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invadidos en sus tranquilas moradas y en sus campos por una raza superior que dispone de elementos para ellos desconocidos; humillados con la servidumbre y el trabajo que se les exige, y convencidos de la inutilidad de toda resistencia, han ido abandonando las costas y retirándose á lo interior á países y climas para ellos mismos desconocidos, debilitándose físicamente en esta emigracion contínua, y extinguiéndose con rapidez á causa de las fatigas, las miserias, las enfermedades y el decaimiento físico У moral que los ataca en su huida.

Los gobiernos españoles habian comprendido mejor sus especiales deberes para con aquellos nuevos súbditos y vasallos suyos. Sin adornarlos con títulos tan pomposos como es el de ciudadanos, habian mirado por sus intereses reales en medio de las extraordinarias circunstancias en que se hallaban colocados; pero hoy los descendientes, bien reducidos en número, de los primitivos habitantes del continente americano, tienen desgraciadamente pocos motivos para congratularse de los cambios sobrevenidos durante la primera parte del presente siglo, en el sistema político y gubernativo de la raza dominadora.

Cataclismos y acontecimientos como la moderna

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revolucion de Cuba, que tanta sangre, tanto oro y tantos sacrificios ha costado á España para vencerla, pueden sin injusticia y sin importunidad achacarse á la deplorable perversion de regulaciones saludables en la administracion de aquellas provincias españolas. Intempestiva y antipática como á todo pensador juicioso y humanitario debe haber aparecido la insurreccion cubana, tanto en los absurdos fines que ilusoriamente se habia propuesto, como en los extraordinarios medios de que se han valido para sostenerla; no puede ménos de descubrirse, que para esa misma agitacion revolucionaria tan funesta У con tal pertinacia sostenida, ha existido una causa radical, un fondo, una razon de queja justa y legítima, en la cual se han apoyado los cubanos insurrectos para levantarse en armas y cometer toda clase de tropelías. Ese fondo, esa causa, esa razon de queja son hijas de aquéllas que originaron el apostolado de LAS CASAS; son las mismas, en forma modificada por los tiempos y las circunstancias.

Una acusacion gravísima ha sido lanzada contra el varon esclarecido de que vamos á ocuparnos. Como contrapeso á la abnegacion desplegada por él en pró de los mismos indios, se le ha culpado,

no sin acrimonia, de haber contribuido fuertemente á introducir la esclavitud de los negros en América. Sin embargo, en nuestro concepto, esta acusacion pierde su virulencia y no compromete de ninguna manera la bien merecida y sólidamente fundada fama del Apóstol sevillano. Para esto es bastante recordar cuánto más apto é idóneo es el africano para la vida laboriosa bajo un clima tropical y muy particularmente en ciertas regiones deletéreas y mortíferas, en las que se hace dificultoso para el europeo el subsistir y mucho más el poder trabajar, dificultades que amagan todavía con más inminente riesgo de sucumbir en la vida laboriosa al indio, que es por naturaleza blando Ꭹ afeminado.

Pero además, es necesario tener presente, aunque sólo sea á grandes rasgos, la historia de la esclavitud en el mundo, no solamente hasta los tiempos anteriores de LAS CASAS, sino tambien desde entónces á nuestros dias.

La esclavitud ha existido desde los más remotos tiempos. El tráfico de hombres vino de la Caldea al Egipto y á la Arabia, extendiéndose por todo el Oriente. En Grecia, en el tiempo de Homero, todos los prisioneros eran tratados como esclavos. A los jóvenes lacedemonios, educados en

la práctica de engañar y sacrificar esclavos, se les permitia de tiempo en tiempo caer sobre ellos para dar pruebas de sus aptitudes; y una vez, por vía de diversion solamente, asesinaron, se dice, 3.000 en una noche. Cuando Alejandro se apoderó de Tebas 335 años antes de Cristo, vendió como esclavos á todos sus habitantes. Los espartanos arruinaron la ciudad de Helos, por haber rehusado pagarles tributo 883 años antes de Cristo, y redujeron los helotes á esclavos, denominando desde entónces á todos los esclavos y prisioneros Helota. El número de helotes aumentó considerablemente con la conquista de Messenia 668 años antes de Cristo. En Attica habia 400.000 esclavos 317 años antes de Cristo. En Roma los esclavos con frecuencia se veian encadenados á los pórticos de las casas de los personajes distinguidos, por donde tenian que entrar los huéspedes invitados á los festines. Por una de las leyes de las Doce Tablas, los acreedores podian posesionarse de sus deudores insolventes, y conducirlos como esclavos á sus casas hasta que con sus servicios ó trabajos cancelasen sus deudas. C. Pollio, por la más insignificante ofensa, arrojaba sus esclavos á sus viveros de peces para engordar las lampreas que servía en sus festines.

Caecilius Isidorus, 12 años antes de Cristo, dejó á sus herederos 4.116 esclavos. Esclavos eran aquellos gladiadores romanos que luchaban en los circos para divertir al pueblo, pronunciando ántes la triste fórmula «Cosar Imperator, morituri te salutant.» Los primeros genizaros, en el año de 1329, eran tambien esclavos cristianos.

Pasando de estos ligeros recuerdos de la esclavitud en la historia antigua, á la historia de la esclavitud en Inglaterra, veremos que tambien tiene negros antecedentes hasta época muy reciente. Las leyes para la venta de esclavos fueron hechas por Alfredo. Los aldeanos ingleses eran vendidos como esclavos tan comunmente en tiempo de los sajones y normandos, que los niños se negociaban en el mercado de Bristol para la exportacion, lo mismo que los carneros. Algunos se enviaban á Escocia y otros á Irlanda. En el tiempo de los normandos, los vasallos se llamaban villanos, y se repartian, cual si fuesen muebles, en los tiempos feudales. En el reinado de Ricardo II, en 1377 á 1385, se pasaron estatutos muy severos respecto á la esclavitud. La rebelion de Wat Tyler, en 1381, fué debida en parte á la crueldad de la servidumbre. Un estatuto del tiempo de Eduardo VI disponia que cualquier desertor ó

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