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habria valido esta inhumanidad. Tal es la exactitud con que se obedecen allí las ordenes del Rey que no favorezcan á los intereses de los executores.

El gobernador de la provincia de Honduras llegó á tener y vender tantos esclavos que le tocó pagar al Rey mas de quinientos castellanos por el quinto que corresponde á su Majestad en el producto de negociaciones; y debe saberse que hizo las ventas tan baratas como que huvo ocasion de vender un esclavo por un queso. ¿Quantos necesitaria para que el quinto importase quinientos castellanos? Y que podremos discurrir de las ventas de todos los otros Españoles que acompañaban al gobernador? Llegó la real cedula del emperador para que nadie fúera esclavizado, ni sellado con hierro como esclavo; y aquel maldito gobernador (que devia muchos generos á diferentes mercaderes del tráfico de esclavos) mandó sellar en la cara muchisimos Indios con un hierro cuya marca decia Desterrados, aparentando serlo por crímenes; los mercaderes los recibieron como esclavos que fuéron conducidos á la isla de Cuba, y vendidos allí : el gobernador pagó asi las mercaderías, y se puso á cubierto de la real cedula..

Así acabaron de despoblarse las provincias de Nicaragua (en que cinco ú seis navíos traficáron en esto por espacio de quatro años) las de Guatimala; gran parte de la de Méjico, toda la de Guazacualco, la de Tabasco, y casi toda la de Panuco; de la qual el Arzobispo de Méjico escribió á este real y supremo

Consejo de Indias que su gobernador (portándose como verdadero tirano) habia llenado de esclavos y ocho navios.

veinte

Lo mismo sucedió en la provincia de Talisco cuyo gobernador hizo, vendió, y pernitió hacer y vender una multitud inumerable de Indios esclavos; y ademas mandó herrar en las caras 4,560 personas, entre las quales habia muchos niños de uno, dos, tres, quatro, y cinco años é infinitos menores de catorce á pesar de una real cedula del emperador en la qual su magestad (engañado por la falsa relacion de rebeliones y fingidas) permitia esclavizar á los que se cogiesen mayores de catorce años en otras guerras de rebelion pero prohibia expresamente hacer lo mismo con los menores de catorce años.

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Casi otro tanto ha sucedido en el reyno de Yucatán, cuyo gobernador ha pagado sus deudas de generos de comercio con esclavos, sacados de los pueblos libres de encomienda, es decir de los que no reconocen otro señor que al Rey.

En las de Venezuela los alemanes habilitados con fraude para robar y esclavizar, hicieron esa grangeria infame por espacio de mas de veinte años.

De todo esto hay pruebas concluyentes en los procesos fenecidos ó pendientes en el real y supremo Consejo de Indias. V. M. puede mandar á su Fiscal que los haga buscar, reconocer, y formar extractos y que se lean en presencia de V. A.

En ellos se verá que yo no exagero asegurando

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que pasan de quatro millones las personas reducidas á esclavitud; y que todo ha sido contra las ordenes é instrucciones reales y de V. A.

Resulta por consiguiente ciertisima y plenamente probada mi primera proposicion en que dije que todos los Indios reducidos á esclavitud desde el descubrimiento de las Indias Occidentales han sido hechos esclavos sin razon y sin titulo.

No es menos cierta la segunda en que afirmé que el mayor numero de los Españoles que tienen hoy Indios por esclavos, es de poseedores de mala fe. La prueva es mui sencilla y mui corta. Los Españoles saben qual es el origen de su posesion; quales han sido los medios de adquirirla, no ignoran las ordenes del Rey, ni los fraudes con que procuráron eludirlas; con estas noticias no es compatible la buena fe, como no lo es en aquel que retiene una capa sin dudar que pertenece a su prójimo.

La tercera proposicion fué que las mismas nulidades de titulos se verifican en la posesion de los esclavos adquiridos como tales por traspaso que otros Indios hayan hecho en forma de venta, permuta, donacion, pago de deudas, ú otra qualquiera.

que

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Deve suponerse como cierto fuera del reyno de Méjico, eran pocos los esclabos aun antes de la. conquista en la Nueva-España, y ningunos ó casi ningunos en lo restante de América. Los que han viajado mucho por aquellos dilatadisimos paises, saben

esta verdad: los que han vivido en Méjico, no tanto; pues estan acostumbrados á ver lo contrario, y piensan que lo propio pasa en lo restante de América. Los Indios mejicanos son mas astutos que los otros y por eso pudiéron engañar á distintos Indios á venderse por una leve ganancia para servir como esclavos.

He dicho que la esclavitud en América no es de la naturaleza que en la Europa. Redúcese á no poder despedirse del servicio de su amo: en lo demas los Indios esclavos son unos criados que sirviendo con fidelidad, son mirados y considerados como hijos. Se casan y habitan en domicilio separado con sus mugeres é hijos: tienen agricultura y manufacturas proprias, y trabajan en ellas para si mismos siempre que no lo hacen para sus amos, los quales acostumbran ocuparlos en las épocas de sembrar, y de recoger la cosecha, dejándoles libres los tiempos intermedios. Así es inegable que no se parecen en nada las esclavitudes americanas, y las europeas.

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de

El numero de tales esclavos americanos se mutliplicaba en los años de cortedad de cosecha de maiz. Los ricos adquirian muchos persuadiendo á los pobres que les diesen uno ú mas hijos ó hijas para que sirviesen en concepto de esclavos por cinco cargas maiz. Los pobres condescendian sin grande repugnancia porque remediaban la necesidad de su familia, y sabian que sus hijos no iban á ser infelices ni maltratados.

Los astutos Indios mexicanos inventáron modos

fraudulentos de acquirir esclavos, particularmente los que siguen.

1.° Habia prevalecido el abuso de que quien hurtase cinco mazorcas, ó espigas de maiz, fuera esclavo del dueño del maiz. Algunos sembraban maiz junto al camino para dar ocasion al robo. Con el tiempo la pena de esclavitud comprendió á los parientes del ladron bajo el pretesto de que así celarian de que no hubiese ladrones. En caso de haberlos ya se deja conocer con quanta injusticia se reducirian á esclavitud un crecido número de personas por el delito levísimo de robar cinco mazorcas de maiz.

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2. Otra costumbre injusta hubo de que si dos ó mas personas jugaban à la pelota, quien perdia el juego, quedaba esclavo; y si este huia por no serlo, le suplia el pariente mas cercano. Los mejores acostumbraban á jugar en chanza y por diversion, mostrando habilidad inferior á la que de veras tenian: asi engañaban á jóvenes incantos ó personas que los conociesen bien, y adquirian con dolo algunos esclavos.

3. Segun otro abuso si un hombre tenía comercio personal con una esclava, se hacia esclavo del dueño de la muger. Si aquel era casado y con hijos; esos y su madre seguian la suerte del culpado. Ademas de la injusticia intrínseca del abuso habia el de que muchas veces el señor de la esclava procuraba que este sedujese á los hombres, y preferia su interes sórdido al de su honra y estimacion.

4. Si un esclavo daba qualquiera cosa del amo á

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