A la muerte de Felipe IV (1665) la reina gobernadora prohibió la representacion de comedias hasta que su hijo tuviese edad para oirlas segun el señor Martinez de la Rosa, de suerte que el principio ascético, con el cual desde su origen habia luchado la comedia española, redujo esta al mas ridículo y estrecho ceremonial, acabando por dar una falsa direccion al ingenio, é inundando nuestro teatro en los últimos años de su decadencia y mitad del siglo pasado de comedias de santos y de mágia, contra cuyo falso y pervertido gusto tuvo mucha razon la escuela clásica para declamar con desden y profunda indignacion. Por la reseña pues que hemos becho del estado moral y político del pais durante el reinado de Cárlos II y de los ataques sufridos por el teatro de parte del consejo y de la corte, se comprenderá fácilmente, que sus bellos dias y su época brillante desaparecieron á, la muerte de Felipe IV. En efecto solo un poeta de algun mérito, don Antonio Solís, se presenta en el reinado de Carlos II, y aunque cultivó todos los géneros de nuestra comedia, su teatro es un fiel reflejo del cambio de costumbres y de la enervacion de los antiguos hidalgos y caballerescos sentimientos. D. Antonio Solís sigue en todas las comedias heróicas la marcha libre y caprichosa de los demas poetas; sin embargo muchas de sus comedias sc distinguen por cierta regularidad correccion de lenguaje, y acierto en la combinacion artistica. Son dignas de estimacion y aprecio la Gitanilla de Madrid, un Robo hace ciento, y el Amor al uso. La última en especial posee las dotes de regularidad y correccion de lenguaje, y marca el cambio de costumbres en la época de Cárlos II la superficialidad de sentimientos, y el desden y ridículo de todas las ideas de nobleza y pundonor. Se conoce ya que la sociedad que habia producido el Médico de su honra, el Alcalde de Zalamea y No siempre lo que es peor es cierto de Calderon, las Flores de don Juan y la Esclava de su Galan de Lope de Vcga, García del Castañar de Rojas y Ganar amigos de Alaren los dias de Cárlos II una sociedad frívola y mczquina, que babia trocado todos los sentimientos de pundonor con, era de nobleza por la miseria y por el càlculo. Se descubre este cambio en los siguientes diálogos, D. Gaspar. Con dos Quien hay que pueda pasar? Y Juana hace las graciosas.... Doña Clara. Que eso de que amor engaña No siendo amor otra cosa ¿Y qué importa que se nombre Si es confirmar el deseo Y luego mudarle el nombre? ¿Es esto de creer Que está alli mi conveniencia ? ¿No tira la voluntad Geómetra superior Todas las líneas de amor Al punto comodidad ? Yo no sé si á mí me tiene D. Gaspar, es que he hallado Doña Juana. Eso señora ¿quién puede Doña Clara. Ya no hay quien no quiera asi, Y en lo mas cierto se dá Y todos lo afectan ya: Gastar la respiracion Falte el suspirar perplejo, D. Gaspar. Acreditar sin pena una pasion (Se concluirá.) LEJISLAGION. JUICIO CRITICO DE BOS ESTUDIOS DE DERECHO PENAL por R. Jeaquin Francisco Pacheco. (1) Entre las diversas partes de la legislacion, ninguna hay mas importante para la sociedad, ni mas digna de ser estudiada para el filósofo, que la relativa al derecho criminal; siguiendo atentamente lo que ahora se llama en lenguaje bastante francés el «desarrollo historico del derecho», se observa que la lejislacion criminal nace con la sociedad, y sigue indefinidamente todas las fases, y movilidad de la misma; bien desemejante en esto de la lejislacion civil, que ocupándose principalmente en lo respectivo à la organizacion de la familia, la adquisicion y transmision de la propiedad y á los contratos, es de su naturaleza mas estable y perpetua, siendo sus variaciones menos frecuentes y tambien menos trascendentales. Un escritor ilustre de nuestros (1) Dos tomos en cuarto. |