historia de las grandes hazañas de Cortes manifiesta que en su caso nunca intervino aquella pasion con la política, ni detuvo la marcha de sus vastas conquistas. En cuanto á su persona, lo representan de buena estatura, bien proporcionado, robusto y activo. Su rostro era agradable, y sus ojos vivos y amorosos. Era sacado de

pecho y de barba negra y poblada.

Su genio indomable y su indiscrecion en asuntos de galanteria le envolvieron en Cuba en algunas dificultades privadas, á pesar de su mucha popularidad. Tuvo varias disensiones con el gobernador Velazquez, algunas de las cuales fueron de un carácter violento. Una intriga amorosa con una señora de noble sangre, Da. Catalina Suarez de Pacheco, lo enredó en considerables dificultades. Velazquez intervino, y lo tuvo en prision hasta que se celebró el matrimonio entre las partes; despues de lo cual, el gobernador se hizo el amigo y protector de Cortes, quien obtuvo en virtud de esta reconciliacion una rica porcion de tierra é indios, junto con la vara de alcalde de la ciudad de Santiago: dignidad de mucha consecuencia en aquellos dias, y conferida solamente en personas de la mayor estimacion. A pesar de esta amistad de Velazquez, casi no admite duda que el recuerdo de sus pasadas querellas estimuló su enemistad ácia Cortes en lo venidero.

El escritor no tiene medios de averiguar con exactitud si seria posible introducir en esta breve noticia todas las anecdotas privadas que hoy pueden reunirse de la vida de Cortes durante este periodo. Sin embargo, es esencial referirse á los acontecimientos que ocurrieron en el progreso del descubrimiento, hasta la época

en que Cortes fué llamado á asumir aquel mando independiente, para que lo habian hecho á propósito sus habilidades naturales y esperiencia. En 1512 Juan Ponce de Leon, que habia subyugado á Puerto-rico y fijado en él un establecimiento, hizo otro viaje para descubrir; y despues de tocar en algunas de las islas Lucayas y Bahamas, dirijió su curso al sudoeste y costeó la hermosa region á que dió el nombre de Florida; pero sin dejar en ella colonia alguna se volvió á Puertorico por el golfo llamado ahora de Florida. Uno de los objetos de su viaje fué descubrir en una de las islas Lucayas una fuente, cuyas aguas, segun una tradicion fabulosa de los naturales de Puerto-rico, tenian la virtud de rejuvenecer y dar nuevo vigor al que las usaba. Nada era mas propio que esta fábula para contentar la imaginacion en aquel siglo, en el que se creia en la alquimia, astrologia judiciaria, magia y diabolismo, á causa de que eran denunciados por la iglesia, y en el cual los supuestos ó ilusos sectarios de estas dominaciones eran castigados con la hoguera. Agradezcamos al Ser Supremo el que vivimos en un siglo en el que semejantes supersticiones han caducado; pero al manifestar nuestro agradecimiento no nos engriamos, pues que las generaciones venideras probablemente se reiran de nosotros, católicos ó protestantes, por iguales ejemplos de credulidad.

Balboa, que quedó de gobernador de la pequeña colonia de Santa-Maria, en el istmo de Darien, habia recojido algunas cantidades de oro, ya por negociacion, ya por fuerza, de los caciques vecinos; por uno de estos supo que á la distancia de seis dias de camino ácia el sur descubriria un grande oceano, cerca del cual existia una region que abundaba en aquel metal. Inmediatamente conjeturó Balboa que este era el mar que el almirante creia abria la comunicacion con la India y que por tanto tiempo habia buscado en vano. Hizo todos los esfuerzos imaginarios para procurarse reclutas de la Española para su espedicion; y en setiembre de

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