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Cuando los Españoles cometian estas iniquidades, las mugeres y las hijas, ó hermanas de los infelices transportados, clamaban (como era regular) contra semejante tiranía, y quedaban á morir luego de hambre, faltando quien había de trabajar la tierra para tener maiz. Asi he visto yo mismo despoblarse por este me. dio la provincia de San-Miguel sita entre Guatimala y Nicaragua.

Acaecia tambien que un gobernador enviaba capitanes subalternos suyos á visitar pueblos de Indios para saber cual era su estado. El capitan visitador iba acompañado de tropa; encontraba en el camino algunos Indios cargados de frutas, gallinas y otras cosas para regalar á los Españoles; él, y sus soldados, los maltrataban á sa→ blazos aparentando imputarles que se habian alzado contra el gobierno. Llegaban al pueblo; sus habitantes estaban pacíficos en sus casas : los Españoles mataban á unos, herian á otros, robaban á todos, y volvian llevando presos á los robustos segun les convenia, bien presos. Exponían al gobernador haber hallado al pueblo en rebelion, haber los sujetado en guerra formal, y cogido aquellos prisioneros de quienes afirmaba merecer la esclavitud. El gobernador conocia ser todo falso, porque ya estaba instruido de como se portabanı sus visitadores; pero lo disimulaba y resolvia dar los Indios por esclavos al visitador, en accion de gracias de lo qual recibía por regalo la mitad del precio de cada esclavo. Concurria tambien para el disimulo la

circunstancia de que previendo ser algun día puesto

juicio de residencia, preparaba ya de antemano los testigos que pudiesen declarar en favor suyo, pues no dudaba que sus cómplices lo serian si no eran comprendidos en causa criminal como reos.

Otros (despues que ya estaban repartidos los Indios y sus pueblos entre los Españoles conquistadores) usaban arbitrios diferentes, pero no menos crueles. Decian à un Cacique : « Sabed que tú, y cada vecino de >> tu pueblo me deve contribuir con tantos marcos ó >> tejuelos de oro en cada semana (ó mes segun las cir» cunstancias del pais) y sí faltáreis á esto, sereis todos >> esclavos ». Llegaba el plazo; tal vez el oro del tributo no estaba recogido porque la tierra no lo producía, ó por otro motivo. El Cacique presentaba otros tantos hombres jóvenes y robustos para servir de esclavos. El Español les decia luego que gritasen ser ellos esclavos, hijos de esclavos y vendidos ya en varios mercados. El miedo de la muerte les hacia condescender; eran presentados al juez para declarar esto mismo; se les declaraba judicialmente esclavos, y luego eran vendidos como tales. Los jueces sabiau ser todo falso que las experiencias proprias y agenas les habian instruido en la materia, pero autorizaban el robo y la mentira porque así aumentaban sus riquezas recibiendo de regalo algunos esclavos. Los gobernadores apoyaban todo por igual motivo, tanto que hubo gobernador que jugó quinientos esclavos á una carta en juego de

por

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suerte los perdió, y señaló uno de los pueblos de su repartimiento para que aquel que se los ganó, fuese á tomarlos por el medio indicado.

Otro residiendo en Méjico á doscientas leguas de la provincía de su gobierno jugaba doscientos, trescientos y quatrocientos esclavos; quando era su suerte adversa, escribia á su teniente que necesitaba dineros para pagar una deuda, la qual importaria tantos esclavos, por lo que le mandaba que los tomase robustos y jóvenes y con ellos ó con el precio de su venta pagaba su deuda proveniente del juego. Era tan mal cristiano y tan mal vasallo del emperador que durante los siete primeros años de su gobierno pasó plaza de soberano independiente sin decir á los Indios que habia un Rey superior á él; y hubiera proseguido con este orgullo sino hubiesen ido frailes al pais para predicar el Evangelio y la religion cristiana de la qual hasta entonces no habian oido hablar aquellos Indios. Su codicia y su iniquidad le dictaron la maldita costumbre de reunir para esclavos los jóvenes y las muchachas mejor formadas, llebarlos en un puerto de mar á los marineros y comisionados de los compradores de esclavos, y decirles: « Mirad que chicas tan hermosas, que muchachos >> tan gallardos, escojed, escojed entre estos trescientos » ó quatrocientos que hay.». Como no le costaban nada, dió varias veces un esclavo, ó una esclava por una arroba de aceite, de vino, de tocino, ú de otra qualquiera objeto, En una ocasion dió por una yegua ochenta esclavos, y ciento por un mal caballo. Pasaban

ochenta dias; el Cacique le presentaba otros doscientos ó trescientos en lugar del tributo de oro que no habia; y en poco tiempo quedó la provincia despoblada.

Otros gobernadores enviaban á pedir frailes para predicar el Evangelio y la religion cristiana. Iban estos; predicaban; los Indios asistian á la iglesia con puntualidad; y quando el concurso era mayor, enviaba el gobernador á buscar los Indios jóbenes mas robustos para soportar la carga en viajes, aparentando necesidad de un grande número. Eran conducidos desde la iglesia; se les imponia con hierro el sello real de la esclavitud, I, y se les conducia presos y atados á ser ven→ didos en los mercados de este ramo de comercio.

que

Estas cosas y otras semejantes fueron origen de los Caciques distinguiesen seria y formalmente con el nombre de Diablo al Español encomendero; y por librarse de la muerte y de la esclavitud discurriéron muchos y varios medios de satisfacer la codicia de los Españoles. Sucedia con frecuencia en la provincia de Nicaragua que un Español encomendero dixese al Cacique de uno de los pueblos de su encomienda : «< Traedme tantos jóvenes robustos, pero cui» dad que no sean de vuestro pueblo sino de otro, y » manejad-os para esto como quisiéreis y pudiéreis. >> El Cacique buscada otro Cacique de otra encomienda vecina y le decia: « El Diablo que me tiene en su » poder, me dice esto: presumo que tu Diablo te >> dirá otro tanto : compongámonos, y salvemos nues

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» tras vidas; déjame tomar de tu pueblo los jóvenes » que yo necesito; tu los tomarás del mio. » El otro Cacique respondia : « Tienes razon; yo me hallo en >> caso igual: Mi Diablo me pide tantos; los tomaré >> de tu pueblo. » Lo practicaban asi: cada uno certificaba con juramento no ser de su pueblo los jóvenes que remitia ; los encomenderos quedaban servidos; los Caciques libres del peligro de muerte por aquella vez; los naturales del pais eran vendidos por esclavos, y la provincia de Nicaragua quedó en pocos años sin poblacion. Este tráfico nació despues que el gobernador (viendo que se iba despoblando el pais por momentos) no concedia ya repartimientos y mercedes de tener esclavos sino con la condicion de que lo's tuviesen de pueblos extraños. La intencion habia sido los esclavos fuesen de otra provincia, pero los executores lo interpretáron de manera que bastára ser de otro pueblo. Así unas iniquidades enlazaban otras, y el resultado era multiplicar esclavos con nulidad jurídica despoblando el pais.

que

Llegó despues una real orden prohibiendo esclavizar, y sellar por esclavo á ningun Indio. Sucedió esto en ocasion en que estaba medio cargado de esclavos un navío. El gobernador avisó á los mercadores que procurasen llenar pronto el navío porque acababa de recibir tal orden; y que solo suspendia la publicacion por hacerles favor hasta que llenasen su nayio. Lo llenáron, y publicó despues la orden el gobernador. Qualquiera conocerá quanto dinero le

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