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él introducida en América. Desde los primeros tiempos del descubrimiento del Nuevo mundo se habian mandado allá negros esclavos, y el jóven rey Carlos I, durante su estancia en Flandes, habia concedido licencias à sus cortesanos para importar negros en la Española.

Los mismos Padres jerónimos, y esto tal vez no lo supiese Las Casas, eran de opinion que se introdujesen negros en las nuevas posesiones. Escribiendo en 1518, cuando no era fácil que supiesen lo que pasaba en España tocante á este punto, aconsejaron que se concediesen licencias á los habitantes de la Española para llevar negros, y es de creer que no era la vez primera que daban este consejo.

El gran jurisconsulto Alonso de Zuazo era de la misma opinion, igualmente que fray Bernardino de Manzanedo, monje jerónimo, que aconsejaba además que se mandasen más mujeres que hombres.

Los jerónimos que así pensaban eran precisamente los que más altas pruebas de ilustracion é inteligencia tenian dado en la importante y trascendental mision que se les habia confiado; los que habian llevado al Nuevo mundo el mismo espíritu y tendencias de Las Casas en lo tocante al sistema de colonizacion.

Pero además tenemos á la vista dos eruditisi

mos documentos en favor de Las Casas, con referencia á esta controvertida cuestion, que establecen y ponen fuera de toda duda la inocencia completa de Las Casas en la introduccion de negros africanos como esclavos en las Américas. La primera está escrita por el ciudadano Grégoire, antiguo obispo de Blois, miembro del Instituto de Francia, y leida en él el 22 floreal del año 8 (12 de Mayo de 1804).

Dice este sabio en su apología: «No pudiendo >> la maledicencia encontrar cosa alguna que cen>> surar en Las Casas, se ha valido de la impos» tura para atacarlo, y despues de dos siglos gra» vita todavía la calumnia sobre su tumba. »>

Los historiadores Bryant, Edouard, Gentil, Frossard Marmontel, Raynald, Nuix y Roucher aseguran que Las Casas propuso al Gobierno español reemplazar el trabajo de los indios con el de negros esclavos; pero todos ellos se apoyan en un texto del historiador Herrera, interpretado torcidamente.

En 1443, segun Anderson, y un año más tarde, segun Freira, los portugueses, en el reinado del infante D. Enrique, empezaron á robar negros en Guinea, que vendian á los españoles. Siendo lucrativo este repugnante comercio, se formaron compañías en Lagos para extenderlo al Senegal y Cabo Verde. En esto están contextes los historia

dores; y queda por lo tanto establecido que la trata de negros entre África y Portugal existia treinta años antes de nacer Las Casas, que fué en 1474. En ese mismo año precisamente, segun el historiador de Sevilla Ortiz de Zúñiga, los propios españoles empezaron á navegar á la costa de Guinea para traer negros ellos mismos.

Despues de la despoblacion de la Española fueron llevados á la Isla algunos negros en 1508 segun Hargrave; en 1503, segun otros historiadores; en 1498, segun Herrera; en tanto que el proyecto que atribuyen á Las Casas sus inculpadores respecto á los negros, lo fijan en 1517; de manera que segun los mismos historiadores, la trata de negros en América fué anterior en catorce años al proyecto de Las Casas, y en diez y nueve años segun Herrera, que fué uno de los acusadores de Las Casas. Estos hechos prueban que no fué el Apóstol de los indios el causante de la introduccion de los negros esclavos en América, puesto que existian de muchos años ántes. Además muchos historiadores de aquella época, como son Zárate, Gumilla, Tomás Gage, Alvaro Nuñez y otros, hablan de los negros esclavos sin decir nada de Las Casas; en tanto que Solis, Sandoval, Solorzano, Dávila Padilla, Torquemada y muchos más, unos amigos y otros enemigos de Las Casas, hablan de él largamente,

pero sin acusarlo respecto á los esclavos negros. Remesal, tantas veces citado, habla de varias memorias presentadas por Las Casas al rey, pero no dice una palabra respecto á los negros.

Pedro Martir, del Consejo de Indias, Oviedo, Gomara, Benzoni de Milán, Bernal Diaz del Castillo y hasta el mismo Sepúlveda, todos enemigos de Las Casas, no tienen una sola palabra para acusarlo con respecto á la esclavitud de los negros. Y, por último, solamente Herrera, que habia leido los manuscritos de la Historia de Indias de Las Casas, interpretando torcidamente un período que hemos citado en la página 109, y todos los que posteriormente copiaron ó glosaron á Herrera, son los que han sostenido la inculpacion infundada contra el virtuoso Apóstol.

El antiguo obispo de Blois, autor de la apología citada, termina su interesante trabajo con los siguientes períodos:

« Herrera, su único acusador, escritor recono»cido como poco verídico y que demuestra pre>> vencion contra Las Casas, no cita ninguna >> prueba de su asercion. El publicó las primeras » décadas de su historia treinta años despues de » la muerte de Las Casas. Todos los escritores >> contemporáneos de Herrera, y los que le fue>> ron anteriores, guardan silencio respecto á la

>> inculpacion de los negros, aun cuando muchos >> eran enemigos declarados de Las Casas.»

Más adelante continúa como sigue:

«Las obras de Las Casas, léjos de presentar alguna indicacion contra él, reclaman en todas » partes los derechos de la libertad, y enseñan >> los deberes de la benevolencia en favor de to»dos los hombres sin distincion de color ni de país; así, los principios que siempre profesa y >> su invariable conducta, desmienten esa acusa>>cion cuyo valor pueden actualmente apreciar » los espíritus imparciales.

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>>Muy pocos hombres han gozado de la ventaja de ocupar una vida tan larga como la suya >> con servicios tan brillantes en favor de la hu>> manidad. Los amigos de la religion, de las costumbres, de la libertad y de las letras, deben >> un tributo de respeto á la memoria de aquel » que Eguiara (1) llamó ornamento de la América, y que perteneciendo á España por su nacimiento, y á Francia por su origen, puede con » justo título ser nombrado el Ornamento de am» bos mundos.

» Los grandes hombres, casi siempre perse

(1) Escritor de Méjico en su Biblioteca Mejicana, art. 6, De Las Casas.

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