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У de la espléndida literatura latina-americana puede desconocer esta verdad? Sin mencionar siquiera la multitud de ilustres varones que han producido Méjico, Nueva Granada, Venezuela, el Perú, Chile y la República Argentina, y concretándonos solamente á nuestra inolvidable y amada patria centro americana, podemos recordar con orgullo los nombres de Morazán, Valle, Galvez, Barrundia, Marure, Goyena, Saravia, Batres, Gomez, Milla, García Granados, Montúfar, Barrios, el padre Menendez, Francisco Diaz, Ulloa, Carrillo, el Doctor Castro, los Herreras, D. Leon Alvarado y centenares de otros que en estos momentos evocamos con indecible cariño y entusiasmo.

El mismo Castelar, el moderno Demóstenes, con más elocuencia aún de la que pudo brotar de los labios del inspirado ateniense, ha hecho ya en sus arrebatadores discursos, que revelan su alma de fuego, la más ámplia y cumplida justicia á los insignes méritos de los sabios, de los héroes, de los hombres de Estado y escritores de la jóven América. Si por acaso hubiese álguien que aún ponga en duda la exactitud de estos asertos, por nuestra parte vivimos persuadidos de que pronto brillará el dia en que el Viejo mundo nos hará

completa justicia y en que lograremos que reconozca y confiese espontáneamente que no somos ni degenerados ni indignos descendientes de la nacion más viril, más esforzada y caballerosa de cuantas pueblan hoy este Antiguo continente.

Terminaremos esta introduccion expresando la halagüeña esperanza de que nuestros lectores indulgentes sabrán disculpar lo defectuoso que pueda ser el desempeño de la tarea que nos hemos impuesto, en consideracion de lo grande y utilitario que es su asunto y de la buena intencion con que nos hemos dedicado á tratarlo.

¡Felices si podemos algun dia lisonjearnos de que contribuyeron en algo nuestros débiles esfuerzos á que los gobernantes y gobernados de Hispano-América hayan sacado algun provecho de las admirables lecciones de LAS CASAS, y que en las constantes predicaciones teóricas y prácticas del Apóstol de los Indios hayan aprendido á combinar la dignidad y firmeza con la benevolencia y la humanidad, la escrupulosa observancia de la religion con el conocimiento liberal é ilustrado de los derechos del hombre, y la interpretacion inteligente de sus deberes con la integridad, la buena fe, y la rigurosa exactitud en el cumplimiento de ellos!

FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS,

SUS TIEMPOS Y SU APOSTOLADO.

CAPÍTULO PRIMERO.

Nacimiento de LAS CASAS.-Sus progenitores.-Sus estudios.- Primer viaje á la Española. Observa la triste suerte de los indios. - Encomiendas de indios y su distribucion. - Consecuencias. - LAS CASAS se ordena de Presbítero. Misa nueva celebrada sin vino. — Diego Velazquez con LAS CASAS pasan á Cuba. -- Esclavos negros enviados á América por el rey D. Fernando. -Expedicion deplorable de Pánfilo Narvaez.- LAS CASAS pasa al Camagüey. - Acompaña á Narvaez á Caonao.-Carnicería horrible ejecutada por los castellanos. - La presencia impasible Pánfilo Narvaez. LAS CASAS se inflama de indignacion. - Escenas desgarradoras. -Terror en la comarca.- El viejo indio Camacho.— Vuelta de muchos indios huidos. - Trabajos de LAS CASAS en su favor. Sumision de diez y ocho caciques. — Conducta infame de Panfilo Narvaez. Súplicas y esfuerzos de LAS CASAS. - Sobresaltos y sufrimientos. Pedro de Renteria. - Su gran amistad con LAS CASAS. Parceria de ambos en los negocios temporales. - Versículos del Eclesiástico. - Trasformacion sublime. - Resolucion heróica. - LAS CASAS se convierte en Apóstol.

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Don Bartolomé de Las Casas nació en Sevilla el año de 1474. Su padre Antonio de Las Casas era soldado de marina y se habia agregado á Cristóbal Colon al salir éste del puerto de Palos en 1492, con el objeto de descubrir un Nuevo mundo. Lo acompañó tambien en su segundo viaje veri

ficado en 1493, y fue por lo tanto uno de los primeros descubridores y conquistadores de América, volviendo en 1498 á Sevilla con una buena fortuna.

La familia de Las Casas era originaria de Fran- · cia, y su verdadero apellido era Casaus, existiendo todavía en la ciudad de Calahorra una rama noble de esta familia que conservó el apellido primitivo. El progenitor de Las Casas vino á Sevilla y sirvió bajo las banderas del rey D. Fernado III el Santo en las guerras efectuadas por este monarca, tan justamente venerado, contra los moros andaluces. Supo el guerrero francés distinguirse sobremanera en las operaciones de la conquista de Sevilla, y se granjeó el cariño especial del Santo Rey; despues, tanto él como sus descendientes, se naturalizaron y establecieron en su patria adoptiva, gozando del aprecio de los monarcas españoles, así como del de sus nuevos conciudadanos, y recibieron los honores de la nobleza, españolizando entonces su nombre, mudándolo de Casaus en el de Las Casas.

Desde su edad juvenil se dedicó Bartolomé á los estudios, instruyéndose en el latin, dialéctica, lógica, física, metafísica y ética, terminando su carrera de Derecho en la Universidad de Salamanca. Él mismo relató despues en la Razon

primera del octavo remedio, dirigida al emperador Carlos I, que, en el año de 1499, el primer almirante Cristóbal Colon, por señalados servicios hechos por algunos en la isla Española á los Reyes Católicos, al tiempo que se quisieron volver á España, para satisfacerles en algo, les dió á cada uno un indio y licencia para traerlo á España. Bartolomé de Las Casas llegó tambien à tener un esclavo de éstos cuando se hallaba todavía en Salamanca. La reina Isabel, en cuanto supo tales distribuciones de indios, recibió de ello grande enojo, exclamando, segun refiere el mismo Las Casas: «¿Qué poder tiene el Almirante mio para dar á nadie mis vasallos? » Y mandó inmediatamente pregonar en Granada, donde se hallaba la Corte á la sazon, que todos los que habian traido esclavos los llevasen ó enviasen al Nuevo mundo, so pena de muerte. El año de 1500 en que fué nombrado Gobernador el Comendador Francisco de Bobadilla, fueron todos llevados nuevamente á su patria, y el de Bartolomé de Las Casas tuvo necesariamente igual suerte.

Las Casas partió para América en compañía de Ovando el Comendador, que iba despachado de Gobernador á la isla Española en 1502. Ya desde 1501 el Comendador Francisco de Bobadilla habia autorizado á los españoles para que emplearan indios en la explotacion de las minas, trabajo

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